7. La verdad de Zabini y tristes noticias
"Harry, despierta, que llegamos tarde para el desayuno…" Harry abrió perezosamente los ojos y vio el pecoso rostro de Ron mirándolo desde arriba.
"Ve bajando, ahora iré yo."
Ron asintió y salió de la habitación. Harry se vistió perezosamente y bajó al Gran Comedor.
"¿Qué tenemos ahora?", preguntó al tiempo que se sentaba junto a Ron y se servía algo de zumo de calabaza.
"Encantamientos", dijo inmediatamente Hermione, que ya se había aprendido el horario de memoria.
"Me pregunto qué habrá preparado el viejo enano para este curso" dijo Ron, mirando las lechuzas que en ese momento entraban con el correo.
"¡Ron!"
"¿Qué?"
Hermione iba a contestar, pero Harry, que acababa de coger el Profeta que una lechuza había dejado delante de la chica, la interrumpió.
"Oh, no…"
"¿Qué pasa?" preguntó inmediatamente Ron, y le quitó el periódico.
"Oh, no…"
"¿Qué?"
"Parece que a Voldemort ha dejado de importarle la discreción", dijo Harry. Hermione cogió el periódico y lo puso en el centro. En la portada se veía una casa con jardín, situada en un barrio solitario. Y, sobre la casa…
Una enorme calavera verde, con una serpiente saliéndole de la boca.
"¡Oh, no!" exclamó la chica, mirando fijamente los ojos vacíos de la calavera.
Primeros indicios del regreso de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado
Esta mañana, de madrugada, unos muggles divisaron una "extraña marca flotando en el cielo". Sorprendidos, llamaron a la policía, especie de protectores de los muggles, que encontró dos cuerpos sin vida en el interior de la casa sobre la que estaba la marca. Varios aurores se trasladaron inmediatamente al lugar y, tras comprobar que sobre la casa se encontraba la Marca Tenebrosa, antigua señal de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, borraron la memoria de los muggles e hicieron desaparecer la Marca, llevándose los cadáveres.
Los cuerpos pertenecen a Megan y Ryan Finch-Fletchley, un matrimonio muggle de 37 y 41 años, respectivamente, con un hijo de 15 años, Justin, que se encuentra actualmente en Hogwarts.
No existen pruebas ni indicios del agresor, que utilizó una maldición imperdonable, aunque la comunidad mágica no tiene dudas de que el causante de la muerte de la pareja ha sido Quien-Ustedes-Saben, quien hace poco se confirmó volvía a estar en activo.
Tampoco se conoce el móvil del asesinato, pues la pareja era muggle y, aparte de su hijo, no tenía relación alguna con la magia.
"Quien-Ustedes-Saben no necesita motivo alguno para matar ", aseguraba hoy Joseph Mathrow, amigo de la pareja, quien se encontraba indignado y al borde de las lágrimas. "En sus tiempos, él disfrutaba matando y torturando a las personas. ¿Por qué iba a cambiar? Yo creo que los eligió al azar. No olvidemos que Quien-Ustedes-Saben tuvo siempre el objetivo de hacer desaparecer a todos los muggles y descendientes de ellos, por lo que podría ser una advertencia para ellos, o un aviso de próximos asesinatos"
Esperemos que Joseph se equivoque, y Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado no esté planeando más muertes.
Tras este incidente, el Ministerio de Magia ha recomendado a la comunidad mágica que se mantenga en alerta, y ha comunicado que tomará medidas para investigar el crimen y encarcelar a los culpables.
Los tres amigos giraron inmediatamente la cabeza hacia la mesa de Hufflepuff, pero Justin Finch-Fletchley no se encontraba allí. En cambio, varios alumnos de la mesa lloraban desconsoladamente. Ginny, que se había acercado a ellos por detrás para leer el artículo, se dirigió allí.
"Dicen que esta mañana la profesora Sprout ha ido a recogerlo a la Sala Común para llevarlo al despacho de Dumbledore" dijo cuando volvió.
Todos quedaron callados un momento, sin creer del todo lo que acababan de leer. No se habían llevado muy bien con Justin, pero era un buen chico. Impresionable y sensible.
