Hola!!!
Por problemas técnicos creo que me voy a quedar sin ordenador unos días, así que por eso voy a publicar ahora aunque siga sin ser un capítulo muy largo. Espero que no os decepcione demasiado.
Hoy no voy a poder contestar reviews, pero en el próximo capítulo lo haré, prometido. Gracias a todos los que me han escrito: Karmein Metallium Ul Copt, DarkHermG, vicu-malfoy, Katy Malfoy, Nadesiko-san, Nessa Faelivrin, EmmaPotterhg, Jenny Anderson, HeRmI222, Isis, GaBrIeLa, Noelia y erika. (Espero no dejarme a nadie)
Gracias a los nuevos por dejarme un mensaje haciéndome saber vuestras opiniones y MIL gracias a mis "incondicionales", los que están ahí desde el principio y siempre se toman la molestia de hacerme saber qué les ha parecido el capítulo, graciaaaaas SNIF. También gracias a todos los que leen esta historia (por aguantarme fielmente durante estos doce incoherentes y estúpidos capítulos) aunque no dejen review.
Ayyy, que buena gente que intentáis animarme por el capítulo anterior!!!! En el siguiente explicaré por qué no hice de Draco un niño maltratado aunque no soy ni de lejos la primera en creer que no está tan traumado el pobre.
Lamento no tener tiempo suficiente para contestaros uno a uno, pero en el proximo capi contestaré los reviews de este, ok?(y si me dejáis alguno de éste pues también los contestaré, pero nadie os obliga a nada, eh?)
Ale, ahora el capítulo de hoy (y que conste que por esta vez me guardo la opinión que tengo de él para que luego no digáis que soy una pesada!!!)
Besitos a todos.
VACACIONES DE NAVIDAD
Cap. 12
Algo lo había despertado y no sabía qué era. Miró a la chica acomodada a su lado en la cama. Dormía boca abajo, cerca de él, con el pelo desparramado sobre la almohada como un manto de seda. Y roncaba.
Ron se preguntó divertido si sería eso lo que le había despertado. Al oir un ruido en el cuarto se dío cuenta de que no estaban solos. Buscó los pantalones de su pijama y se los puso rápidamente, dejando la cama con sigilo para investigar la procedencia del ruido.
- ¿Harry? – preguntó al verlo tan atareado buscando algo dentro de su baúl. El chico pegó un bote cuando oyó su nombre.
- ¿Tú no sabrás dónde está tu hermana, no? – preguntó volviéndose hacia él a medias. Su tono era enojado. Ron sonrió divertido.
- Ahí dentro seguro que no. – al ver que Harry seguía desmontando el contenido de su baúl preguntó con curiosidad - ¿Se puede saber qué buscas?
- ¿Qué va a ser? ¡El mapa! Hace horas que Ginny anda por ahí sola. ¡A saber lo que estará haciendo!
El plan era ver dónde se había metido en el mapa del merodeador y después ir a por ella y traerla a rastras para exigirle una explicación a por qué lo había abandonado en su cama. Habría ido a por él antes pero no quería molestar a Ron y su cita, ya que presentía que no había pasado la noche solo, sobre todo por el sujetador tirado en mitad del cuarto que no creía que perteneciera a su amigo; Ron nunca se hubiera puesto lencería de encaje de color verde Sly. Sin embargo la impaciencia había ganado la partida. Aunque no creyó que hiciera tanto ruido para despertar a nadie (claro que ya hacía mucho rato que había mandado el sigilo al carajo al no encontrar enseguida lo que buscaba)
- ¿Has mirado si está en su cuarto?
- Claro que no está allí, Ron. ¡Si estuviera allí yo estaría con ella haciendo algo más placentero que buscar el maldito mapa!
Ron hizo una mueca de repugnancia.
- Vale, tio, que es mi hermana. No es muy agradable que me digas cosas como esa. Venga, te ayudo a buscar.
Se agachó a su lado empezando a sacar contenidos del baúl de su amigo. Realmente lo tenía lleno de porquería, ¿para qué demonios podía querer los libros de todos los cursos pasados de Hogwarts? Incluso los de Lockhart seguían allí, sonriéndole desde la portada de aquella manera tan repelente. Ron los dejó a un lado y siguió sacando cosas.
