Capitulo 8: no te dejaré

Hermione se encontraba cada vez más débil. En aquel lugar húmedo, alejado de todo lo que ella conocía, entre las sombras que cubrían la cámara, la castaña se pasaba las horas llorando. No comía, no hablaba, apenas conseguía que sus párpados se cerrasen para dejarla descansar. Su cuerpo le decía "duerme, lo necesitas. Acuéstate en el colchón y olvídate de todo por unas horas", pero a la vez su mente la prevenía "no, no te rindas ahora. Piensa Hermione Granger, piensa como puedes salir de aquí. Aún no está todo perdido". Pero si lo estaba. Es cierto que Blaise se ausentaba con frecuencia pero como había decidido no comer nada, pues no se fiaba de aquel muchacho (evidentemente…¬¬), las fuerzas no asomaban ya en ninguna parte de su ser…

Ya habían pasado dos días, dentro de unos cuantos más todo se acabaría. El colegio quedaría vacío al igual que vacía se quedaba su esperanza por ser encontrada.

En ese tiempo había estado pensando. Pensaba en Draco, en ella misma. Pensaba en todo lo que necesitaba al rubio en esos momentos, que la besara, que le diera su apoyo, que la rodeara con sus largos brazos y que con sus grandes y cálidas manos la acariciara, que le apartara el cabello de la cara y que susurrándole al oído como siempre le dijera que no pasaba nada, que él estaba allí con ella. Que se olvidara de todo porque él siempre la protegería… pero no era así. Draco no se encontraba allí y tampoco sabía como salir de aquel frío y sombrío lugar. Por primera vez la Gryffindor tuvo miedo, la valiente y decidida Hermione tuvo miedo a morir, miedo a quedarse allí para siempre, miedo a la soledad o lo que para ella era peor, a la compañía forzada de aquel bastardo. Pero sobre todas las cosas lo que más temía era saber que jamás volvería a ver a Draco Malfoy, el chico con el que había experimentado el placer de amar y ser amada por primera vez.

De repente Hermione oyó un ruído. Por un momento pensó, soñó, que tal vez alguien venía a sacarla de aquel infierno, a rescatarla de aquella pesadilla interminable, pero no. En seguida sus ilusiones se desvanecieron en la nada al ver entrar a Blaise en la cámara. El chico se le acercaba con paso decidido. La sonrisa se dibujó en los labios de él y cuando llegó junto a Hermione la cogió del cabello y le tiró de el hacia atrás, pues ella no quería mirar a la cara a aquel ser que la había humillado y la había sometido a su voluntad haciéndola hacer cosas que la muchacha preferiría no recordar por el resto de sus días.

Cada vez más enfadado, con su brillo malvado en los ojos, el Slytherin le dijo a la castaña:

- si no eres mía, no serás de nadie, así que tú verás, o me aceptas o…

Blaise estaba a punto de besarla. Sus labios casi rozan los de ella pero la chica, incapaz de permitir que aquella sabandija irrumpiera de nuevo en su cuerpo sin su consentimiento (que desde luego jamás iba a tener) y le quitara de nuevo una caricia tan especial entre dos personas, le escupió a la cara y acto seguido le dijo:

- ¡¡¡antes prefiero morirme que estar contigo ni un solo segundo más!

Entonces Blaise, dejando a Hermione y solándole sus cabellos, se limpió, con un pañuelo blanco que sacó de su túnica, aquel escupitajo. Luego se dio la vuelta, no sin antes decirle a Hermione:

- como quieras- y se marchó de allí tan rápido como había llegado.

Al cabo de unas horas Blaise todavía no había vuelto. Hermione intentó concentrarse en un auto-hechizo para el cual no hacía falta barita aunque si lo utilizaba, además de no estar segura de que funcionase, corría el riesgo de quedar inconsciente y ya que sus fuerzas no estaban en muy buen estado, la muchacha podía incluso perder la vida.