"¿Qué significa esto?" preguntó Hermione con voz débil. "No tiene sentido… Voldemort no tenía ningún motivo para hacer eso. Oh, pobre Justin, no puedo imaginar cómo se debe sentir…"
Harry, casi instintivamente, miró hacia la mesa de los profesores. Dumbledore, McGonagall y Sprout no se hallaban allí. Snape leía el periódico con los ojos entrecerrados, como intentando descubrir alguna pista en él, y Hagrid comía distraídamente, sin prestar atención en lo que hacía. El resto de los profesores se habían reunido en un círculo y conversaban, con rostros preocupados.
"¿Creéis que suspenderán las clases? Tal vez Dumbledore lo diga en público, como con Cedric" dijo Ron
"Lo dudo" contestó Hermione. "Creo que Dumbledore preferirá seguir con la rutina. Tal vez diga algo, pero no suspenderá las clases."
"Me pregunto qué harán con Justin. ¿Lo mandarán a casa de algún familiar, o lo dejarán aquí?"
"Supongo que le darán unas pequeñas vacaciones ¿no?"
"Sí, es posible. Debe estar destrozado, desde luego hoy no tendrá clases… Harry, esta tarde tienes Oclumancia con Dumbledore, puedes preguntarle qué van a hacer."
Harry asintió, explorando el Gran Comedor con la mirada. Todos estaban tristes y silenciosos, especialmente en la mesa de Hufflepuff. En cambio, en la mesa de Slytherin, casi todos lucían sonrisas mal disimuladas. El único que no parecía contento allí era Blaise Zabini, que bebía su zumo de calabaza lentamente, a sorbos, con la mirada perdida.
Entonces se abrió la puerta que había detrás de la mesa de los profesores y Dumbledore entró por ella, seguido de McGonagall. Todos observaron atentamente cómo el director se colocaba delante de los alumnos y paseaba una mirada triste y ausente por sus rostros. De nuevo, parecía más anciano y más viejo que nunca. Cerró los ojos unos segundos, y luego suspiró largamente.
"Creo que todos sabéis ya lo que pasó la última noche" su voz no tembló en absoluto, aunque tenía un matiz muy triste y profundo. "Ryan y Megan Finch-Fletchley fueron asesinados por lord Voldemort". Inmediatamente, nuevos sollozos invadieron el Gran Comedor. "Justin va a pasar fuera de Hogwarts el tiempo que considere necesario, hasta que pueda volver a la normalidad."
Permaneció un momento en silencio, y luego continuó.
"Sé que esto es muy duro. La herida de Cedric aún no se ha cerrado del todo, y vivir más muertes tan cerca de vosotros es difícil de soportar. Se avecinan tiempos difíciles. Un asesino anda suelto, un asesino muy poderoso y muy peligroso que ya causó mucho mal la última vez que estuvo en activo, y pretende volver a causarlo. Lord Voldemort es muy fuerte. Pero él no sabe lo que es el amor. No conoce el poder de la amistad. No sabe la fuerza que tiene la esperanza. Eso ya le ha causado muchos tropiezos, y de eso nos vamos a valer para derrotarlo. Permaneced unidos, y ni él ni nadie podrán venceros. Separaos, pelead entre vosotros, y acabar con todos será coser y cantar.
"Los más pequeños de vosotros tenéis once años, y seguramente vuestros padres no querrán que os asuste, pero debéis saberlo; estamos en peligro. Hogwarts es un lugar seguro, pero ahí fuera cualquiera puede ser el siguiente. Por eso no debemos escondernos y esperar que pase la tormenta, sino luchar, rebelarnos. Aún sois unos niños, cierto, pero debéis prepararos para el mundo real, para la vida exterior. Debéis conocer vuestras prioridades.
"Sé", dirigió una breve mirada a la mesa de Slytherin, "que algunos de vosotros ya sois mortífagos, por jóvenes que seáis. En vuestras casas os han enseñado siempre a odiar a los muggles y a respetar a Voldemort, y en cuanto salgáis de aquí os grabarán la Marca Tenebrosa en el brazo. Sé que probablemente no hay salvación para vosotros, que estáis demasiado metidos en ese mundo para sacaros ahora. Pero aún tengo esperanza, y creo que todos tenemos un lado bueno, por muy escondido que esté. Espero que lo penséis dos veces, pues esta decisión puede cambiar vuestra vida para siempre, y no es algo con lo que se deba jugar.
