Cuatro

-¿Trunks, por qué no vienes a la cama, ya es tarde- Dana se asomó por la puerta del estudio en su camisola de seda blanca; él aún concentrado en el computador.

-No te preocupes, ya iré a acostarme- Contestó tecleando sin mirarla; a su lado una torre de carpetas de casi un metro de altura. -Sólo tengo que leer estos informes que me dieron hoy y que me traje a casa para adelantar, ya estaré contigo.-

-¿No lo recuerdas cierto?- Comentó entre un tono triste y desilusionado.

-¿Qué cosa?- Respondió tratando de entrar ligeramente al terreno de sus preguntas, todavía sintonizado a su trabajo.

-Nada olvídalo.-

Se recostó con las manos bajo la almohada en una elocuente postura de desamparo. Hacía mucho tiempo que no se sentía triste, sin embargo, puso sus esperanzas que pronto estaría con ella. Fue doloroso despertar ya de mañana y con la cama vacía a su lado.

Dejó pasar el pequeño incidente, respondiendo mentalmente los cada vez más frecuentes 'Te prometo que apenas termine esta racha de trabajo haremos todas las cosas que hacíamos antes' con frases de auto-convencimiento más magnánimas. Sin embargo, aquella retroalimentación no dio abasto a la ahora insana práctica de su esposo de retirarse con su cena al estudio; como si el pito interno de la jornada laboral concluida no sonara más en su organismo.

Las frases se iban tornando frías y automáticas; un 'Lo lamento, pero estoy increíblemente ocupado' y el beso en la frente ostentaban el comodín de esos momentos de comunicación cada vez más escasos. Ella necesitaba creerle y le sonreía débilmente, hasta que se dio cuenta que su espera no era retribuida y que aquella promesa nunca llegaba. Lamentablemente su paciencia ya había alcanzando umbrales altos.

Cuando nuevamente iba a hacer lo acostumbrado Dana lo enfrentó; ya no pospondría más su observación.

-¿Qué está ocurriendo aquí?- Exigió tomándolo del brazo mientras Trunks partía con su cena a encerrarse. -Me dijiste que terminada la racha ibas a dejar de trabajar así y ya ha pasado casi un mes. Además Dan nunca te exigía ni molestaba con sus informes.-

-Y por eso mismo dejamos de captar más del 30 de las ganancias del mercado Dana. Trabajando con Ayra me he dado cuenta que perdimos mucho.- Respondió molesto y con la típica susceptibilidad de un empleado estresado.

-¿Pero acaso eso no fue un acuerdo casi moral entre nosotros para ayudar al resto de las compañías, todos estuvimos de acuerdo en eso, incluso tu fuiste el más acérrimo a evitar el monopolio.-

-Pero eso ya ha cambiado; han pasado más de cinco años y esas empresas ya no necesitan nuestra ayuda. Si no usamos ahora una política más agresiva van a hacernos pedazos apenas vean la oportunidad. ¡No estamos donde estamos por arte de magia Dana!- Terminó como un padre que discute con un adolescente que se cierra a la voz de la experiencia, el tope de su aguante también reducido.

-¿Quién te metió toda esa basura en la cabeza, casi no te reconozco… ¿Qué te está haciendo esa mujer?-

-Sólo abriéndome los ojos, como tú también debería hacerlo… pero de qué me sirve hablarte de estas cosas si tú no tienes ideas de negocios.- Trunks contestó duro para terminar la discusión, retirándose del pasillo y dejando una ofendida Dana atrás.

El sagrado vínculo le dijo a gritos de la tremenda desconsideración y pronto se sintió como un cretino, nunca le había hablado así. La última discusión de la que tenía memoria y que terminó en chascarros era entre la elección de usar láser barredor óptico o sensores intradérmicos para la entrada a los laboratorios estrictamente confidenciales. Trató de hacer las paces al acostarse a su lado y arrastrarla para sí.

-Dana, lo siento. Sé que no te he dedicado tiempo; incluso yo no he tenido tiempo para mí y mis entrenamientos, no te imaginas lo increíblemente tenso que estoy.- Declaró en excusas, agitándola suavemente de la cintura al rodearla con los brazos. Al notar que no daba señales intentó por su lado más malicioso que a ella le encantaba.

- ¿Qué te parece si nos liberamos de tensiones, eh? - Enredó sus piernas entre las de ella en juguetones intentos y le habló hundiéndose en sus cabellos. -Te advierto que me convertiré en un cascarrabias si no hacemos algo al respecto.- Terminó coqueto.

-No Trunks, soy yo ahora la que no quiere. - Se apartó molesta, siempre dándole la espalda.

-Mi Dana, no te enojes… sé que esto te gusta.- Rozó con sus yemas la suave curva de su cadera mientras se hundía en su cuello. Parecía aún más reacia y se apartó hasta llegar a la orilla de la cama.

Soltó un mudo gruñido, mirando al techo en un brusco cambio de su posición y poniendo su antebrazo en la frente. Sin embargo, entendió su enojo; pensó en las formas de indemnizarla al otro día hasta quedarse dormido.