Se escuchó un fuerte golpear en su puerta. Harry dio una vuelta en la cama, con los ojos todavía cerrados. Se volvió a oír un golpe en la puerta, insistente y ruidoso. Alguien estaba golpeándola con fuerza.
-Alohomora!-se escuchó la voz grave de un muchacho.
Hubo pasos, y luego, la puerta del cuarto de Harry se abrió repentinamente. Harry saltó de la cama ante semejante barullo para encontrarse con el rostro preocupado de Derek, atrás del cual se hallaban Cathy y Marian.
-¿Estas bien hombre?-le preguntó Derek, aun con el semblante preocupado.
-Claro que lo estoy-respondió Harry, de mal humor por haber sido despertado de tan bruta manera.
-Perdónanos amor, pero temíamos que algo malo te fuera a pasar-dijo Cathy adelantándose y yendo a abrazarlo.
-Bueno, parece que estaban equivocados-dijo Harry aun enojado.
-¡Por dios señor Potter! ¿Qué sucedió acá?- exclamó Marian sobresaltada. Derek y Cathy miraron a su alrededor, para ver que el cuarto de Harry se encontraba completamente desordenado, con una puerta del armario rota, un enorme charco de agua que había empapado toda la alfombra azul, el empapelado de la pared completamente despegado y la araña de techo balanceándose peligrosamente, debido a que varios de los cables que la sostenían agarrada al techo se habían roto. Las velas de la araña estaban apagadas. Esto, se le sumó la mancha de sangre que había en una zona de la alfombra. Todos volvieron sus miradas hacia Potter, quien yacía inmóvil en la cama. ¿Qué les iba a decir?
-Marian, no me digas señor Potter, ¿quieres? Simplemente, Harry-dijo el muchacho de ojos esmeraldas, tratando de hacer tiempo.
-No cambies de tema.-dijo Cathy elevando la voz-¿Qué sucedió acá?-Harry tragó saliva, cerró los ojos unos segundos, y luego se puso de pie.
-Frederick Pondrek vino anoche.-dijo. Sus amigos intercambiaron miradas asustadas-Trató de llevarse el Dairmon, pero no pudo, y terminó huyendo-mintió Harry. Lo lamento chicos, pero no pueden saber de esto. No lo entenderían. Va mas allá de su comprensiónpensó Potter, en forma de consuelo por haberles mentido a sus amigos.
-Bueno, al menos ahora tenemos la seguridad de que necesitan el Dairmon para abrir la Boca del Encierro.-dijo Derek, sacando la varita-Solarus!-gritó, y un rayo de luz amarilla inundó la habitación. Segundos después, la habitación se hallaba completamente seca. (N/A: para los que no saben de donde salió el agua, les explico que fue del encantamiento Rotufus, el cual formó una capa de hielo en la pared, que obviamente luego se derritió.) Marian y Cathy también sacaron sus varitas, y en pocos minutos, toda la habitación se hallaba en perfecto estado. Harry les pidió que salieran de la habitación mientras se cambiaba, y minutos después, los cuatro Aurores se hallaban en el comedor de la casa de Potter, tratando de descifrar la manera en la cual Frederick y Denewis pensaban liberar a los Demonios.
-Bien, información que tenemos hasta el momento-dijo Marian, tomando su libro de anotaciones y comenzando a leer- uno: Para liberar a los Demonios, se necesita magia oscura antigua. Dos: es probable que "esa" magia oscura antigua, sean los maleficios para desaparecer que están realizando en distintos puntos de la ciudad de Hogsmade, y que unidos, forman la misma extraña estrella que la del colgante. Tres: Denewis y Frederick están buscando liberar a los demonios para recibir una recompensa. ¿Cómo los liberarán? Probablemente tenga algo que ver con la estrella que están formando.
-O Talvéz, tenga todo que ver con esa estrella-dijo Harry pensativo. Había estado pensando y sin darse cuenta, dejó que sus pensamientos salieran a través de sus labios, en forma de palabras.
