Ángel Demoníaco
Por: Tiff
¿Quién dice que sentado en un bar cualquiera del mundo, no se pueden llegar a conocer a las personas más inesperadas, extrañas, y a veces a las que habías estado esperando por toda tu vida? La verdad era que yo pensaba que en un lugar como ese, a donde solo asisten almas en busca de desahogo, jamás se podría encontrar a alguien especial, o al menos fuera de lo común. Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba.
Hace muchos años, que aun recuerdo con amargura, cuando era aun muy joven y las esperanzas de un futuro mejor estaban por los suelos, cuando todos mis sueños se habían extraviado en un camino aburrido y monótono, y cuando pensaba que la vida no podía ofrecerle nada nuevo a mis deleites, me encontré con una persona que logro revolucionar mis pensamientos, hacer arder una vez más mis sentidos, y hacer latir mi corazón como un simple colegial en sus tiempos de adolescencia.
Sentí amor y pasión como pocas veces en mi vida, y el estar comprometido con alguien más no me impidió darle rienda suelta a mi imaginación, y luego a mi deseo. Busqué una aventura al principio, y sin embargo, el destino se encargó de castigarme cuando quedé profundamente enamorado.
Pero no me arrepiento ni un momento de lo que ocurrió aquella noche; no me arrepiento de haberme esfumado de la existencia de una persona que me amaba de verdad, ni de haber perdido la vida por la que los demás hubieran dado todo... no me arrepiento porque encontré a una persona que de verdad me daría amor eterno, y que me ofreció a beber su cuerpo, en un afán de otorgarme la vida inmortal.
Porque así es. Ahora soy un ser inmortal. Una criatura eterna que muchos temen y que otros veneran, sin comprender verdaderamente su existencia. Mitos, lo llaman algunos, leyendas lo llaman otros; yo sólo lo llamo realidad. Realidad de la que pocos privilegiados están conscientes, y que muchos otros ingenuos no ansían conocer.
Demonios, ángeles caídos, resucitados, muertos vivientes... ¡Cuantos nombres podrían describir a los de nuestra especie, y aun así quedan tan lejos de la esencia de toda su palabra! No saben a que veneran ó a que le temen, porque no saben el significado de nuestra existencia. Simples humanos serían incapaces de comprenderlo.
Porque después de ver la vida humana a través de los ojos de un inmortal, uno se da cuenta de la fugacidad con que esta pasa, y como los hombres mortales la aprovechan en nimiedades sin sentido. Al tener toda la eternidad para conocer el mundo viejo y nuevo que te rodea, uno aprende a ser más observador.
Cualquier persona que nos viera contando el delgado pelaje de un gato sobre nuestros brazos, pensaría en nosotros como unos dementes, sin comprender nuestro sentido desarrollado de la curiosidad. ¿Nos juzgarían ustedes simplemente por observar una bella obra de arte por muchas horas? Y es que los humanos tienen tantas maravillas a su alrededor sin siquiera percibir su significado.
En este momento entenderé que no comprendas mis palabras, entenderé que todo lo que diga lo tomes como un relato ficticio, entenderé incluso que me tomes como a un loco. Lo entenderé porque yo lo hubiera hecho; yo que con mi filosofía creía conocerlo todo, que pensaba que todas las cosas se podían encontrar en los libros, que creía que las explicaciones físicas servían para todos y cada uno de los casos... si me hubieran dicho en ese momento que un ser conciente puede andar deambulando por las calles sin un latido de corazón, me hubiera echado a reír sin inhibiciones, burlándome de sus creencias medievales sobre los muertos vivientes...
Y tu lo hubieras hecho también. Simplemente porque los humanos no pueden aceptar otro ser, además de ellos, errando por el mundo; compartiendo las cosas que ellos perfeccionan con tanto afán, en una lucha interminable de quedar pasmado en un libro, una pintura, una escultura, un asombroso descubrimiento... con la único esperanza de la perpetuidad.
Todos tienen ese deseo y pocos lo consiguen.
Y te preguntarás ¿Qué criatura puede llegar a ser inmortal?
Y yo te responderé: Aquellas que son hijas de la noche y aliadas de la luna; aquellas que satisfacen su sed con sangre y su hambre con deseo; aquellas que piensan que no todos los regalos son un don. Una criatura que no conoce el perdón, y que toda la eternidad es sólo acompañada por la oscuridad y la soledad...
Un vampiro amigo mío.
Son esas las criaturas que son inmortales pero que darían todo para paladear de nuevo la mortalidad...
'¿Por qué ansiaría de nuevo tener la vida de un humano normal?' me dirás. '¿Por qué tener que sufrir de nuevo de dolor, angustia, desesperanza y fatiga, cuando puedo gozar de todos los privilegios de un inmortal?'
Respuesta simple mi amigo: Porque puedes sentir.
Sentir dolor, angustia, miedo, si... pero también sentir felicidad, euforia y júbilo por las cosas más sencillas.
