Capítulo XII: No me ames
Los días pasaron, pero nadie fue capaz de encontrar ni a Frederick ni a Denewis. Ambos estaban demasiado bien escondidos. Finalmente, con el paso de los días, la persecución de los fugitivos pasó a segundo plan. El Cuartel de Aurores debía hacerse cargo en ese entonces de temas urgentes, como ataques de rebeldes oscuros, los cuales ocurrían con demasiad frecuencia.
Es así que Harry no tuvo problemas para acudir cada cinco días a los lugares correctos para realizar el Maleficio del Encierro, y seguir así con el poderoso ritual.
La noche del 30 de Mayo, luego de cumplir con su última rutina de maleficios alrededor de la ciudad, Harry regresó agotado a su casa, decidido a dormir largas horas. Pero al llegar, se encontró con algo que no esperaba. Cathy estaba sentada en su una silla, esperándolo.
¿Dónde estabas-le preguntó repentinamente la chica, visiblemente preocupada.
-Por ahí.-mintió Potter, sacándose el abrigo.
-La red de polvos flu no está habilitada en tu chimenea...-comentó ella, señalando hacia la misma.
-Es precaución-volvió a mentir Harry, sin poder mirarla.
-Fuiste a buscarlos¿no-inquirió Catherine, poniéndose de pie, con lágrimas en los ojos. Harry giró a mirarla por primera vez.
¿De qué hablas-
-A Pondrek y a Dolbour. Fuiste a buscarlos.-repitió ella, llorando. Harry la miró unos segundos, y luego bajó la cabeza.
-Así es-mintió por tercera vez en la noche. Es lo mejor, se dijo para si mismo.
-Harry, por dios¿qué es lo que te está pasando-exclamó ella, tristemente.-Ya no te reconozco...-lamentó.
-Soy el mismo de siempre, Catherine-habló él con cierta frialdad, yendo hacia su cuarto, y en consecuencia, dándole la espalda.
-No, no es así. Todo ha cambiado en ti desde ese día que fuimos a investigar la niebla... ya no eres el mismo...-hablaba Starblair entre lágrimas.
-Te parece-Harry apenas respondía, siempre sin mirarla. Tenía miedo que si la miraba a los ojos, o hablaba demasiado, ella descubriera algo.
¿Por qué no te permites ser feliz, Harry¿Por qué vives torturándote por todo-le preguntó repentinamente ella.-No fue tu culpa la muerte de Hermione y Ron...-trató de consolarlo ella.
-Ellos no estan muertos, Cathy-interrumpió él.
¡Harry eres grande por todos los santos! Acepta de una vez la realidad. Ellos murieron hace cinco años, y nada que hagas los traerá de regreso-le dijo ella con voz potente y segura. Harry giró a mirarla por segunda vez desde que se habían encontrado.
-Te equivocas. Puedo regresarlos, Catherine.-le dijo él visiblemente irritado. Ella lo miró unos segundos, sin saber que decir, y luego metió una mano en el bolsillo. Catherine sacó un pequeño paquete del bolsillo, y lo tiró sobre la cama del chico.
-Ten. Feliz aniversario de novios, Harry-le dijo ella, seria, y se dispuso a salir de la casa. Harry no pudo moverse. Todavía no lograba digerir todo lo que acaba de suceder. Antes de salir del dormitorio, Cathy se detuvo y giró a mirarlo- Talvez... tendrías que sonreír más seguido. Eso te haría bien-le dijo, y luego, salió de la casa a todo lo que daba.
Potter se dejó caer sobre la cama, junto al regalo, sintiéndose el peor hombre en el universo. Había olvidado que ese día él y Cathy cumplían un año de novios. Tomó el pequeño paquete, y al abrirlo, encontró dentro de una cajita un pimpollo de rosa seco... color celeste. Recordaba perfectamente ese pimpollo. Con él había conquistado a Cathy, un año atrás. Lo había hechizado para que tuviera el mismo color exacto que los ojos de la chica, y entonces se lo había dejado sobre su escritorio con una invitación a comer. Ese pimpollo había sido el comienzo de todo...
