Capítulo 8: Traición

Caminaba tranquilo por las playas del Caribe, en silencio. La morocha que iba junto a él parecía preocupada, pero no decía nada. El mar estaba tranquilo, y el sol se encontraba ya a más de medio camino en el cielo, decidido a desaparecer en unas horas.

-Harry...-susurró Hermione, decidida a decir lo que ocupaba su mente.-Hay algo extraño en Melanie-soltó repentinamente. Harry se detuvo brevemente, y la miró extrañado.

-No comprendo lo que quieres decir, Herm-le dijo, en tono extrañado.

-Sí que me comprendes, Harry. Tu también te has dado cuenta. Esconde algo. Algo grande.-agregó la muchacha en tono serio, con la mirada perdida, como si quisiera adivinar lo que escondía la pelirroja.

-No sé de que hablas.-negó Potter, continuando con la caminata.

-¿Por qué le has permitido acceso libre a tu cuenta bancaria?-lo interrogó Granger. Potter arqueó las cejas.

-Porque es mi esposa-

-Sí, y eso es lo único que sabes de ella.-atacó Hermione.

-¿A qué quieres llegar, Hermione?-dijo Harry, quien comenzaba a enojarse.

-No confío en ella, Harry. Hay algo que no me gusta. Algo que me suena a engaño-sentenció la morocha.

-No cambias más, Hermione-dijo Harry entre risas.-Tu siempre eres tan analítica. Pero algún día aprenderás a que hay veces en donde uno tiene que dejarse llevar por los impulsos, y olvidarse un poco de la mente-le dijo Potter, mientras que la abrazaba amistosamente.

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Llegó ante la puerta de su cuarto privado en el Hotel. Se disponía a abrir la puerta cuando descubrió que ya estaba abierta. Frunció el entrecejo. Eso no estaba bien. Melanie nunca dejaba la puerta abierta... Entró en un silencio absoluto, y cerró la puerta detrás de él, tratando de no hacer el menor ruido.

-Que bueno que llega temprano, señor Evans-susurró una voz ronca a su espalda. Giró bruscamente. Un hombre de su edad, con la barba un poco crecida, y el pelo color castaño claro lo miraba fijamente a través de sus ojos color miel.-Mi nombre es Samuel Fernández, Auror-se presentó el hombre, mostrándole la identificación.-Trabajo en investigaciones.-explicó, mientras que le extendía la mano como saludo. Harry la estrechó con cierta desconfianza.-Disculpe que haya entrado a su dormitorio sin permiso, pero es que afuera hacía mucho calor como para esperarlo-agregó con una leve sonrisa mientras que se sentaba.

-¿En qué puedo ayudarlo, señor Fernández?-preguntó Potter. ¿Lo estaba buscando a él por algún motivo?

-La verdad es que busco a su esposa, señor Evans.-el auror fue directamente al grano. Harry levantó las cejas, sorprendido, sentándose también en una de las sillas de la mesa.

-¿Y por qué la busca, se puede saber?-preguntó Harry, cada vez con mayor desconfianza.

-Su esposa vino hace ya más de un mes a las Islas en un barco llamado Verde Esperanza, desde Norteamérica. Fue durante ese viaje que desapareció la actriz principal de un grupo de teatro que ahora está presentando la obra de Drácula. Unos brujos bohemios algo extraños, si me lo pregunta-agregó Samuel. Hizo una pausa en la que sacó un atado de cigarros del bolsillo, y prendió uno.-¿Quiere?-le ofreció a Potter.

-No, gracias. Dejé de fumar-le informó el morocho.

-La cuestión es que estuvimos buscando el cuerpo de esta mujer, llamada Hedda Foxer. Pero en cambio, encontramos el cuerpo de otra pasajera del barco.-una nueva pausa en la cual Samuel fumó una pitada.-Le dejaré adivinar quién era esa mujer, señor Evans.-

-¿Por qué habría de saberlo yo, señor Fernández?-dijo Potter en un tono un tanto agresivo.

-Porque su nombre era Melanie Lee-sentenció el auror. Harry sintió que le bajaba la presión.

-Es imposible-susurró, poniéndose nuevamente de pie.-¡Usted se ha vuelto loco!-gritó repentinamente. Samuel permanecía quieto, inmóvil frente a Potter, lo cual desesperaba aún más al pelinegro.-Lárguese inmediatamente de mi dormitorio.-Fernández no opuso resistencia.

-Nos volveremos a ver, señor Evans-susurró mientras que salía de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

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Era tarde. Muy tarde. Y Mel todavía no había regresado. Comenzaba a ponerse nervioso. Se asomó al balcón de la suite, y miró hacia la playa, con la esperanza de encontrarla caminando por allí.

