Nosotros dos

Disclamer: Los personajes son de Rumiko san, y la historia es sólo porque me fascinan jaja.

Acotaciones:

" " pensamientos

&&&&& cambio de escena.

Dedicación:

Hello! A cómo amaneciste hoy? Ojalá que muy bien... no creas que te estoy haciendo la barba para pedirte ropa prestada... osea nooo, me tapo un ojo, me tapo el otro y NADA QUE VER! jajaja

Inuyasha bajó de nuevo colmando de besos el cuello y el vientre de Kagome hasta que llegó a su pantalón y lo desabrochó, la recorrió con las manos marcando su figura encima del brasier que parecía quemarle a la chica, sus piró al sentirlo así y alzó un poco su espalda dando espacio para que lo desabrochara y así lo hizo. La chica lo miró y desabrocho su camisa viendo fijamente los ojos miel que la perdían en un mundo sin restricciones, le retiró por completo la prenda y lo obligó a sentarse quedando ella encima. Se besaron con la misma pasión de momentos antes, la caricia se prolongó indefinidamente hasta que por la mente de la chica se pasó la conversación de la mañana

FLASHBACK

- ¿Lo has viso con alguien? –Kagome sintió la adrenalina recorrerla, pues si bien no tenía razón, se sentía culpable, como si hubiese traicionado a su hermana.

- No –respondió al fin.

- Kagome, necesito que siempre me digas la verdad, sé que cuando él encuentre a otra persona va a… ser difícil, pero necesito saber la verdad. ¿Me lo prometes?

- Sí, te lo prometo.

- Gracias, Kagome.

FIN DEL FLASHBACK.

Entonces se separó de él y se puso de pie para vestirse totalmente, él la miró desde el sillón algo desilusionado y temeroso de haberla lastimado u ofendido.

- Las cosas no pueden ser así… Inuyasha… -le hablaba de espaldas reteniendo las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, aunque no pudo hacerlo por mucho tiempo.

- Kagome… yo… perdóname, no quiero hacerte daño.

- No me haces daño a mi, ni a nadie –se giró para verlo de frente- Es mi problema, porque Kikyo es mi hermana y esta mañana le prometí que le diría si estabas con alguien y ahora esa persona soy yo, no puedo lastimarla así.

- ¿Lastimarla?

- Sí Inuyasha, lastimarla porque todavía te ama, todavía siente lo mismo por ti… ustedes terminaron por un engaño, por un malentendido y el orgullo de mi hermana.- el chico permaneció en silencio y con la mirada perdida. - Ves… ustedes aún sienten algo… -dijo con dolor al ver la reacción del otro. – el aludido guardó silencio por unos instantes y luego respondió.

- ¿Y lo que siento por ti? –Kagome se paralizó al escuchar eso, entonces sí sentía algo por ella y no era sólo una distracción momentánea...

- Inuyasha, tengo que decírselo antes de que pase algo. –se sentó a su lado lo tomó de las manos.- Ya que lo haga, veremos… por favor, -Kagome iba a continuar hablando pero fue interrumpida por un dedo de Inuyasha que selló sus labios con ternura

- Hazlo… cuando lo creas prudente –habló pausado y cerró los ojos para besarla en la frente.- Vamos, te guío a tu casa… ¿Vendrás conmigo mañana?

- Una promesa es una promesa –sonrió- Como acordamos.

&&&&&

Era medio día del domingo y la, como siempre tensa, reunión familiar se llevaba a cabo con los padres de Inuyasha, él mismo, Kagome y sesshomaru presentes. Ninguno de los dos hijos entendía por qué su padre se empeñaba en hacerlos estar juntos si nunca se habían llevado bien. En un momento las dos mujeres se quedaron solas e irremediablemente el tema de Kikyo salió a flote.

- ¿Cómo está tu hermana?

- Muy bien señora, gracias, está tranquila descubriendo cosas que al parecer le han gustado mucho.

- No piensa volver pronto, cierto.

- No… no creo.

- Me da gusto que mi hijo y tú se lleven tan bien –cambió radicalmente de tema poniéndola aún más nerviosa.

- Sí… somos buenos amigos.

- Claro, amigos. –sonrió para volver al lado de su esposo.

Mientras las dos mujeres estuvieron a solas se produjo un nuevo pleito entre hermanos que terminó con la partida del mayor.

- Me alegra que te hayas consolado tan pronto, Inuyasha –atacó primero Sesshomaru.

- No te metas en lo que no te importa, mejor preocúpate por no engañar a niñas. –el padre de ambos miró con severidad al aludido.

- Ella no es una niña y es mi novia.

- Claro, por eso la vi llorar el otro día y no vino hoy contigo.

- Está ocupada. –dijo refiriéndose a que se encontraba en el trabajo- Será mejor que me vaya, por tu propio bien. –y salió de ahí sin despedirse de nadie.