Pese a ello decidió intentarlo, ¿qué más daba ya? Mejor la muerte a estar en aquella situación por mucho más tiempo. Así que, con el valor que caracterizaba a lo de su casa, la chica decidió llevar a cabo el auto-hechizo. Este consistía en que durante unos minutos todo lo que veía ella lo vería también en su mente la persona elegida por Hermione.

Blaise entró de nuevo y en uno de los momentos en los que estaba distraído Hermione lanzó el autohechizo:

"observa lo que yo veo en este momento, las imágenes son veloces como el viento".

Draco estaba en su sala común, tirado en uno de lso oscuros sofás de las mazmorras cuando de repente en su mente comenzaron a sucederse una serie de imágenes. Era como un video, una cinta que tenía por protagonista a su amigo Blaise. El rubio no comprendió nada. Aquello no tenía ningún sentido pero entonces, en un espejo que se hallaba en aquel lugar oscuro, Draco vio reflejada en el espejo a Hermione…

No entendía. Las imágenes dejaron de aparecer en se mente pero quedó en él el recuerdo de la muchacha. Su aspecto era espantoso. Draco había notado el sufrimiento y el agotamiento que sentía ella. Estaba sufriendo.

Después de pensarlo durante un rato largo Draco fue encajando todas las piezas. Sabía que Hermione estaba muy enfadada con él por lo del baile, pero aún así la conocía demasiado bien como para estar seguro de que, con lo directa que siempre era la chica, le hubiese enviado a él personalmente la lechuza con el mensaje de que no estaría en las últimas semanas en el castillo por su culpa en vez de hacérselo saber por Weasley. No, no tenía sentido alguno. Esa actuación no era propia de ella. Tampoco tenía sentido que Blaise se pasara los días que quedaban alejado de todos. Draco siempre lo había considerado rarito pero no le gustaba estar solo. Siempre necesitaba a su lado, ya fuera para humillarlo o para pasar el rato entre amigos. Casi siempre lo primero clara está.

Aunque no estaba seguro de nada, Draco Malfoy decidió que la próxima vez que viera a su amigo lo seguiría y así comprendería lo que significaban aquellas absurdas imágenes. Tenía que llegar al fondo de todo aquello porque no podía aceptar que Hermione lo despreciara pero sobre todo porque no soportaba la idea de que la castaña sufriera más.

Estaban en el comedor. Blaise llegaba tarde y Draco ya se estaba impacientando. No le gustaba esperar. Cunado lo vio entrar al fin en el gran comedor lo notó algo malhumorado y esperó a tenerlo en frente para preguntarle:

- hombre Blaise! Últimamente no se te ve nada por aquí eh? Donde te metes?

- me quieres dejar en paz! A ti que te importa lo que yo haga o deje de hacer! No tengo un buen día así que mejor deja tus sarcasmos para otro momento quieres?

- vale, vale tranquilo eh? Solo era una pregunta!

pues métete en tus asuntos!

"estos creo que son mis asuntos, aunque espero equivocarme por tu bien Blaise…"- pensaba Draco-

La cena siguió su curso. Al acabar Blaise se levantó. En realidad se fue rápido como un rayo, con paso acelerado. Sin llamar demasiado la atención Draco se levantó para seguir a Blaise pero tuvo la mala suerte de chocarse con Pansy…:

- hola Draki. Jo ya no me haces ningún caso. Hermione ya te abandonó, ¿Por qué no vuelves conmigo eh? Podíamos divertirnos como antes – la chica de Slytherin se le había acercado a los labios tirándole de la corbata, pero no llegó a besarlo aunque el rubio la sentía más cerca de lo que hubiese querido. Enseguida Draco reaccionó tan mal como cabía esperar-

- en primer lugar Pansy- le dijo a la chica apartándola de él bruscamente- que corra el aire entre nosotros porque aunque no estuviera con Hermione, que si lo estoy, quiero que te quede claro que jamás volvería contigo. Y en segundo lugar tengo mucha prisa y no puedo perder el tiempo contigo así que, APARTATE Y DEJAME PASAR.

