8. Bajo el haya

"Potter¿qué diablos estás haciendo?"

El aludido levantó la cabeza, asustado, y se encontró con los impenetrables ojos negros de Snape, que le dirigía la mirada de odio que guardaba sólo para él.

Estaban en la clase de Pociones, la mañana del jueves, preparando una especialmente difícil poción para confundir los sentidos, y Harry estaba pensando en las palabras de Blaise del día anterior. Se dio cuenta, demasiado tarde, de que había añadido a su poción ojos de escarabajo en lugar de huevos de rana. Por desgracia, Snape se había percatado ya de este hecho, y se acercaba a su mesa con paso decidido y una triunfal sonrisa curvando sus labios.

"Vaya, Potter, creo que habrá que quitar diez puntos a Gryffindor por tu falta de atención en mi clase."

Ya estaba tardando en quitar algún punto , pensó Harry, deprimido. Snape sacó su varita y murmuró ¡Evanesco! , y el fruto del trabajo de Harry durante la última hora y media desapareció sin dejar rastro.

"Para el próximo día quiero una redacción de medio metro sobre la preparación y usos de esta poción. Y, si quieres aprobar Pociones, Potter, te aconsejo que te centres en lo que estás haciendo. En el Ministerio no admiten aurores que no sepan distinguir entre un veneno y un zumo de calabaza, así que necesitarás más que una cicatriz para llegar a algo."

Malfoy y los demás rieron. Harry apretó los dientes y se tragó la respuesta que le rondaba por la cabeza; no quería perder más puntos, y sabía que lo que Snape pretendía era provocarlo.

En ese momento sonó la campana que anunciaba el fin de la clase, y Harry, muy agradecido, empezó a recoger los ingredientes.

Salió con Ron y Hermione de la clase, pero, cuando iban a salir de las mazmorras, la mochila se le rasgó y sus libros cayeron al suelo.

"Id vosotros, yo os alcanzaré luego –dijo a sus amigos, y empezó a recoger los libros. Cuando lo hubo recogido todo y metido en la mochila, reparada mágicamente, corrió hacia la esquina por donde habían desaparecido sus amigos. Pero entonces tropezó con algo y cayó al suelo, y su varita voló hasta caer a un par de metros de él."

Y Draco Malfoy la cogió. Se dio cuenta entonces de que Malfoy, Crabbe, Goyle y un chico pálido que, por lo que tenía entendido, se llamaba Nott, lo habían rodeado. Malfoy jugó un poco con la varita de Harry.

"Creo que quedó algo pendiente el curso pasado entre nosotros, Potter."

Harry no dijo nada. Se levantó lentamente y observó a sus oponentes. Crabbe y Goyle chocaban sus nudillos amenazadoramente. Estaba claro que no habían venido a tener una charla amistosa.

Malfoy guardó la varita de Harry y sacó la suya, con una sonrisa. Apuntó a Harry con ella.

"Malfoy, será mejor que devuelvas a Potter su varita. "

Malfoy palideció a una velocidad asombrosa y su cuello se giró instantáneamente hacia la izquierda, de donde provenía la voz.

Blaise Zabini estaba apoyado en la pared, con gesto tranquilo. Tenía una mano apoyada en el asa de su mochila, que llevaba colgada de un solo hombro, y la otra metida en el bolsillo, y observaba a Malfoy con la cabeza ladeada y una media sonrisa.

"Tú…", murmuró Nott, entrecerrando los ojos con una mirada de odio.

"Exacto: yo. Vas mejorando, Nott, tu percepción es cada día más aguda."

"Nadie te ha dado vela en este entierro, Zabini. Vete por donde has venido" dijo Malfoy, desafiante.

"Malfoy, este pasillo aún no es propiedad de tu padre. De hecho, creo que Lucius no podrá comprar nada en un tiempo… Así que creo que me quedaré aquí."

"Esto no es asunto tuyo."

