A ver, no controlo esto de los espacios, se los come!!! Lo siento si no está muy bien (se aceptan consejos)
VACACIONES DE NAVIDAD
Cap 2.
Esa noche el gran salón sólo contaba con dos mesas; una larga para los alumnos que se habían quedado y una redonda para los profesores. Los Gryffindors se apiñaron en un rincón de la mesa larga y los Slytherins se agruparon en el otro. A las otras dos casas no les quedó más remedio que acoplarse en medio de las dos como buenamente pudieron.
- Espero que esos no se hayan enterado de la fiesta - dijo en un susurro Alex Learner, un Gryffindor de séptimo año a una muy animada Hermione. Ella bufó despectivamente.
- No creo que nadie se hable con ésos, así que nuestro "secreto" está a salvo.
Considerando que ese "secreto" era conocido por tres de las cuatro casa de Hogwarts no parecía muy apropiado calificarlo como tal, pero Hermione se equivocaba además en otra cosa. Ernie Mcmillan era un chico de sexto de Hufflepuff cuyas actividades extraescolares de limitaban a compartir de cuando en cuando el lecho de Blaise Zabini y cómo éste era su medio-novio-secreto (aunque muchos Hufflepufs ya lo sospechaban, sobre todo porque tampoco se esmeraba en disimular) no dudó en contarle lo de la fiesta en cuanto se sentó a su lado en la mesa de la cena.
Draco Malfoy parpadeó sorprendido al oir la noticia.
- ¿Los Gryffindors? ¿Una fiesta? - no parecía conceptos compatibles, pero sí lo bastante tentadores para que le entrase la curiosidad. Se volvió hacia Skye.
- ¿Tú sabías algo?
- No he visto a nadie en todo el día - reconoció la chica de ojos medianoche. Skye Hidden era muy conocida en Hogwarts por dos cosas muy notables: era la protegida de Malfoy y amiga de una pequeña Gryffindor llamada Ginny Weasley. No era la primera vez que dos miembros de casas rivales entablaban amistad, pero Malfoy y Ron Weasley, hermano de Ginny, se odiaban a muerte y el que allegadas a estos dos personajes fuesen casi amigas íntimas se hacía un poco raro. - De todas maneras - agregó Skye sin darle importancia, pues no la tenía - no creo que quisieran que los Slytherins lo supiésemos. Nosotros no les invitamos a nuestras fiestas.
Se refería a que no invitaban a gente de otras casas, no sólo de su casa rival. Eran bastante reservados al respeto, sobre todo debido al uso de ciertos tipos de sustancias ilegales que podrían traerles problemas. No eran cosas que debieran saber el resto de casas, no había que darles información con la que les pudiesen chantajear.
- ¿Llevarán alcohol? - le estaba preguntando Blaise a Mcmillan. Este asintió con entusiasmo. Malfoy sonrió, sería interesante ver a Potter, Weasley y Granger borrachos. Aunque la sangre sucia no parecía muy dispuesta a perder el control sobre sí misma Draco sabía que más de uno se encargaría de que bebiese más de la cuenta. Había oído toda suerte de rumores y fantasías respecto a ella debido a un incidente en el que se había visto involucrado a principios de curso...
*** Flash Back***
Lunes por la mañana, clase doble de pociones. Como de costumbre, esta clase la compartían con Gryffindor, algo que alegraba a los Slytherins por el trato de favoritismo que recibían del profesor y jefe de su casa. Snape parecía inusualmente contento ese día, algo para temblar. Tenía la costumbre de emparejar a la gente de manera caprichosa cuando se encontraba de ese humor y ésta vez no fue una excepción.
Hermione Granger no parecía más contenta que él por la pareja que le había tocado en suerte, pero sí una cosa podían agradecer los dos era que ambos eran más que competentes en esta asignatura así que no habría explosiones incontroladas, ingredientes erróneos o efectos indeseados, al menos no en su caldero. Como la poción era bastante complicada de hacer Draco se concentró en su tarea dejando los insultos para más tarde. Snape, por extraño que pareciera, no había revelado de qué poción se trataba y por mucho que él supiese del tema (era su asignatura favorita) no le cuadraban los ingredientes con ninguna poción que conociese. Como era de esperar él y Granger terminaron los primeros.
Malfoy se giró para ver cómo iban los demás y se dio cuenta de algo bastante extraño; Snape había hecho las parejas mixtas, frente a cada caldero había un chico y una chica de casas distintas y a Ron Weasley le había tocado con Pansy Parkinson. Vió que a Blaise trabajaba en un silencio obstinado junto con una ceñuda Parvati Patil y que Crabe compartía caldero con Laverder Brown. Harry Potter tenía como compañera a Rose Knight, una amiga de Pansy y Goyle, debido a que había menos chicas que chicos en ambas casas había sido puesto con Neville Longbotton. El resto de alumnos no parecían tan fuera de lugar como esas extrañas parejas, eran personas que apenas se habían tratado y trabajaban con bastante naturalidad aunque de un modo un poco frío.
Draco se giró de nuevo hacia Granger, que repasaba sus apuntes una y otra vez intentando mantener su concentración apartada de él, seguramente para que no se acordase de meterse con ella. Tuvo suerte, porque en ese momento Snape se había dado cuenta de que habían terminado y se acercó a su humeante caldero con bastante satisfacción. Comprobó la textura, el color y el aroma de la poción y dio su visto bueno. Repartió un poco del espeso líquido en dos vasos y les hizo avanzar frente al resto de la clase.
- Muy bien, atender un momento - cuando todos los alumnos volvieron su atención hacia ellos, Snape explicó: - La señorita Granger y el señor Malfoy van a tener la amabilidad de demostraros cómo actúa ésta poción si está bien echa - remarcó las últimas palabras mirando directamente a Longbottom, que enrojeció visiblemente. - La poción tardará unos minutos en hacer efecto, así que si mientras reviso sus trabajos notan alguna reacción extraña - al decir esto sonrió ligeramente - en los sujetos avísenme inmediatamente.
Dicho esto se volvió hacia ellos tendiéndoles los vasos con la poción y los instó a bebérsela. Draco, que confiaba totalmente en Snape y en sus propias capacidades para realizar pociones, no dudó ni un segundo en ingerir la sustancia que tenía un color gris cemento y sabía bastante parecido. Granger sólo tomó su vaso al ver que Malfoy tomaba la poción y bebió lentamente, como con asco, antes de dejar el vaso vacío sobre la mesa.
