Rurouni Kenshin no es de mi propiedad, es de Nobuhiro Watsuki, y esto no lo hago con ánimo de lucro, simplemente lo hago por entretenimiento, así que no me demanden por favor.

Amor Prohibido

Capitulo 6


Cuando salieron el Sol brillaba y el aire se sentía fresco y dulce como un jacinto.

-¿Alguna vez has caminado hasta las afueras de Nigata?

-¿Desde el centro?- Pregunto Kenshin y ella afirmo con la cabeza.

-No es tan malo apuesto que recorres esa distancia a diario en el viñedo, de hecho yo lo hago siendo maestra de jardín de niños. Podemos intentarlo y si nos cansamos podemos tomar un taxi. ¿Qué te parece?

No parecía que fuera a llover, además era domingo no tenia trabajo en el viñedo¿Qué podía perder? Le pareció una muy buena idea seguir pasando un rato agradable con la señorita Saito. Ella le parecía confortable.

-De acuerdo- dijo el sonrientemente.

Y de ese modo iniciaron una caminata. Recorrieron el largo camino, donde el cielo dejaba caer su luz sobre el río ''Kikyou'' y algunos botes de pesca surcaban las tranquilas aguas. ¿Quién habría imaginado que una simple caminata seria algo tan hermoso?

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Acababa de graduarse de la universidad de psicología, incluso era el miembro mas joven de AJP (Asociación Japonesa de Psicología). Estaba por publicar su primer libro: ''Superación Personal'', de repente lo invadió un sentimiento de compasión por si mismo y se sintió solo, de manera tristemente romántico. Tal vez debería escribir un libro y llamarlo ''El Hombre Solitario''. Dejo volar su imaginación mientras pensaba en los encabezados de los capítulos y otros posibles títulos, antes de recordar su suerte en el amor y de que la melancolía lo invadiera, dejo caer la taza de café que sostenía en sus manos.

-¡Por Dios, Seta!- La mujer, Rumi Tsurusaki miembro distinguido de la asociación de psicólogos, lo miro apenas una fracción de segundo por encima de sus hombros. Desde lo alto de la ventana veía con fijeza el transito de allá abajo, lamentándose a ver hecho la reunión un domingo, ese día pudo haber ido a comprar esos zapatos que tanto le gustaron o comer en el lugar de moda en Nigata: Tokio's Café, en lugar de eso estaba en una conferencia de psicología que incluso ella misma había convocado.

-No se que haces un domingo en el consultorio- le dijo a Seta.

-Rumi-sama por la conferencia tu misma has decido que sea hoy, un domingo

-Habrá mas conferencias, no te preocupes- lo animaba Rumi- Seta eres muy joven, no comiences a amargarte tan prontamente, veme a mi- pauso un momento – Además se de muy buena fuente que tenias un compromiso.

Soujiro Seta suspiro hondo. Tomo el folleto de la conferencia de la mesa, lo examino, miro a Rumi, como apreciaba y admiraba a esa mujer, desde que había llegado a la asociación ella lo había protegido y defendido frente a los veteranos de la psicología. Aun era temprano, eran las 10:30 a.m podría ir a su casa, bañarse y alcanzar a sus amigos en la feria.

-Domo Arigato Godaimasu –(n/a: Muchas Gracias) dijo dando zancadas saliendo del lugar.

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Habían estado caminando, caminando y caminando Kenshin se dio cuenta que ya no podía llamar a Nigata un ''pueblo pequeño'', si no todo lo contrario había sido increíble y enorme su crecimiento en tan poco tiempo.

Por llegaron al lugar donde Kaoru había fijado como su destino era un pequeño restaurante, sonrió penosamente tocando con su mano derecha su estomago, era cierto ninguno de los dos había desayunado y ya era la hora del almuerzo.

Kenshin vio el lugar eran pocos que quedaban tradicionales en Nigata, la fachada era hermosa, el inmobiliario de un excelente gusto y todo se encontraba estratégicamente en su lugar. Alzo la mirada y vio el nombre del lugar: ''The Fourth Avenue Cafe''

Dentro de aquel restaurante había cuadros del famoso pintor japonés Tsunan Tsukioka, los cuadros eran, algunos de arte abstracto y otros tradicionales de antiguas geishas y samuráis.