"Ya lo sé, pero me parecía que cuatro a uno, y además desarmado, no era una buena proporción. Así que he venido a igualar un poco la situación. Bueno, yo tengo clase ahora¿vas a darle la varita a Potter, o tendré que quitártela con mis propias manos?"

Malfoy lo fulminó con la mirada, pero no se movió. Blaise alzó una ceja y su sonrisa se ensanchó.

"Veo que no recuerdas la última vez que nos enfrentamos. Déjame que te refresque la memoria –sacó la mano del bolsillo y fue contando con los dedos-. Seis a uno; uno petrificado, dos vomitando, otro gritando como una niña al ser perseguido por un enjambre de abejas… El último eras tú¿no?"

El blanco apergaminado de la cara de Malfoy pasó a un rosa claro. Por un momento pareció pensar en echarle un maleficio a Zabini, pero vio que el rubio suspiraba y sacaba la varita, y desechó inmediatamente la idea. Tiró a Harry su varita y se alejó hacia las mazmorras, seguido de sus amigos.

"Me las pagarás, Zabini… Tarde o temprano, pero pagarás por esto."

Blaise se limitó a ensanchar un poco más su sonrisa, y volvió a meter la varita en el bolsillo. Entonces se fijó en Harry, y su sonrisa desapareció.

"Potter, te sugiero que prestes más atención. Yo no estaré siempre cuidando tus espaldas¿sabes?"

"Me han cogido desprevenido."

"Lo sé. Debes estar más atento. Es como decía Moody… Alerta permanente."

Zabini le dirigió una nueva media sonrisa y dio media vuelta.

"Gracias, Blaise."

El chico levantó una mano en señal de despedida y se alejó hacia las mazmorras.

Harry dio una voltereta en el aire y descendió suavemente. El resto del equipo lo siguió, y pronto estuvieron todos en el suelo. Harry paseó una mirada por sus colegas y sonrió, orgulloso. Ese año ganarían la copa de nuevo, sin duda alguna.

"Bien, chicos, este es el primer entrenamiento. Aún falta mucho para el comienzo de la temporada, pero quiero que empecemos a entrenar. La Copa queda muy bien en el despacho de McGonagall, y no vamos a sacarla de ahí¿verdad?"

Los chicos negaron con la cabeza, sonriendo.

"Pues vamos a ello. Ron, por favor, trae las pelotas. El resto a sus respectivas posiciones."

El equipo de Gryffindor se dispersó. Cuando Ron ocupó su lugar en los aros de gol, Harry tocó el silbato y soltó las cuatro pelotas.

De inmediato se inició el juego. Harry iba buscando la snitch, pero tenía el ojo puesto en cómo jugaban los demás.

Ron atrapó bastantes tiradas, pero le era muy difícil detener a las imparables cazadoras. Miriam y Katie lo hacían genial, pero no podían superar a Ginny, que era muy rápida. Apenas se distinguía una mancha roja cruzando el aire cuando aceleraba. Los golpeadores, Sloper y Kirke, también daban lo mejor de sí. No tenían ni punto de comparación con los gemelos Weasley, pero lo hacían bastante bien. Harry había pensado en sustituirlos, pero supo que si Angelina los había escogido sería porque eran los mejores, así que los dejó.

Cuando Harry atrapó la snitch por decimosexta vez, decidieron que habían jugado estupendamente y que podían descansar.

Harry no podía borrar la sonrisa de la cara cuando todos salieron de los vestuarios para dirigirse al castillo. Con ese equipo no podía perder.

Era sábado por la tarde, un sábado de mediados de septiembre, pero hacía un día de primavera. Por eso casi todos los alumnos estaban fuera, metiendo los pies en el lago, haciendo los deberes o tumbados sobre la hierba contemplando el paisaje.

Harry, Ron y Hermione estaban bajo un haya haciendo una aburrida redacción para Historia de la Magia sobre el gobierno de los gnomos en el siglo XVI. O, más bien, Harry y Ron estaban copiando la redacción de Hermione mientras ella leía.

