Hola de nuevo, ya estoy aquí con el siguiente capitulo, por fin la verdad a aparecido. Quiero agradecer a MayeEvans, muchas gracias por tu comentario. Y a Malu Snape Rickman, gracias por entretenerte leyendo mi fic. Besotes y disfruten el siguiente capítulo. .

CAPITULO XI

Abismos.

Después de recibir la carta de Dumbledore, el ministro de magia mando una comisión de inmediato a Azkaban, varios aurores llegaron tan rápido como les fue posible, Dumbledore los esperaba en la puerta. Con rapidez llegaron a la celda de la chica, su cuerpo estaba cerca de la puerta, estaba con la mirada perdida, los aurores no sabían que hacer

—Hay que llevarla de inmediato a San Mungos— dijo el director de Hogwarts firmemente

En poco tiempo la chica fue llevada al hospital, varios medimagos se dispusieron a atenderla, durante bastante tiempo no hubo noticias. El ministro de magia llegaba en el momento que un medimago salía para hablar con ellos

—¿Cómo esta?— pregunto el ministro

—Por un momento imaginamos que los dementores le habían dado el beso, pero por fortuna no es así, sin embargo su psique quedo muy dañada por el tiempo que estuvo ahí, nosotros no podemos hacer nada más que esperar—

—Puedo llevarla a Hogwarts— dijo Albus

—Tendríamos que pedir permiso de sus familiares—

—Lamentablemente, no tiene mas familia, yo me haré cargo de su cuidado desde ahora—

El medimago vio sus notas —Entonces no hay ningún problema, tal vez estando en un lugar familia se recupere más pronto, haré todos los preparativos—

El galeno se fue. El ministro se acercó al director

—No creo que sea una buena idea Albus, sería mejor que la dejaras aquí, estará bien cuidada—

—En este momento, creo que es mejor que este en la escuela, tal vez encuentre algo ahí que la pueda traer de vuelta a la realidad, si me disculpas, tengo cosas que preparar—

Dumbledore se alejó sin decir nada más.

En la enfermería del colegio todo estaba listo cuando llegaron, habían preparado una habitación especialmente para que la chica no fuera molestada, Pomfrey pondría todo su conocimiento además del profesor de pociones, todos trabajarían para intentar sanar el corazón destrozado de la jovencita. Todos en la escuela se enteraron de la situación, James y Lily fueron los primeros en verla, parecía un cuerpo sin vida, pálida y con la mirada fija. Sirius apareció poco después intentó entrar pero Pomfrey le impidió el paso

—Lo siento señor Black, no puede pasar a ver a sus amigos, es tarde—

—No vengo a verlos a ellos, quiero ver a Circe—

—Lo siento, pero ella está muy delicada, necesita descansar—

—No lo entiende, debo verla, ella es mi novia, pór favor—

—Lo siento— dijo la enfermera, pero el director sallia de ver a la chica

—Dejalo pasar Poppy, puede que ayude a la recuperación de Circe, sólo un momento Sr. Black—

Sirius entró corriendo a la habitación, por primera vez había admitido que ella era su novia y no le importaba, sólo quería verla, pero no estaba preparado para lo que sus ojos le mostraron. Aún estaba en su memoria el rostro hermoso de Circe, ahora sólo veía lo que parecía un fantasma, una palidez como de muerte. Se acercó con lentitud y la tomó de la mano, pudo darse cuenta que estaba muy fría, Lily y James lo veían desde la puerta. Con voz temblorosa habló

—Circe, estoy aquí a tu lado, no te dejaré, por favor perdóname—

el silencio era insoportable para él

—Por favor contéstame—

—Me temo, que no puede hacerlo— dijo el director que se había reunido con ellos —su espíritu está roto, al igual que su corazón y el deseo de vivir, Azkaban fue demasiado para alguien como ella—

—Fue mi culpa profesor, si yo no...—

—El destino a veces nos juega malas pasada, pero debemos reponernos, haremos lo posible aquí, pero toda la ayuda será necesaria para traerla de vuelta, ella es fuerte, aún hay esperanzas—

La señora Pomfrey entró

—Es mejor que todos vayan a descansar—

—No quiero separarme de su lado— contestó Sirius

—Por el momento no hay nada que hacer, es mejor que descanse—

Todos salieron de la habitación dejando a la señora Pomfrey sola con Circe. Pasaron las horas, cuando todo estuvo en silencio una sombra entró en la enfermería, silenciosamente se acercó a la cama de la chica y con suavidad quitó el mechón de cabello que le caía sobre la frente, aún en ese momento sus ojos permanecían abiertos fijos en la oscuridad, no existía el brillo que en otro tiempo podía iluminar el día de cualquiera, Sólo eran en ese momento dos grandes abismos sin vida.

Silenciosamente el intruso la tomó de la mano, con suavidad la beso en los labios

—Te prometo que te ayudaré a regresar, no dejaré que te quedes así, utilizaré todo lo que sé y más para ayudarte—

la beso de nuevo, soñando para si, que tal vez, si ella regresaba, su vida cambiaría, que tendría un propósito, que la ambición y el poder no son lo único, soñando que en algún momento esos labios ahora fríos e inertes responderían cálidos a sus caricias.

—Te lo prometo— dijo nuevamente en un susurro, con la misma agilidad salió de la habitación , un rayo de luna brillo sobre el emblema de slytherin mientras salía de la enfermería.

El siguiente día fue de arduo trabajo para la enfermera y el profesor de pociones, habían llegado al acuerdo que utilizarían todo lo que estuviera a su alcance para ayudar a Circe. Pero, los días pasaron y las semanas, y la chica no mostraba mejora alguna. James y Lily fueron dados de alta y regresaron a sus actividades, aunque junto con Sirius y Lupin regresaban todas las tardes para ver si había alguna buena noticia sobre el estado de Circe.

El fin de cursos llegó, y la graduación, fue fiesta y alegría para muchos, sin embargo para algunos había un amargo sentimiento. Sirius fue a la enfermería, no quería decirlo, pero él ya había perdido la esperanza de que Circe se recuperara, no la abandonaría, pero muy dentro de él quería olvidarla, para siempre y seguir con su vida. Sirius se acercó, la vio más pálida que nunca, se inclinó sobre ella y le dio un beso en la mejilla

—Lo siento, de verdad lo siento, yo no se como hacer esto, prometo venir a verte cuando pueda, no te abandonaré, cuidaré de ti todo lo que pueda, pero... no puedo quedarme más, perdóname de nuevo—

Una lagrima cayo sobre el rostro de la chica, sus ojos vacíos parecían una acusación para el joven gryffindor, o por lo menos eso le parecía al muchacho. Sin más salió de ahí tan rápido como pudo. Una figura oculta entre las cortinas lo vio alejarse, cuando estuvo seguro que se había ido Black, salió de su escondite y con su pañuelo seco la lagrima que había caído en el rostro de Circe. La tez cetrina del muchacho reflejaba el gran odio que sentía por Sirius Black, ahora más que nunca, no podía creer que el desgraciado la abandonara así. Algún día lo haría pagar por todo el daño que le había hecho. Con cuidado sacó una botella color ámbar y con suavidad vertió el contenido en la boca de la chica, espero unos minutos pero nada paso, se inclinó y la beso

—No te preocupes, seguiré intentando hasta que pueda llegar a ti—

en silencio salió de la enfermería furtivamente como lo había estado haciendo los últimos días, siempre asegurándose que nadie lo viera. Sin embargo, Dumbledore lo había visto salir,

—tal vez— pensó el director —él pueda hacer lo que nosotros no—