Capítulo 10: Asesina al asesino
Alguien tocó insistentemente a la puerta. Harry giró en la cama, apretando fuertemente los ojos, no queriendo despertar. ¿Quén diablos molestaba a esas horas de la mañana? Harry se levantó de la cama, completamente desnudo. Melanie, acostada junto a él, abrió los ojos perezosamente.
¿qué haces?-le preguntó, sentándose en la cama. Harry se había puesto de pie, y sin siquiera vestirse, caminaba hacia la puerta. Alguien, del otro lado de la misma, seguía golpeando insistentemente. Mel se levantó y fue junto a su esposo, quien ya estaba frente a la puerta.
Potter abrió la puerta con cierta violencia, y se encontró de frente con el Sr. Lourens, el supuesto prometido de Melanie.
¿Puedo ayudarlo?-preguntó Potter con vos divertida al hombre que lo miraba espantado. Melanie se quedó quieta, fuera de la vista del hombre, riendo para sus adentros.
Buscaba a... Valery-tartamudeó el hombre.
Lo lamento, ella es mi esposa, y no tiene interés en verlo a usted. Que tenga un buen día-se despidió rápidamente Harry, cerrándole la puerta en la cara. Melanie estalló en risas, como no había reído en mucho tiempo. Sintió que volvía a ser feliz, y que nada iba a arruinar ese momento.
Ninguno de los dos supo entonces que la felicidad estaba todavía demasiado lejos para ser tangible. Porque los ojos pueden engañar muchas veces, pero el alma siempre dice la verdad. Su pecado sería el karma que los perseguiría hasta las mismas entrañas del infierno.
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Tenemos que escapar-susurró la voz de Harry al oído de la pelirroja.
¿Escapar?-preguntó ella, sin comprender, separándose levemente del hombre que la abrazaba.
Hay un auror... Samuel Fernández. Te busca por el asesinato de Melanie Lee... yo le pedí que me ayude a encontrarte... pero ahora q te he recuperado, no voy a permitirle que te aleje de mi...-explicó brevemente Potter, en tono tranquilo. La chica le sonrió levemente... parecía nerviosa.
¿A dónde vamos?-preguntó ella, dudosa, con la mirada perdida.
A México... podemos ir allí... nadie nos encontraría.-dijo Potter.
Es una locura-
Es la única salida-agregó él apresuradamente. Melanie lo miró brevemente a los ojos. Por unos segundo, solo durante unos breves segundos, Harry tuvo la sensación de que Melanie parecía preocupada.
De acuerdo.-accedió ella finalmente.
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Era una gran mansión en las afueras de las afueras de México. En un pueblo pequeño, alejado de todo. Era lo que ellos necesitaban.
Caminaba tranquilo por entre las calles. Hacía ya más de cuatro meses que se habían instalado en aquella casa, y la vida les empezaba a sonreír, a ambos. Se sentía complacido. Completo. Ella no completaba. Sonrió. Hacía calor. Siempre hacía calor. Se detuvo frente a un pequeño puesto ambulante, a hablar con el hombre que todas las tardes pasaba por allí, y con el cual siempre entablaba conversación.
Fue en ese momento, cuando lo vio.
Sintió que el alma se le salía por la boca.
Allí estaba Samuel, caminando entre la gente, buscando. Buscándolos.
Instintivamente Potter corrió hacia su casa. Encontró a Melanie hablando con una de las sirvientas en la terraza que comunicaba a todos los dormitorios del segundo piso. No lo pensó dos veces. Antes de que ella pudiera reaccionar la empujó detrás de una columna, evitando que la viera Samuel... justo a tiempo.
Harry¿qué...-quiso preguntar ella, pero el joven le colocó un dedo en los labios, indicándole que callara. Fernández permaneció solo unos segundos más allí parado, y luego, descendió por una de las calles, alejándose de la casa de Harry y Mel.
Samuel está acá-anunció finalmente Potter, más relajado. La cara de Melanie se contrajo en una horrible expresión.
Es imposible...-objetó ella.