Draco de momento no notaba nada, claro que Snape había dicho que la reacción no era inmediata y por indicación de su profesor se volvió hacia Hermione. Se miraron unos segundos, incómodos, hasta que Snape pareció satisfecho y se alejó para revisar el resto de pociones.
Hermione se volvió hacia él nerviosa.
- ¿Notas algo? - preguntó. El negó con la cabeza y se fijó por primera ver en sus ojos. Tenía unos ojos muy bonitos, decidió, con unas largas y espesas pestañas y una mirada muy cálida. Sus labios tampoco estaban nada mal, y esa barbilla delicada... Nunca se había fijado en esos matizes de su pelo que parecían cambiar con la luz... Y ese garganta blanca que asomaba por encima del pulcro cuello de la blusa... Mmmm.... Vaya, si hasta las orejas las tenía bonitas, redondeadas y pequeñas por debajo de ese adorable pelo salvaje... Y esas manos de dedos delicados....
- ¿Notas algo? - preguntó él esta vez, en voz baja, casi suspirando las palabras.
- Nada - dijo ella con su vocecilla, y unos dientes blancos aparecieron para mordisquear su labio inferior, como con indecisión. Mmmm... Como deseaba él mordisquear también esos labios de color fresa... ¿Sabrían igual? Ella lo estaba mirando de una manera encantadora, como si le estuviera viendo por primera vez y le gustase lo que veía, perdida en sus ojos como él se perdía en los suyos...
Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo Draco se había adelantado hasta sus labios y los estaba besando muy ligeramente. Y ella estaba respondiendo, le estaba devolviendo el beso con dulzura. Envalentonado, puso las manos en su cintura y la atrajo hacia él, hasta pegarla a su cuerpo. Ella entrelazó los dedos detrás de su cuello y gimió un poco. Draco le lamió el labio inferior con delicadeza por espacio de unos segundos y profundizó el beso, probando la tibieza del interior de su boca... No sabía fresas... Era infinitamente mejor que eso...
Sintió como las manos de Hermione se enredaban en su pelo acercándole más hacia ella, ayudándose se su propia lengua para atraer más a Draco al interior de su boca. El empezó a acariciarle la espalda con una mano mientras la otra se aventuraba por su cintura, debajo de su túnica, encontrando su camisa y salvándo ese obstáculo con facilidad en su camino hacia la piel de la muchacha. Hermione volvió a gemir cuando sintió la mano caliente de él en su costado, subiendo centímetro a centímetro. El beso ya no era dulce y tierno sino que se estaba volviendo muy apasionado.
Si se hubieran detenido a mirar a su alrededor, se habrían dado cuenta de que todo el mundo les estaba mirando con la sorpresa pintada en el rostro. Todo menos Severus Snape, que reprendía severamente a Neville Longbotton de espaldas a toda la escena.
Hermione se separó violentamente de él y Draco se hubiese preocupado si ella no hubiera empleado esa misma violencia para hacer saltar los botones de la túnica y la camisa del chico de un tirón casi desesperado. Las chicas de la clase de pociones agradecieron infinitamente el gesto de Hermione Granger cuando quedó a descubierto el pecho de Draco.
El rubio le quitó la túnica a la chica sin que ésta protestara lo más mínimo, claro que estaba ocupada besándole el cuello, pero colaboró con él cuando empezó a desabrocharle los botones superiores de su camisa y echó su corbata con los colores de Gryffindor a un lado sacándosela por la cabeza.
Draco no tenía control sobre sí mismo. Solo era consciente a medias de lo que estaba haciendo y lo único que le importaba en esos momentos era poseer a Hermione Granger. Era suya, ¡SUYA! Y sólo ella podía calmar el ardor que había en él. Besándola con desesperación la cogió por la cintura y la sentó sobre la mesa de Snape. Ella le rodeó inmediatamente con sus piernas y echó el cuello hacia atrás para que él pudiese trazar un húmedo recorrido con la lengua desde sus labios hasta el encaje del sujetador que la camisa abierta había dejado al descubierto.
Hermione le revolvía el pelo, enloquecida por las manos de él que se deslizaban por sus piernas, alzando la falda del uniforme escolar. Draco acercó la boca al cuello de la chica y chupó con fuerza para marcarla, para que todo el mundo supiera que era suya, que nadie más podía tocarla. Ella gimió sonoramente apretándose contra él mientras sus manos se deslizaban hasta la cintura de los pantalones del rubio. Cuando Draco adivinó lo que estaba haciendo se separó un momento y la miró, miró sus increíbles ojos, sus labios húmedos, la marca reciente de su cuello y con una mano barrió todo lo que había sobre la mesa tirándolo al suelo.
Aún antes de que el estrépito de los vasos de la pocíon rotos se dejase notar, Draco ya había tumbado a Hermione sobre la mesa y se había subido sobre ella besándola con intensidad, siendo correspondido y llegando al límite de la resistencia de ambos.
Snape, al oir los vasos romperse se dio la vuelta con rapidez y se encontró con una escena muy distinta de lo que hubiese esperado a ver. Draco Malfoy, completamente despeinado y a medio vestir (o a medio desnudar) besaba con desespero a una Hermione Granger muy entusiasta que abrazaba la cintura del chico con unas bonitas piernas desnudas, ¡todo esto sobre su mesa de trabajo!. La parálisis de la sorpresa sólo le duró a Snape unos segundos, los mismos que tardó en darse cuenta de que aquellos dos no pensaban detenerse por nada ni por nadie.
- ¡SEÑOR MALFOY! - ruigió, pero el nombrado no se dio por enterado. Snape avanzó casi a saltos hasta la pareja y empujó a Draco lejos de Hermione. Este lo miró con odio y se volvió de nuevo hacia la chica que se estaba incorporando sobre sus codos bastante molesta por la interrupción. Antes de que pudiese llegar de nuevo hasta ella fue sujetado por varios alumnos (aclaremos que eran varias chicas que lo sujetaron muy bien sujeto sin importarles dónde pusieran las manos) Potter y Weasley también habían salido de la conmoción y trataban de que Hermione no se volviese a acercar a él mientras Snape despotricaba contra todos y con razón, pues todos estaban demasiado atónitos por la escena para acodarse de avisar al profesor de lo que sucedía.