Harry terminó antes de copiar y se incorporó para sentarse junto a Hermione. Ella cerró el libro y miró hacia el lago, como él. Ginny y otras chicas de su curso estaban mojándose los pies en la orilla.

"¿Cómo lo llevas, Harry?" preguntó de pronto la chica, sorprendiéndole. Se dio cuenta de que ella hablaba en serio, y pensó un poco antes de contestar.

"Voy tirando. Podría estar mucho peor" fue la elaborada respuesta.

Hermione clavó sus ojos marrones en los de él, intentando averiguar lo que pasaba por su cabeza. Entonces sonrió ampliamente y, de pronto, lo abrazó y le susurró desde su espalda:

"Sabes que puedes contar conmigo¿verdad? Para lo que quieras. Y con Ron también; aunque no tenga mucho tacto, es una buena persona. Que sepas que estaremos contigo, Harry. Hasta el final."

Harry estuvo a punto de contarle a Hermione entonces toda la historia de la profecía, pero se contuvo, pues no quería preocuparlos más, ni que se compadecieran de él.

Se separaron lentamente, y Harry vio sorprendido que la chica se pasaba la manga por los ojos para contener las lágrimas.

"Gracias, Hermione. Sois los mejores amigos que he tenido, y sé que podré contar con vosotros. Muchas gracias."

Ella volvió a sonreír y a mirar el paisaje. Entonces Ron terminó de copiar y se acercó también a ellos, sentándose al otro lado de Hermione.

"¿Qué hacéis?"

Y entonces Harry la vio. Hermione estaba diciendo algo, pero sus oídos se habían bloqueado, y sus ojos sólo la veían a ella, nublando todo lo demás.

Estaba corriendo a orillas del lago, persiguiendo a una chica de su clase. Su pelo se ondulaba tras ella, saltando y moviéndose caprichosamente. Sus ojos parecían brillar, alumbrando todo a su alrededor. Su piel era blanca, lo que contrastaba con el pelo, de un rojo vivo, y le hacía parecer un ángel.

Acababa de atrapar a la otra chica, y ahora las dos se revolvían por el suelo, sin parar de reír. Entonces ella miró hacia donde estaba Harry, y al pelinegro se le paró el corazón unos segundos, para luego comenzar a latir a una velocidad asombrosa. Una parte de su mente le gritó: "¡Harry, despierta¡Esa es Ginny!", pero él no hizo caso. De pronto estaba descubriendo nuevas sensaciones en su interior. Se entretuvo contemplándola embobado, hasta que una voz inoportuna lo sacó de su trance, devolviéndolo bruscamente a la realidad.

"Harry... ¡Harry!"

"¿Eh¿Qué pasa?"

"¿No has escuchado? Estábamos diciendo de ir a ver a Hagrid. Hace mucho que no hablamos con él. ¿Tú qué dices?"

"Eh, sí, estaría bien. Pero¿ahora?"

"Claro. ¿Acaso tienes algo mejor que hacer?"

"Eh… no, claro que no."

"Pues entonces vamos."

Los tres se levantaron y echaron a andar hacia la cabaña, Harry lanzando miradas disimuladas por encima del hombro a cierta pelirroja. Hagrid los invitó a un té y charló muy animadamente con Ron y Hermione, pero Harry no prestaba atención a la conversación. Se mantuvo aparte, pensando sobre lo que le acababa de suceder. ¿Qué demonios había sido eso¿Desde cuándo había empezado a ver él algo más en la hermana pequeña de Ron? Se imaginó la cara de su amigo si se enterara de lo que le pasaba por la cabeza, y se hizo una firme promesa de no decirle nada.

"Harry¿qué te pasa?" interrumpió de nuevo sus cábalas una voz, esta vez la de Hagrid. "Estás muy callado hoy."

"¿Eh?" repitió Harry la inteligente muletilla. No estaba muy imaginativo en ese momento. "Oh, no es nada. Sólo estaba… pensando."

Hermione le lanzó una mirada interrogante, y Harry simplemente tomó un trago de su té y se esforzó en escuchar la conversación.