"Justin ha sufrido una pérdida terrible, y no importa que sus padres sean muggles; son humanos, como nosotros, y merecen nuestro respeto. Creo y espero que casi todos estáis en contra de la filosofía de Voldemort. Me gustaría que no os conformaseis con lo que tenéis, que luchéis por conseguir un mundo mejor. Es posible cumplir nuestros sueños, siempre que nos esforcemos al máximo y tengamos fe. Y yo tengo fe en que algún día esta estúpida guerra se acabar�, y todos dormiremos tranquilos. Es posible que yo no esté allí para verlo, pero sé que pasará. Por eso lucho, porque quiero adelantar ese acontecimiento, y tal vez mi colaboración sea importante para lograrlo. Como la vuestra.
"Quiero que penséis en esto, que tengáis claro lo que queréis hacer con vuestra vida."
Cerró los ojos de nuevo, y luego dijo, abandonando ya el tono serio y profundo que había empleado durante el discurso:
"Quedan suspendidas las clases de primera hora y todas las de Herbología, pero el resto se darán normalmente. Creo que ahora deberíais ir a vuestra Sala Común y pensar un poco. Bien, eso es todo lo que tengo que decir."
El Gran Comedor nunca había estado tan silencioso. Todos, Slytherin y profesores incluidos, tenían la vista fija en Dumbledore, que exploraba el rostro de cada uno de sus alumnos. Se quedó un rato mirando a Harry, que sabía demasiado bien lo que quería decirle el director con aquella mirada: todos dependemos de ti, Harry. No te sientas presionado, pero el mundo está en tus manos.
¿Qué podía hacer¿Dejar Hogwarts e irse a buscar a Voldemort para matarlo o morir en el intento?
No, desde luego no podía hacer eso. Pero sí podía entrenarse, trabajar duro, convertirse en un mago a la altura de Voldemort, prepararse para cuando llegara el momento. No lo buscaría, pero estaría preparado para cuando lo encontrara. No lo cogerían desprevenido.
Aquel día pasó sorprendentemente rápido para Harry. Sin apenas darse cuenta, llegó la hora de su primera clase con Dumbledore. Se despidió de Ron y Hermione en la Sala Común y se encaminó hacia la gárgola que guardaba la escalera de caracol que subía hasta el despacho de Dumbledore, y entonces recordó que no conocía la contraseña.
Se quedó un momento mirando la estatua, pensando lo que podía hacer a continuación, cuando ésta se hizo a un lado y de detrás de ella salió Fawkes. El fénix dio un par de círculos sobre un sorprendido Harry y luego volvió a entrar en el pasadizo. Harry subió la escalera tras él y cruzó la puerta abierta del despacho del ilustre director.
La estancia estaba exactamente como la recordaba, salvo que los instrumentos de plata que él mismo había roto hacía apenas dos meses volvían a estar en su sitio en perfecto estado. Los retratos de las paredes estaban despiertos, la mayoría observándolo a él. Phineas Nigellus no se encontraba en su retrato. Al fondo del despacho, Albus Dumbledore estaba sentado tras su mesa, escribiendo en un largo pergamino.
"Buenas tardes, Harry", lo saludó, dirigiéndole una breve sonrisa sin dejar de escribir. "Siéntate, por favor."
Harry se sentó en frente de él, al otro lado de la mesa. Dumbledore, con la mano que no usaba para escribir, cogió la varita y convocó una bandeja con zumo de calabaza y galletas para Harry, que cogió una.
"Gracias."
Pasaron unos segundos hasta que el director dejó la pluma y dio un golpe con la varita al pergamino, que se enrolló solo y fue volando hasta un estante cercano. Entrecruzó los dedos y miró a Harry a los ojos.