Draco, rabioso, se libró de un tiró de las chicas y se acercó de nuevo a Hermione, que lo llamaba por su nombre por detrás de Weasley. Crabbe y Goyle ya estaban allí para evitar que pudiera seguir avanzando y hacer algo que le valdría un castigo, y ellos fueron más eficaces a la hora de hacer que Draco retrocediese hasta la otra punta del aula. Desesperado, gritó con ira:
- ¡ES MIA! ¡ELLA ES MIA!
A la vez que intentaba zafarse de sus captores. Snape se acercó bastante alterado con un frasquito que contenía un líquido incoloro. Entre varios logragon que Malfoy abriese la boca y echarle por la garganta el brebaje y le apretaron las mandíbulas y le taponaron la nariz para que no tuviese más remedio que tragarlo. Con Hermione fue más sencillo. Potter tuvo la idea de decirle que si se tragaba el líquido podría volver con Draco y ella se fió de su amigo y obedeció con docilidad. Al cabo de unos momentos ambos se habían relajado y miraron a su alrededor confundidos.
- ¿Por qué me estáis sujetando? - preguntó el rubio mirando a sus amigos-guardaespaldas, que lo soltaron con recelo. Cuando vió que su camisa estaba abierta y sus pantalones casi totalmente desabrochados se quedó sin habla. Miró al frente, donde los demás ya habían soltado a Hermione Granger y pudo ver que su camisa estaba abierta hasta la cintura, dejando ver el sujetador y que tenía una señal en el cuello. Snape se volvió hacia ella casi con desprecio.
- Podría adecentarse un poco - dijo. Hermine se miró y con un grito se dio la vuelta mientras se cerraba la blusa con dedos trémulos.
- Yo no pruebo esa poción - se oyó decir a Wesley mirando a su pareja de pociones, Pansy. A su lado, Goyle mostró su conformidad con un gruñido mirando a la suya, Neville Longbotton.
***Fin del Flash Back***
Resultó que la poción estaba mal echa. Tenía que ser una poción de enamoramiento ligero, pero la reacción excesiva de Draco y Granger hizo pensar a Snape que habían confundido algún ingrediente. Les hizo repetir la mezcla, en privado y el restultado fue el mismo, aunque esta vez el profesor los separó antes siquiera de que llegaran a tocarse. Concluyó que la pocíón estaba mal redactada en su libro, y si hizo otros experimentos con la misma fórmula nadie logró enterarse. Mandó a todo el mundo destruir la fórmula que habían copiado en clase y, por supuesto, casi nadie le hizo caso.
El incidente no hizo más que aumentar la popularidad de Draco entre las chicas (y los chicos), pero para Granger el resultado no fue agradable. Ahora había chicos por todo el colegio que creían que se comportaba como una gata salvaje en la cama y chicas que la odiaban por su escena con Draco.
Malfoy rió por lo bajo al recordar que Hermione había tenido su marca en el cuello durante una semana y la ocultaba bajo pañuelos y bufandas. Draco supuso que a la chica le daba demasiada vergüenza tener que explicarle a la Sra. Pomfrey, la enfermera, cómo se había echo esa marca para que intentase quitársela.
Así que ahora había mucha expectación en cuanto a Hermione Granger, y a quien más le interesaba el asunto era a Justin Finch-Fletchley que veía en esa noche su oportunidad perfecta... Pero de esto hablaremos más tarde.
Draco miró en la dirección de Granger, sentada al otro lado de la mesa. No podía verla con todos los alumnos de la escuela de por medio, pero sabía que estaba allí. Después del incidente de la poción Snape no había vuelto a emparejarlos jamás y los implicados no habían hablado entre ellos del asunto. De echo lás únicas palabras que habían cruzado desde entonces habían sido única y exclusivamente para insultarse.
Draco tenía curiosidad respecto a una cosa. Cuando tomó la poción para él fue como si otra persona tomase el control de sus actos. Sabía lo que había pensado (cuando había podido pensar) pero realmente no había sentido nada fuera de una exagerada excitación. Sabía cómo había transcurrido la escena, aún estaba en su mente, pero no lograba casar lo ocurrido con las sensaciones que hubiera tenido normalmente. No podía recordar el tacto de las manos de Hermione ni tampoco el sabor de sus labios. Sí, sabía que había pensado algo inconexo al respecto, pero ¿había sentido algo?
Draco lo repasaba una y otra vez en su mente. No había sido enamoramiento lo que había experimentado, sino un deseo salvaje por hacerla suya y había una cosa que lo obsesionaba, ¿por qué la había marcado?
Desechó esos pensamientos por inútiles (nunca llegaba a conclusiones lógicas) y revolvió su cena intentando decicir si se la saltaba y pasaba directamente a los postres. Skye debió verle la intención en la cara, o puede que lo hubiese hecho demasiadas veces en su presencia, porque le miró con reproche y dijo:
- Cómete tus verduras, Malfoy. Necesitas comer algo más a parte de dulces. Nadie se puede mantener a base de azúcar.
Iba a replicar mordazmente pero lo pensó mejor, pinchó algunas verduras en su tenedor y se las llevó a la boca. Skye lo miró sorprendida.
- ¡Me has hecho caso!¿por qué me has hecho caso? - preguntó entrecerrando los ojos con suspicacia. Ante el silencio de él añadió: - Tú estás tramando algo. Nunca has hecho caso de nadie en tu vida, así que algo te pasa. ¿Qué es?
Malfoy la miró con una ligera sonrisa de "no pensarás que te lo voy a contar, ¿verdad?" y Skye empezó a ponerse paranoica.
- ¿Me has echado algo en la comida, ¿verdad? - preguntó mirando su plato como si contuviese veneno. No era la primera vez que Draco le gastaba una broma en forma de ingrediente sorpresa en sus comidas. Apartó el plato lejos y miró la copa de zumo de calabaza.- Tiene un color sospechoso - dijo observándola al trasluz - ¡Seguro que has echado algo! ¿Qué es?
Malfoy simplemente ensanchó la sonrisa como dándole a entender que estaba muy equivocada.
