Adaptación de la obra de Mario Benedetti "Puentes como Liebres". De Shaman King, mi primer Universo Alterno. ¡Hao x Anna, claro!


Sí, sí, no me pertencen ni Shaman King ni sus personajes y mucho menos la historia de del maravilloso Mario Benedetti.
Lo sé, no tengo verguenza... aquí está el final.


BRECHAS EN EL TIEMPO

Por Lady Amaltea

V

El fuego siempre le había gustado. Le agradaban los matices que adquiría dependiendo del combustible, su calor desde la chimenea cuando hacía frío, el místico efecto que causaba en una habitación, cómo los alimentos adquirían nuevos sabores al cocerse, el poder que tenía para mover los viejos ferrocarriles y los barcos, para fundir metales y transformarlos. Su capacidad de destrucción y su simbolismo como elemento del cambio: Lo viejo arde para dar paso a lo fresco. Por eso dicen que uno debe escribir lo malo en papel para luego quemarlo... y olvidarlo.

Debió haber hecho eso hace muchos años.

Quemó las hojas en la serie de veladoras que encontró en una capillita católica que había sido construida cerca de la estación del tren –Tomaría la vieja ruta Yokohama-Tokio-. Ardieron con rapidez. Vio la fotografía por última vez y también la incineró. Ya ni siquiera se veía bien, se indagó porqué entonces no se había deshecho de ella con anterioridad.

Consultó el reloj. Cuarenta minutos. Era un tramo muy corto a la terminal, pero traía consigo un gran maletín, resolvió por abordar un taxi.

La ciudad estaba más que cambiada. Ese edificio y aquel establecimiento no existían. Tampoco había tanta gente. Y aquellos árboles eran apenas brotes en los jardines. No, todavía no brotaban en su máximo esplendor las flores, apenas eran botones en las ramas. Oh, también la estación había crecido y era moderna como las europeas. A primera vista, al país le estaba yendo de maravilla a pesar de los eventos de la década anterior.

Pagó su boleto para la usual primera clase y registró su equipaje. Un chico, empleado del lugar, lo ayudó con su maleta indicándole que él lo guiaría hasta el vagón.

Lo siguió hasta el andén número tres, el vagón era el cinco. Tras darle al joven una generosa propina, éste se retiró para acomodar el maletín en la parte trasera del ferrocarril. Otro vistazo a la hora. Tenía diez minutos para deambular por los andenes, pero estaba tan concurrido el lugar que prefirió ir a tomar su asiento. Mas justo antes de entrar en el tren, escuchó en medio de todo el tumulto al mismo chico que antes lo había auxiliado, allá en la puerta del siguiente vagón de primera.

"Permítame revisar..." Pudo ver que revisaba una lista y se dirigía a un pasajero a quien no pudo distinguir ya que un obeso hombre lo cubría.

"Sí, este es su vagón señorita. Disculpará el error. Usted puede tomar ya su asiento, yo me encargaré de que su equipaje sea almacenado correctamente." Hizo una reverencia. "Que tenga buen viaje, señorita Kyouyama."

"Gracias" Dijo ella, la hermosa pasajera de cabello rubio y kimono negro que ahora podía contemplar gracias a que el gordo ese se había quitado al fin. La dama pronto se sintió observada, le fue imposible dejar de voltear hacia él. "Hao." Susurró. Debió susurrar, porque el ruido de la gente y el motor del tren que comenzaban a calentar, no le permitieron escuchar su voz. Empero, fue capaz de leer en sus diminutos labios pintados de carmín, cómo pronunciaba su nombre al tiempo que sus mejillas se coloreaban.

Kyoyama. Hao debió entonces ir hacia ella y abrazarla, besarla sin importarle que sólo sus maletas llegaran a Tokio. Pero no. Le sonrió queriendo decir "mira, qué coincidencia, justo cuando acabo de dejarte ir, vuelves a mí." Luego, muy al estilo occidental, le lanzó un beso.

"¡Konbawa, mi querida Anna!" Le gritó para que su voz le llegará por sobre las otras. "¡Vagón comedor en quince minutos!" Anna quedó petrificada un pequeño instante, pero de inmediato volvió a la vida.

"¡Que sean diez!" Respondió ella alzando la mano. "¡Y en mi compartimiento, pediré que nos lleven unos panecillos dulces y té!" Anna subió al vagón. Hao, hizo lo mismo e instantes más tarde, la gigantesca máquina inició su marcha.


"Con que de nuevo Kyouyama..." Dijo Hao después de dar otro sorbo a su té.

"Sí." La luz rojiza del atardecer sacaba reflejos dorados al cabello de Anna. Estaba sentada frente a Hao.

"¿Y se me permitirá escuchar una explicación?" Le preguntó Hao.

"Sí tú me dices primero a dónde demonios te largaste y porqué volviste a desaparecer." Un mordisco pequeño al dulce.