"Bien, Harry, como ya te dije, hoy vamos a empezar con la Oclumancia. Como ya estuviste practicándola el pasado curso con el profesor Snape, supongo que no tardarás mucho en dominarla. ¿Has practicado algo durante el verano?" Harry negó con la cabeza, algo avergonzado. No había estado pensando precisamente en practicar Oclumancia durante el verano. "Bueno, en realidad me lo esperaba. ¿Has tenido alguna visión¿Has sentido el estado de ánimo de Voldemort?" el chico volvió a negar, y Dumbledore entrecerró ligeramente los ojos.
"Profesor... ¿por qué tengo que aprender Oclumancia todavía? Quiero decir, Voldemort ya no necesita engañarme ¿no? Y mis visiones podrían ser útiles". Él negó lentamente con la cabeza.
"Harry, Voldemort sabe ahora que tú tienes cierto acceso a su mente, y puede defenderse. Él también es un experto en Oclumancia, y puede cerrar su mente. Es cierto que si está furioso o eufórico por algo seguramente tú podrás notarlo, pero él sabe controlar sus emociones, y no se permitirá sentir nada por miedo a que tú descubras sus planes, estoy seguro. Aun así, cabe la posibilidad de que él entre en tu mente para sacar información, o incluso para transmitirte falsas imágenes y pensamientos. El vínculo que hay entre vuestras mentes es muy extraño, y no sabemos qué puede provocar, por lo que debemos estar prevenidos. Por eso debes aprender Oclumancia, para saber defenderte pase lo que pase. Además, nunca está de más saber nuevas técnicas ¿no?", con la varita, convocó otro vaso de zumo de calabaza y bebió un largo trago. "Bueno ¿tienes alguna otra pregunta?"
"Sí, tengo otra… ¿por qué ha matado Voldemort a los Finch-Fletchley?"
Dumbledore suspiró lentamente.
"En realidad no lo sabemos, Harry. Sólo podemos hacer conjeturas. Yo creo que era una especie de… rito de iniciación, o algo así. O estaban desentrenados, y querían recuperar fuerzas. Tal vez… tal vez algún mortífago no tenía mucha simpatía a Justin, y aprovechó que sus padres eran muggles. Pero no podemos estar seguros. ¿Algo más?"
Harry negó con la cabeza, y luego imitó a Dumbledore, que se estaba levantando y empuñando su varita.
"Necesitaremos algo más de espacio..." dijo, y con un elegante movimiento de muñeca empujó la mesa a un lado, dejando más espacio en el centro de la sala. Fawkes, que había estado todo el rato sobre la mesa, al lado del director, levantó el vuelo y se colocó en su percha, más cerca de ellos." Quiero que cierres los ojos y respires hondo, Harry. Deja tu mente en blanco, poco a poco. No te concentres en un pensamiento concreto, no te aferres a nada. Respira hondo, despacio, tranquilamente. No hay prisa..."
Harry obedeció, se dejó llevar. Fue vaciando lentamente su mente de todos los recuerdos, uno a uno. Se sentía allí, de pie, con los ojos cerrados, respirando acompasadamente.
Entonces, oyó una voz lejana diciendo algo incomprensible, y sintió otra presencia. Alguien que intentaba acceder a él, alguien con un poder muy superior al de Snape, aunque no sabía por qué tenía esa seguridad. Pasaron imágenes por su mente, imágenes de su infancia que creía haber olvidado hacía tiempo. De pronto, tenía dos años, y lloraba desgarradoramente porque sus tíos habían regalado a Dudley un sonajero que su primo agitaba delante de él para darle envidia... o estaba encerrado en su alacena, observando cómo Dudley montaba su triciclo por mitad del pasillo... o veía a tía Petunia abrazar y besar a su hijo mientras él fregaba los platos...
Pero poco a poco las imágenes fueron difuminándose, perdiendo la nitidez. Y se dio cuenta de que tenía la varita en la mano, y de que estaba en el despacho de Dumbledore, y de que el director tenía su propia varita en alto y murmuraba algo, con los ojos fijos en él. Cogió su varita con fuerza y dijo el primer hechizo que le vino a la mente:
"¡Expelliarmus!"