- Malfoy, dime qué me has hecho o... - como no se le ocurría ninguna amenaza buscó su varita en el bolsillo. Draco soltó una ligera risita, destinada especialmente a enervarla. Cuando él se ponía en ese plan la chica no podía evitar ser más paranoica que Moody.
- Vamos, Hidden, no pensarás que he podido hacerte algo, ¿verdad? - dijo con tono razonable, pero su sonrisa burlona parecía desmentir sus palabras.
Skye casi saltó un metro en su asiento cuando Ginny Weasley le tocó un hombro.
- ¡Me has dado un susto de muerte! - reprochó llevándose una mano al corazón - ¿Qué querías?
- Perdona - dijo Ginny intentando ocultar una sonrisa - ¿Puedo hablar contigo a solas?
Skye se levantó de la mesa mirando aún a Draco con sospecha mientras éste apartaba su plato de verduras y atacaba los postres.
- Por curiosidad - dijo Blaise cuando las chicas se alejaron lo suficiente - ¿Qué le habías echo?
- Nada - contestó Draco seleccionando el mejor pastelillo de manzana del montón - Pero mira cómo se olvidó de las puñeteras verduras.
- Verás - comenzó Ginny un tanto indecisa -. Esta noche hay una fiesta en Gryffindor.
- Sí, ya lo sé - dijo Skye tranquilamente. La pelirroja la miró casi con horror, ¿Slytherin estaba enterado de la fiesta? A Hermione no le gustarían nada las noticias, había confiado demasiado en poder dejarlos al margen, pero bueno, ya estaba echo.
- Bien. No tenemos música así que me preguntaba si podrías tocar para nosotros.
Esta vez fue Skye la que se sorprendió.
- ¿Tocar en público? -preguntó con un hilo de voz. Nunca lo había echo, se había limitado a rasgar las cuerdas de su violín en privado o para una o dos personas, pero nunca delante de una sala llena de gente. ¿Y si le entraba el miedo escénico? ¿Y si no podía tocar y todos se quedaban mirándola como si fuera idiota? ¿Y si no les gustaba su música? Además, ¿qué se suponía que iba a tocar en esa fiesta?¿música clásica acaso? Porque no creía que la música irlandesa fuese a ser bien acogida. Le lanzó todas esas preguntas a la pobre Ginny como si ella fuese a tener todas las respuestas. Le estaba entrando el pánico escénico YA.
- ¡Tranquilízate! - exclamó Ginny al tiempo que la sacudía por los hombros (algo que no sabía qué efectos calmantes podía tener, pero como todo el mundo lo hacía...) - Estoy segura de que lo harás muy bien y además ya sabemos cómo tocas y nos gusta, por eso pensamos en ti.
Eso sí que la tranquilizó. En realidad la dejó perpleja.
- ¿Alguien me ha oído tocar? - preguntó incrédula.
- Claro, no creerás que la torre de astronomía es privada, ¿verdad?
Bueno, pues claro que lo creía, de lo contrario hubiese buscado otro sitio.
- Pero está prohibida para los estudiantes - protestó. Ginny la miró burlona.
- Por eso es el lugar perfecto para una cita. Además, a tí te importa muy poco que esté prohibida.
- ¿Quieres decir que he estado teniendo público todo el curso? -preguntó estupefacta - ¿Y que ese público has sido parejitas que se metían mano mientras yo tocaba sin darme cuenta de nada?
- Bueno, ya se utilizaba para eso mucho antes de que tú empezases a usarla - corrigió Ginny - No te has dado cuenta porque tú tocas en la balconada y las parejas se quedan en la habitación trasera, casi oculta. Y además, tienes que reconocer que resulta muy romántico. Estar mimándote con tu pareja a la luz de las estrellas y con música de violín de fondo...
Como esto último Ginny lo dijo como embobada y con un sospechoso brillo en los ojos Skye casi gritó sorprendida:
- ¡¿Se puede saber con quíen has estado mimándote bajo las estrellas, Ginny Weasley?! Y ya veo que no pensabas contarme nada...
Viendo en enfurruñamiento de Skye Ginny decidió cambiar de tema:
- El caso es que ya te hemos oído, nos gusta tu música y te pedimos que vengas.
Skye la miró disgustada. Se cruzó de brazos.
- ¿Tienes poder para negociar?
Ginny asintió un poco nerviosa.
- Hablo en nombre de Gryffindor, todo lo que diga es como si lo dijera toda la casa - afirmó. Skye asintió conforme y su disgusto parecíó alejarse para ser reemplazado por una expresión calculadora. Después de unos segundos dijo:
- De acuerdo, iré, pero con dos condiciones.
- ¿Cuáles? -preguntó la pelirroja con desconfianza. La morena sonrió con malicia.
- La primera condición es que me cuentes todo con ese "sujeto misterioso" en la torre de astronomía.
Ginny no había pensado contárselo. Nadie estaba enterado de nada, ni siquiera se lo había dicho a Hermione, pero por otra parte le apetecía mucho tener una "charla de chicas" sobre este tema, y Skye era la más adecuada para este tipo de cosas. También la Slytherin era la más cotilla de todo Hogwarts, pero sabía que no diría nada con un par de amenazas vistosas. Asintió.
- Bien - dijo la morena regocijada. La sonrisa maligna seguía en sus labios, pero se acentuó aún más - La segunda condición: entrada libre para Slytherin.
Ups. Hermione no aceptaría eso. Lo último que querría la chica sería tener a Draco Malfoy suelto por Gryffindor provocando peleas. Pero Hermione había dicho que tenía carta blanca en este asunto. Aunque no creyó que se refiriese a TANTA carta blanca.
- Tengo que consultarlo - dijo dándose la vuelta hacia la mesa.
- ¿No decías que tenías poder para negociar? - se burló Skye. Ginny apretó los dientes con fuerza. A veces le entraban ganas de partirle la cara a la morena por ser tan Sly.
Hermione no se tomó bien la noticia. Fulminó con la mirada a la emisaria (que se acobardó ligeramente), a la violinista (que le devolvió la mirada con la sonrisa en la cara y mirada de superioridad marca Slytherin) y por último a Draco Malfoy (que permanecía feliz en su lado de la mesa ajeno a todo el asunto). Asintió de mala gana.
Ginny volvió junto a Skye.
- Bueno, Slytherin está invitada oficialmente a la fiesta - confirmó.
- Muy bien. Allí estaremos - sonrió la morena - Y ahora vamos a lo importante, ¿qué te vas a poner?