Toda la comida era exquisita, parecían dos adolescentes en la pubertad, lo curioso es que no hablaron mucho de sus familias, charlaron de películas, programas de televisión que ambos veían, como había sido su infancia, los viajes que habían hecho.

-Gochisosama deshita- (n/a: Estuvo muy sabroso. Expresión usada después de haber comido) dijo Kenshin.

-So- (n/a: Así es)- dijo Kaoru terminando su bocado.

Después de almorzar continuaron con su caminata pero esta vez sin hablar, estaban en silencio. Nunca sintieron que se quedaron sin tema de conversación; eran dos personas que alguna vez se habían visto, dos personas que se estaban conociendo más. Dos personas que lo único que tenían era tiempo.

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No pensó que la feria estuviera tan llena de gente, estaba recordando lo que Sanosuke le había dicho: ''Es el último día de la feria¡No puedes faltar! No acepto un no por respuesta… además ahí estará la comadreja…'' Las últimas palabras fueron las que se le quedaron en la mente: ''ahí estará la comadreja''. La comadreja así solía llamarle Sanosuke a Misao, su querida Misao, en ese momento recordó como es que la había conocido.

Fue en una conferencia de escritores jóvenes. Sus ojos verdes, su cara angelical; desde el principio pudo hablar muy bien con ella, era una chica muy extrovertida, muy enérgica y sobretodo muy hermosa, aunque eso no fue lo que lo atrajo, fue su belleza interior Misao era un mujer bondadosa y capaz de sacrificar su felicidad por otras personas. Era cierto estaba enamorado de Missy, como el suele llamarla de cariño.

Entre toda esa multitud de personas y una gama de colores sin igual, ante los ojos de Soujiro, Misao resplandecía ante la multitud con su vestido verde, su cabello trenzado, algo que a su Missy la caracteriza… había encontrado nuevamente su ''musa''.

Se sonrojo al pensar que tal vez, solo tal vez ya no seria mas un ''hombre solitario''. Con una sonrisa de oreja a oreja se acerco a ella.

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Misao estaba paralizada, conteniendo la respiración, apretando sus puños débilmente y su corazón latiendo a mil por hora. Aquel hombre apareció de la nada, ella sabía que algún día lo volvería a ver, pero como a todos nos sucede, en el lugar y el tiempo más inesperado, creyó estar soñando, pero no era así y en el fondo lo sabía, estaban a escasos metros de distancia; no había cambiado en lo absoluto, estaba igual de cómo lo había visto en el periódico, igual que Misao lo recordaba; aunque no tan igual. Ahora lo veía con ojos de mujer adulta…

Quería acercársele pero que le diría¡hola¿Cómo ha estado? O ¿Por qué no llamado, aun no sabia que decirle pero eso si, se le acercaría, estaba apunto de dar su primer paso, cuando la vio: Himura Megumi siempre cuidaba de su apariencia fisica. Eso le recordó el hecho que Sanosuke estaba por los alrededores. ¡Vaya que el mundo era pequeño! Pensaba irónicamente.

-¡Misao!- Soujiro le háblala por décima vez.

-¡OH! Soujiro-san- volteo a verlo.

-Missy, estas más distraída que de costumbre.

Misao solo le sonrió débilmente y volteo otra vez hacia el lugar donde se encontraba Aoshi, era como si se los hubiera tragado la tierra, tal vez la cara de preocupación de Megumi tenía algo que ver.

-Do shimashita ka (n/a¿Qué le pasa?)

-Daijobu desu (n/a: No tiene de que preocuparse o no pasa nada)

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Sanosuke parecía un niño grande jugando con Satori para desgracia de ambos, se encontraban en mala racha no habían podido ganar ni un solo premio y ya casi jugaban todos los juegos en la feria, Satori reto a su ojisan (n/a: Tío) a ver quien ganaba ese enorme oso de felpa, para su nuevo hermanito o hermanita que estaba por llegar.