"Entonces… ¿Cómo van las cosas en la Orden?" preguntó. Hagrid frunció el ceño.

"No muy bien, la verdad. No creo que me maten por deciros que no tenemos ni idea de qué es lo que están tramando los mortífagos… Hace tiempo que no convocan reunión, y Snape no puede sacar mucho…"

Ron y Hermione abrieron los ojos al instante, y Harry, después de tres o cuatro instantes más, también.

"¿Snape? –preguntó, y Hagrid palideció ligeramente."

"Vaya, por eso sí que podrían matarme…"

"Entonces se confirma lo que todos sospechábamos; el trabajo de Snape es espiar a Voldemort", anunció Hermione, contenta.

"¡Yo no he dicho eso!"

"No, pero se deduce. Pero entonces… ¿Voldemort cree que es uno de ellos?"

"No diré más, ya he metido suficiente la pata."

"¡Vamos, Hagrid¿Por qué siempre haces lo mismo? Cuéntanos algo…"

"No, Ron, Dumbledore cree que no debéis saber más de lo necesario."

"¿Otra vez con eso¿Es que Dumbledore no recuerda lo que pasó el curso pasado? Creía que tenía mejor memoria… Yo, desde luego, no puedo olvidarlo."

Hagrid fulminó a Harry con los ojos, sin saber si compadecerse del chico o enfadarse porque había insultado a la memoria de Dumbledore. Finalmente, dijo:

"Snape está dentro del círculo, aunque creemos que Quien-Vosotros-Sabéis sospecha de él. Él nos ha dado la mayoría de la información. Pero esto no lo habéis oído de mí¿de acuerdo?"

Los tres chicos asintieron.

"Por cierto¿cómo está Grawp?" preguntó Hermione entonces, sabiendo por la expresión de Hagrid que no le convenía hacer más preguntas embarazosas. Una sonrisa cruzó el rostro del semigigante a la mención de su "hermanito", y se puso a contarles inmediatamente todos los progresos que había hecho.

"¡Oh, está genial! Ahora ya ni siquiera tengo que atarlo, se porta muy bien. De vez en cuando pregunta por ti, Hermione, quiere verte otra vez. ¿Qué os parecería…?"

"¡Ni se te ocurra, Hagrid¡No pienso volver a acercarme a él!"

"Está bien, está bien, pero se desilusionará mucho… Está muy solo, el pobre, sólo tiene mi visita, y últimamente estoy bastante ocupado con las clases…" intentó atacarlos con una mirada de cordero degollado, pero esa táctica en Hagrid resultaba más bien cómica, y no los reblandeció en absoluto.

Después de un rato más hablando, los tres amigos y el semigigante se dirigieron al Gran Comedor para cenar.

Ya estaban tomando el postre cuando Snape se levantó de su silla. Nadie en el Comedor le prestó atención, pero Harry vio que se agarraba fuertemente el brazo izquierdo, donde él sabía que estaba grabada la Marca Tenebrosa. Miraba fijamente a Dumbledore. El director, tras observarlo un momento, muy serio, asintió casi imperceptiblemente con la cabeza.

Snape entonces echó a andar hacia la puerta que había detrás de la mesa, y Harry pudo ver su cara; estaba muy pálido, y le temblaba levemente el labio inferior.

Harry intercambió una mirada significativa con Hermione, pero Ron no se había enterado de nada y estaba centrado en su plato.

"Parece que esta noche va a haber reunión –susurró la chica, y Harry asintió."

"Tal vez debería bajar mis defensas…"

"Ni se te ocurra, Harry. Para espiar ya está Snape, y no necesitan a nadie más. "

Harry suspiró y se encogió de hombros.

"Me siento un poco inútil. Me gustaría pertenecer a la Orden."

"Pero sabes perfectamente que no nos van a dejar entrar hasta que seamos mayores de edad. No podemos hacer nada, Harry. Y si Dumbledore ha aumentado las clases de Oclumancia será por algo. No quiere que tengas más sueños."