Pero no funcionó. Dumbledore hizo un ligero movimiento de muñeca y el hechizo ni lo rozó. Frustrado, Harry perdió ligeramente la concentración y volvió a ver más imágenes: estaba en la cabaña en medio del mar, y veía en el reloj de su primo que se acercaba su deprimente cumpleaños número once… estaba en el bosque, caminando junto a Malfoy, y una sombra se acercaba a él…
Logró recuperar la concentración, y volvió a ver el borroso despacho de Dumbledore. Apretó de nuevo su varita, buscando algo más efectivo que el Expelliarmus, y recordó las clases del ED. Debía buscar un hechizo, y rápido, antes de perder la concentración. Hurgó en su memoria, y sólo encontró uno:
"¡Expecto Patronum!"
El ciervo salió de la varita, firme y seguro, y se acercó con un ligero trote a Dumbledore. Harry notó que la presencia del director se iba de su mente, y podía ver con claridad. Y vio que el ciervo no había atacado al director, sino que estaba junto a él. Y Dumbledore lo estaba acariciando.
Un segundo después, el ciervo se desintegró en el aire, y Harry se quedó mirando anonadado el lugar en que había estado.
"¿Qué… qué ha pasado?"
"He intentado penetrar en tu mente, Harry. Ven, siéntate."
Harry se dejó guiar por el director y se sentó. Se sintió mejor en cuanto tomó un poco de zumo de calabaza.
"¿Por qué el Patronus no lo ha atacado, señor?"
Dumbledore sonrió amargamente.
"Porque el Patronus era Cornamenta, y me ha reconocido". Había un brillo de nostalgia en su mirada, y Harry se preguntó cuánto había conocido Dumbledore a sus padres, si simplemente habrían tenido una relación director-alumno o habría habido afecto. Desde luego, el hombre los echaba de menos, eso se notaba en su mirada.
"Bueno, lo has hecho bastante bien, pero se puede mejorar mucho. Eso era sólo para ver tu nivel, ahora empezarás a aprender de verdad. Para empezar, te has defendido y has sido capaz de pronunciar esos hechizos porque estabas preparado y tenías la mente en blanco, pero dudo que alguien que quiera explorar tu mente vaya a esperar a que te concentres. Tendremos que dominar eso, aunque aún no.
"Los hechizos que has empleado no son muy fuertes, a no ser, claro est�, que tu enemigo sea un dementor. Deberás tener preparados algunos hechizos, aparte de que te enseñaré uno en concreto para evadirte de la presencia ajena.
"También debes seleccionar recuerdos. Elije los pensamientos que no te conviene que el otro vea y ocúltalos, y resalta otros que sí te interesa que descubran. Así puedes incluso engañarlo y hacer que vea información falsa.
Dumbledore no se había sentado, por lo que Harry supuso que no habían terminado la clase. Se sentía ligeramente mareado, pero se levantó y cogió la varita.
"Empezaremos por el hechizo. El que yo he utilizado es Legeremens, supongo que ya lo conoces por las lecciones con el profesor Snape. Pero tengo entendido que no te enseñó la defensa ¿cierto?" Harry asintió. "El hechizo se llama Fermamens, y es bastante sencillo de realizar. El problema es que normalmente en esas situaciones no dominas del todo tu mente, así que se vuelve algo más difícil. El movimiento es rápido y circular. Repítelo."
Harry imitó el movimiento de Dumbledore y pronunció el hechizo.
"Bien, ahora vamos a repetir el ejercicio anterior. Vuelve a dejar la mente en blanco, pero ahora esfuérzate en no olvidar este hechizo, concéntrate sólo en él."
El chico respiró hondo y empezó a desalojar su mente, aferrándose al hechizo. Fue más difícil que la vez anterior, ya que no podía dejar de recordar el movimiento y la palabra necesarios. Inmediatamente volvió a sentir la mente de Dumbledore intentando invadir la suya, y vio algunas imágenes difusas, pero se concentró y pronunció el hechizo. Dumbledore se retiró y la mente de Harry volvió a aclararse para ver a Dumbledore agachado, con las manos en las rodillas y respirando entrecortadamente. El director, que de nuevo parecía muy viejo, respiró hondo y cerró los ojos.
Albus levantó la mirada y dirigió una sonrisa amarga a Harry.
"Aprendes rápido."
"¿Se encuentra bien, profesor?"