Aunque la mala racha continuaba…

-Satori-kun llevas casi diez intentos y no puedes darle a ni un solo pato-

Era el turno de Sano, los primeros cinco intentos: fallidos, ahora había pedido tres mas, dos de ellos los había perdido y solo le quedaba una sola bola y el resultado: fallido…

El señor regordete que estaba a cargo del puesto les dio bastante pena el que no pudieran darle a ningún pato, así que les regalo un tiro a cada uno, el juego consistía en hacer tirar algún pato que pasaban a una velocidad no muy prudente y para ganar el enorme oso de felpa tenían que darle al pato mas pequeño, el cual pasaba con mayor velocidad a comparación de los patos mas grandes que contenían los premios mas chicos.

-Satori-kun intentalo tu primero.

-¡Hai!- estaba decidido a ganar el oso para su madre. La decepción se asomo por su cara, no había podido, ahora sus esperanzas recaían en su ojisan.

-Ganbette Kudasai- (n/a¡Inténtalo con todo! Por favor. Expresión para animar) fue lo que escucharon al tiempo de que Sanosuke dio su ultimo tiro y los tres hombres voltearon hacia atrás.

Era ella… la pequeña niña que salvo el día anterior, ahí estaba, enfrente de el otra vez, Sano sacudió su cabeza pero sabía que no era su imaginación. La niña ahí estaba sonriente y animándolo y lanzo su ultimo tiro…

-¡Yuki-chan¡Yuki-chan! – apareció una cara de alegría, se había separado de su mama y tratándola de buscar se perdió y dando vueltas por la feria encontró a aquel hombre, ella se acordó de el, vio que no le dio a ningún pato y se acerco a tratar de animarlo, no podía despedirse de el, su madre la llamaba… salio corriendo hacia donde provenía la voz.

Esa voz… el la conocía…

-¡Ojisan Sano¡ojisan Sano!- el grito del pequeño lo saco de sus pensamientos- ¡Has ganado ojisan!- después de todos los intentos fallidos que habían tenido al fin, pudieron ganarse algo y el pequeño Satori estaba muy feliz; tal vez no se gano el enorme oso de felpa, pero había ganado un premio mediano, un conejo blanco de cara graciosa. El señor los felicito y procedió a bajar el conejo y se lo entrego a Satori.

-¿Y la niña?- le pregunto Satori a Sanosuke.

El también oyó que la llamaban, vio que la niña se empezaba a alejar corriendo de ahí, no iba dejar que fuera sola, la acompañaría para verificar que llegara a salvo, cuando Satori le hablo, Sanosuke tenia planes que arreglar con los padres de esa niña… ¿Para que van a tener hijos si no los van a cuidar adecuadamente? Se preguntaba.

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Juro que cuando la encontrara la castigaría un mes, ya en Tokio había hecho algo parecido en el omiyage-ya (n/a: Tienda de recuerdos) cuando buscaba un presente para su cuñada y mejor amiga en ese entonces; Tomoe, fue ahí cuando lo conoció, alto, un cuerpo bien definido, con el cabello castaño oscuro corto y muy buen mozo. Takani Tamono era un político joven, el la había ayudado a encontrar a su hija, Yuki era una niña muy distraída, si Megumi se descuidaba tan solo una milésima de segundo la perdía de vista y paso cuando se distrajo a pedir los tallarines que la niña le había pedido, la anciana estaba por darle su cambio cuando se distrajo y dejo de ver a su hija. Como no la encontraba fue con Aoshi quien había ido por las bebidas y juntos empezaron a buscarla.

Cuando la vio, venia corriendo en dirección hacia ellos, cuando se reencontraron, se agacho, la abrazo y la cargo sosteniéndola en sus brazos, la abrazaba con fuerza.

-Mi pequeña¿Por que me haces esto?- sabía que ya no la castigaría, el hecho de abrazarla y verla era suficiente. Sabía que tenía que dejar de ser una mama consentidora y empezar a ser un poco más estricta con ella.