La reunió transcurrió sin más incidentes graves aunque Kagome estuvo bastante incómoda luego del incidente con la madre de Inuyasha.

&&&&&

Era lunes por la mañana, la segunda hora de clases, y Sesshomaru esperó verla entrar un poco antes como siempre, sin embargo no sucedió, pasaron los primeros minutos y tampoco apareció, terminada la clase tomó el celular y llamó al de la chica ausente. Mientras timbraba se preguntó mil cosas diferentes, dónde estaba, si estaría bien, tal vez lo necesitaba en ese momento. Justo antes de que se rindiera por la desesperación y colgara escuchó la agitada voz que tanto esperaba.

- Si…

- ¿Te encuentras bien?

- Sesshomaru… -sonrió y su tono se tornó más alegre- Sí, es solo que debía algunos turnos en el restaurant y quise reponerlos ahora que no tenía muchos pendientes en la escuela.

- No deberías faltar a la escuela…

- no tengo opción –le dijo divertida – Ven a recogerme, sabes a qué horas salgo.

- Puedo ir antes.

- Pero no puedo salir antes, adiós, te amo.

- Y yo a ti.

Terminaron de hablar y Sesshomaru pasó todo el día pensando en aquel asunto, no sólo en los problemas que podría tener si empezaba a faltar, sino también en que quizás esa era la causa de su enfermedad, se estaba esforzando demasiado.

&&&&&

Sintiendo un gran peso sobre su espalda y un hueco en el estómago tomó sus cosas del casillero y salió con su perenne sonrisa a esperarlo, él ya estaba ahí pues había algo importante que hacer para aprovechar la noche en que ella terminaba más temprano. Se abrazó a su cuello y le dio un apasionado beso que se cortaron sólo cuando les hizo falta aire.

- Gracias por venir –le dijo todavía muy cerca de sus labios.

- Necesitaba verte, necesito estar contigo –se besaron de nuevo- Y necesitas prometerme algo.

- ¿Prometerte algo? Claro –rió- Lo que quieras.

- Ahora mismo eres mía, tu tiempo y tu ser son míos por una noche. –la besó de nuevo saboreándola más que antes. Lin rió.

- No te acostumbres a que caiga en tus trampas –lo besó otra vez y luego fueron al departamento de Sesshomaru.

Llegaron a su destino y él la guió de la mano hasta la recámara donde encontró tendido sobre la cama un vestido de noche, era de color naranja claro con delgados tirantes y bastante ajustado hasta la cadera a partir de donde caía en varias capas del mismo color pero de telas más delgadas terminando en circunferencias de listón blanco, también había una mañanita tejida (N/A: también les dicen chal o poncho) y unos zapatos igual blancos.

- ¿A qué se debe? –preguntó mientras acariciaba el vestido con las yemas de los dedos.

- Necesito que vengas conmigo ahora.

- ¿Ahora? Es media noche.

- Si estás muy cansada podemos quedarnos .le dijo abrazándola por la espalda y besando su oído. Ella sintió como se le erizaba la piel y se separó riendo antes de que pasara algo más.

- Dame un minuto para estar lista.

Salió resignado para alistarse también. A los pocos minutos ambos estaban en la sala mirándose desde lejos, acariciando sus almas a distancia, él terminó por aproximarse y tomarla del brazo para salir a donde iban, tuvo que esforzarse mucho para no besarla y pasar a solas el resto de la noche.

Entraron en un salón con mucha gente que conversaba entre la suave música en vivo, pronto Lin se vio rodeado por un grupo de gente que conversaba entre la suave música en vivo, pronto Lin se vio rodeado por un grupo de gente conocida de él que los saludaba y se presentaba, sus manos empezaron a temblar un poco sin embargo consiguió calmarse pronto dada su experiencia en el trato con personas.

- ¿Qué se festeja? –preguntó una vez estando solos.

- Nada, es sólo una reunión más de mi padre, lamento haberte traído a este círculo, pero debía venir y no quise hacerlo solo. –Sesshomaru se refería al círculo de hipocresía en el que estaban ahí, sin embargo la inocencia de ella no le permitió darse cuenta de ello.

- Es un gran sacrificio. – rió y luego lo abrazó y besó en los labios.

Estaban juntos sin que el mundo importara cuando un mesero interrumpió ofreciéndoles vino, con algo de mala gana Sesshomaru tomó dos copas y le dio una a Lin. Pasaron luego un rato caminando y platicando con otros invitados, después salieron a una gran terraza donde podrían estar solos. Ella se recargó en el barandal y luego regresó hasta él y lo jaló casi corriendo de las manos para que también viera lo que había más allá de donde se encontraban.