-Bueno… ¿Harry buscaste alguna pista en tu pasado?-preguntó repentinamente Cathy. Potter la miró sin entender.-Ya sabes, Natasha nos dijo que encontraríamos una pista en los recuerdos de tu pasado.
-¿Y cómo sabes que hablaba de mi pasado y no del de alguno de ustedes? ¿Por qué tengo que ser yo el del pasado oscuro?-preguntó Harry bruscamente. Catherine se sobresaltó, y los ojos se le empañaron con lágrimas. Potter sacudió la cabeza, y se acercó a su novia-Discúlpame Cathy, no fue mi intención hablarte de esa manera. Es que estoy muy nervioso. Quiero atrapar a esos criminales antes de que abran la Boca del Encierro, y darme cuenta que cada vez estamos mas lejos de atraparlos me pone demasiado nervioso. Perdóname.-se disculpó Harry, y besó a Catherine en los labios.
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Hacía varias horas que estaban allí sentados. Harry había hablado al Cuartel de Aurores y había avisado que Marian Fretch, Catherine Starblair, Derek Crompton y él no irían al Ministerio ya que estaban trabajando en el caso de las desapariciones. Sin embargo, no habían avanzado en nada. La investigación estaba barada. Catherine soltaba suspiros de cuando en cuando, mientras que pasaba las hojas de varios libros, entre ellos La Antigüedad de la Magia, Volviendo a los orígenes, Rituales olvidados de la magia, Las Artes Oscuras: un frío comienzo. Derek estaba frente al mapa, con un libro en la mano izquierda, y la varita en la derecha. De vez en cuando, hacía algún comentario como "Tal vez, si hicieran esto…", o "Puede ser que lo que busquen sea…", pero siempre terminaba meneando la cabeza en forma de desaprobación. Marian tenía el Libro Blanco abierto sobre la mesa, en la mano derecha una pluma de águila, y junto a su brazo, un pilón de pergaminos repletos de anotaciones. Harry, mientras, fingía estar leyendo un libro.
-¡Esto es inútil!-estalló sin previo aviso Cathy.-Acá no hay nada que hable sobre un ritual para abrir un portal a otra dimensión.
-En este libro habla sobre muchos hechizos para abrir portales-dijo Derek, y Harry sintió que el corazón se le estrujaba-pero ninguno encaja con lo que estos dos tipos piensan hacer. Me he estado fijando si alguno de ellos puede llegar a estar relacionado con esta estúpida estrella, pero no tengo buenos resultados-continuó Derek, siempre en su tono tranquilo y alegre, aunque su rostro reflejaba frustración. Harry no pudo evitar sentir un gran alivio No lo saben. Aún no lo saben. No saben como abrir la Boca del Encierropensó. Escuchó nuevamente la voz de su amigo-¿Marian, averiguaste algo?
-No, nada. En este librio termina de contar la historia sobre los Cuatro Demonios y luego empieza con otro tema completamente diferente.-contestó ella.
-Talvez sigue mas adelante-sugirió Catherine.
-Mmm… puede ser… pero ya estoy llegando al final del libro, y no hay nada-dijo Marian, decepcionada. Pasó rápidamente las pocas hojas que le quedaban y se detuvo en seco al ver que las últimas páginas estaban en blanco.
-Bueno… esto si que es interesante-dijo Derek, acercándose para ver más cuidadosamente el libro.
-¿Qué hay?-preguntó Harry, tratando de mostrar interés. Pero el bien sabía lo que había. Se acercó y miró las páginas vacías-Son sólo páginas en blanco-agregó, tratando de mostrarse decepcionado y desinteresado.
-No son sólo páginas en blanco-dijo Marian.
-Creo que ella tiene razón Harry. ¿Por qué habría alguien de dejar estas páginas en blanco?-dijo Cathy.
-Seguro que hay algo escrito en tinta invisible-dijo Derek en tono pensativo.