No, no lo es. Lo acabo de ver. Tenemos que irnos.-Harry hizo una pausa.-Ya.-Harry la tomó fuertemente de la muñeca, y la empujó hacia adentro de la casa. Una vez adentro, Cerró el ventanal por el cual habían entrado, y comenzó a abrir cajones y percheros, y a sacar todo tipo de cosas. Agachándose bajo la cama matrimonial, sacó una gran valija.-Comienza a guardar las cosas que consideres mas valiosas. Iré al sótano a buscar más valijas. Apúrate.-le dijo un Potter neurótico. Melanie no tuvo tiempo de hacer nada. Harry había desaparecido por la puerta, camino al sótano. Mel no perdió tiempo, y comenzó a buscar entre los cajones sus joyas... pero no estaban...
En el otro dormitorio-susurró, acordándose de que días atrás los había guardado en el dormitorio contiguo porque creía que allí estarían mas seguros. Salió corriendo apresuradamente hacia el dormitorio.
¡Melanie¿Ya guardaste todo?-preguntó Potter, apareciendo nuevamente en el marco de la puerta, con varios bolsos en mano. Descubrió el cuarto vacío. Dejó los bolsos en el suelo, y entró al cuarto, esperando encontrarla en algún lugar escondido del mismo
Así que la encontraste-murmuró una voz calma a su espalda. Harry giró rápidamente para encontrarse con el rostro certero de Samuel Fernández. El auror le sonrió de manera cómplice.-Dime¿qué se siente?-le preguntó, acercándose cada vez más.
¿De qué habla?-preguntó un confundido Harry.
¿Qué se siente tocar su piel? Acariciarla... saber que es tuya... tenerla en tus brazos, y poder abrazarla... poder besarla...-Samuel iba hablando e iba acercándose cada vez más a Potter, hasta que éste quedó atrapado entre la pared y el auror.-Te debes de sentir especial¿verdad?-continuó hablando. Había un dejo de locura en su voz. Potter no llegaba a comprender lo que estaba sucediendo.
Harry tenemos que...-habló repentinamente una tercera voz. Melanie. La chica se quedó de piedra al ver al hombre que se hallaba junto a su esposo, acorralándolo. Samuel sonrió complacido al ver a la joven.
Así que acá estas...-murmuró, y Harry pudo ver que tenía una pistola de su abrigo.
¡Melanie corre!-le gritó el pelinegro, tomando fuertemente al auror por los brazos, empujándolo contra la pared. Pero la pelirroja no supo cómo reaccionar. Samuel golpeó fuertemente a Potter en la mandíbula, haciendo que éste se tambaleara, y logrando escapar. Corrió hacia la chica, quien entonces reaccionó, y trató de huir. Pero Fernández ya la había tomado por la muñeca, y la arrastraba hacia adentro el cuarto.-¡Suéltala!-gritó un enfurecido Potter, haciendo girar a Samuel para enfrentarlo, y golpeándolo nuevamente en el estómago. El auror soltó a la mujer, quien se refugió asustada junto a su cama. Fernández volvió a golpear a Potter, quien golpeó contra la pared, quedando derrumbado contra la misma. Fernández giró a mirar a Melanie, agazapada junto a la cama.
Ahora vamos a arreglar las cuentas pendientes-volvió a hablar Samuel, limpiándose la sangre del labio.
No lo creo-habló la voz de un dolorido Potter. Samuel volvió a mirar hacia Harry, quien ahora se encontraba de pie... con la pistola del auror entre sus manos.
No lo harás-lo retó Fernández, sonriendo de lado.-No te animarás a dispararme-y antes de que Potter dijera algo, se acercó aún más a Melanie.
Te advierto, no te acerques porque voy a disparar-habló Harry, enfurecido.
¿Ah, si?-lo retó el hombre, con un brillo de locura en los ojos.-mírame-continuó, y esta vez, tomó a Mel de la muñeca, haciéndola pararse junto a él. Fue demasiado. Harry apretó el gatillo, haciendo que una bala diera de lleno en el pecho de Samuel. El hombre soltó a la pelirroja, para llevarse ambas manos hacia el lugar en el cual había golpeado la bala. Luego, todavía vivo, dirigió una mirada de odio a Potter.-Maldito-escupió las palabras, mientras metía una mano en su chaqueta, buscando la varita mágica. Harry no le dio tiempo, y volvió a disparar. Samuel se mantuvo de pie unos segundos, y luego, cayó pesadamente contra el suelo... muerto.
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Bueno, espero que les haya gustado este capítulo... sí, lo sé, me tardé una vida... pero no fue mi culpa. Se llevaron mi computadora a arreglar, y recién me la trajeron hace una semana...
Espero que sepan perdonarme...
Saludos mágicos,
Mirlaure