Llegaron a su destino y la chica sonreía ampliamente, sin embargo esa expresión se opacó cuando sintió cierto mareo y una gran debilidad que la hubieran hecho caer de no ser por Sesshomaru que la sostuvo y la llevó hasta una silla agachándose para quedar a su altura.

- ¿Te encuentras bien?

- Sí, ya estoy bien –sonrió todavía débil, él notó por primera vez las ojeras que se instalaban debajo de sus ojos.

- ¿A qué horas entras mañana a la escuela?

- A las nueve –le contestó extrañada.

- Matemáticas de nueve a once.

- Sí –sonrió de nuevo.

Se miraron fijamente a los ojos haciendo volver todas esas sensaciones que tanto trataban de reprimir, aquel lugar no era el adecuado. Sesshomaru se puso de pie y la tomó de las manos para que lo hiciera también, la rodeó por la cintura para acercarla a su cuerpo y antes de que pudiesen pensar algo más sus labios ya jugueteaban en un profundo beso casi fuera de control. Las manos de él abandonaron su cintura y recorrieron su espalda por encima del entallado vestido una y otra vez mientras Lin acariciaba su marcado abdomen por encima de la camisa del smoking. En un instante encontró el sierre del vestido y empezó a bajarlo, ahí en la terraza de la fiesta donde cualquiera podría verlos, ella se separó con expresión juguetona y con bastante trabajo para acomodarse el vestido.

- Qué haces…

- Creo que es mejor que nos vayamos.

Se puso detrás de ella para arreglar lo que él mismo desarregló y lo hizo rozando la piel de la chica para provocarla más.

Dadas las altas horas de la madrugada no les fue difícil safarse de la fiesta del padre extrañamente ausente y así poder regresar al departamento. El camino fue una extraña y agridulce tensión en la que ninguno dijo nada, las palabras sobraban ya que ambos sólo deseaban una cosa.

Ingresaron en el elevador y cada uno se recargó en una esquina sólo mirándose, saboreando la espera antes de lo que sucedería. Antes de llegar al piso más alto, su destino, Lin se acercó a él con calma y naturalidad para así besarlo por sorpresa, aunque al instante fue bien correspondida.

Empezó a sacar la camisa del pantalón de Sesshomaru antes de que el ascensor se abriera, si por casualidad alguien estaba ahí ya no importaba, él buscó de nuevo el sierre que antes no pudo bajar y ahora lo hizo introduciendo sus manos para tocar la suave piel de la chica. Un timbre sonó y las puertas se abrieron haciéndolos dar pequeños y lentos pasos hasta afuera de él donde la pared pareció atraerlos hacia sí. Lin terminó de desabotonar la camisa del otro y consiguió hablar entre besos y sus respiraciones agitadas.

- Ya… vamos adentro…

Llegaron hasta la puerta que se abrió fácilmente dejándolos entrar para terminar con su delirio.

De inmediato el saco y la camisa de Sesshomaru cayeron al suelo dejando al descubierto el fornido pecho del hombre que ella besó con desesperación probando cada centímetro de él. Sus cortos pasos los llevaron hasta el comedor pero a ninguno de los dos le importó.

Él la cargó sentándola sobre la mesa y bajando de sus hombros el vestido para mostrar la figura desnuda de Lin, con las mismas ansias que hasta el momento, recorrió con sus manos y labios cada forma, cada centímetro de ella mientras su pantalón fue desabrochado y salió sobrando, junto con la su ropa interior. El vestido fue algo difícil de retirar, sin embargo dada la urgencia del asunto no les tomó mucho tiempo.

Estaban los dos por fin como tanto deseaban, listos para entregarse mutuamente, levantó a Lin unos centímetros con suma delicadeza y así entró en ella provocando aún más los suspiros y los besos desesperados que le daba hasta mordiendo sus labios. Poco a poco su velocidad fue aumentando hasta llegar su ritmo máximo donde todas las ansias y la necesidad de estar juntos se descargaron en un mar de emociones y sensaciones a flor de piel, entregándose todo el uno al otro con ansias e impaciencia.

Ella cayó exhausta en sus brazos, con el ritmo cardiaco y la respiración todavía alterados pero con la paz y la seguridad que él le brindaba. La tomó en brazos y la llevó hasta recostarla en la cama y cubrirla sólo con una sábana, él hizo lo mismo y luego la abrazo notándola profundamente dormida. Se acercó más y susurró algo inaudible para luego dormir él también.

- Te amo… más que a nada, sólo a ti.

&&&&&

Despertó a la mañana siguiente sólo con la suave presión de unos brazos conocidos rodeándola y el roce de los labios de Sesshomaru con los suyos.

- Buenos… días.

- ¿Dormiste bien? –le preguntó a la todavía adormilada.

- Más que eso… ¿Qué horas son?

- Ocho treinta.

- La escuela… tengo que ir a mi casa –intentó liberarse del abrazo preocupada por la hora, sin embargo él la aprisionó más fuerte.