Cabreado y furioso Draco siguió su camino dejando atrás a una Pansy mimada y con la cara roja de la vergüenza que le había hecho pasar el chico duro de Hogwarts quien por un momento creyó haber perdido de vista a Blaise.

Draco salió corriendo del castillo. Le había parecido ver a Blaise por uno de los patios interiores. Se dirigía hacia la parte trasera del colegio…- "¿qué pretenderá?"- pensaba Darco. Era de noche. El frío comenzó a notarse en el ambiente. Draco se escondía en la oscuridad. Esa penumbra le ayudaba a no ser descubierto, a pasar desapercibido entre la piedra y las columnas. Hubo un momento en el que pensó que sería descubierto pues algo hizo que Blaise se girara confuso pero finalmente, gracias a su negra capa que lo cubrió por completo sumiéndolo en las sombras, Draco escapó de aquella mirada penetrante que caracterizaba a su compañero de casa.

Una vez alejado lo suficiente del castillo Blaise, después de mirar hacia ambos lados y convencido de que nadie lo seguía pronunció unas palabras que desgraciadamente Draco no llegó a oir pero con las que Blaise abrió una especie de puerta entre unos matorrales.

Cuando Blaise hubo desaparecido Draco se acercó al lugar en el que exactamente segundos antes había estado el otro muchacho "jamás conseguiré averiguar la contraseña"-se decía Draco- " vamos piensa, piensa… ¿tú qué dirías?"

Después de darse casi por vencido, tras haber probado una infinidad de posibilidades, Draco se dio cuenta de que había algo con lo que no había intentado nada…

- Harry Potter es un imbécil….-nada-

- Ron Weasley es una comadreja….-nada-

Draco suspiró amargamente, ya llevaba allí media hora. No se le ocurría nada más… pero ¿y si lo que fallaba era el nombre? entonces probó…

-Draco Malfoy es… una serpiente…- y la entrada se abrió-. Feliz por lo que había logrado, el rubio comenzó a avanzar. Se encontraba en el interior de una especie de pasadizo. Estaba totalmente oscuro, frío y lleno de irregularidades en la dura roca que tenía por paredes. Era además un lugar tosco y estrecho. Sin embargo, a medida que avanzaba por él este iba tomando un aspecto algo más aceptable (no mucho tampoco).

Draco caminaba hacia delante con cautela. Varias veces estuvo a punto de caerse pero no llegó a tocar el suelo en ninguna de las desafortunadas ocasiones.

Al llegar al final del pasadizo a Draco se le encogió el alma al ver a Hermione. La chica estaba tirada sobre una especie de mugriento colchón colocado sobre el suelo de una inmensa cueva. Al ver que Blaise le daba una bofetada a Hermione y que esta estaba semi-inconsciente, el rubio salió de sopetón de su escondite para lanzarse veloz y ágilmente contra su enemigo.

- ¡Hijo de puta! ¡No te atrevas a tocarla ¿me oyes!- gritaba Draco desesperado mientras corría hacia Blaise y dejaba caer sobre su cara un puñetazo en toda regla.

- ¡¿qué haces tú aquí!- se quejó Blaise llevándose una mano a la nariz que ahora estaba ensangrentada- ¡¿cómo has entrado!

Pero Draco estaba demasiado enfadado. Blaise había despertado en él un sentimiento de odio mayor que el que sentía por Harry Potter, o por los Weasley, incluso mayor que el que sentía por su propio padre. Debido a ese sentimiento infernal que fluía por sus venas, sin escuchar a Blaise, Draco siguió descargando sobre él toda su ira. Numerosos golpes caían sin piedad sobre su antes amigo mientras que este intentaba, sin obtener resultados a su favor, zafarse de ellos.

A pesar de que Blaise era más alto que Draco, el amor que este último sentía por Hermione y su instinto protector hicieron que Blaise cayera al suelo después de ser vencido por Malfoy. El moreno de Slytherin no se movió, no intentó levantarse, solo miraba a Darco en silencio mientras este se dirigía hacia la muchacha todo lo rápido que le permitía su cuerpo.