"Sí, claro. Creo que lo dejaremos por hoy, Harry. Vas muy bien, ya seguiremos el jueves. No olvides vaciar tu mente todas las noches, sin olvidar el hechizo."
"¿Funcionará si Voldemort intenta contactar conmigo a tanta distancia?"
"Sí, la distancia no es problema. La pregunta es si la relación que existe entre vuestras mentes será vencida por el hechizo, pero creo que pronto lo comprobaremos ¿no?"
Harry asintió.
"Bien, profesor, hasta el jueves."
"Hasta el jueves, Harry."
El chico salió del despacho, guiado de nuevo por Fawkes. Bajó la escalera, reflexionando.
"Ya está viejo", pensó. "Trata de dirigir una guerra, pero no es lo que era. No debería estar aún trabajando tan duro, debería retirarse. Él apoya a todo el mundo, pero nadie lo apoya a él."
"Blaise¿puedes venir un momento, por favor?" preguntó Harry al Slytherin antes de que saliera.
Estaban en la Sala de los Menesteres, y la gente estaba ya saliendo. Todos reían y comentaban lo que habían logrado, pero Zabini se había dirigido hacia la puerta en silencio, con las manos en los bolsillos, en cuanto Harry había dado la clase por terminada. Se había esforzado al máximo en las dos clases, la de monitores y la de alumnos, y Harry no tenía ninguna pega. El rubio conocía todos los hechizos que habían usado, y muchos más de los que Harry nunca había oído hablar. Desde luego, no parecía un alumno de quinto.
Blaise se detuvo y dio un largo suspiro resignado antes de girarse y caminar hacia Harry. Ya sólo quedaban ellos dos en la Sala. Se colocó frente a él y se apoyó en la pared con los brazos cruzados, sin decir palabra. Harry se sintió algo incómodo frente a él.
"Yo quería preguntarte…"
"¿… por qué estoy en el ED?", interrumpió él. Harry frunció el ceño, pero asintió, y Zabini sonrió. No era una sonrisa alegre, ni mucho menos. Parecía que no había sonreído en mucho tiempo. Sólo dobló un poco la comisura de la boca. "Te extraña ver a un Slytherin aquí ¿verdad? Supongo que creerás que soy un espía de ellos, o algo… Pero tranquilo, no me caen bien Malfoy ni todos esos idiotas que me han tocado por compañeros. Sólo estoy aquí para ver si puedo aprender algo más de magia."
Harry se quedó algo sorprendido por esa respuesta. No estaba muy seguro de si Blaise le caía bien.
"Pareces saber más que cualquiera de nosotros sobre magia" él se encogió de hombros.
"Ya, pero aquí practico los hechizos. Recuerdo los elementales y, con algo de suerte, aprenderé alguno más."
"¿Dónde aprendiste todo lo que sabes?"
"Aquí."
"Imposible. Los profesores no nos han enseñado nada de lo que tú sabes."
"¿Y quién ha dicho que lo he aprendido de los profesores? Desde que llegué aquí he estado aprendiendo en la biblioteca. Aprendía de los libros y practicaba en mi tiempo libre. En segundo ya era capaz de batirme en duelo con los de séptimo" volvió a sonreír con una mueca de desprecio, "y dejé de tener miedo a esos estúpidos de mi casa que siguen a Voldemort."
Harry abrió mucho los ojos, sorprendido.
"Has pronunciado su nombre. ¿Y eso?"
El Slytherin volvió a encogerse de hombros.
"No le tengo miedo a él, y menos a su nombre. Es una tontería eso de "Quien-Tú-Sabes". Me parece mentira que gente seria e importante tenga pánico a un simple nombre."
Harry asintió. Él también había creído siempre eso.
"¿En qué trabajan tus padres?"
"Mi padre tiene un bar en el callejón Knockturn. Mi madre está muerta."
"Vaya… Lo siento…"
"No lo hagas. No sirve de nada sentirlo, eso no la va a devolver a la vida. Yo no lo siento. Seguramente si siguiera viva estaría muy triste. Lo prefiero así."
"¿Cómo murió?"