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Luego de la discusión de esa noche con Cathy, Harry decidió que no iría al Cuartel durante varios días. Llamó para decir que estaba gravemente enfermo, y permaneció encerrado dentro de su apartamento durante casi once días. Nadie objetó en contra de dicha decisión. Harry era quien más trabajaba en el Cuartel, y nadie dudaba que si no estaba yendo, era porque estaba enfermo. Catherine no lo llamó, ni le escribió. Nada. Potter supuso que seguía enojada con él, pero su exceso de orgullo le prohibió llamarla. Nunca se imaginó que luego lamentaría haber estado lejos de Catherine esos 11 días.
La noche en la cual se cumplían exactamente 11 días desde la pelea, una voz conocida despertó a Harry de su profundo sueño.
-Harry! Despierta, por favor, es urgente-le gritaba Derek a su oído, aturdiéndolo. Abrió los ojos con el ceño fruncido. Su habitación estaba completamente iluminada. Agachados junto a su cama estaban Derek y Marian, ambos mortalmente pálidos, y con expresiones de preocupación. Miró el reloj sobre la mesa. Tres y treinta y ocho de la mañana. Algo estaba mal. Se sentó en su cama.
¿Qué sucede-les preguntó un Harry Potter muy preocupado.
-Cathy... ella... ella está gravemente herida. La acaban de llevar al Hospital San Mungo.-le comunicó Derek, con su voz grave y profunda. Pero sus ojos negros mostraban el dolor de un alma en pena.
Harry no esperó a que le dijeran otra cosa. Se puso de pie como impulsado por un resorte, y vistiéndose rápidamente, tomó su varita y salió de la habitación hecho un huracán. Detrás de él marchaban Derek Crompton y Marian Fretch. Se acercó a su chimenea, y la volvió a comunicar con la Red de Polvos Flu. Tomó de una maceta sobre la misma un puñado de polvos, y extendió la maceta a sus dos compañeros y amigos. Ellos lo imitaron. Tiró sus polvos a la chimenea, y unos fuegos verdes lo envolvieron.
-Hospital San Mungo-gritó, y desapareció entre las llamas.
Cuando abrió los ojos nuevamente, se encontraba en una Sala Blanca, que reconoció como la recepción. Se acercó a la bruja que atendía en ella. Notó que a medida que caminaba hacia la bruja, más llamas verdes salían de una de las chimeneas, y supo también que sus amigos habían llegado.
-Disculpe... me dijeron que Catherine Starblair está internada aquí-le dijo Harry, tratando de esbozar una sonrisa. Imposible.
-Starblair...- dijo la mujer mientras revisaba una lista que tenía sobre su escritorio.-Ingresó hace menos de media hora. La están atendiendo en el piso dos.-les comunicó la bruja. Potter y los demás se disponían a ir al piso dos cuando la voz de la mujer los detuvo¡No puede ir, señor! La están atendiendo. Espere mejor aquí y yo le avisaré cuando puede ir a verla. Pero tendrá que esperar hasta que la trasladen al piso uno.-les explicó ella. Harry asintió, y se sentó junto a sus amigos, esperando.
¿Qué fue lo que sucedió, Derek-le preguntó al muchacho. Este, con la mirada fija en el piso, tardó en responder.
-No lo sé con claridad. Llegó al cuartel un informe sobre un grupo de brujos que había entrado en un restauran muggle, y que se rehusaban a salir. Tenían a muchos muggles adentro, como rehenes. Cathy aceptó el caso, y fue junto con otros tres aurores, de menor rango.-hizo una pausa. Le costaba contar esa historia-Creyó que no era algo serio. Pensó que en menos de una hora estaría devuelta. Pero las cosas salieron mal. Resultó ser un grupo de unos quince brujos, y la cosa se les complicó al darse cuenta que, en realidad, lo único que buscaban esos brujos era causar el mayor daño posible.- Derek tragó saliva, mientras que los ojos se le llenaban de lágrimas. Miró hacia el techo, mientras que apoyaba la espalda contra el respaldo de la silla, y se llevaba las manos a la cabeza, tomándose fuertemente los cabellos castaños.-Recibimos un mensaje de ellos, a través de uno de los transmisores de que necesitaban refuerzos, y yo personalmente envié una gran cantidad de aurores. Pero no fui, Harry. No lo creí necesario.-su voz se empezó a quebrar, he hizo un gran esfuerzo por seguir- Cuando los refuerzos llegaron, ya era tarde. Los cuatro se encontraban al borde de la muerte. Fueron trasladados inmediatamente hacia aquí, y se me informó de lo ocurrido. Inmediatamente fui a buscarte, porque creí que debías saber de esto, cuanto antes.-
Harry apoyó su mano sobre el hombro de su amigo... y Derek supo que no estaba solo. Marian los miraba, con el rostro empapado en lágrimas. Abrazó dulcemente a Derek, quien dejó reposar su cabeza sobre el hombro de la muchacha, buscando consuelo.