"Ya lo sé, ya lo sé… Sólo me gustaría saber qué está pasando exactamente, y que no me traten como a un crío."

Hermione se mordió el labio.

"No tengo más hambre. ¿Venís a la Sala Común?"

Harry asintió y Ron, tras echar una mirada de pena al pastel de calabaza que acababa de empezar, también. Se levantaron y salieron del Comedor en silencio, reflexionando sobre acontecimientos que a veces los desbordaban.

Severus Snape cerró la puerta detrás de él y se apoyó un momento contra ella, respirando hondo. Aquello era más duro de lo que podía soportar.

Levantó la mano derecha, en la que tenía un anillo que representaba una serpiente. Acercándolo a sus labios, murmuró "Morsmordre", e inmediatamente sintió bajo el ombligo aquella sensación de succión que provocaban los trasladores.

Apareció en un solitario cementerio, el que siempre aparecía en sus peores pesadillas, y se estremeció ligeramente. A su alrededor se oían susurros de capas que se movían hacia un claro en el centro del cementerio. Él también se dirigió hacia allí, y se colocó dentro del círculo que se estaba formando en torno a una alta figura que permanecía de pie, observándolos a todos.

"Queridos hermanos" dijo, con una voz extrañamente aguda y fría, tan fría que helaba la sangre en las venas. "Cómo me alegro de poder veros una vez más.

Poco a poco se fueron llenando los huecos en el círculo de mortífagos. Severus podía oler el sudor provocado por el miedo en aquellos estúpidos. Ninguno seguía fielmente a Voldemort, todos le temían. Al principio les había entusiasmado la idea. ¡Torturar muggles, qué divertido! Poco a poco se habían dado cuenta de lo que aquello implicaba.

Pero ya era demasiado tarde.

No podían escapar, él los tenía atrapados. Habían visto cómo su adorado líder torturaba y mataba a los traidores. No sólo a los traidores, de hecho. El más mínimo error suponía el peor de los castigos.

Nadie compartía ya los ideales de Voldemort, lo seguían por miedo. Con la posible excepción de Macnair, o Malfoy, que disfrutaban matando. Y Bella.

Un escalofrío recorrió su espalda al dirigir su mirada hacia ella. Se encontraba justo en frente de él. Estaba tranquila, relajada. Su cuerpo había sufrido mucho en Azkaban, sí, pero aún conservaba aquella misteriosa belleza, aquella sensualidad que lo hipnotizaba.

Sacudió la cabeza. Ya no era un crío. No podía dejarse llevar. Ella era una asesina, sin ningún escrúpulo. La había visto torturar a Megan Finch-Fletchley, levitándola en medio de la sala de estar, mientras su marido gritaba e intentaba cogerla. Había visto su cara, y estaba sonriendo. ¡Sonriendo! Disfrutando con el sufrimiento de la mujer, que se revolvía en el aire desesperadamente, sin dejar de proferir alaridos de dolor.

Y estaba allí, mirándose las uñas tranquilamente, sin remordimientos, sin pesadillas, sin nada que la inquietase. Mientras que él había pasado noches en vela, intentando contener el sueño para no tener que ver de nuevo aquella niña de diez años que lo miraba, cubierta de sangre, o aquel muggle sollozando mientras se cubría la cara con los brazos, para no escuchar los gritos de dolor de todas las personas inocentes que se habían cruzado por equivocación en el camino de aquel demente que se creía el rey del mundo.

¿Cómo diablos había podido admirarlo hacía años, por muy confundidas que tuviera las ideas¿Por qué había tardado tanto tiempo en darse cuenta de su error?

Pensó en Dumbledore, y ese pensamiento le dio fuerzas. Él había confiado en Severus desde el principio, le había dado trabajo, una razón para seguir luchando, para no rendirse. Había confesado todo esperando una muerte rápida, tal vez con la intención de borrar un poco la culpa de su corazón.