-O escondido con algún hechizo…-dijo Marian. Harry sintió un nudo en el estómago. Lo iban a descubrir. Iban a detener el plan de Pondrek y Dolbour, y desde la noche pasada, también suyo. Lo arruinarían todo. Jamás rescataría a sus amigos. Sintió que la desesperación lo invadía. Tenía que sacarles el libro. ¡Jamás tendría que habérselos dado!
-No creo que sea nada de eso. ¿Por qué habría alguien de esconder lo que dicen esas hojas? Seguramente, las dejaron por si algo de importancia había sido olvidado, para que luego fuera agregado-mintió Harry tratando de despistar a sus compañeros. Pero hasta él sabía que esa era una mentira muy patética. Ellos no se la creerían.
-Eh… podría ser. Pero no nos podemos quedar con la duda señor Po… digo, Harry-se expresó Marian.-Yo puedo llevármelo a mi casa y allí me fijaré si es que hay algo escondido en estas hojas o no.
-No-dijo Harry en tono cortante. Tres pares de ojos se posaron en él.-Yo me encargaré de fijarme si hay algo escondido en esas hojas. Después de todo, Natasha me lo dio a mí. Es mí responsabilidad. Si encuentro algo, se los haré saber-continuó Potter. Se acercó a la mesa, tomó el Libro Blanco en sus manos y lo cerró.
-Bueno, entonces, será mejor que vuelva a casa-dijo Derek-la cabeza se me va a prender fuego si sigo pensando.
-Eso suele pasar cuando la gente usa demasiado poco su cerebro-dijo Cathy en tono casual, sonriendo. Derek le dirigió una mirada envenenada.
Los tres se despidieron de Harry. Cathy y Derek desaparecieron a través de la chimenea de Potter, mientras que Marian se tomaba su tiempo para guardar las anotaciones. Finalmente, una vez que tuvo todo guardado, fue hacia la chimenea, pero antes de tirar los polvos flu, miró a su compañero de pelo negro.
-Harry... si necesitas ayuda, llámame.-le dijo, y luego, tiró los polvos, gritó una dirección en voz clara, y desapareció.
Potter permaneció durante unos segundos ante las llamas verdes que aún quedaban en su chimenea. Luego, sonrió. No pudo evitar soltar una alegre y despreocupada carcajada. El Libro Blanco estaba en sus manos. No había peligro. Nunca sabrían nada. Nada. Miró su reloj de muñeca y comprobó que era temprano en la tarde. Decidió que saldría a caminar. Tomó el libro Blanco y lo dejó nuevamente sobre el escritorio de su dormitorio. Abrió la puerta de su armario, sacó la campera de cuero y, tomando las llaves de su moto, salió del departamento. Necesitaba aire fresco. Subió a la moto, la hizo arrancar, y apretó el acelerador a todo lo que daba. Sintió como en aire le golpeaba fuertemente en la cara. Estaba yendo verdaderamente rápido. No es como volar en una escoba, pero se le acerca pensó Harry. Sonrió imaginándose lo que Catherine diría si lo viera montado en aquella moto. Odiaba las motos, y por sobre todas las cosas, odiaba la velocidad que las motos podían remontar.
Todo era demasiado perfecto. Se detuvo en una esquina. Metió la mano dentro de uno de los bolsillos de la campera para encontrarse con el tintineo producido por el chocar de las monedas. Bajó de la moto y sacó la varita:
-Protergo!-dijo Potter, señalando a la moto con la varita. Un brillo blanco salió de la varita para golpear contra la moto, sin dejar rasguños-Listo preciosa, ahora nadie podrá tocarte.-exclamó Harry completamente alegre.
Guardó llaves y varita en los bolsillos, y caminó hacia el local frente al cual se había detenido: Las Tres Escobas. Empujó la puerta y los murmullos de la gente llegaron a sus oídos, embriagándolo de una sensación sobrecogedora. Caminó hasta la barra y se sentó en uno de los altos taburetes que allí había.
-Carla!-llamó a la mesera. Una mujer de pelo negro recogido, ojos castaños, robusta, de grandes labios y piel morena le sonrió desde el otro lado de la barra.