"No eres tonta, la razón la sabes." Anna desvió su mirada al paisaje que cruzaba rápidamente por la ventana. Un dejo de tristeza. Claro que la sabía. Su acompañante continuó relatándole de sus viajes. Para cuando concluyó, el té de ambos también se había terminado. "... y aquí estoy."

"Vaya, largo viaje. ¿Y después de que termines tu visita aquí?" Cuestionó Anna sin un tono especial en su voz.

"No lo sé. Aún queda otro tanto de mundo por recorrer. Australia, la Unión Soviética, Indochina... Y muchos más lugares que volver a ver."

"India es muy hermosa." Anna sonrió al decir esto. Hao supo que algún recuerdo de ella y su padre le pasaba por la mente.

Fueron interrumpidos momentáneamente cuando la dama del personal tocó a la puerta para llevarse la bandeja que contuvo los panecillos y el servicio de té.

Silencio después.

"Es tu turno." Dijo Hao. Anna tomó aire como si fuese le costara trabajo respirar, pero sólo era acopio de fuerzas para comenzar el relato. Miró a las colinas que ocultaban el sol.

"Te amo. Te he amado desde el primer día que nos encontramos."

"¿Qué?"

"Hace un apenas dos años que caí en cuenta de ello." Dijo con tristeza al verlo a los ojos.

Indignado, Hao espetó: "¡Vaya! Yo supe que eras la mujer de mi vida desde ese primer día. Creo que soy un poco más inteligente que tú, mi dulce Anna. Pero muero de curiosidad, dime ¿cuándo supiste que me amas?"

"Cuando perdí a mi segundo hijo." Un gesto de sufrimiento.

"Anna..." Expresó con adhesión Hao y le tomó la mano. "Siento..."

"No me des tus afectos aún. Más bien deberás juzgarme por esta confesión. Esas criaturas, más allá de las razones médicas (útero débil, estrecho y mal acomodo del feto), murieron porque no fueron concebidas con cariño." La voz de Anna se ensombreció, pero Hao no dejó su mano un instante. "Un hijo es el fruto del amor entre dos personas." Continuó. "Yo nunca hice el amor con Yoh. Creí que lo quería, que me había enamorado de él, que deseaba ser su esposa y darle un heredero. Pero eso era mentira. Igual que fue mentira cuando me dije que no te amaba."

"¿Por qué negarlo? Te hubiera dado todo desde el principio o lo hubiera dejado si me lo pedías..."

"Lo sé, lo sé" Expresó con dolor. "¿Pero cómo iba a ser amor cuándo lo único que sentía al verte era deseo? Cada parte de ti, tus ojos, tu cabello, la forma en que hablas y andas, tu paciencia y fortaleza, todo me hacía estremecer, querer besarte, ser tuya cada noche. Luego moriste y me así del carácter reconfortante de Yoh y su deseo de llevar una vida fácil y cómoda, de la única persona quien quedaba conectada con mi país y mi pasado. Una dependencia confundida con amor. Luego vuelvo a encontrarte y a pesar de que tenía un esposo entrañable e iba a ser madre, caí en una depresión terrible. No tenía apetito o ansias de salir. ¡Sólo pensaba en ti! Te amaba. Oh, me sentí miserable. Avergonzada porque te quería a ti y no mi familia. Dejé a Yoh. Me excusé diciéndole que no merecía una esposa estéril."

"Supongo que no te dejo ir tan fácilmente".

"Tienes razón. Me rogó, me dijo que eso no importaba, aún me quería a su lado. Era cierto, pero también era verdad que él anhelaba una familia. Su esposa no le correspondía y tampoco le daba un hijo. Ah, Yoh fue muy bueno conmigo, yo no era más que una arpía en su casa. Era mejor irme. Luego..."

"Déjame adivinar" La interrumpió sonriente. "Te pusiste a buscarme, no encontraste ni rastro de mí y regresaste a Japón para comenzar otra vez."

Anna asintió mientras se secaba unas pocas lágrimas que se le escaparon. "Mira cuán débil soy ahora, no poseo la vitalidad que solía cuando me conociste." Dijo. "Fui tras de ti como aquella vez ¿recuerdas? Cuando embriagamos a ese infortunado hombre. En aquel entonces, vine dispuesta a acostarme contigo y dejarte de una vez por todas, saciar mi tentación."

Hao se rió abiertamente, lo cual irritó a Anna quien le retiró la mano. "¿ Saciar mi tentación ? Lo dices como si yo fuese el pecado más horrible sobre la tierra. Casi me diste el papel del demonio hecho serpiente que aparece manipulando a Eva en la mitología cristiana." Otra risa.

"Ojala hubieses sido el mal encarnado, así me habría sido más fácil negarte." Dijo con enfado. "Ahora, si me dejas continuar..."