- No, tu profesor de matemáticas no irá hoy, puedes llegar a las once.-susurró besándole el oído derecho.

- Eres incorregible, siempre debes obtener lo que quieres- sonrió.

- Hay una condición, debes darme tu mañana, de nuevo tu tiempo es mío. –ella rió alegre y selló la promesa con un beso.

Unos minutos más tarde tomaron un baño juntos, y fueron algo de prisa a desayunar, donde de nuevo Sesshomaru tuvo que darle algo de comer a Lin. Iban en el auto camino a su verdadero destino y las cosas eran calmadas y hasta felices, ambos se sentían plenos en compañía del otro, estando así nada más les faltaba. Un rato después llegaron hasta un edificio de tres pisos, no demasiado grande, donde en la parte exterior figuraban los nombres de varios doctores, ella pudo reconocer uno familiar.

- Ya llegamos.

- No dijiste que vendríamos aquí –dijo con notoria tensión en la voz.

- Dijiste que tu mañana era mía, así que lo es. –bajó del auto y fue hasta el otro lado para abrirle la puerta y ayudarla a hacer lo mismo.

Entraron en el consultorio luego de una muy breve y tensa espera, el médico observó por última vez los resultados de los análisis y se dispuso a hablar empezando por varias preguntas en las que la chica se dio cuenta de muchas cosas de las que no tenía idea.

Durante el tiempo que tenía en la universidad había empeorado su ya de por si poca alimentación, nunca fue alguien que comiera mucho, pero ahora se limitaba a un raquítico alimento al día, luego de reflexionar se dio cuenta de que al principio fue falta de tiempo y luego costumbre. Otra cosa que notó fueron las pocas horas de sueño, tampoco era una persona de dormir mucho pero hacía un par de meses, por lo menos, que su sueño era cuando mucho de cuatro horas. Sumándole a eso el hecho de que sus días eran increíblemente activos, el médico llegó a la conclusión de que esas eran las causas de la anemia severa que padecía.

- Me extraña que no te hayas desmayado ya, a algunas personas inclusive hay que internarlas por menos de lo que tú padeces. –hizo una pausa en la que la chica se dio cuenta de que ahora era Sesshomaru quien sostenía su mano con fuerza- Es necesario que de inmediato cambies tus hábitos y tomes estos comprimidos –extendió una receta- Eso es todo… bueno… va a sonar extraño, pero procura no correr o subir escaleras… ni andar sola, podrías, como ya te dije, perder el conocimiento.

El Dr. Moushin sabía que lo mejor era internarla en ese momento, sin embargo, también sabía que la misma mujer jamás lo permitiría, así que mientras salían del consultorio le hizo un gesto con la mirada al chico para que lo llamase más tarde.

&&&&&

Sin decir nada más llegaron a la escuela, aunque ella se bajó antes y tomó un taxi para que nadie sospechara. El camino fue hecho en un tenso silencio.

&&&&&

Las clases terminaban y una chica de cabellos negros encontró a su mejor amiga para decirle algo importante.

- ¿Podemos hablar hoy?

- Claro, Kagome me estás preocupando ¿Qué te pasa?

- Nada importante –"Inuyasha me pasa"- ¿Puedes venir a mi casa ahora?

- Sí, vamos.

Así las dos partieron al departamento de Kagome quien en el transcurso de la tarde confesó a su amiga todo lo de Inuyasha desde el día en que le dio las llaves de su departamento hasta el domingo anterior, la última vez que habló con él.

- Creo que se está alejando…

- Es natural, creo que teme estar contigo y que tú no quieras.

- ¿Y cómo se lo digo a Kikyo?

- Kagome –la tomó de ambas manos y la hizo mirarla a los ojos- Tu hermana es una mujer adulta que sabe lo que hace y si ella despreció a Inuyasha por no querer escucharlo, no es tu problema. Ella tiene la obligación de entenderte, no puede juzgarte o enojarse porque sientas algo que no controlas.

- Entonces crees que debo decírselo.

- Definitivamente, por ti y por Inuyasha, porque él merece otra oportunidad de querer a alguien.

- Está bien… no tengo el número de donde está, pero cuando llame se lo diré…

CoNTiNuaRá...

Hello! Primero como siempre, ya saben un millón de gracias por todos sus reviews que tan feliz me hacen! Y tmb por leer la historia! Ahora... disculpen la tardanza, culpa de mi desorden... jaja creo que ya me han de querermatar... así que mejor no les digo que el próximo capi a lo mejor se llama "El regreso de Kikyo" jaja... ok nadie leyó eso.

Ojalá que el lemon haya quedado bien... quise hacerlo como... mmmm... con algo de tensión, como que tenían prisa jaja...

Byes! Muchas gracias por cualquier comentario que me hagan! Ya saben se aceptan todo tipo de reviews!