Capítulo XIII: 21 de Junio

Luego de la muerte de Catherine, Harry no volvió a ir nunca más al cuartel del aurores. Ya fuera por depresión o falta de ganas, Harry permaneció todo el tiempo encerrado en su casa. Derek y Marian acostumbraban visitarlo todas las tardes, luego de la larga hornada de trabajo, y le daban un informe sobre como iba la investigación sobre Pondrek y Dolbour. Sin embargo, la tarde del día 19 de junio, Harry les había pedido a ambos que la tarde siguiente no fueran a visitarlo, porque no estaría. Y era verdad...

La noche del 20 de junio Potter se visitó rápidamente con una túnica negra, y tomó de la mesa de luz de su cuarto el Dairmon que había depositado allí minutos atrás mientras se vestía. Lo colocó de manera segura en su bolsillo, y tomando un sombrero y un sobretodo (ambos negros) de un perchero, se dispuso a salir.

Subió a su moto, y salió a toda velocidad hacia el centro de la ciudad, listo para terminar de una vez por todas con lo que había comenzado hacía ya tiempo atrás.

Se detuvo unas cuadras antes de llegar al lugar indicado. Bajó de la moto, y se acomodó el sombrero de manera que éste vistiera su sombra sobre el rostro de Harry. Caminó con paso tranquilo, mirando con cuidado a su alrededor. El tapado ondeaba detrás de él por el débil viento de verano... sí, faltaba poco tiempo. Debían estar listos para las 12 en punto de la noche. El ritual debía realizarse justo luego de la última campanada del día 20.

Finalmente llegó a la plaza central de la ciudad. La gente caminaba alegremente, a pesar de que no era un día caluroso, nadie llevaba demasiado abrigo... excepto Harry, y otras dos personas, una ubicada en la esquina derecha de la plaza, y la otra en la esquina izquierda. Ambas personas llevaban un tapado muy parecido al de Harry.

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En el cuartel de aurores, Marian y Derek seguían analizando la información que yacía ante ellos. Pero algo seguía faltando.Marian miró el mapa con detenimiento... tratando de encontrar allí la respuesta.

Una estrella como el Dairmon...-repitió para si misma, mientras seguía las líneas del mapa con un dedos.-No puede ser...-se dijo para si misma.-El centro... está vacío... y sin embargo, es el poder... ¡DEREK!-gritó sorpresivamente.-¿dónde está el Libro Blanco?-inquirió.

En la casa de Potter.-anunció este.

Vamos para allá. Creo que ya tengo la solución.-le dijo ella.

¿Qué?-preguntó Derek, asombrado. Marian nunca había escuchado tanta emoción en la voz del joven.

El Dairmon... su centro, está vacío... solo humo... no hay nada, y sin embargo, encierra un gran poder... la estrella del mapa, el centro está vacío, no hay nada, y sin embargo, es la clave de todo... lo mismo el libro! Las últimas hojas, están vacías, pero apuesto que allí se guarda lo que necesitamos para resolver este problema.-explicó ella rápidamente mientras corrían hacia las chimeneas del Ministerio.

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Potter torció su mirada hacia el gran reloj que había en la torre mayor de la iglesia del lugar. Faltaban solo unos minutos para las doce de la noche. Metió su mano en el bolsillo, buscando el Dairmon, y sintió que sus latidos se aceleraban cuando sus dedos rozaron el frío material del cual el Dairmon estaba hecho. Tomó su varita con la otra mano, listo para hacer lo que habían estado esperando durante largo tiempo. Miró a los otros dos hombres que vestían tapados, y ambos asintieron con la cabeza. Ya era hora.

Escudo protecto!-gritaron tres voces al mismo tiempo. Todas las personas de la plaza salieron disparadas en distintas direcciones, menos los tres hombres vestidos en largos tapados, quienes parecieron quedar encerrados dentro de una burbuja semi transparente, justo en el centro de la plaza, donde se alzaba una fuente de agua.

Justo a tiempo, Potter-lo saludó Denewis.