- El viaje se ha terminado para ti Yuki-chan- dijo Aoshi. Salieron al estacionamiento y emprendieron el largo viaje de regreso a casa…

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Era el turno de Kenshin decidir a donde irían ahora, resulto que llevaría a Kaoru al ''lugar secreto'' como lo llamaban Megumi, Aoshi y el cuando eran pequeños. Empezaron a caminar y pasaron al lado de una tienda de descuento, otra para damas. Al final de la cuadra se encontraron en un camino de grava y siguieron hasta pasar al lado de un pequeño cementerio. ¿Tenebroso? No para ninguno de los dos.

-Aquí es donde vamos a cortar- dijo Kenshin

El caminaba a su lado y solo se adelantaba un poco cuando el sendero se volvía demasiado estrecho. Kaoru recibió un olor fuerte y penetrante, descubrió que provenían de todas las plantes de alrededor. Caminaron cerca de veinte minutos hasta que por fin llegaron a su destino: un claro a mitad de una arboleda de pinos. El arroyo que había seguido se ampliaba y caía sobre unas rocas grandes formando una pequeña cascada.

-Esto es hermoso-dijo Kaoru en susurro y miro alrededor. Era como un pedazo de paraíso, se sentaron y apoyaron la espalda en una gigantesca roca que parecía haber salido de la nada. La roca estaba tibia y era agradable contra los músculos cansados de Kaoru.

-¿Cómo has dado con este lugar?

-Mi hermana, mi primo y yo solíamos venia a jugar por aquí todo el tiempo- se hallaba cerca de ella y se apoyaron el uno al otro un poco mas de lo necesario. Ella no se alejo, le agradaba sentir el hombro de Kenshin al lado suyo. Se sentía tan confiable y calido como la roca tibia.

-Es un lugar realmente hermoso- comento y aspiro hondo.

-¿Te gusta?- el volteo el rostro hacia ella sin alejarse con la cabeza aun apoyada en la roca.

-Me gusta mucho.

-Me alegra- los ojos de Kenshin se formaban calidos otra vez- Mira el arroyo se vuelve mas ancho por allá.- dijo señalando- pero no es muy profundo. Antes solíamos cruzarlo por ahí.

-¿crees que el dueño le molestaría que anduviéramos por sus territorios? – dijo observando la enorme casa que se encontraba no muy lejos de ahí.

-No- respondió con gran tranquilidad- No creo que a el le moleste en lo absoluto- Esa era la casa de campo que su primo Aoshi había heredado de sus padres. Ella volvio a el para responder estaban muy cerca, ambos se veían a los ojos, Kaoru sentía como se aceleraban los latidos de su corazón. Aquello no estaba bien. Se dio cuenta que esa situación no los llevaría a ninguna parte y se pregunto a donde los llevaría todo aquello.

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Estaciono su carro, había pasado un rato muy agradable. Kenshin fue a la cocina por un vaso de agua, cuando una voz llamo su atención.

-Vaya…vaya…vaya- dijo Aoshi mirándolo a los ojos.- Himura, recuerdas que hoy habíamos acordado adelantar los problemas que tiene el viñedo-¡Era cierto! Todo se le había olvidado. También se le olvido que para ir a la cocina había que pasar por el despacho, maldijo su suerte, a Aoshi era casi imposible mentirle sobre algo, más bien era algo imposible, aunque se alegro que el que se encontró fue su primo y no su padre.

-Orooo- Aoshi hizo una mueca y alzo la ceja izquierda, su primo no había dicho su frase favorita en mucho tiempo.

-¿Qué hiciste todo el día que hizo que te olvidaras de todo?- Kenshin se acercaba al despacho y se sentó en la silla que estaba de frente a la de Aoshi.

-Fui al Tokio's café, después a un restaurante nuevo que no conocía aquí en Nigata, pero todo eso fue caminando.

-¿Así que divertiste tu solo caminando por la ciudad?

-Algo parecido- le contesto, Aoshi volvio a alzar la ceja sabia que no le había creído así que mejor opto por contarle, además no creyó que volvería a ver a la señorita Saito.