Si tuviéramos que envidiar algo de un humano, eso seria... y en mi caso, envidiaría también la identidad que se le puede otorgar a alguien con tan solo un nombre, en la avidez de la individualidad.
No te diré mi nombre. Jamás, porque significaría para mi un peligro mortal si cayera en manos de cualquier individuo, pero puedes llamarme: Eriol Hiragizawa... un nombre, para mi podía significar la vida entera. Podía corresponder al triunfo y la gloria, los meritos de una familia con renombre, la oportunidad de alcanzar la prosperidad con una dama de categoría. Tantas cosas que encerraban unas simples palabras, y que ahora carecen de significado sino las escucho susurradas por alguien más.
A mis ojos, el joven de veinticinco años que salió de casa esa noche en busca de una aventura, a quedado sepultado en los recuerdos; y si sigo dándole un nombre para bautizarlo, es por la simple añoranza de seguir abrazando aunque sea una parte de la mortalidad. Sin embargo, si he de agradecerle por algo al hombre que antes era, sería por la parte de él que aun vive en mi después de tantos años, y que no a dejado de conservar la emoción humana más privilegiada de la creación: el amor.
Pocos vampiros son los que tienen ese favor, pocos son ya a los que se les regala ese ápice de bondad.
Y hubiera vagado por mucho tiempo buscando a uno de ellos, si no hubiera llegado primero a mi. Un vampiro que me ayudo a ver la vida desde su propio punto de vista; un vampiro que conservaba la capacidad humana de sentir; un vampiro que se enamoró.
Ella que se veía tan fría y distante; ella, la inalcanzable, la fiera, la bestia caracterizada con la belleza de una mujer; ella que se movió desde las sombras hasta colocarse a mi lado en la luz.
De ella me enamoré, y por ella entregué mi mortalidad. Por ella ofrecí mi alma, y por ella condene a mi cuerpo muerto a vagar por el mundo en una penitencia divina, por toda la eternidad. Y no me arrepiento ahora que camino a su lado. No me arrepiento ahora de mis decisiones en un momento de arrebatado enamoramiento, ni de haber bebido del cuerpo de otro que no me pertenecía.
Bebí sin pensarlo, bebí por ambición, bebí por deseo, bebí por la esperanza de una salvación.
¿Hubiera bebido después de saber a lo que me atenía el destino? ¿Hubiera salvado a la mujer que amaba a cambio del costo de mi humanidad? Si. Y me lo repito a mi mismo una y mil veces. No me arrepiento de la existencia que llevo, jamás. Sólo me arrepiento de haber dejado pasar momentos que podrían haber quedado atesorados en mi mente como ahora quedan vívidos todos los recuerdos.
¡Como me hubiera gustado apreciar el esplendor de un amanecer una última vez! ¡Como me gustaría haber mirado la cara del sol una vez más, sin el temor de una muerte despiadada y dolorosa!
Supongo que ese es uno de mis castigos. Una deuda con el destino; ya que arrebatado infinidad de vidas inocentes. He sentido el desvanecimiento de los cuerpos entre mis brazos; he conocido a la muerte de frente y me he burlado de ella infinidad de veces al ver su rostro frustrado. He conocido al demonio en persona, he visto ángeles divinos de hermosas alas blancas, incluso he sentido el calor del Dios quemando mis entrañas... todos ellos tan cercanos a nosotros, y sin embargo tan distantes a nuestra dura existencia. Todos ellos allá arriba, o allá abajo, pero ninguno compartiendo el mundo mortal.
Por eso somos una raza distinta. Por eso se nos a excluido del circulo divino ó de los mismos avernos. No podemos ser celestiales por nuestra brutal manera de asesinar para existir, y no podemos ser infernales porque son seres horrorosos y zafios, y nosotros somos hechos a semejanza de un creador.
Somos una especie rara simplemente. Como las hadas, los duendes, las ninfas, los elfos... un linaje más que comparte la tierra al lado de los humanos.
Soy un vampiro. Soy un ser inmortal... y esta es mi historia...
Continuara...
Hola!! Pos aquí yo de nuevo molestando con otra historia. Sé que no e terminado el otro proyecto que tengo, pero prometo que lo terminare, estoy trabajando en él. Pero pos en tardes ociosas en que la inspiración no llega para uno, otro se ve beneficiado ¿no? De hecho este proyecto lo e tenido guardado desde hace mucho tiempo, y estaba esperando a terminar AaE para subirlo, pero como hoy me siento inspirada (y aburrida) pues aquí está un capítulo. Es algo interesante después de todo, me apasionan los vampiros de hecho nn... mm esto es principalmente un ET (¬¬ que novedad) pero Shaoran también aparece, y si estoy de buenas, también algo SS nn U
Creo que en este fic me e desarrollado más como autora, y creo también que utiliza un lenguaje un poco más maduro. Ojala y sea de su agrado.
Espero hayan disfrutado de este capítulo, y pos si les da la gana se pasan a dejar un review, sino simplemente sigan leyendo el próximo capítulo!!
Nos vemos!!
Tiff