- Harry, creo que a veces te pasas siendo sentimental.
- Si lo dices por las cartas de Hogwarts...
- Hombre, que guardes la primera carta es normal, pero que las guardes todas...
Harry trató de defenderse pero su amigo levantó una mano y dijo.
- Mira, quizás lo de las cartas sea coherente, ¡pero que sigas guardando las astillas de la Nimbus 2000...!
Harry le quitó la bolsita de astillas de la mano y la puso a un lado con todo el cuidado.
- Fue una escoba muy buena – dijo por lo bajo, enfurruñado.
- No lo niego – aceptó Ron – pero o empiezas a tirar cosas o te buscas un baúl más grande.
Harry miró sus cosas esparcidas por el suelo a su alrededor. ¿Tirar algo? Aquello no tenía sentido. ¡Eran sus recuerdos!
- Me pensaré lo del baúl – decidió. Aunque pensó si sería buena idea. Después de todo sólo le quedaba un curso de clases sin contar el actual y después de eso... Bueno, después de eso ya vería pero seguro que cualquier cosa sería mucho mejor que vivir con los Dursley. Hummm eso le recordaba que debía empezar a plantearse qué iba a hacer cuando terminase séptimo. Pero por lo pronto debía encontrar a Ginny.
- ¡Ah, aquí está! – exclamó triunfante sacando el mapa de entre los plieges del libro de Herbología del año anterior.
- ¿Qué es eso? – preguntó una voz tras ellos, haciéndoles pegar un bote. Se dieron la vuelta descubriendo a Skye Hidden restregándose los ojos cerca de la cama y con la camisa del pijama de Ron puesta.
- ¡Skye! – dijo Ron llevándose la mano al pecho- ¡Nos has asustado!
- Y vosotros me habéis despertado – gruñó ella de malhumor. No solía ser muy agradable por las mañanas y mucho menos si la arrancaban de un muy placentero sueño. – Así que estamos en paz. Y ahora, ¿qué es eso? – volvió a preguntar. Harry se guardó el mapa en el bolsillo trasero del pantalón mientras murmuraba a la vez que Ron que no era nada de una manera muy poco convincente.
Skye decidió dejarlo correr. Ya se enteraría más tarde. Decidió que necesitaba un poco de café para despejarse. Siempre se sentía mejor después de ingerir un poco de cafeína. Se dirigió resuelta a la mesilla de noche de Harry y con un toque de varita convirtió la jarra de agua en un litro de humeante capuchino.
- ¿Alguien quiere? – preguntó mientras se servía un vaso. Los chicos negaron con la cabeza impresionados por su habilidad. Ninguno de ellos se creía capaz de convertir el agua en otro líquido, mucho menos en líquido caliente y bebible – Bueno, más para mí – dijo ella relamiéndose. Se volvió a mirarlos – Ya está endulzado – dijo, como si fuese eso lo que les impedía aceptar su oferta. Al no obtener respuesta se encogió de hombros y fue a sentarse entre ambos en el suelo, con las piernas cruzadas – Hola, amor – le dijo a Ron mientras depositaba un beso en sus labios.
El chico la miró aturdido por la naturalidad con la que se comportaba. Bueno, y también porque le había llamado "amor". Amor. ¿AMOR? ¿Estaba Skye Hidden enamorada de él? De ser así se sentía muy culpable por la noche anterior. Recordaba con bochornosa claridad haber coqueteado descaradamente con Lisa Turpin y haber sido dolorosamente rechazado (¡menudo pronto agresivo tenía la chica cuando la ofendían, aún le dolía la mejilla!) Y también que Skye había tenido que rescatarlo de las garras de Hanna Abbot (entre las que no se había sentido tan incómodo, a decir verdad). Así que de estar la Sly enamorada de él no debía sentirse muy contenta. Sin embargo allí estaba, haciéndose trenzas en el pelo mientras él y Harry la miraban estupefactos.
- Skye, ¿te sientes bien? – le preguntó Ron con cautela. Ella lo miró con incomprensión unos instantes y luego sonrió.