VACACIONES DE NAVIDAD
Cap 2.
Esa noche el gran salón sólo contaba con dos mesas; una larga para los alumnos que se habían quedado y una redonda para los profesores. Los Gryffindors se apiñaron en un rincón de la mesa larga y los Slytherins se agruparon en el otro. A las otras dos casas no les quedó más remedio que acoplarse en medio de las dos como buenamente pudieron.
- Espero que esos no se hayan enterado de la fiesta - dijo en un susurro Alex Learner, un Gryffindor de séptimo año a una muy animada Hermione. Ella bufó despectivamente.
- No creo que nadie se hable con ésos, así que nuestro "secreto" está a salvo.
Considerando que ese "secreto" era conocido por tres de las cuatro casa de Hogwarts no parecía muy apropiado calificarlo como tal, pero Hermione se equivocaba además en otra cosa. Ernie Mcmillan era un chico de sexto de Hufflepuff cuyas actividades extraescolares de limitaban a compartir de cuando en cuando el lecho de Blaise Zabini y cómo éste era su medio-novio-secreto (aunque muchos Hufflepufs ya lo sospechaban, sobre todo porque tampoco se esmeraba en disimular) no dudó en contarle lo de la fiesta en cuanto se sentó a su lado en la mesa de la cena.
Draco Malfoy parpadeó sorprendido al oir la noticia.
- ¿Los Gryffindors? ¿Una fiesta? - no parecía conceptos compatibles, pero sí lo bastante tentadores para que le entrase la curiosidad. Se volvió hacia Skye.
- ¿Tú sabías algo?
- No he visto a nadie en todo el día - reconoció la chica de ojos medianoche. Skye Hidden era muy conocida en Hogwarts por dos cosas muy notables: era la protegida de Malfoy y amiga de una pequeña Gryffindor llamada Ginny Weasley. No era la primera vez que dos miembros de casas rivales entablaban amistad, pero Malfoy y Ron Weasley, hermano de Ginny, se odiaban a muerte y el que allegadas a estos dos personajes fuesen casi amigas íntimas se hacía un poco raro. - De todas maneras - agregó Skye sin darle importancia, pues no la tenía - no creo que quisieran que los Slytherins lo supiésemos. Nosotros no les invitamos a nuestras fiestas.
Se refería a que no invitaban a gente de otras casas, no sólo de su casa rival. Eran bastante reservados al respeto, sobre todo debido al uso de ciertos tipos de sustancias ilegales que podrían traerles problemas. No eran cosas que debieran saber el resto de casas, no había que darles información con la que les pudiesen chantajear.
- ¿Llevarán alcohol? - le estaba preguntando Blaise a Mcmillan. Este asintió con entusiasmo. Malfoy sonrió, sería interesante ver a Potter, Weasley y Granger borrachos. Aunque la sangre sucia no parecía muy dispuesta a perder el control sobre sí misma Draco sabía que más de uno se encargaría de que bebiese más de la cuenta. Había oído toda suerte de rumores y fantasías respecto a ella debido a un incidente en el que se había visto involucrado a principios de curso...
*** Flash Back***
Lunes por la mañana, clase doble de pociones. Como de costumbre, esta clase la compartían con Gryffindor, algo que alegraba a los Slytherins por el trato de favoritismo que recibían del profesor y jefe de su casa. Snape parecía inusualmente contento ese día, algo para temblar. Tenía la costumbre de emparejar a la gente de manera caprichosa cuando se encontraba de ese humor y ésta vez no fue una excepción.
Hermione Granger no parecía más contenta que él por la pareja que le había tocado en suerte, pero sí una cosa podían agradecer los dos era que ambos eran más que competentes en esta asignatura así que no habría explosiones incontroladas, ingredientes erróneos o efectos indeseados, al menos no en su caldero. Como la poción era bastante complicada de hacer Draco se concentró en su tarea dejando los insultos para más tarde. Snape, por extraño que pareciera, no había revelado de qué poción se trataba y por mucho que él supiese del tema (era su asignatura favorita) no le cuadraban los ingredientes con ninguna poción que conociese. Como era de esperar él y Granger terminaron los primeros.
Malfoy se giró para ver cómo iban los demás y se dio cuenta de algo bastante extraño; Snape había hecho las parejas mixtas, frente a cada caldero había un chico y una chica de casas distintas y a Ron Weasley le había tocado con Pansy Parkinson. Vió que a Blaise trabajaba en un silencio obstinado junto con una ceñuda Parvati Patil y que Crabe compartía caldero con Laverder Brown. Harry Potter tenía como compañera a Rose Knight, una amiga de Pansy y Goyle, debido a que había menos chicas que chicos en ambas casas había sido puesto con Neville Longbotton. El resto de alumnos no parecían tan fuera de lugar como esas extrañas parejas, eran personas que apenas se habían tratado y trabajaban con bastante naturalidad aunque de un modo un poco frío.
Draco se giró de nuevo hacia Granger, que repasaba sus apuntes una y otra vez intentando mantener su concentración apartada de él, seguramente para que no se acordase de meterse con ella. Tuvo suerte, porque en ese momento Snape se había dado cuenta de que habían terminado y se acercó a su humeante caldero con bastante satisfacción. Comprobó la textura, el color y el aroma de la poción y dio su visto bueno. Repartió un poco del espeso líquido en dos vasos y les hizo avanzar frente al resto de la clase.
- Muy bien, atender un momento - cuando todos los alumnos volvieron su atención hacia ellos, Snape explicó: - La señorita Granger y el señor Malfoy van a tener la amabilidad de demostraros cómo actúa ésta poción si está bien echa - remarcó las últimas palabras mirando directamente a Longbottom, que enrojeció visiblemente. - La poción tardará unos minutos en hacer efecto, así que si mientras reviso sus trabajos notan alguna reacción extraña - al decir esto sonrió ligeramente - en los sujetos avísenme inmediatamente.
Dicho esto se volvió hacia ellos tendiéndoles los vasos con la poción y los instó a bebérsela. Draco, que confiaba totalmente en Snape y en sus propias capacidades para realizar pociones, no dudó ni un segundo en ingerir la sustancia que tenía un color gris cemento y sabía bastante parecido. Granger sólo tomó su vaso al ver que Malfoy tomaba la poción y bebió lentamente, como con asco, antes de dejar el vaso vacío sobre la mesa.