El rubio miró a Hermione. La Gryffindor estaba muy fría y tenía arañazos y mordiscos por toda la cara y el cuerpo. Draco cogió a Hermione en brazos y antes de marcharse le dejó bien claro a Blaise que no volviera a acercarse a ell porque ese día no utilizaría el método mugle para arreglar las cosas y, en cuentión de magia, Draco lo podía matar en cuestión de segundos…

Así, apoyando la cabeza de la muchacha sobre su hombro y apretándola bien contra su propio cuerpo, Draco volvió sobre sus pasos para desandar el camino que lo separaba del colegio. El rubio sudaba, estaba cansado, agotado por el esfuerzo, pero aún así le sobraban las fuerzas para sacar a la Gryffindor de aquel espantoso lugar, aún le sobraban fuerzas para dejar a su niña a salvo.

Mientras salía de allí Draco la observaba y en varias ocasiones las lágrimas emanaron de sus ojos grises y se deslizaron suavemente con un tono cristalino sobre su cara…-"lo siento"- pensaba el muchacho- "perdóname Herm"

Al llegar a la puerta del castillo era ya de madrugada y Draco la llevó lo más rápido que pudo hasta la enfermería…

- ¿qué ha pasado?- preguntó la señora Promfey asustada-

- es una larga historia...¿Puede curarla?¿se pondrá bien?- preguntó Draco impaciente…

- ¡pues claro que puedo curarla!¡solo está inconsciente! Pobrecilla…déjela en esa cama de ahí señorito Malfoy- le dijo señalándole a Draco una cama junto a la pared del fondo de la sala- bueno ya puedes irte, tu amiga estará bien, puedes volver por la mañana si…

- ¡no! Yo me quedo- y sin hacer caso de las protestas de la señora Promfey Draco cogió una silla y se sentó al lado de la castaña cogiéndole la mano y besándola en la frente.

De pronto Harry y Ron llegaron a la enfermería. Se habían enterado de lo ocurrido pero a pesar de entrar en la estancia gritando y maldiciendo, preocupados notablemente por el estado de su amiga, Draco ni los vio. Estaba sumido en sus pensamientos, como en trance. Ron le gritaba por detrás pero él no se inmutaba ante el enfado del pelirrojo. No le importaban sus insultos ni sus actuaciones. Lo único que le preocupaba en aquel momento era ella, y nadie iba a separarlo de su lado ni un solo instante.

Al cabo de un rato Ron cesó sus injurias gracias a Harry, quien le hizo entender con una mirada que Draco, por mucho que les pesase a ambos, querái a Hermione y que la quería de verdad. Dándose por vencido Ron Weasley giró sobre sus talones. Después de comprobar que la señora Promfey no se alejaría tampoco de la muchacha y mirando de reojo, mientras se alejaba, a Malfoy, finalmente los dos Gryffindors abandonaron la habitación en aparente silencio, porque Ron maldecía para sus adentros…

De repente Hermione comenzó a abrir lentamente lo ojos. Nadie estaba en ese momento en la habitación. Nadie estaba allí excepto cierto rubio que no se había alejado de ella nada más que para lo imprescindible. Él estaba sentado al borde de la cama apoyado sobre el cuerpo, hasta ahora dormido, de Hermione. Al notar que ella se movía Draco levantó enseguida la vista. Allí estaba ella. Tan bonita como siempre. Draco no se lo podía creer. Pensaba que la iba a perder pues estaba demasiado débil. La miró a los ojos y se sintió feliz por tenerla con él de nuevo.

- ¿Draco? ¿eres tu?

-Shh…no hables…-le dijo el muchacho posando el dedo índice de su mano derecha sobre los finos labios de ella.- Herm…tengo que preguntarte algo…¿me perdonas?-dijo Draco-.