- Pues claro, querido, en cuanto me termine el café todo estará perfecto – volvió a sonreirle tiernamente - ¿Me vas a llevar a desayunar? – preguntó con timidez, desviando la mirada y sonrojándose levemente. Ron la miró confundido.
- Eeehhhh... Bueno...Si tú quieres – medio murmuró. La chica dio un gritito de alegría y se tiró a sus brazos. Ron miró a Harry ligeramente avergonzado y vió que su amigo, superada la sorpresa inicial, se estaba riendo de él con mucho disimulo.
- Bueno, tortolitos – dijo éste mientras se ponía en pié intentando contener una carcajada – os voy a dejar solos. A ver lo que hacéis.
Apenas se había cerrado la puerta del cuarto y se oyó a Harry explotar en risas. Ron, rojo hasta las orejas, se volvió hacia la chica acurrucada entre sus brazos.
- ¿Hidden? – preguntó tentativamente. Ella se limitó a contestar con un "¿Mmmm?" que parecía un ronroneo - ¿Piensas soltarme algún día?
Skye se acurrucó más contra él y le dijo con voz mimosa al oído.
- No, no quiero, eres mi osito de peluche, quiero abrazarte para siempre.
A Ron le subió un escalofrío por la espalda. ¡Pero dónde demonios se había metido! ¿Acaso Hidden era una psicópata posesiva? Aquello pintaba muy mal.
Ginny Weasley llamó a la puerta de Hermione Granger con urgencia. No podía esperar a contarle lo que había descubierto. Además, le parecía oír la risa de Harry en dirección al cuarto de los chicos. Como se le ocurriese pasar por ese pasillo tan estrecho la iba a pillar antes de poder contarle nada a Hermione y, lo que es peor, sin tener una excusa preparada. Al no recibir respuesta y escuchando pasos en dirección a donde ella se encontraba entró en el cuarto con rapidez, cerró la puerta tras ella y se quitó la capa invisible. Al segundo siguiente deseaba no haber entrado.
Hermione Granger, acostada en el suelo, besaba el pecho de Draco Malfoy con frenesí mientras éste, quitándole la bata, se acomodaba entre sus piernas. ¡Era lo más repugnante que hubiera visto en su vida! ¡Malfoy y Hermione, por dios! ¡¡¡Puagggg!!!
Seguramente debió haber hecho su exclamación de asco en voz alta porque los antes mencionados sujetos se volvieron hacia ella sobresaltados. Adiós a su opción de volver a salir sin ser notada. Ginny miró a la pared con vergüenza, consciente de que estaba roja hasta la raíz del pelo.
- Estoooo... Siento interrumpir y todo eso, pero tengo que hablar contigo, Herm. – dijo intentando sonar indiferente.
Oyó la enojada voz de Draco Malfoy mascullar maldiciones pero fue fuerte y no desvió la mirada de la pared del cuarto. Sabía que Malfoy estaba completamente desnudo y aunque le tentaba hechar una miradita (no por nada era uno de los chicos más atractivos de Hogwarts) sabía que ni él ni Hermione se lo tomarían a bien en esos momentos. Los oyó revolver por el cuarto buscando su ropa y después cómo se despedían con un sonoro beso y a Hermione susurrarle un "espérame abajo" que Ginny no pudo evitar oír.
Draco no le dijo nada cuando pasó por su lado, pero por la mirada de odio que le dirigió la pequeña de los Weasley pudo asegurar que se había metido en problemas. Seguro que Malfoy se cobraba la interrupción. Suspiró resignada y se volvió hacia Hermione. La mirada de ésta tampoco era demasiado amable, la verdad.
- ¿Y a qué debo el placer de tu visita? – preguntó la bruja más lista de Hogwarts en tono venenoso. Le había sentado muy mal que les interrumpiera. ¿No podía haber esperado unos 20 minutos?
- Verás – empezó Ginny con cautela, tratando de no acercarse demasiado a su amiga – estuve mirando en la sección prohibida de la biblioteca...