-Relájate, Harry-le dijo Ron, quien se hallaba sentado cómodamente en un sillón, con una copa de vino tinto en la mano derecha.-Seguro se retrasó con algo, ya va a llegar.-le aseguró el pelirrojo, tomando un sorbo de la copa.

-Me preocupa que no haya llegado-confesó Potter, caminando de una lado al otro de la habitación.

-Te comprendo.-murmuró Ron, y acto seguido miró su reloj de muñeca, el cual tenía una gran cantidad de agujas, y cuyo significado parecía algo complicado para descifrar.-Tengo que irme, hermano-le dijo, aún con la vista en el reloj.-Trata de traquilizarte. Seguro llegará en unos minutos-le aseguró Weasley, poniéndose de pie y dándole una palmada en la espalda. Harry escuchó como se cerraba la puerta de salida, y permaneció allí de pie, mitad pensando en dónde estaba Melanie, y mitad pensando en lo que horas atrás le había dicho el detective.

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Despertó la mañana siguiente solo para descubrir que Melanie todavía no había regresado. Se sentó en la cama, tratando de pensar una solución a su problema. Se pasó una mano por los cabellos negros, nervioso. No comprendía que era lo que estaba pasando. Pero de algo estaba seguro: nada de eso podía estar bien. Se puso de pie, y vistiéndose rápidamente, salió hacia el lugar donde creyó que encontraría una respuesta: Gringotts.

"Talvez la asaltaron durante la tarde, y la obligaron a retirar algo de dinero de la caja"pensó Harry, mientras que caminaba a pasos agigantados por las calles rústicas de la ciudad. Se detuvo frente a un edificio abandonado, y sacando su varita del bolsillo, golpeó tres veces en la puerta, y ésta se abrió mágicamente. Entró.

Las instalaciones de Gringotts eran realmente muy ostentosas. Los duendes iban de un lado a otro, cargando con monedas de oro, o guiando a la gente que deseaba hacer extracciones de dinero. Si bien él no tenía su dinero en aquel banco, años atrás había hecho un convenio con Gringotts que le permitía extraer lo que deseara de su cuenta en cualquier parte del mundo. Esto había sido principalmente por el hecho de que siendo Auror estaba permanentemente en movimiento de un país a otro.

Se acercó a uno de los duendes de recepción, decidido a preguntarle lo que mantenía su mente completamente ocupada.

-¿Puedo ayudarlo?-dijo con voz gruñona el duende.

-Sí, deseo hablar con Karpalt.-le dijo Potter decididamente.

-¿De parte de quien?

-Harry Potter-respondió él, en tono algo altanero. El duende pareció mirar en una lista que tenía guardada, y luego, volviendo a mirar al muchacho, esbozó una leve sonrisa.

-Sígame-le dijo, y saliendo de detrás del cubículo de recepción, lo guió hacia una gran puerta de hierro que se alzaba a la izquierda. Cruzándola, Harry se encontró con otro pasillo, bastante corto, que desembocaba en otra puerta idéntica a la anterior. Potter ya había recorrido varias veces ese camino antes, ya que siempre que necesitaba hacer alguna sustracción de dinero, o bien algún tipo de arreglo, pedía por Karpalt.

Cruzando la segunda puerta, Harry se encontró dentro de un gran dormitorio muy bien decorado, aunque algo frío y poco acogedor. Sentado detrás de un escritorio, contando monedas de oro puro, se encontraba el duende más importante de aquella cede de Gringotts: Karpalt.

-Potter-pronunció Karpalt con una voz aguda y antigua, deteniendo su cuenta.-siéntese-lo invitó el duende, mucho más educado que el resto de los duendes que allí trabajaban. Harry obedeció la invitación, sentándose frente a Karpalt.-¿qué lo trae por aquí?

-Quisiera saber si mi esposa ha realizado alguna sustracción de dinero de nuestra cuenta, últimamente.-respondió Harry, sin ganas de andar con vueltas. El duende lo miró brevemente, con una expresión divertida en el rostro.

-Oh, sí, ha sacado dinero últimamente.-confesó Karpalt.

-¿Cúando?-preguntó Harry, algo brusco.

-Ayer mismo, durante la tarde.-respondió el duende, comprobándolo en una lista que tenía a su derecha.

-¿De cuánta cantidad?-preguntó Potter nuevamente, tratando de mirar la lista que el duende tenía en su posesión. Karpalt soltó una risa aguda y fina.

-Bueno... digamos que sacó todo, señor Potter. Solo le quedan 2 galeones y 4 knuts.-le respondió el duende, tratando de mantenerse serio. Harry empalideció por completo.

-Eso es imposible. Había muchísimo dinero en la cuenta. No pudo haberlo sacado todo del banco. ¿Cómo se lo llevó?-reaccionó el pelinegro, poniéndose cada vez más nervioso.