Como siempre-respondió Harry, levantando levemente el sombrero para que se le viera la cara. Una sonrisa extraña cruzó su rostro.

Apurémosnos.-dijo Frederick, quien ya estaba agachado junto a la fuente-Busquen alrededor de la fuente. Tiene que haber tres marcas. Son las marcas exactas donde se deben ubicar los Dairmon. Potter y Dolbour obedecieron, y comenzaron a caminar alrededor de la fuente.

Harry se detuvo abruptamente. En el borde de la fuente había una figura como la de un ángel, con sus manos en alto, y sobre dichas manos, había un extraño hundimiento, en forma de estrella de cinco puntas. "Tanto tiempo en esta plaza, y nunca noté esto" se dijo para sí mismo.

¡Los ángeles!-gritó Potter a sus compañeros. Ambos torcieron la cabeza, con el ceño levemente fruncido.

¿De qué hablas?-preguntó Denewis, confundido, con su Dairmon en mano.

Busquen los ángeles en el borde de la fuente. Son la clave.-explicó Harry.

Acá hay uno... parece parado sobre una especie de estrella de cinco puntas...-declaró Pondrek.

Y acá hay otro, que tiene una estrella de cinco puntas brillando sobre su cabeza-anunció Dolbour.

¿Qué hora es?-preguntó Frederick.

30 segundos para las doce...-anunció Potter.

Aguarden... estén listos para cuando escuchen la última campanada...-les dijo Frederick.

20 segundos...-infirmó Denewis, con la mirada fija en el reloj.

10 segundos...-continuó Harry la cuenta regresiva. Y entonces...

¡Una campanada!-gritó Frederick. Alrededor del escudo en forma de burbuja ya se habían aglutinado varios aurores, que traban de traspasarlo... pero era inútil. Era magia demasiado antigua como para que lograran sobrepasarla.

¡Dos campanadas!-continuó Denewis. Harry sostenía el Dairmon con fuerza, frente al ángel que le correspondía. Cuando fuera la campanada 12, tendría que colocarlo en el hueco correspondiente.

¡Tres campanadas¡Cuatro campanadas¡Cinco campanadas¡Seis campanadas!-iba diciendo Frederick.-¡Siete campanadas!

¡Ocho campanadas!-dijeron los tres al unísono. Harry sentía que el corazón se le saldría por la boca. En pocos segundos susu mejores amigos estarían de regreso con él.-¡Nueve campanadas¡diez Campanadas¡Once campanadas!-dijeron los tres, y callaron repentinamente. Los nervios los carcomía. Desde afuera, los aurores probaban todo para entrar.

¡Doce campanadas¡AHORA!-gritó Frederick. Los tres obedecieron al mismo tiempo. Los Dairmon entraron a la perfección en los agujeros de la fuente.

Durante unos segundos, el silencio fue absoluto. Y luego, como una explosión, el agua de la fuente salió disparada hacia arriba, girando a grandes velocidades. La columna de agua debía de tener más de 15 metros. Giraba a gran velocidad, pero no se derramaba ni una gota.

¡Los maleficios!-dijo Dolbour, reaccionando ante la primera impresión. Los tres se pusieron de pie, listos para realizar el maleficio del Encierro, y liberar a los Demonios.

¡Harry no!-gritó la voz de Derek, desde el otro lado de la burbuja. Potter giró instintivamente la cabeza, para ver a sus dos amigos gritando desesperados. Lo habían descubierto... "Era de esperarse... son muy inteligentes" se dijo para si mismo. Pero no se detuvo. Tenía que hacerlo... por sus amigos... por Cathy...

Deténganse, ahora-les dijo una voz imperiosa. Parada no lejos de la fuente, y dentro del escudo protector se encontraba Natasha, la Kaidath.

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Perdón por tardarme tanto... tuve una serie de problemitas... pero acá esta el capítulo... LA HISTORIA SE ACERCA A SU FINAL! ESTEN LISTOS...

Saludos mágicos,

Mirlaure