Y el tiempo pasó... largas fueron las horas... hasta que finalmente, la bruja de la recepción los llamó.
-La señorita Starblair acaba de ser trasladada al primer piso, al cuarto número 14. Supongo que ya pueden ir a verla.-les dijo la mujer, quien apenas los miró, ya que estaba muy atenta a la lista sobre su escritorio, en la cual cambiaban constantemente los números de habitaciones, nombres de pacientes, entre otros datos, informándole sobre todo lo que iba sucediendo.
Harry, Derek y Marian subieron hasta el primer piso en silencio absoluto. Se sentían débiles... cansados... destruidos. Pero no era nada comparado con lo que pronto iban a sentir.
Llegaron ante la puerta del cuarto 14, y antes de que abrieran la puerta, esta se abrió sola, dejando a la vista a un sanador, que salía de la habitación.
¿Son los familiares-les preguntó el doctor.
-No... somos amigos... los familiares no saben nada todavía. Viven muy lejos, y no queríamos preocuparlos hasta no saber cómo estaba Catherine-le dijo Harry, estrechando la mano del sanador.-Mi nombre es Harry Potter
-Ver�, señor Potter, Catherine está en un estado muy delicado. Las heridas son verdaderamente graves, y aunque hemos hecho nuestro mejor intento, no sobrevivirá mucho tiempo más. Todo lo que pueden hacer ahora, es acompañarla, y ayudarla, y rezar porque esté mejor. Realmente, lo lamento muchísimo. Desearía no tener que dar estas noticias-y diciendo esto, el doctor se despidió de los jóvenes.
Y Harry se quedó allí, parado, sin poder gesticular palabra alguna. Sin poder creer lo que sus oídos había escuchado. Se negaba a dar crédito a esas palabras. No podía ser verdad. Sin decir nada, todavía, caminó hasta el asiento más cercano, y se derrumbó sobre este. Derek, se sentó junto a él, también destruido. Marian se mantuvo parada, caminando de un lado al otro.
-En todo este tiempo que estuve con ella, Derek, jamás la valoré. Jamás. Debí de haberme preocupado más por ella. Debí de haberla hecho sentir más feliz. ¡Dios santo! Se merece ser feliz... nunca le dije cuanto la amo... no comprendo como es que ella siempre permaneció a mi lado. Yo siempre fui poca cosa para ella.-
-Porque te ama, Harry. Ella te ama. Y no necesita que tu le digas cuanto la amas, porque ya lo sabe. No te culpes por todo, compañero. Ella es muy feliz contigo.-le dijo Derek, sonriendo levemente.
-Talvez... tendría que haber sonreído más seguido.-culminó Potter, mientras se ponía de pie, y caminaba hacia la habitación 14.-Hazme un favor, Derek Habla a sus padres, y diles toda la verdad. Yo... yo voy a estar con Cathy, si me necesitas-le pidió Harry. Derek asintió, y poniéndose de pie, comenzó a caminar escaleras abajo. Marian lo siguió.
Harry vio como sus amigos desaparecían al final del pasillo, y se volvió a enfrentar la puerta del cuarto 14. Haciendo un gran esfuerzo, la empujó, y entró en la habitación.
Recostada sobre un cama de sábanas blancas, con los ojos cerrados, estaba Catherine. Al escuchar que la puerta se abría, giró la cabeza y abrió los ojos. Sonrió al ver quien era la persona que entraba. Trató de estirarle un brazo. Harry se acercó rápidamente a la silla situada junto a la cama, y tomó la mano que Cathy le extendía entre las de él.