"Oh, pero por supuesto dulzura." Expresó con picardía. "Ese día no pudimos tuvimos el placer de, si me permites ser algo brusco, darnos un revolcón y..." Anna hizo un gesto desaprobatorio y reanudó sus palabras:

"Lo interpreté como una señal, dejarte; estar contigo no era lo correcto." Una mueca irónica. "Tuve que golpearme la cabeza contra la pared por haberme creído tal estupidez muchos años después."

"Mmmm..." Argumentó Hao "Supongo que haré lo mismo. Fue una idiotez no llevarte conmigo cuando tocamos tierra en China."

"¿Te arrepientes de las vidas que llevamos?"

"No hay porque hacerlo. Hicimos muchas cosas, cada uno aparte, pero fueron buenas; o al menos provechosas. Además el pasado ya abarca algo más de la mitad de lo que quizás serán nuestras vidas, arrepentirnos en este punto es tirar a la basura esos años."

"Supongo que tienes razón. Ha sido una buena vida a pesar de todo." Admitió Anna. "Pero debes admitir lo mucho que te hubiera gustado tomarme en una de las habitaciones de tu galería." Ambos rieron, una risa fehaciente. "Ah, no pude serle infiel a Yoh si bien esa era mi intención. Sí, también aquella vez traté de desquitar mi deseo , pero el hijo que estaba en mí entonces, el sentimiento de deber con tu hermano, me lo impidió."

"Dime Hao," Dijo la chica tras un suspiro "después de tantos años, de mi deplorable papel como madre, aunque mi cuerpo sea infértil y pronto la línea de mi vida y mi juventud comience a decaer ¿aún puedes afirmarme amor?"

"¿Tú aún te atreves a preguntarlo?" Hao meneó la cabeza en un gesto afectuoso de desaprobación. Tomó el rostro de Anna entre sus manos varoniles y la besó con dulzura.

Ya ha caído la noche pero ellos no han encendido las luces. El paisaje es apenas visible en las afueras y de vez en cuando una as de luz se fuga por entre las ranuras de la puerta.

Se habían estudiado durante la conversación. Anna ya no tenía la cinturilla que podía enmarcarse con una falda circular, una primera canita se asoma de vez en cuando en su rubia cabellera. Y a él se le han marcado unas hendiduras debajo de los ojos y unas manchas aparecen en sus manos. Pero no hay vergüenza.

Un ligero aroma dulce en el ambiente es posible percibir. El espectro suave de flores silvestres. ¿Será que se ha colado del campo o es la piel de Anna? Es su perfume, sí, emanó en cuanto le retiró la yukata de algodón oscuro que ahora era un bulto en un rincón junto a su traje.

Y al fin se conocen, con cada caricia, cada beso y cada palabra fundida entre alientos. Vaya que es incómodo hacer el amor en un ferrocarril, pero qué más daba. El ritmo de la locomotora es un compás con el de ellos. Una ventisca golpea la ventana como en el pasado el mar golpeó el casco del barco, "y en realidad es su adolescencia la que penetra alborozada en los quince años de su único amor." (1)

El Encuentro Consumado

01 de noviembre de 2005, 10:28 pm.


(1) "Puentes como Liebres", Mario Benedetti. La frase original está en primera persona.

Notas de la Autora:

Como no vale la pena ser la historia terminada de leer debido a mi incompetencia al actualizar, pues no espero ni pido comentarios. ¿Pues que se cree la gente como yo¿Qué los lectores van a estar esperando centurias a quea uno se le antojeescribir? Mil disculpas fieles seguidores, no es excusa la muerte de mi alma pasional. Regresaré, espero, con los brios en alto y la razón en la tierra. Hasta pronto.

Kamimura:

Jeje, que bueno que me dices, si no, ni cuenta me doy. Muchas gracias por tus comentarios, ojalá y el final no te haya desepcionado.

annakyouyama:

Pos' no, no nos conocemos, pero espero que en este pequeño lapso que te tomaste para leer esta historia, no te hayas aburrido. ¡Gracias!

aishiterumasu hao 'Lilium Lucy':

Que bueno que te reportas como lectora de esta historia, muchas gracias. Oh, pero ya ves que terminaron juntos Anna y Hao. Jajaja y la verdad yo siempre he odiado a Yoh en esta clase de relatos, jaja, Hao es mil veces más lindo nn.

Laymiha:

¡Sí¡Terminaron juntos! Pos' si, es que no iba dejar que Anna se quedara con el tontito de Yoh, jejeje. Espero que no me hayan tomadomaleso de que Anna no fue buena madre por no "querer" a sus hijos y que hasta estéril haya quedado, jeje, es que la verdad yo no tengo instinto maternal y el tema de los niños y los embarazos me aterra, jajajaja. ¡Mil gracias por dejar review!