-¿por que?...tu no…

- ¡por todo, por ser un tonto, por no valorarte todo lo que te mereces, por haberte hecho sufrir, por no haber sabido enfrentar las cosas de otro modo…pero sobre todo por quererte tanto y no habértelo dicho… ahora dime Herm, sin rodeos,¿ me perdonarás algún día? ¿serás capaz?

- sabes que ya estás perdonado… - y acto seguido se dieron un cálido y suave beso…

Hermione ya se encontraba bien. Pronto pudo levantarse y hacer vida normal, es decir, estar con Draco y con sus amigos y familiares. Ella estaba encantada. Blaise la había hecho sentir muy mal tanto física como mentalmente pero eso ya había pasado a la historia, aunque sabía que nunca podría olvidar lo sucedido, al menos no del todo. Pero Draco estaba ahí para ayudarla a superarlo…lo quería tanto…

Pero entonces llegó el día en el que Hermione creía que todo se acabaría. Llegó a Hogwarts el padre de Draco y sus intenciones no eran del todo agradables…para nadie:

-pues tendrás que elegir, o esa estúpida niñata sangre sucia, o tu familia y todas las riquezas y ventajas que te ha ofrecido esta durante todos estos años – le dijo Lucius Malfoy tajantemente a su hijo, y con esto, se dio la vuelta orgulloso, con una sonrisa malévola en sus labios, dando por echo que la batalla estaba ganada-

Hermione se había quedado pálida. Sabía que Draco la quería y que haría todo por ella, pero también sabía que lo que jamás haría Draco sería enfrentarse a su padre, lo respetaba demasiado o le tenía demasiado miedo como para hacerlo. Por eso Hermione ya iba a comenzar a llorar, pensando en que ese era el final. Sin hacer ruido se alejó del lugar. No quería ver como él se separaba de ella de nuevo. No podría soportarlo. Se fue llorando hasta los jardines y se sentó bajo su árbol favorito, el sauce…

Mientras tanto dentro del colegio seguía la discusión entre los Malfoy:

- la elijo a ella.

Draco lo había dicho algo bajito pero lo suficientemente alto como para que su padre se enfureciera aún más…

- ¿Cómo? Repítelo si te atreves…

- ¡que la elijo a ella! Puede que te tenga respeto pero ya no soy un niño pequeño, ya no puedes manipularme, tengo la suficiente cabeza para pensar por mi mismo y se que Hermione no es ninguna estúpida sangre sucia y también se que la quiero...- Draco miró hacia atrás para guiñarle un ojo a su novia pero esta no estaba allí. Extrañado Malfoy dejó atrás a su padre y se puso a buscar a la chica…

- ¡no se te ocurra darme la espalda! ¡¿me oyes! ¡Draco!...

Pero el Slytherin ya se dirigía hacia los jardines. Se acercó hasta Hermione quien le daba la espalda…

¿cuando te vas?

- no me voy a ningún lado. Me quedo contigo…¿no me miras? – dijo Draco con una media sonrisa… en ese momento Hermione se giró, y con los ojos llenos de lágrimas de felicidad se arrojó a los brazos abiertos de su novio el cual la besó y le susurró al oido: - no te dejaré.

Fin

Bueno pues aquí está el último capítulo. Espero que os halla gustado el fic y que me dejéis muchos reviws!

Muchas gracias por haber sido fieles a la historia!

Hasta otra!

Terrymoon: muchas gracias por todo! Espero que realmente te haya gustado el fic y que me digas que tal te pareció este final. Quería decirte que iba a dejar el fic pero que gracias a ti lo seguí porque siempre estabas ahí para darme ánimos para continuarlo así que gracias. Siento haber tardado tanto en actualizar pero espero que merezca la pena. Muchos besitos, cuídate y hasta otra!

Karen: me alegro de que te haya gustado el fic. No dejes de leer este último capitulo y de mandarme tu opinión. Muchos besos y cuídate tu también!

Ninguno de los personajes que he utilizado me pertenecen. Son todos obra de J.K.Rowling.