-Hola, hermosa. ¿Cómo te sientes-le preguntó dulcemente, tratando de que Cathy no viera su extrema preocupación, sino a un Harry cariñoso y alegre.
-Bien.-le respondió en un susurro la chica. Le costaba hablar.
-Cathy... lamento mucho lo que sucedió esa noche... no fue mi intención hacer y decir todo aquello... estaba nervioso yo...
-Lo sé, Harry, no tienes que aclarar nada-lo tranquilizó ella. Harry le sonrió.
- Voy a morir¿no es cierto-dijo repentinamente. Harry la miró brevemente a los ojos, a esos ojos cristalinos y profundos; a esos ojos que lo habían cautivado.
-Si-le contestó Harry, incapaz de mentirle una vez mas. Ella sonrió tristemente.
-Al menos disfruté mi vida-dijo, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas.
-No pienses así, Cathy. El sanador dice que hay probabilidades de que te salves...-Harry trató de consolarla.
-Shh-le dijo ella suavemente.-No gastes tiempo en mentiras para consolarme, Harry. Tan solo quédate a mi lado, es todo lo que pido-
Harry acarició el rostro de su novia con delicadeza. Su cabello castaño estaba despeinado, su piel estaba muy blanca, tenía heridas en el rostro, en los brazos, en el pecho, en la espalda, en las piernas... y sin embargo, Harry la vio más hermosa que nunca. Porque ahora la veía tal como era, en su totalidad. La besó en los labios, con ternura.
-Te amo-le confesó, mientras que apoyaba su cabeza junto a la de ella.
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Llovía. Llovía en gran cantidad. Miró por la ventana, con ese aire de depresión que el día inspiraba. Vio lentamente caer las gotas de agua. Las calles comenzaban a inundarse. Y todavía era muy temprano en la mañana.
Soltó un suspiro de resignación. Si, estaba resignado. Buscó entre su ropa algo adecuado para la situación. Ese traje negro era perfecto. Se colocó el traje, y sobre el mismo, una túnica, también negra. Tomó de su mesa de luz su varita. La llevaba a todos lados, después de todo, el peligro se escondía en todos los rincones.
Se miró en el gran espejo del baño, comprobando que tan deplorable se veía. Tenía expresión agotada y dolida. Ojeras debajo de sus bellos ojos esmeraldas. Su cabello negro estaba despeinado, como siempre. Y su piel estaba pálida, sin vida prácticamente. Tenía que confesarlo. Hubiera preferido no tener que ir. No quería ir. Ir, significaba aceptar la inevitable realidad. Soltó un nuevo suspiro.
Tomó las llaves de su moto y salió del departamento. Salió del edificio, y se detuvo unos segundos en el pórtico. Una cortina de lluvia impedía prácticamente toda la visión. Caminó por la calle tranquilo, sin percatarse de que la lluvia lo estaba empapando. Se detuvo frente a su lujosa moto. Estaba a punto de subirse, cuando algo se lo impidió. A ella nunca le había gustado la moto. Prefirió caminar.
Caminó largas cuadras deshabitadas. En la soledad de la mañana, acompañado tan solo por sus tristes pensamientos y amargos recuerdos. Recuerdos, que para su dolor, solo eran recuerdos. Recuerdos de algo que había sido, pero que ya no era más. Recuerdos que él no había sabido vivir. Recuerdos de algo que podría haber sido perfecto.
Finalmente, llegó al cementerio. Allí, delante de él, había un tumulto de gente, todos de negro. Y un ataúd. Un frío ataúd. Tomó una bocanada de aire, y avanzó hasta el grupo de personas.
¿Señora Starblair-preguntó él a una mujer de tez blanca, cabellos rubios y ojos claros. Definitivamente, esa era la madre de Cathy. La mujer lo miró, y le sonrió al reconocerlo.
-Harry, gracias por venir-le dijo la señora Starblair, abrazándolo como una madre. Harry la abrazó, con dulzura, tratando de consolarla. Pero no había consuelo alguno para el alma de la señora Starblair. Y no lo habría nunca.