- Realmente no creo que te imagines. Y no lo adivinaras ni en un millón de años.

-¿Quién?

-Saito Kaoru. ¿Puedes creerlo?

-¿Saito¿Saliste con un Saito?- tal vez debió haber mentido. El hecho de que se hubiera acordado la cita con el enemigo de todos los Himura y el no haya sentido furia hacia ellos, no significaba que toda la tribu compartiera su falta de animadversión, aunque con su primo nunca se sabia.

-Aoshi, yo mismo me lo pregunte¿Por qué tanto odio entre las familias?

-¿Por qué no le preguntas a Megumi? Ella lo sabe muy bien

-me refiero antes de eso

-Si Megumi no pudo saberlo aun rogándole a su padre que le digiera, fue una de las pocas cosas que le negó a su querida hija ¿crees que ahora este dispuesto a decirnos?

-No lo se Aoshi, pero de lo que si estoy seguro, es que de algún modo o de otro, sabré que fue lo que paso en el pasado, para generar toda esta rivalidad. Tarde o temprano lo descubriré.

-Esperemos que mas temprano que tarde- le dijo Aoshi.

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En cuanto vio la motocicleta Harley roja, estacionada en el garaje de la casa supuso que estaba en algunos problemas. Se le había hecho tarde muy tarde. Se sentó en el porche de la casa con la intención de posponer un momento inevitable. Solo quería reflexionar la agradable tarde que había tenido. Himura Kenshin había sido tan amable con ella, se negó a que Kaoru ayudara a pagar las cuentas de los lugares que visitaron, la ayudo a sostenerse cuando la larga caminata y sus zapatos de tacón bajo habían surgido efecto en ella, habían regresado al tokio's café a recoger sus respectivos automóviles, el la había seguido con el auto para asegurarse de que no le pasara nada claro se mantenía a una distancia considerada, e incluso se había estacionado algo lejos para que no lo viera nadie y se marcho hasta que no vio en auto desaparecer tras la enorme reja

Suspiro hondo y entro sigilosamente a la casa, oyó ruido en la sala se acerco y vio que era Sanosuke y su novia Yumi festejando su regreso cuando se disponía a alejarse…

-¡Dios mió!- exclamo Yumi

Kaoru maldijo el haberse asomado, tenia que admitir que el día de hoy Yumi se veía muy hermosa, pero lo que tenia de bella lo tenia de chismosa. Cuando esa pareja se pone a festejar su regreso lo hacen a la grande y siempre quedan algo ''alegres'' lo que le sorprendió es ver que Sanosuke no estaba bebido.

-¡Jou-chan¿Dónde te habías metido?

En ese momento se sintió mal. Si muy culpable, pero ahora veía lo irónico de la situación. Ahora el le reclamaba su llegada a la casa, cuando el siempre les hacia ver su suerte a su padre y a ella; decía que no tardaría y a algunas veces ni llegaba a dormir. Su padre lo castigaba demasiado. Y ahora estaba en frente de ella con una postura de padre protector que la miraba con los brazos cruzados.

-Fui a caminar y se me hizo algo tarde

-¿Caminar? Que yo recuerde llegaste tu coche- le dijo esperando respuesta pronta.

-Cariño déjala, ya esta algo grandecita para saber que es lo que hace¿no?- dijo guiñándole el ojo a Kaoru y abrazando a su novio.

- Como sea, Yumi y yo estábamos por salir a cenar, cuando Saito llamo dijo que tenia que salir fuera de Nigata por unos asuntos financieros…. Me dijo que no tardarías… que te esperara solo unos minutos.

-Lo lamento

-Teníamos reservaciones en ''The Fourth Avenue Café'' ¿sabes lo difícil que es conseguir una mesa un domingo por la noche?

-de verdad lo lamento-

-¡Bueno ya que! Además… festejamos aquí¿verdad cariño?

-Yo diría que festejaste tu sola.