-Es que no lo sacó, señor Potter. Pidió que todo el dinero, a excepción de 2 galeones y 4 knuts, fueran transferidos a una nueva caja de seguridad.-le explicó Karpalt, juntando las yemas de sus dedos.

-¿A cuál?-preguntó Harry, casi sin aire.

-Lo lamento, señor Potter, pero no puedo decírselo. La señora Potter no dejó escrito en ningún lado que la cuenta era compartida con su marido, y ya que usted no tiene la llave... –hizo una breve pausa como si lo que ya había dicho dejara todo claro. Potter se dejó caer contra el respaldo de la silla, abrumado y confundido.-Usted sabía a lo que se arriesgaba dándole a la señora ingreso libre a su caja de seguridad-agregó Karpalt.-Ahora, si no tiene nada más que pedirme, señor Potter, le pediré yo a usted que se retire para que yo pueda continuar con mi trabajo.

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Entró en el dormitorio, todavía confundido. ¿Por qué? Fue hasta el dormitorio, y como impulso, abrió la puerta del ropero donde Melanie guardaba sus cosas. Vacío. De haber hecho eso mismo la noche anterior, se habría dado cuenta de era víctima de una estafa.

Melanie se había fugado, con toda su plata.

Lo había traicionado.

Se dejó caer en el suelo, desconsolado.

-Tendría que haberme escuchado, señor Evans. Se habría ahorrado entonces muchos problemas-comentó una voz ronca a su espalda.

-Señor Fernández-dijo Potter, sin siquiera pararse o girar a mirarlo.

-Mire en el estado en que se encuentra, señor Evans. Es lamentable que un hombre como usted esté así por culpa de una mujer como ella-le dijo Samuel, sentándose también en el suelo, enfrentado a él.

-¿Qué es lo que sabe de ella?-le preguntó Harry, con la mirada perdida y la voz apagada.

-Para empezar, que ella no es Melanie Lee, sino Hedda Foxer. Ella pertenecía al grupo de teatro que viajaba en el mismo barco que Melanie. Y arregló junto con otro actor de la obra, Jacques Walshey, matar a la muchacha, y tomar su lugar.

-¿Con qué objetivo?-cada palabra que el Auror decía confundía aun más a Potter.

-Con el objetivo de poder quedarse durante un mes en el hotel más caro de las Islas Caimán y así conquistar algún hombre rico, al cual después pudieran estafar. O sea, usted-la respuesta de Samuel hizo que Harry se sintiera aún más miserable.

-Y ahora escapó con Jacques y con mi plata, ¿verdad?-

-No-negó Fernández.-Escapó sí con su plata, pero no con él. Parece que no solo lo ha traicionado a usted, sino que también a su compañero.-dijo Samuel en tono irónico.

-Ayúdeme a encontrarla-le pidió Harry, mirándolo por primera vez a los ojos.

-Déjela, señor Evans. Déjela ir. No vale la pena perseguir a un amor perdido-trató de convencerlo el auror. Harry comenzó a reír en voz baja, mientras que negaba con la cabeza.

-Usted no entiende-habló finalmente.-No quiero encontrarla para recuperar su amor.-hizo una breve pausa. Sus ojos brillaron con cierta demencia.-Quiero encontrarla para matarla.

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Si, lo se, es corto, y pido perdón, pero no tuve mucho tiempo para escribir... y estoy algo escasa de inspiración... pero espero que les haya gustado al menos... parece que las cosas se están poniendo feas... mmmmmm....

Hcate: si, se puede decir que Moreno no era una... sorpresa. Espero que te hayan gustado los capítulos 8 y este 9.... no son gran cosa, pero es lo mejor que pude hacer... la verdad es que nose porque salen esos extraños signos... 0S Me alegra que sigas mis historias tan fielmente... al menos hay alguien a quien les gustan!

Bellatrix88: espero que te haya gustado! Jajaja, si, Mel se traía algo entre manos, eh? Jajaja, parece que Harry siempre hace las cosas mal! Pobre... me da un poco de pena... pero recuerden que la historia se basa en una película... en general, claro.

Paulina Gryffindor: jajaa, muchas gracias por el review! Si, es verdad, en general todos te muestran a Draco como un héroe que dejó el lado oscuro para hacer algo bueno... pero parece que le cambié un poco el papel en la mía, no? Gracias por los halagos, y espero que te haya gustado este cap.

Valery, Eric Hufflepuff, Lola90 y Parvati-Patil muchas gracias por sus mails! No les respondo acá porque ya les respondí con un mail, pero igual quería agradecerles...

A propósito, para los interesados, mi FF Dark Potterestá llegando a su fin... las cosas se complican, y nada es lo que parece hasta el final... ¡Espero que les guste! Y Gracias.

Saludos mágicos a todos,

Mirlaurë