-Buenas tardes Harry. Hacía tiempo que no te veía por acá. Parece que el trabajo te tiene muy ocupado-dijo Carla.
-Bastante. Pero es lo que me gusta-le contestó Potter, sonriente.
-Pareces muy contento. ¿Las cosas te están saliendo bien?-le preguntó la morena.
-Mejor de lo que yo esperaba-se limitó a contestar Harry, sin hacer desaparecer su sonrisa.
-Me alegro. ¿Te sirvo lo de siempre?
-¡Por supuesto!-exclamó Potter. Carla se dio vuelta y sirvió sobre un gran vaso una bebida color negra.-Gracias Carla.-volvió a hablar mientras sacaba unas monedas de plata de su bolsillo.
-Oh no Harry, guarda esas monedas! Va por cuenta de la casa-le dijo Carla, sonriendo.
Harry obedeció a la orden de la camarera. Tomó el vaso que se hallaba frente a él y bebió un largo sorbo. Pudo sentir el agradable efecto de la bebida. Notó que alguien se sentaba junto a él, pero no le prestó mayor atención. Bebió otro trago.
-Buenas tardes, ¿me darías una cerveza de manteca?-pidió la jovencita que había tomado asiento junto a Harry. La voz de la muchacha penetró por los oídos de Harry, haciéndolo estremecer. Conocía esa voz. Todo rastro de felicidad desapareció de su rostro. Giró la cabeza temeroso para encontrarse con una muchacha pelirroja, de ojos claros, tez blanca, y expresión triste.
-Gi Ginny?- preguntó Harry. La muchacha volteó a verlo. Parecía confundida, y examinó cada centímetro de Harry con el ceño fruncido. Luego de unos segundos, levantó las cejas con sorpresa y sonrió.
-¿Harry?-preguntó. Potter asintió con un gesto de cabeza.-¡Wow! Que fantástico verte de nuevo Harry. Como… como cambiaste.-dijo Ginny, sonriente.
-Pasaron casi cinco años, Ginny-calculó Harry.
-Si… cuanto tiempo…-exclamó Ginny como si se hubiera perdido en recuerdos. Luego, volviendo en sí, preguntó-¿Qué te pasó Harry?
-Nada, ¿por qué?-preguntó el muchacho asombrado.
-Nunca volviste a casa después de aquel verano que le siguió a tu séptimo año. Ni una carta. Ni un saludo. Nada. No respondiste las cartas que mamá te enviaba. Nunca volviste al local de Fred y George. Prácticamente, desapareciste.-dijo la pelirroja, y la felicidad que segundos atrás había reflejado su rostro, comenzó a desaparecer ante aquel triste recuerdo.
-Ginny… yo… yo no era parte de tu familia y…
-Si que lo eras! Nosotros te queríamos como si lo fueras-exclamó Ginny.
-Pero no lo era. Todo lo que me mantenía como parte de tu familia era mi amistad con Ron. Y cuando él…-Harry sintió que la garganta se le secaba. Hizo un esfuerzo sobrehumano para continuar- y cuando él murió, yo sentí que ya no tenía nada que hacer en tu familia, Ginny.
Pero Harry no era del todo sincero. Le estaba mintiendo. Como siempre había hecho con todos.
Luego de la desaparición de Ron y Hermione, la Señora Weasley le había pedido a Harry que fuera a pasar el verano con ellos. Harry accedió. Pero le resultaba tortuoso tener que mirar a los ojos de la familia de Ron, a quien él había matado. Él, Harry Potter, era el culpable de la desaparición de Ronald Weasley. Esto castigaba a Harry día y noche. Y finalmente, no soportó más. Una mañana, días antes de que Ginny, hija menor de los Weasley, comenzara su séptimo año en Hogwarts, Harry hizo sus valijas y se despidió, diciendo que había conseguido un trabajo y que ahora se disponía a hacer sus estudios para convertirse en Auror. Pero luego de eso, Harry nunca volvió a la casa de los Weasley. Jamás respondió sus cartas. Ni siquiera las leyó. Nunca volvió a mostrar signos de vida. Y no porque no los quisiera. Sino porque la culpa era mayor. El no podía convivir con la familia de la persona a la que había asesinado. Culpa.