Draco de momento no notaba nada, claro que Snape había dicho que la reacción no era inmediata y por indicación de su profesor se volvió hacia Hermione. Se miraron unos segundos, incómodos, hasta que Snape pareció satisfecho y se alejó para revisar el resto de pociones.
Hermione se volvió hacia él nerviosa.
- ¿Notas algo? - preguntó. El negó con la cabeza y se fijó por primera ver en sus ojos. Tenía unos ojos muy bonitos, decidió, con unas largas y espesas pestañas y una mirada muy cálida. Sus labios tampoco estaban nada mal, y esa barbilla delicada... Nunca se había fijado en esos matizes de su pelo que parecían cambiar con la luz... Y ese garganta blanca que asomaba por encima del pulcro cuello de la blusa... Mmmm.... Vaya, si hasta las orejas las tenía bonitas, redondeadas y pequeñas por debajo de ese adorable pelo salvaje... Y esas manos de dedos delicados....
- ¿Notas algo? - preguntó él esta vez, en voz baja, casi suspirando las palabras.
- Nada - dijo ella con su vocecilla, y unos dientes blancos aparecieron para mordisquear su labio inferior, como con indecisión. Mmmm... Como deseaba él mordisquear también esos labios de color fresa... ¿Sabrían igual? Ella lo estaba mirando de una manera encantadora, como si le estuviera viendo por primera vez y le gustase lo que veía, perdida en sus ojos como él se perdía en los suyos...
Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo Draco se había adelantado hasta sus labios y los estaba besando muy ligeramente. Y ella estaba respondiendo, le estaba devolviendo el beso con dulzura. Envalentonado, puso las manos en su cintura y la atrajo hacia él, hasta pegarla a su cuerpo. Ella entrelazó los dedos detrás de su cuello y gimió un poco. Draco le lamió el labio inferior con delicadeza por espacio de unos segundos y profundizó el beso, probando la tibieza del interior de su boca... No sabía fresas... Era infinitamente mejor que eso...
Sintió como las manos de Hermione se enredaban en su pelo acercándole más hacia ella, ayudándose se su propia lengua para atraer más a Draco al interior de su boca. El empezó a acariciarle la espalda con una mano mientras la otra se aventuraba por su cintura, debajo de su túnica, encontrando su camisa y salvándo ese obstáculo con facilidad en su camino hacia la piel de la muchacha. Hermione volvió a gemir cuando sintió la mano caliente de él en su costado, subiendo centímetro a centímetro. El beso ya no era dulce y tierno sino que se estaba volviendo muy apasionado.
Si se hubieran detenido a mirar a su alrededor, se habrían dado cuenta de que todo el mundo les estaba mirando con la sorpresa pintada en el rostro. Todo menos Severus Snape, que reprendía severamente a Neville Longbotton de espaldas a toda la escena.
Hermione se separó violentamente de él y Draco se hubiese preocupado si ella no hubiera empleado esa misma violencia para hacer saltar los botones de la túnica y la camisa del chico de un tirón casi desesperado. Las chicas de la clase de pociones agradecieron infinitamente el gesto de Hermione Granger cuando quedó a descubierto el pecho de Draco.
El rubio le quitó la túnica a la chica sin que ésta protestara lo más mínimo, claro que estaba ocupada besándole el cuello, pero colaboró con él cuando empezó a desabrocharle los botones superiores de su camisa y echó su corbata con los colores de Gryffindor a un lado sacándosela por la cabeza.
Draco no tenía control sobre sí mismo. Solo era consciente a medias de lo que estaba haciendo y lo único que le importaba en esos momentos era poseer a Hermione Granger. Era suya, ¡SUYA! Y sólo ella podía calmar el ardor que había en él. Besándola con desesperación la cogió por la cintura y la sentó sobre la mesa de Snape. Ella le rodeó inmediatamente con sus piernas y echó el cuello hacia atrás para que él pudiese trazar un húmedo recorrido con la lengua desde sus labios hasta el encaje del sujetador que la camisa abierta había dejado al descubierto.
Hermione le revolvía el pelo, enloquecida por las manos de él que se deslizaban por sus piernas, alzando la falda del uniforme escolar. Draco acercó la boca al cuello de la chica y chupó con fuerza para marcarla, para que todo el mundo supiera que era suya, que nadie más podía tocarla. Ella gimió sonoramente apretándose contra él mientras sus manos se deslizaban hasta la cintura de los pantalones del rubio. Cuando Draco adivinó lo que estaba haciendo se separó un momento y la miró, miró sus increíbles ojos, sus labios húmedos, la marca reciente de su cuello y con una mano barrió todo lo que había sobre la mesa tirándolo al suelo.
Aún antes de que el estrépito de los vasos de la pocíon rotos se dejase notar, Draco ya había tumbado a Hermione sobre la mesa y se había subido sobre ella besándola con intensidad, siendo correspondido y llegando al límite de la resistencia de ambos.
Snape, al oir los vasos romperse se dio la vuelta con rapidez y se encontró con una escena muy distinta de lo que hubiese esperado a ver. Draco Malfoy, completamente despeinado y a medio vestir (o a medio desnudar) besaba con desespero a una Hermione Granger muy entusiasta que abrazaba la cintura del chico con unas bonitas piernas desnudas, ¡todo esto sobre su mesa de trabajo!. La parálisis de la sorpresa sólo le duró a Snape unos segundos, los mismos que tardó en darse cuenta de que aquellos dos no pensaban detenerse por nada ni por nadie.
- ¡SEÑOR MALFOY! - ruigió, pero el nombrado no se dio por enterado. Snape avanzó casi a saltos hasta la pareja y empujó a Draco lejos de Hermione. Este lo miró con odio y se volvió de nuevo hacia la chica que se estaba incorporando sobre sus codos bastante molesta por la interrupción. Antes de que pudiese llegar de nuevo hasta ella fue sujetado por varios alumnos (aclaremos que eran varias chicas que lo sujetaron muy bien sujeto sin importarles dónde pusieran las manos) Potter y Weasley también habían salido de la conmoción y trataban de que Hermione no se volviese a acercar a él mientras Snape despotricaba contra todos y con razón, pues todos estaban demasiado atónitos por la escena para acodarse de avisar al profesor de lo que sucedía.