- ¡¿Otra vez con eso?! – inquirió estupefacta Hermione. No podía creer que aún siguiera con la estúpida idea del hechizo recordador. Sabía que habían quedado esa noche para investigar juntas al respecto aunque por motivos de fuerza mayor había tenido que ser aplazado, pero ¿no le bastaba con haber vuelto a pasar la noche con Harry? ¿Y por eso les había interrumpido?
- No te alteres, Herm – dijo Ginny rápidamente viendo la mirada peligrosa en los ojos de la chica – No es por el hechizo, ya no. Es que, verás – parecía un poco dubitativa y los colores habían vuelto a las mejillas – anoche Harry y yo...
- Bien, bien, ya puedo suponerlo – deshechó Hermione con un gesto impaciente.
- Pues el caso es que no tomamos ninguna protección – esto lo dijo en voz muy queda y agachando la mirada avergonzada de ese error – Me desperté en mitad de la noche muerta de pánico y se me ocurrió ir a la biblioteca a mirar si había alguna poción para después.
- ¿La hay? – preguntó Hermione con temor. Tenía que preguntar a Draco sobre la efectividad de ese hechizo que utilizaba porque, que ella recordase, junto a la ventana no lo habían usado y lo que menos quería era que el acto trajera consecuencias. Que es lo mismo que le ocurría a Ginny en esos momentos.
- Pues sí, la hay – dijo Ginny – Pero está en un libro que no se encontraba en la biblioteca.
Al no añadir nada más la pelirroja Hemione empezó a impacientarse.
- Vamos, Gin, no seas misteriosa, ¿sabes dónde está el libro?
- Miré los registros de Madam Pince – admitió apesadumbrada – Y sí, sé dónde se encuentra, pero no va a ser fácil conseguirlo. Lo tiene Draco Malfoy.
Hermione se quedó en blanco unos instantes. Cuando su mente empezó a reaccionar lo primero que pensó fue: ¿qué probema había en que Draco tuviera el libro? ¡Era perfecto! Sólo tenía que pedírselo y él se lo daría. Se lo dijo así a Ginny y esta la miró un poco decepcionada.
- Herm, no puedes pedírselo. Se supone que no tenemos manera de saber que él lo tiene. ¿O quieres contarle lo de la capa de invisibilidad? – al mirar a Hermione se dio cuenta de que estaba considerando esa opción detenidamente - ¿Estás loca? ¡No puedes decírselo! ¡Harry podría meterse en problemas!
Bueno, no era tan seguro que Draco usara eso contra Harry. Ahora estaban juntos, él no haría nada contra sus amigos, ¿verdad?... ¿VERDAD? Silencio. Su mente no le atrevía a darle respuestas que podían ser tomadas a mal, pero se las insinuaba.
Hermione sabía que en aún no podía fiarse de él por completo, aunque le dolía admitirlo. Draco era un Slytherin y no eran demasiado fieles o leales por naturaleza. Además, si ella le pedía el libro él querría saber qué buscaba. ¿Qué le diría entonces? ¿Que no tenía plena confianza en sus hechizos? Esa respuesta no le agradaría en absoluto. Incluso podía tomarlo como que se veía con alguien más. No sería una buena manera de empezar una relación.
Y si le contaba que era para Ginny sólo por venganza por la interrupción se negaría a dejarle mirar siquiera una de las hojas. Porque ¿se había sabido alguna vez de algún Sly que hubiese renunciado a vengarse? Eso le devolvía al tema de la capa de invisibilidad. A Draco le quemaría el secreto. Tendría que decírselo a alguien para no reventar o enfermar de ansiedad.
- Bien, parece que sólo nos queda una opción – dijo Hermione armándose de valor. Cogió la capa de manos de Ginny y anunció – Entraré en su cuarto esta noche, cogeré el libro, copiaremos la fórmula y lo devolveré antes de que nadie se dé cuenta.
Tras la sorpresa inicial de ambas, respiraron impresionadas por la audacia del plan.
- Voy contigo – dijo la pelirroja con valentía. En realidad se moría de curiosidad por ver Slytherin por dentro, y no digamos el cuarto de Malfoy. No podía perder esa oportunidad.