Pero Dumbledore no había levantado la varita. Al contrario. Le tendió la mano, con una sonrisa. Le explicó lo grande que era la vida, la estupidez que sería desperdiciarla. La crueldad que suponía acabar con ella. Severus escuchó, sintiendo que algo en su interior temblaba al oír aquello. Sintiendo que renacía.

Aparte de Dumbledore, nadie simpatizaba mucho con él, pero en realidad no le importaba. No había intentado acercarse a la gente, porque no se sentía uno de ellos. No era bueno en relaciones. Desde pequeño se había juntado con los de Slytherin, pero en realidad no había amistad entre ellos. Sólo eran compañeros de oficio, al servicio de Voldemort. Nunca había tenido verdaderos amigos, pero en realidad no los necesitaba. Se valía por sí mismo.

Prestó atención a la reunión. Voldemort había empezado a hablar de los ideales que seguían todos ellos, como era su costumbre. Siempre empezaba las reuniones con uno de sus discursos. Le encantaba montar el numerito, sentir que lo admiraban, que era un buen líder. Pero sus discursos no tenían ninguna semejanza con los de Dumbledore. Se basaba en el miedo para persuadir, y Severus no sentía nada al oírlo, sólo repulsión.

Empezó a pedir informes, y esta vez Severus sí escuchó atentamente. Debía comunicar a Dumbledore cada movimiento que realizaban.

Un encapuchado al que Snape no conocía, puesto que se había unido hacía poco, dijo que acababa de donar una buena bolsa de oro a Fudge, con lo que había garantizado algo más de discreción en lo referente al traslado de los gigantes. Otro informó de que los dementores habían encontrado un buen escondite en un pueblo muggle muy apartado, y que estaban preparados para luchar. Entonces Voldemort se plantó frente a Severus, y éste sintió que se le helaba la sangre en las venas.

"Severus… ¿Hay alguna noticia¿Qué hace Dumbledore?"

El profesor puso su mente en guardia, preparado para el ataque. Levantó todas sus defensas. Voldemort sabía cuando alguien le mentía, y sólo con la Oclumancia se podía ocultar algo de él.

"Nada nuevo, mi señor. Dumbledore intenta averiguar vuestro próximo movimiento, pero en realidad no tiene ni idea."

Como eso era en parte verdad, Severus dejó que las imágenes y las palabras de Dumbledore afloraran, teniendo cuidado de esconder otras. Sentía a Voldemort hurgando en su mente, buscando cualquier signo de mentiras. Sabía que sospechaba de él, por lo que debía extremar la precaución. Al volver frente a él, alegando que no había podido llegar antes sin levantar sospechas por parte de Dumbledore, y soportando un duro examen para comprobar si mentía, Voldemort lo había aceptado de nuevo en el círculo, pero nunca había confiado del todo en él.

"¿Y Potter?"

"¿Potter? Pues sigue llevando el ED, el grupo de defensa, ahora oficialmente. Lo han nombrado capitán del equipo de Quidditch."

"Lo noto… afectado por lo de Black. ¿Cómo está?"

Severus sólo mostró su sorpresa con un parpadeo. ¿Lo… notaba¿Voldemort sentía a Potter?

"Bueno, sí, está bastante triste. Al parecer apreciaba mucho a Black. Ahora pasa mucho tiempo solo, a veces volando encima del lago."

"Vaya, Bella, parece que has trastornado al pobre chico… ¿No te da pena?"

Bellatrix rió por lo bajo.

"El problema es que ahora el Ministerio ya no busca a Black, sino a Pettigrew. Eso no fue muy inteligente por tu parte…"

Ella dejó inmediatamente de reír.

"Lo siento, mi señor. No pensé en eso en el momento. Sabéis que llevaba mucho tiempo deseando hacerlo."

"Lo sé, Bella, lo sé. Tranquila. De todas formas lo habrían descubierto tarde o temprano. Sigamos. Scrackford¿qué has averiguado?"

Después de que todos hubieran informado de sus actividades, Voldemort paseó la mirada por todos ellos en silencio.