Harry se separó de ella, y caminó hacia el ataúd de la mujer a quien había amado con locura. Allí, delante de él, se encontraban los restos de una persona maravillosa. Ella jamás volvería a mirar a través de esos ojos celestes. Ella jamás volvería a besarlo. Ella jamás volvería con él. Harry sintió que alguien se paraba junto a él, también mirando el ataúd de la bella muchacha.
-No sé como seguir ahora que no la tengo conmigo, Derek-le confesó Potter al recién llegado.
-Tan solo... sigue. Ella lo hubiera querido así-le contestó su amigo.
-Estoy cansado de que todos a mi alrededor tengan que morir, compañero-Harry hizo una segunda confesión. Y Derek no supo que contestar. Tan solo lo miró. Miró a Harry a los ojos, y sonrió. Y Harry supo que su amigo no pensaba de esa manera. Derek lanzó una última mirada al ataúd de Cathy, y girando sobre sus talones, se fue. Y Harry permaneció allí, durante largo rato, mirando al ataúd que yacía frente a sus ojos, esperando que la persona que se encontraba dentro volviera a la vida. Pero eso nunca sucedería. Metió su mano en el bolsillo, y con mucho cuidado, extrajo un pimpillo de rosa celeste seco, y lo colocó con cariño sobre los restos de su amada...
La ceremonia de entierro terminó, y tras despedirse unos con otros, la gente comenzó a retirarse. Harry tan solo saludó a los padres de Catherine, a quienes quería mucho. Y luego, se alejó del grupo, y se sentó en un banco, mientras que la lluvia caía sobre él.
-Hasta el cielo lamenta su muerte-dijo la voz de un hombre, parado cerca de Harry. Potter levantó levemente la vista¡No! No me mires, Harry, o pueden sospechar. Haz como que no me conoces.-le volvió a hablar la voz. Harry asintió, volviendo a fijar su vista en el piso.
¿A qué has venido, Pondrek-le preguntó, con cierta brusquedad.-No deberías haber salido de la casa-
-Vine a ver como estabas-le contestó el hombre. Harry rió amargamente.-Vamos, Potter, no estoy hecho de piedra¿sabes? Lamento realmente que ella haya muerto.-
-Dime la verdad. No creo que estés arriesgando tu vida por venir al entierro de mi novia-
-Solo a confirmar tu asistencia a la Plaza Mayor en unos días.-soltó Frederick.
-Ahí estaré.-
-Perfecto. Recuerda llevar el Dairmon.-y diciendo esto, Pondrek comenzó a alejarse.-Y Harry... no llores tanto su muerte. Cuando liberes a los Demonios, tendrás tanto poder que podrás devolverle la vida a quien quieras-agregó él, mientras cruzaba la calle. Harry levantó instintivamente la mirada, pero ya era tarde. Frederick había desaparecido.
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Espero que les guste este capítulo. No es muy largo, pero al menos es algo... al menos actualicé rapido!
Por cierto, la historia se está acercando a su final... espero que lo disfruten.
Hcate: gracias por tu review! Hacía tiempo que no recibía comentarios de tu parte. Bueno... he actualizado bastante rápido! Tenes que admitirlo. En cuanto a Ron y Herm... voy a ver que va a ser de ellos! Jajaja (que mala que soy!)
Diana-Lily-Potter: gracias por el review! Me alegros que te haya gustado la historia. Espero que disfrutes de este capítulo.
Doriathen: jajjaa situaciones pendientes! Si, hay ahí una situación entre Harry y Ginny, que ya va a encontrar una solución...
Jeanne: Harry no es TANN malo... solo que está desesperado por ayudar a sus amigos, eso es todo... pero ya vas a enterarte de lo que sucede.
Lucumbus: no te preocupes, no voy a abandonar la historia... y este capítulo vino mas que rápido! Admítanloo!
Balrog: gracias por el review! Me alegro que te haya gustado, y espero que disfrutes de este capítulo.
susiblack: gracias por el review!
Bellatrix88: ante todas tus dudas... vas a tener q esperar otro capítulo! Jajaja, gracias por estar siempre amiga!
Saludos mágicos,
Mirlaurë