-te ves muy bien Yumi- dijo Kaoru

-Claro después de todo íbamos a salir- dijo Yumi

- Creo que iré a dormir, gracias por esperarme oniisan (n/a: hermano mayor) ¡Mata Ashita! (n/a: Hasta mañana) dijo dando una leve inclinación y dirigiéndose a la salida.

-Oyasuminasai (n/a: Que descanses) – le dijo su hermano, Kaoru le sonrió y desapareció por las escaleras.

-¿En que estábamos cariño?-dijo besando a su novio en los labios, no duro mucho el beso, el lo corto rápida pero suavemente.

-¿Qué te pasa?

-Te llevare al apartamento, estas algo indispuesta el día de hoy.

Dejo a Yumi al apartamento que ambo compartían, le rogó que se quedara pero el no accedió, no tenia ganas de estar con ella hoy, se sentía muy perturbado. Llego a casa tomo una ducha, se puso unos boxers, abrió el gran armario de su ropa, en el último cajón, el de la izquierda, tuvo en sus manos las viejas fotografías, apretó tanto las fotografías que su mano quedo marcada, no esta listo para volver a verlas, así que las volvio a guardar. Cuando terminaba una relación tenia la costumbre de tirar todo lo referente a sus ex novias, aunque solo una había sido muy diferente, había intentado todo quemarlas, tirarlas, romperlas, al final y como había pasado nuevamente no pudo hacerlo. Volvio a guardar las fotos en la gabeta.

Volteo a ver el reloj 2:00 a.m. y ahí mismo en su cómoda se encontraba la diadema con una mariposa al lado, la sostuvo en manos y sonrió ligeramente. Pertenecía a esa niña la que salvo el otro día, se prometió recriminarles a los padres de la pequeña por su mal cuidado hacia ella.

Espero que esta vez pueda conciliar el sueño rápidamente, pero no fue así, desde que se entero que ella estaba por los alrededores tardaba en dormirse no tenia ganas de salir de parranda, de ir a las apuestas, ni estar con Yumi. En su mente daban vueltas tantas preguntas¿Aun siente algo por ella¿Cómo actuaría cuando la tuviera cerca de el¿Estaba casada¿Por qué le había hecho tanto daño¿Por qué después de esa pelea, se fue lejos de Nigata¿Por qué después de cinco años volvio? Si quería las repuestas a todas esas preguntas que invadían su mente solo una persona conocía las respuestas: Himura Megumi.

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Kaoru despertó antes de que sonara la alarma del despertador, a pesar de haberse dormido tan tarde, despertó más temprano de lo normal y con mucha energía. Se quedo cinco minutos acurrucada en la cama recordando el maravilloso día que había tenido, cuando algún chico la invitaba a salir la llevaban a lugares muy lujosos, trataban de sorprenderla con regalos caros y hablaban de cosas sin sentido para ella. Pero esta vez fue diferente esta cita fue diferente…. ¿un momento acaso he dicho cita, se sonrojo e hizo una mueca de lamento, lamentándose que no haya sido una cita, fue como una reunión de viejos conocidos o algo parecido, aunque pensándolo bien había salido con el enemigo, un enemigo bastante simpático para ser sinceros. Se preguntaba en que problemas se hubiera metido si su padre o su hermano se llegaran a enterar, pero no tenia que pensar en eso, solo fue una salida, eso no significaba que volviera a ver a Kenshin¿o si?

Se ducho y bajo para desayunar, su hermano aun no se había despertado, algo muy raro en el, pensó sarcásticamente.

Esta vez ella quería prepararse su desayuno, aunque se le hayan quemado los huevos, ni siquiera el jugo de naranja salado lo noto. Se marcho con un día maravilloso por delante…...

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Sonrió ligeramente al recordar que en la mañana Hiko riño con ella, por haber elegido a Ken-san y no a el para llevar a la infanta a la escuela, alegando a su defensa de que su padre no sabia conducir y no respetaba la señales de transito. Era lo único malo de su trabajo que algunas veces se perdía las mejores cosas de su hija a quien le deseo suerte en la mañana.