"Se interpuso entre Bellatrix Lestrange y un muggle al que estaba torturando. A ella no le hizo mucha gracia" Blaise miró a Harry fijamente, clavando sus ojos de un verde claro, apagado, en el verde esmeralda de los de él. "Fue dos días antes de la muerte de los tuyos."
Harry no supo qué decir a eso. Se quedó mudo, y apartó la mirada.
"He oído", siguió Blaise "que tú también tienes un asunto pendiente con Lestrange. Mató a tu padrino ¿no? En el Departamento de Misterios."
Harry asintió.
"¿Cómo lo sabes? Dumbledore no dijo el lugar."
"Al bar de mi padre de vez en cuando viene algún miembro importante del Ministerio. Y los borrachos cantan muy bien. Éste en concreto dijo…"
Blaise miró a Harry de arriba abajo. Como reflexionando si debía decirlo o no.
"¿Qué dijo?"
"Dijo… que había una curiosa… profecía…"
Harry se puso inmediatamente pálido, y Zabini entrecerró los ojos.
"Vaya, así que es cierto… Tienes suerte de que no lo oyera mi padre, el mundo mágico en pleno lo habría sabido en menos de un segundo… La verdad es que no me gustaría estar en tu pellejo, amigo."
Volvió a hacer esa mueca, mera imitación de una sonrisa, y se dirigió a la puerta, dejando a Harry anonadado. Antes de salir, Blaise se volvió a mirarlo.
"Potter… Si matas a Voldemort, salvas al mundo y todo ese rollo, te agradecería que no tocaras a Lestrange… Es mía."
Ya estoy aquí!
Si! No es una ilusión... El capítulo 7!
Siento muchísimo el retraso, intentaré que no vuelva a suceder... ¡Lo siento!
Bueno, dedico el capítulo a María, que me ha ayudado un montón a escribirlo. Y, por supuesto, a todos vosotros, mis queridos lectores. ¡Espero no defraudaros!
Pero tampoco me defraudéis vosotros... Últimamente he recibido muy pocos reviews, y a este paso voy a terminar deprimiéndome... Me temo que si no cambiamos esa actitud tendré que hacerme la mala y empezaré con amenazas de tipo "hasta que no tenga 20 reviews, despedíos del siguiente cap!" Espero no tener que recurrir a eso... Vosotros sabréis...
Bueno, ahora van los agradecimientos...
Barby-Black: Me alegro de que te gustara el capítulo anterior. La verdad es que el diálogo de Harry y Dumbledore no lo hice en plan cómico, pero parece que ha gustado... Y yo me alegro, por supuesto. No sabía que tenía sentido del humor, jaja. A ver si puedo poner algún duelo de Harry y Snape. Tendrá que haber Defensa práctica¿no? Gracias por la idea. La verdad es que no he puesto a Zabini muy simpático, pero espero que te guste el personaje... Bueno¡muchas gracias!
sanarita31: ¡Gracias! Espero que te haya gustado el primer entrenamiento, aunque personalmente lo veo un poco soso... A ver si me das tu opinión. Creo que cuando acabemos con la Oclumancia se pondrá más interesante. Y el próximo capítulo lleva entrenamiento de Quidditch, espero que te guste.
Lord Sparky: Jaja, me he reído mucho con tu review. ¿Por qué odias a Ron? Es un poco tonto, pero es muy gracioso y a mí me cae muy bien. Me temo que Blaise no va a sustituirlo. La verdad es que tiene un carácter... Creo que no le pegaría a Harry de mejor amigo. ¡Espero tu opinión sobre él pronto!
ann magus: Uf... Te pediría que reconsideraras tus palabras. ¿Estás diciendo que escribo como Rowling? Creo que aún me falta mucho para eso... ¡Muchísimas gracias! Mas dejao pasmá...
fweasley: ¡Gracias, intentaré seguir igual! O mejor...
En resumen... ¡Muchísimas gracias a todos por leer! Uf, qué pesá soy...
Por favor, espero vuestras opiniones¿Qué os ha parecido la actitud de Blaise?. ¿Y la clase de Oclumancia?. ¿He sido demasiado dura con Justin?.
¡Estoy desesperada! Reviewsssssssssssssssss
¡Hasta el próximo!
amandablack13