Draco, rabioso, se libró de un tiró de las chicas y se acercó de nuevo a Hermione, que lo llamaba por su nombre por detrás de Weasley. Crabbe y Goyle ya estaban allí para evitar que pudiera seguir avanzando y hacer algo que le valdría un castigo, y ellos fueron más eficaces a la hora de hacer que Draco retrocediese hasta la otra punta del aula. Desesperado, gritó con ira:
- ¡ES MIA! ¡ELLA ES MIA!
A la vez que intentaba zafarse de sus captores. Snape se acercó bastante alterado con un frasquito que contenía un líquido incoloro. Entre varios logragon que Malfoy abriese la boca y echarle por la garganta el brebaje y le apretaron las mandíbulas y le taponaron la nariz para que no tuviese más remedio que tragarlo. Con Hermione fue más sencillo. Potter tuvo la idea de decirle que si se tragaba el líquido podría volver con Draco y ella se fió de su amigo y obedeció con docilidad. Al cabo de unos momentos ambos se habían relajado y miraron a su alrededor confundidos.
- ¿Por qué me estáis sujetando? - preguntó el rubio mirando a sus amigos-guardaespaldas, que lo soltaron con recelo. Cuando vió que su camisa estaba abierta y sus pantalones casi totalmente desabrochados se quedó sin habla. Miró al frente, donde los demás ya habían soltado a Hermione Granger y pudo ver que su camisa estaba abierta hasta la cintura, dejando ver el sujetador y que tenía una señal en el cuello. Snape se volvió hacia ella casi con desprecio.
- Podría adecentarse un poco - dijo. Hermine se miró y con un grito se dio la vuelta mientras se cerraba la blusa con dedos trémulos.
- Yo no pruebo esa poción - se oyó decir a Wesley mirando a su pareja de pociones, Pansy. A su lado, Goyle mostró su conformidad con un gruñido mirando a la suya, Neville Longbotton.
***Fin del Flash Back***
Resultó que la poción estaba mal echa. Tenía que ser una poción de enamoramiento ligero, pero la reacción excesiva de Draco y Granger hizo pensar a Snape que habían confundido algún ingrediente. Les hizo repetir la mezcla, en privado y el restultado fue el mismo, aunque esta vez el profesor los separó antes siquiera de que llegaran a tocarse. Concluyó que la pocíón estaba mal redactada en su libro, y si hizo otros experimentos con la misma fórmula nadie logró enterarse. Mandó a todo el mundo destruir la fórmula que habían copiado en clase y, por supuesto, casi nadie le hizo caso.
El incidente no hizo más que aumentar la popularidad de Draco entre las chicas (y los chicos), pero para Granger el resultado no fue agradable. Ahora había chicos por todo el colegio que creían que se comportaba como una gata salvaje en la cama y chicas que la odiaban por su escena con Draco.
Malfoy rió por lo bajo al recordar que Hermione había tenido su marca en el cuello durante una semana y la ocultaba bajo pañuelos y bufandas. Draco supuso que a la chica le daba demasiada vergüenza tener que explicarle a la Sra. Pomfrey, la enfermera, cómo se había echo esa marca para que intentase quitársela.
Así que ahora había mucha expectación en cuanto a Hermione Granger, y a quien más le interesaba el asunto era a Justin Finch-Fletchley que veía en esa noche su oportunidad perfecta... Pero de esto hablaremos más tarde.
Draco miró en la dirección de Granger, sentada al otro lado de la mesa. No podía verla con todos los alumnos de la escuela de por medio, pero sabía que estaba allí. Después del incidente de la poción Snape no había vuelto a emparejarlos jamás y los implicados no habían hablado entre ellos del asunto. De echo lás únicas palabras que habían cruzado desde entonces habían sido única y exclusivamente para insultarse.
Draco tenía curiosidad respecto a una cosa. Cuando tomó la poción para él fue como si otra persona tomase el control de sus actos. Sabía lo que había pensado (cuando había podido pensar) pero realmente no había sentido nada fuera de una exagerada excitación. Sabía cómo había transcurrido la escena, aún estaba en su mente, pero no lograba casar lo ocurrido con las sensaciones que hubiera tenido normalmente. No podía recordar el tacto de las manos de Hermione ni tampoco el sabor de sus labios. Sí, sabía que había pensado algo inconexo al respecto, pero ¿había sentido algo?
Draco lo repasaba una y otra vez en su mente. No había sido enamoramiento lo que había experimentado, sino un deseo salvaje por hacerla suya y había una cosa que lo obsesionaba, ¿por qué la había marcado?
Desechó esos pensamientos por inútiles (nunca llegaba a conclusiones lógicas) y revolvió su cena intentando decicir si se la saltaba y pasaba directamente a los postres. Skye debió verle la intención en la cara, o puede que lo hubiese hecho demasiadas veces en su presencia, porque le miró con reproche y dijo:
- Cómete tus verduras, Malfoy. Necesitas comer algo más a parte de dulces. Nadie se puede mantener a base de azúcar.
Iba a replicar mordazmente pero lo pensó mejor, pinchó algunas verduras en su tenedor y se las llevó a la boca. Skye lo miró sorprendida.
- ¡Me has hecho caso!¿por qué me has hecho caso? - preguntó entrecerrando los ojos con suspicacia. Ante el silencio de él añadió: - Tú estás tramando algo. Nunca has hecho caso de nadie en tu vida, así que algo te pasa. ¿Qué es?
Malfoy la miró con una ligera sonrisa de "no pensarás que te lo voy a contar, ¿verdad?" y Skye empezó a ponerse paranoica.
- ¿Me has echado algo en la comida, ¿verdad? - preguntó mirando su plato como si contuviese veneno. No era la primera vez que Draco le gastaba una broma en forma de ingrediente sorpresa en sus comidas. Apartó el plato lejos y miró la copa de zumo de calabaza.- Tiene un color sospechoso - dijo observándola al trasluz - ¡Seguro que has echado algo! ¿Qué es?
Malfoy simplemente ensanchó la sonrisa como dándole a entender que estaba muy equivocada.
- Malfoy, dime qué me has hecho o... - como no se le ocurría ninguna amenaza buscó su varita en el bolsillo. Draco soltó una ligera risita, destinada especialmente a enervarla. Cuando él se ponía en ese plan la chica no podía evitar ser más paranoica que Moody.