-Harry… no fue tu culpa-le dijo una dulce voz al oído, como si estuviera leyendo los pensamientos del muchacho. Harry volvió de entre sus recuerdos, para encontrarse con el rostro tierno de Ginny, quien había derramado unas lágrimas, y la mano suave de la joven, que le acariciaba la mejilla.
-Si lo fue Ginny. Si lo fue. Yo…-sintió una presión en el pecho. No quería decirlo, pero tenía que hacerlo. Ya no podía esconderlo más.-Yo… tuve que haber evitado que me siguieran. Sabía lo que les sucedería si lo hacían. Y no los detuve. Yo los arrastré hacia la muerte, Gin. Yo. Confiaron en mí, y yo los traicioné. Murieron por mi culpa.-soltó Harry repentinamente. Sintió un alivio y un dolor a la vez. Había dejado salir todo aquello que lo había castigado durante cinco años, pero ahora, escucharlo de sus propios labios, hacía a la verdad aún mas dolorosa.
-No. No fue tu culpa. Vos no los obligaste a que te siguieran, Harry. Ellos lo hicieron porque eran tus amigos, porque te querían, y porque estaban dispuestos a dar sus vidas por vos. No importaba lo que hicieras, ellos se las rebuscarían para ir con vos, hasta el final. ¿Acaso vos no hubieras hecho lo mismo por ellos?-dijo Ginny, tratando de consolarlo. Harry tenía la mirada fija en la madera de la barra. Pero escuchaba todo lo que ella le decía. Catherine le había dicho lo mismo, el día que le confesó a ella y a Derek toda la verdad sobre su encuentro con Voldemort y la "muerte" de sus mejores amigos. Entonces, si todos creían lo mismo, ¿por qué él no lo podía creer? Harry levantó la vista y fijó sus ojos en los de Ginny. Levantó una mano y con ella secó las lágrimas que la muchacha había derramado. Ambos sonrieron.-¿Qué ha sido de tu vida, señor Potter?-bromeó Ginny. Harry no pudo evitar reír.
-Bueno, soy un Auror, de hecho, estoy al mando del Grupo Fénix. Tengo mi propio apartamento, una moto… no se que mas te puedo contar.
-Cuéntame sobre tu novia-le dijo Ginny, tomando un sorbo de la bebida que Carla había dejado frente a ella tiempo atrás. Harry la miró sorprendido.
-¿Cómo supiste que tengo novia?-le preguntó atónito.
-¡Vamos Harry! Era obvio que tenías novia. Ninguna chica que te vea te puede pasar por alto.-dijo Ginny, entre risas. Harry no pudo evitar sonrojarse. La pelirroja había cambiado más de lo que se imaginaba. En otro tiempo, la timidez no le hubiera permitido decir eso.
-Gracias.-se limitó a decir Harry.
-Bueno… ¿y? Háblame algo de ella.-dijo la muchacha en tono mas alegre.
-Bueno… es cariñosa, bastante celosa y orgullosa, impaciente, inteligente, es Auror, de hecho, trabaja conmigo en el Grupo Fénix. Es alta, mas o menos de tu estatura, de ojos celestes bellísimos, y tiene el pelo color castaño claro, un color muy parecido a la miel. Y no se que más contarte de ella. Pero, dime tu, ¿estas con alguien?-preguntó Harry, también contento y agradecido de que Ginny se hubiera empeñado en cambiar de tema.
-La verdad que por el momento estoy sola. Me peleé hace un mes con mi novio, y desde entonces estoy disfrutando de mi ilimitada libertad.-explicó Ginny.
-¿Estás trabajando?-quiso averiguar Harry.
-¡Oh sí! Trabajo en Irlanda. Soy sanadora, y en mi tiempo libre trabajo para la revista El Investigador. Estoy acá pasando unas cortas vacaciones. Bill cumple años, así que vine a visitarlo.