"Hermanos míos" dijo, alzando su voz helada, "habéis cumplido muy bien. Se os recompensará por vuestro trabajo. Bella, elige a diez de tu confianza y quédate con ellos aquí. El resto podéis iros. Nos reuniremos pronto. Tened cuidado, hermanos."

Todos se inclinaron ante su señor y le besaron los pies antes de retirarse. Esperaron a que Bellatrix escogiera a algunos, y se fueron desapareciendo.

Severus se apareció también, pero no en Hogwarts, sino a unos metros, tras una tumba, para poder escuchar.

"Amigos" oyó la voz de Voldemort, "vais a cumplir una misión muy importante, tal vez la más importante que hagáis. Como ya sabéis, varios de mis más fieles seguidores están presos en Azkaban en estos momentos. Ya no hay dementores allí, puesto que están todos bajo mis órdenes, pero los aurores la custodian, y la vigilancia está muy bien organizada. Pero, por supuesto, no pueden superar a mis mortífagos. ¿Estáis dispuestos a ir en una misión de rescate?"

Se oyó un vago murmullo de asentimiento. Como si tuvieran otra opción. Severus cambió de posición e inclinó la cabeza, para oír mejor.

"Bien, el plan es el siguiente. Vosotros…" se calló de pronto.

"¿Sí, maestro?" dijo alguien tras unos segundos de silencio.

"Espera."

Y entonces Severus lo sintió. Era Voldemort, y había detectado su presencia. Había bajado las defensas de su mente por un segundo, y lo habían descubierto. Juró por lo bajo e intentó volver a construir las murallas, eliminando recuerdos. Pero era demasiado tarde. Ya había entrado.

Sólo tenía una opción; salir de allí. No sabría cómo iban a asaltar Azkaban, mas no podía arriesgarse a que lo cogieran. No le preocupaba su vida, pero la Orden necesitaba un espía en el círculo y, si Voldemort seguía con aquella intrusión a su mente, revelaría mucha información sobre los planes de Dumbledore.

Así que, antes de que Voldemort hubiera llegado a la información de quién era el espía, hizo un esfuerzo sobrehumano y se desapareció.

Lo último que oyó fue un furioso siseo del Señor Oscuro, al notar que su presa escapaba delante de sus narices.


Lo siento!

Siento el retraso, de verdad! Mil perdones! Culpa mía, mía y sólo mía. Sorry!

Vale, ahora que ya me he desahogado un poco, procedamos a analizar el capítulo. La verdad es que la última parte (aun a riesgo de parecer muy creída) me ha encantado! Estoy deseando leer lo que pensáis vosotros, así que ya sabéis.

Malas noticias: Por lo visto, hay gente muy perezosa que no quiere poner una inocente crítica en una humilde historia. ¡Como que cuesta mucho! Y me temo que habrá que castigar. ¡Hasta que no haya 10 reviews de este capítulo, no pienso poner el siguiente! Me da igual que digan "Sigue" o "Te odio. Tírate por un puente", pero ¡algo! Ya sabéis, luego no os quejéis.

Comentarios:

javi-fernandez: No problem. Gracias!

juaniweb: Gracias, seguiré... si me dejan ªª

Celina: Espero que este capítulo también te guste... ¡Gracias!

Chris: Jajaja¡muchas gracias! Tranquilo, yo también me pongo a decir tonterías cuando me dan mis ataques de histeria. A veces mis amigos finjen no conocerme, jeje. Bueno, muchíimas gracias, aunque considero que te has pasado MUCHO al compararme con JKR. Espero ver más tonterías tuyas!

arcangel-negro: Siento haber tardado tanto, el próximo lo pondré en cuanto tenga esos 10 reviews, prometido (a no ser que me pillen de vacaciones o algo, claro, jeje). Más acción... Bueno, ya veremos. En realidad por ahora Harry está preparándose para la acción. Me lo plantearé, gracias por la idea.

Eso es todo... Bueno, ya sabéis¡a criticar!