- Vamos, Hidden, no pensarás que he podido hacerte algo, ¿verdad? - dijo con tono razonable, pero su sonrisa burlona parecía desmentir sus palabras.
Skye casi saltó un metro en su asiento cuando Ginny Weasley le tocó un hombro.
- ¡Me has dado un susto de muerte! - reprochó llevándose una mano al corazón - ¿Qué querías?
- Perdona - dijo Ginny intentando ocultar una sonrisa - ¿Puedo hablar contigo a solas?
Skye se levantó de la mesa mirando aún a Draco con sospecha mientras éste apartaba su plato de verduras y atacaba los postres.
- Por curiosidad - dijo Blaise cuando las chicas se alejaron lo suficiente - ¿Qué le habías echo?
- Nada - contestó Draco seleccionando el mejor pastelillo de manzana del montón - Pero mira cómo se olvidó de las puñeteras verduras.
- Verás - comenzó Ginny un tanto indecisa -. Esta noche hay una fiesta en Gryffindor.
- Sí, ya lo sé - dijo Skye tranquilamente. La pelirroja la miró casi con horror, ¿Slytherin estaba enterado de la fiesta? A Hermione no le gustarían nada las noticias, había confiado demasiado en poder dejarlos al margen, pero bueno, ya estaba echo.
- Bien. No tenemos música así que me preguntaba si podrías tocar para nosotros.
Esta vez fue Skye la que se sorprendió.
- ¿Tocar en público? -preguntó con un hilo de voz. Nunca lo había echo, se había limitado a rasgar las cuerdas de su violín en privado o para una o dos personas, pero nunca delante de una sala llena de gente. ¿Y si le entraba el miedo escénico? ¿Y si no podía tocar y todos se quedaban mirándola como si fuera idiota? ¿Y si no les gustaba su música? Además, ¿qué se suponía que iba a tocar en esa fiesta?¿música clásica acaso? Porque no creía que la música irlandesa fuese a ser bien acogida. Le lanzó todas esas preguntas a la pobre Ginny como si ella fuese a tener todas las respuestas. Le estaba entrando el pánico escénico YA.
- ¡Tranquilízate! - exclamó Ginny al tiempo que la sacudía por los hombros (algo que no sabía qué efectos calmantes podía tener, pero como todo el mundo lo hacía...) - Estoy segura de que lo harás muy bien y además ya sabemos cómo tocas y nos gusta, por eso pensamos en ti.
Eso sí que la tranquilizó. En realidad la dejó perpleja.
- ¿Alguien me ha oído tocar? - preguntó incrédula.
- Claro, no creerás que la torre de astronomía es privada, ¿verdad?
Bueno, pues claro que lo creía, de lo contrario hubiese buscado otro sitio.
- Pero está prohibida para los estudiantes - protestó. Ginny la miró burlona.
- Por eso es el lugar perfecto para una cita. Además, a tí te importa muy poco que esté prohibida.
- ¿Quieres decir que he estado teniendo público todo el curso? -preguntó estupefacta - ¿Y que ese público has sido parejitas que se metían mano mientras yo tocaba sin darme cuenta de nada?
- Bueno, ya se utilizaba para eso mucho antes de que tú empezases a usarla - corrigió Ginny - No te has dado cuenta porque tú tocas en la balconada y las parejas se quedan en la habitación trasera, casi oculta. Y además, tienes que reconocer que resulta muy romántico. Estar mimándote con tu pareja a la luz de las estrellas y con música de violín de fondo...
Como esto último Ginny lo dijo como embobada y con un sospechoso brillo en los ojos Skye casi gritó sorprendida:
- ¡¿Se puede saber con quíen has estado mimándote bajo las estrellas, Ginny Weasley?! Y ya veo que no pensabas contarme nada...
Viendo en enfurruñamiento de Skye Ginny decidió cambiar de tema:
- El caso es que ya te hemos oído, nos gusta tu música y te pedimos que vengas.
Skye la miró disgustada. Se cruzó de brazos.
- ¿Tienes poder para negociar?
Ginny asintió un poco nerviosa.
- Hablo en nombre de Gryffindor, todo lo que diga es como si lo dijera toda la casa - afirmó. Skye asintió conforme y su disgusto parecíó alejarse para ser reemplazado por una expresión calculadora. Después de unos segundos dijo:
- De acuerdo, iré, pero con dos condiciones.
- ¿Cuáles? -preguntó la pelirroja con desconfianza. La morena sonrió con malicia.
- La primera condición es que me cuentes todo con ese "sujeto misterioso" en la torre de astronomía.
Ginny no había pensado contárselo. Nadie estaba enterado de nada, ni siquiera se lo había dicho a Hermione, pero por otra parte le apetecía mucho tener una "charla de chicas" sobre este tema, y Skye era la más adecuada para este tipo de cosas. También la Slytherin era la más cotilla de todo Hogwarts, pero sabía que no diría nada con un par de amenazas vistosas. Asintió.
- Bien - dijo la morena regocijada. La sonrisa maligna seguía en sus labios, pero se acentuó aún más - La segunda condición: entrada libre para Slytherin.
Ups. Hermione no aceptaría eso. Lo último que querría la chica sería tener a Draco Malfoy suelto por Gryffindor provocando peleas. Pero Hermione había dicho que tenía carta blanca en este asunto. Aunque no creyó que se refiriese a TANTA carta blanca.
- Tengo que consultarlo - dijo dándose la vuelta hacia la mesa.
- ¿No decías que tenías poder para negociar? - se burló Skye. Ginny apretó los dientes con fuerza. A veces le entraban ganas de partirle la cara a la morena por ser tan Sly.
Hermione no se tomó bien la noticia. Fulminó con la mirada a la emisaria (que se acobardó ligeramente), a la violinista (que le devolvió la mirada con la sonrisa en la cara y mirada de superioridad marca Slytherin) y por último a Draco Malfoy (que permanecía feliz en su lado de la mesa ajeno a todo el asunto). Asintió de mala gana.
Ginny volvió junto a Skye.
- Bueno, Slytherin está invitada oficialmente a la fiesta - confirmó.
- Muy bien. Allí estaremos - sonrió la morena - Y ahora vamos a lo importante, ¿qué te vas a poner?