Lamento no poder llevar a su pequeña a su primer día de clases pero tuvo una llamada de emergencia que provenía del hospital un paciente que le correspondía a la doctora que supliría, se encontraba al borde de la vida y la muerte. ¿La causa: un infarto…

Llego al hospital, le asignaron el cuarto, lavo sus manos y se puso la bata. Realmente se tuvo que adaptar a la sala de emergencias, la cual era un poco diferente a la de Tokio, donde ella trabajaba.

Cuando vio a la persona postrada en la cama, creyó estar soñando, empezaba a sudar, ella era una profesional así que ahora lo único que importaba era salvarle la vida a aquel hombre. Intento todo por estabilizarlo, cuando logro hacerlo, suspiro aliviadamente, ''todo esta bien… por ahora''

Se dirigió ahora a su consultorio a ver el antecedente medico de su nuevo paciente. Tenía ya varios años con el corazón delicado, en el fondo sabia que había pocas posibilidades de que se salvara y conseguir un trasplante de corazón en menos de 24 horas es casi imposible, pero haría hasta lo imposible por ayudarlo.

Alzo la bocina del teléfono marcando el número correspondiente a la persona que no solo la ayudaría a conseguir ese transplante si no que sabia que el hombre que se debatía por la vida y la muerte era muy importante para el…

El teléfono sonó cuarto veces y cuando al fin entro la llamada…

- Tienes que venir al hospital en cuanto antes…- pauso como para tomar valor,hizo una respiracion larga como si quisiera tomar valor del airey siguió hablando.- Aoshi es una emergencia…. Makimachi Okina puede morir…

Fin del capitulo 6

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''Wilma'' dejo, entre muchas cosas, el testimonio de cómo juntos y dándonos la mano podemos sobrellevar las peores tragedias de mejor manera posible. Aplaudimos la labor extraordinaria de cientos de personas que antes, durante y después del huracán trabajaron para los demás con la única intención de ayudar a los desprotegidos, a los mas necesitados y a aquellos a quienes ''Wilma'' podría causarles mas deterioros.

Cabe reconocer la gran cultura de muchas personas que sabiendo lo que venia tomaron las debidas precauciones, tenían en casa alimentos enlatados, agua potable, medicinas, radios, pilas y realizaron todo lo necesario para este tipo de meteoros.

Solo ahora que vivimos este fenómeno, al sentir en carne propia lo que es un viento a cientos kilómetros por hora, podemos estar concientes de lo que un huracán puede dañar nuestro patrimonio, nuestros centros de trabajo, nuestra integridad fisica, nuestra ciudad y lo mas importante nuestra gente.

Resulta inimaginable para miles o quizá millones de personas como puede cambiar la vida de un momento a otro.

Pero resulta sumamente triste ser testigos también de cómo existe gente que busca cualquier momento de desgracias para robar y prácticamente desmantelar pequeñas tiendas, plazas comerciales y conocidas tiendas de autoservicio.

Es lamentable que mucha gente sin necesidad, aproveche periodos de verdadera contingencia para atracar a manos llenas. De verdad es lamentable. A todos y a cada uno de los que se portaron a la altura, se quedaron sin comer, dejaron a sus familias en casa para ponerse la camiseta y ayudar a los mas afectados, a quienes trabajaron arduamente y a todos a los que alguna u otra manera están al pie del cañón ayudando.

Ellos y lo aprendido son parte de lo valioso que se rescata después de un devastador panorama como el que hoy por hoy estamos viviendo.

Por que Cancún esta de pie…

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Perdonen por la tardanza.

Muchas gracias a las personas que se tomaron la molestia y el tiempo de mandarme un review, Alcione Yil de Cfiro, naoko L-K, Dark Lil' Bride, Giuliana, Kayla-chan, Gabyhyatt, Aya-Mery, Serenity, Kao-ryu y Kennich. Lamento no contestarles como es debido pero la regla me lo impide.

Esta pensando como contestarles el review, podria ser en mail, si ustedes quieren pueden dejarme su mail y yo les contestare el review gustosamente.

Se despide Holly-dono