Pecado Original Por: Mirlaure

Summary: Una misión, una isla paradisíaca, una hermosa pelirroja... Deseo, pasión, mentiras, engaños, celos, odio, venganza. Harry Potter es un auror encargado de llevar acabo una arriesgada misión en las Islas Caimán. Pero una persona inesperada cambia la perspectiva de las cosas. ¿Cómo seguir ahora que ella está ahí?

Advertencia: los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling y Cía. (A excepción de esos que inventé yo). Tan solo los uso para esta historia, porque soy una fanática adicta a la escritura. ^_^

Capítulo 1: Las Islas Caimán

Miró superficialmente el lugar. Playa, arena y mar. Un lujoso hotel se alzaba frente a él, invitándolo a entrar. Y después de todo, era ahí donde tenía que ir.

Estúpida misión. ¿Por qué él? Había tantos otros para llevarla a cabo. ¿Por qué él? Estaba haciendo un excelente trabajo en Los Ángeles, con la caza de vampiros. Pero no. Tenían que enviarlo a las Islas Caimán.

El calor era agotador. Entró en el hotel, todo hecho en piedra color... ¿arena? ¿Era eso un chiste? La cúpula de la recepción era de vidrio, y el sol se filtraba por ella, haciendo de la habitación un verdadero invernadero. Se acercó a la recepcionista del hotel, una muchacha joven que lucía una radiante sonrisa de bienvenida.

-Buenos días caballero, ¿en qué puedo ayudarlo?-le preguntó. "De buenos no tienen nada, linda" pensó él para sus adentros.

-Vengo por la reservación de una habitación a nombre de James Evans-le dijo el muchacho de pelo negro, quitándose los anteojos de sol, y colgándoselos por el cuello de su camisa azul, la cual tenía ahora varios botones desabrochados, y las mangas arremangadas.

-Oh, lo estábamos esperando, Señor Evans. Aquí tiene las llaves de su suite. La número 90, con vista al mar, como la pidieron.-le informó la chica, y chasqueando los dedos, unas llaves aparecieron flotando frente a él.

-¿Un suite?-le preguntó a la muchacha, mientras tomaba las llaves. Ella asintió, aun con la sonrisa en los labios.-¿Y con vista al mar?-volvió a preguntar, frunciendo el entrecejo. Ella volvió a asentir. Él ahogó una risa divertida. Hizo girar las llaves en su dedos índice-Bueno, me voy a mi cuarto. Por favor, que nadie me moleste en lo que queda del día.-pidió, mientras que le sonreía a la muchacha, y se dirigía hacia el ascensor.

-Señor Evans... ¿quiere que le subamos el equipaje?-le preguntó la muchacha, antes de que él subiera al ascensor.

-No es necesario. Mi equipaje ya está en la habitación. Gracias de todos modos, preciosa-le respondió él, justo a tiempo, antes de que las puertas del ascensor cerraran. La muchacha se sonrojó notoriamente.

Finalmente, y tras un largo tiempo de ir deteniéndose en cada piso, el ascensor llegó al piso 9, donde se hallaba la habitación del muchacho. Insertó la llave en la cerradura de la habitación número 90. Una serie de ruidos, como cerraduras destrabándose, se escucharon, y la puerta se abrió por si sola.

Frente a él, tenía una hermosa suite, increíblemente espaciosa, el dormitorio con cama doble, mesa de pool, un cocina gigante, un piano, un balcón con vista al mar, y un baño con una bañera de hidromasajes y un jacuzi. Tiró su campera de cuero negra sobre una de las lujosas sillas, y admiró la habitación, complacido.

-Esto me empieza a gustar-dijo mientras una sonrisa de lado se le dibujaba en el rostro. Se tiró sobre la cama, comprobando así lo mullida y cómoda que era. Cerró los ojos, dispuesto a dormir una siesta.

-POTTER!-llamó una voz a los gritos, desde el comedor. El muchacho abrió sus ojos esmeraldas, y una expresión de fastidio e irritación surcó su rostro joven y apuesto. Se puso de pie y caminó hacia la chimenea de la habitación, en la cual se podía ver la cabeza de un hombre grande, de bigotes y barba, que comenzaba a sufrir el terrible problema de la calvicie. Sus ojos marrones estaban entornados de manera amenazadora, y su rostro hinchado de ira. El muchacho lo miró con calma.

-¿Si, señor?-le preguntó.

-Harry James Potter, estas tarde-le dijo el hombre, y luego, toda expresión de enojo se borró, y el hombre estalló en carcajadas. Harry también rió.-Explícate muchacho.

-Hubiera llegado a tiempo si usted no me hubiera obligado a tomar un avión muggle, señor Harver-le dijo Potter, sonriendo.

-¿Te gusta la suite?-le preguntó Harver.

-Agradable. Espaciosa. Cómoda. Pero no hay nada como el hogar, señor, si me lo pregunta-le dijo Harry, en tono de burla.

-Hace tiempo que tu no vas a tu verdadero hogar, Potter-

-James Evans, señor, no se olvide. Recuerde que no deben saber quien soy.-le dijo Harry.

-Veo que la poción para esconder la cicatriz es exitosa-

-Muy exitosa, señor.-hubo una pausa-¿A qué vino, señor?-soltó Potter.

-Solo a recordarte que no estas de vacaciones Harry. Hay una misión de por medio-

-Ni que me lo diga. Yo no pedí venir aquí. Odio el calor.-se quejó Potter. Harver rió.

-Muchacho, algún día, cuando llegues a mi edad, vas a desear pasar lo que te quede de vida en un lugar como esa isla. Recuérdalo, porque son las palabras de un viejo cansado-le dijo Harver. Potter le sonrió.

-No lo creo señor. Yo nací para lugares más fríos. Como Londres- contradijo Harry.

-En unos años verás que todo cambia, Potter.-y diciendo esto, Harver desapareció de la chimenea.

Y Harry quedó allí, solo, con una enorme habitación, la playa, el calor, el mar, y la misión más grande de su vida.

Se desabrochó por completo la camisa, dejando a la vista el cuerpo que había estado trabajando muy duro desde que se había convertido en un Auror. Abrió los ventanales que daban al balcón de su habitación, y salió al mismo. Se apoyó sobre la baranda, respirando hondamente el aire de mar. Abajo, una playa de arena blanca y agua turquesa se extendía infinitamente. No tenía ganas de estar ahí. No tenía ganas de llevar a cabo esa misión. Pero ya era tarde. Ya estaba en las Islas. Y el día recién comenzaba. Abajo, en la playa, había un pequeño puesto de bebidas. Hecho de hojas de palmera y caña, el puesto era muy silvestre, pero todos los que se hospedaban en aquel hotel acudían a aquel puesto para tomar una bebida. Vio a varias personas en la playa. Era el horario perfecto. Había varias muchachas, pero desde el piso nueve, era difícil verlas. Talvez podía darse una vuelta por la playa, conocer gente... no tenía que trabajar hasta la mañana siguiente.

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Y bueno... acá estoy con otra historia. Hace un tiempo vi una película que me gustó mucho: Pecado Original, y esta historia tiene algunos detalles inspirados en esa película, pero la trama no es nada que ver. Espero que les guste... es algo nuevo que estoy probando, diferente. DEJEN REVIEWS!! Aunque sea para decirme que es pésima.