-¿El Investigador? ¿Trabajas para El Investigador?-preguntó Potter, sumamente sorprendido.
-Si. Hace ya un año y medio. Me dedico a comunicar las novedades, en especial las relativas a mis investigaciones. Por suerte, no son muchas las novedades, así que no escribo muy seguido. Pero la paga es muy buena.-explicó Weasley.
-¡Vaya! Esto si que es nuevo para mí. Cuéntame un poco sobre tus hermanos, ¿qué es de la vida de ellos? Todo lo que sé es que Charlie consiguió el puesto de Buscador en el equipo Montrose Magpies, y que a los mellizos les está yendo muy bien con el local.
-A ver… que noticias tengo… Bill se casó finalmente con Fleur Delacour, y tienen un hijito. El jovencito no heredó tanto de su madre como ella esperaba, pero es un bebé tan lindo… bueno, no tan bebé porque ya tiene mas de tres añitos…-Ginny tenía una expresión soñadora mientras hablaba-De Charlie ya sabes que está jugando Quidditch, y dejó por completo la cría de dragones en Rumania. Además, está en pareja con una chica llamada Lucile, y están esperando un hijo, o hija, todavía no lo saben. Percy… bueno, Percy consiguió un ascenso hace ya tiempo en el Ministerio. Trabaja en el Departamento de Control del Uso Indebido de la Magia. Se peleó hace ya casi medio año con Penélope, porque ella estaba en desacuerdo con que él pasara tanto tiempo trabajando. Eh… bueno, Fred está saliendo con Angelina desde antes de que te perdiéramos rastros, y planean casarse hacia fines de Abril…
-¡Eso es este mes Ginny!-la interrumpió Harry.
-¿Qué? ¡Ah cierto! Estamos en Abril. Bueno, se casan a fines de este mes. En cuanto a George… el se dedica a pleno al local. No parece muy interesado en las chicas que se le acercan, y, si tengo que confesar, no son pocas las que se le acercan. Con respecto al local… anda de diez. Venden a matar. Todos los fines de semanas hacen envíos camuflados a Hogwarts. Creo que McGonagall los debe de odiar.-continuó Ginny.
-Como cambiaron las cosas desde que me fui…-dijo Harry, mas para sí mismo que para la pelirroja.
-Te extrañamos Harry. Todos nos preocupamos mucho cuando no respondiste. De no ser por Hagrid…-dijo Ginny, pero Harry la interrumpió nuevamente.
-¿Qué tiene que ver Hagrid?
-Él fue quien nos dijo que te había visto varias veces por Hogsmade, en especial acá, el Las Tres Escobas.-explicó Weasley. Hubo un pequeño silencio.
-Ya es tarde Ginny. Será mejor que vuelva a mi casa. Mañana me espera un día agitado-dijo Harry, quien no quería regresar al tema de su desaparición ante la familia Weasley.
-Tenes razón. Yo también mejor me voy a casa-dijo Ginny. Quiso pagar su bebida, pero Harry la retuvo.
-Yo pagaré esta vuelta-le dijo, mientras sacaba unas monedas y las dejaba sobre la barra-Adiós Carla!-se despidió de la mesera.
-¡Adios Harry! Espero verte pronto-se despidió la muchacha.
Harry y Ginny salieron del local, y se despidieron. Potter ya había subido a su moto y se disponía a partir cuando vio a la muchacha pelirroja alejarse caminando, sola por la calle oscura.
-Hey Ginny, ¿dónde te estas hospedando?-le gritó desde su moto, a lo que la muchacha se detuvo, giró la cabeza y lo miró.
-El el Hotel de Geirwitch.-respondió.
-Sube que te llevo-le dijo Harry señalando a la moto. Ginny sonrió, volvió hacia atrás y subió a la moto de Harry.-Ponte esto-le dijo Harry, haciendo aparecer con la varita un casco.-Y agárrate fuerte-la previno.
-¿Tu no usas casco?-le preguntó Ginny.
-No. No puedo ver bien.
-Por cierto, ¿qué sucedió con tus anteojos?-le preguntó Ginny.
-Ahora uso lentes de contacto-respondió sencillamente Potter. Luego, arrancó la moto, apretó el acelerador, y salió disparado a través de la acera. Ginny lo tomó fuertemente de la cintura. Harry sonrió-¿Quieres que vaya mas despacio? Si tienes miedo, avísame.-le dijo, casi en tono desafiante.
-No, esta bien. Me gusta la velocidad.-dijo Ginny, gritando para que Harry la pudiera oír.
-¿Segura que te gusta la velocidad?-le preguntó Potter, torciendo una sonrisa divertida.
-Si, si, segura. ¿Por?
-Porque ahora vas a conocer lo que es velocidad-se limitó a responder Harry. La moto remontó aun más velocidad. Ginny podía sentir el viento frío golpear contra su ropa, miró hacia los costados, pero la velocidad no le permitía distinguir las figuras frente a las cuales pasaban. Miró hacia delante, y casi aterrada ahogó un grito al ver en la manera en la que Harry se las arreglaba para esquivar las cosas que se cruzaban en su camino.
-¿Quién diablos te dio la licencia de conducir?-le preguntó Ginny, entre risas, comenzando a disfrutar de la velocidad que la moto estaba tomando.
-Sabes que no entiendo por qué no me la quieren dar-le dijo Harry, en burla. Ginny rió. Harry se contagió de la risa. Por primera vez, en estos últimos días, se estaba sintiendo verdaderamente feliz.
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Puf! Listo, terminé el capítulo siete!!! Hay que confesar que este capítulo es más largo que los anteriores... y además, la historia comienza a ser más clara a partir de ahora, ¿no? Si hay algo que no entienden, por favor, pregúntenme. No tengo problema en aclarar las dudas.
Hcate: supongo que ya entiendes la relación que existe entre "La Boca del Encierro" y las nieblas... jejeje. ¿Te parece una trama demasiado complicada? Jejeje, si es algo difícil de seguir, ¿no? Encima, la amiga con la que estaba escribiendo está haciendo otra historia, asi que ahora estoy prácticamente sola... se me está complicando con tantas historias juntas!! Y encima, tuve mi PC rota durante un mes, y estoy super atrasada con todo!! Jajajaa. En cuanto a Draco... no tengo pensando que vuelva a aparecer, al menos por ahora....
Bellatrix88: otra más que se me perdió! Jajajaja. ¿lo entendes ahora con estos últimos dos capítulos? Espero que sí, compañera. Tampoco es tan rebuscada, o si? Lo único que tenes que tener claro por ahora es que Harry quiere traer de regreso a Ron y Herm, y que para eso, se alió con Frederick, y está a punto de abrir la Boca del Encierro (mediante los maleficios de la niebla) y de traer de regreso a los Cuatro Demonios. Y además, tenes que tener en claro que Cathy, Marian y Derek no tienen ni la más mínima idea de la relación entre la Boca del Encierro, los Dairmon y los maleficios de la niebla.
Doriathen: Gracias por tu review! Me alegro que te haya gustado mi historia, y si no publiqué los capítulos antes fue porque mi PC estaba rota, y pido perdón a mis lectores... ejejeje. Bueno, en este capítulo se aclaran muchas cosas sobre dónde estaba toda la familia de Ron, y sobre lo que es de cada uno.
Lucumbus: me alegro de que te haya gustado mi historia... y no te preocupes! Aunque nadie lea mi historia, voy a seguir publicándola, porque lo que escribo lo hago porque me gusta, y no solo porque quiero que lo lean. Respecto a tu pregunta, sí, el tiempo pasa en donde Ron y Hermione están... Pero no puedo asegurarte que ellos sigan vivos...
Prometo el próximo capítulo lo antes posible. Es una deuda que tengo!! Jajaja. Gracias por seguir mi historia.