Hermione no pareció muy contenta con ese ofrecimiento. Seguramente había planeado una inspección un poco más minuciosa que la que Ginny tenía en mente, pero tampoco se negó a su compañía. Empezaban a trazar un plan de acción cuando unos golpes en la puerta las sobresaltaron.
- Ginny Weasley, sé que estás ahí dentro. Sal ya, me he cansado de esperarte.
La voz de Harry no parecía presagiar una velada tranquila sino más bien una agitada discusión. Claro, Ginny se había escabullido de madrugada dejándolo solo en su cuarto y sin ninguna explicación, pero tampoco pensaba tardar tanto en encontrar lo que quería.
- ¿Cómo sabe que estoy aquí? – se preguntó. Hermione sonrió ante su comentario.
- Por el Mapa del Merodeador, seguramente. Indica dónde se encuentra cada persona en el interior del castillo. Ah, no olvides robárselo para esta noche, nos será muy útil.
Ginny miró a su amiga escandalizada.
- ¿Quieres que le robe a mi novio? Definitivamente, no te sienta bien juntarte con Malfoy – con una sonrisa maliciosa agregó – Por cierto, al margen de la incursión ilegal a su habitación, que ¿cómo os van las cosas? Aunque no sé para qué pregunto si todo parece ir de maravilla...
Hermione sonrió como una boba a pesar de intentar permanecer indiferente.
- Vamos a intentarlo – anunció. A Ginny se le mudó el semblante. La miró con una extraña mezcla de sentimientos para finalmente emitir una pequeña sonrisa temblorosa.
- Ah, me alegro por vosotros. – pudo decir al cabo de unos segundos de tenso silencio.
En su opinión que Hermione intentase una relación seria con Malfoy era la mayor locura que podía habérsele ocurrido a su amiga. Sin duda debía saber todo lo que les esperaba por delante: esconderse por los pasillos para robar unos momentos juntos, despreciarse o ignorarse en público, mentir a sus familiares y amigos... Y tener siempre el miedo a ser descubiertos. Ginny era de la opinión que si Lucius Malfoy llegaba a enterarse de los amoríos de su heredero con una hija de muggles los mataría a ambos en el acto, sin atender a súplicas.
Así que aunque sus intenciones eran desearle a Hermione todo lo mejor no pudo evitar añadir: - ¿Estás segura de lo que haces, Herm?
Hermione la miró seriamente y asintió con la cabeza decidida. Sabía todo lo que estaba pensando Gin porque ella también lo había pensado. Sabía que su amiga no lo entendía y estaba segura de no poder explicárselo. No había palabras para expresar todo lo que vió ese día reflejado en los ojos grises de Draco, todo eso que ella misma sintió al estar en sus brazos. Pero estaba segura que de Ginny la apoyaría y la ayudaría cuando fuera necesario, que la consolaría si las cosas salían mal y se alegraría con ella cuando todo fuese bien.
- No me entiendas mal, Herm – dijo la pelirroja al verla tan callada – Quiero que todo te vaya genial y si crees que él te hace feliz por mí perfecto, pero – hizo una pausa y añadió, esperando que la otra no se molestase – Pero simplemente me cuesta creer que Malfoy no sea tan cabrón como aparenta.
Hermione soltó una carcajada desconcertando a su amiga.
- Oh, Ginny, SI que es tan cabrón – dijo. Al ver la confusión de la otra alcaró – Es el mismo Malfoy que conocemos, no está actuando. Pero a la vez es mucho más de lo que hemos visto hasta ahora.
- ¿Cómo? Me estás diciendo que en realidad es un cínico y frío hijo de...
- Pues sí – la cortó Hermione con ojos relucientes– Es sarcástico, cruel, desconcertante... pero a la vez puede ser muy dulce y romántico. Imagina, ¡me trajo el desayuno esta mañana!
Ginny abrió la boca sorprendida. ¡A ella Harry no le había traído el desayuno! Claro que también podía deberse a que ella se había marchado mucho antes de que él se despertase, pero de todas formas no creía que el chico-que-vivió pudiera llegar a ser tan atento.
Aún así le parecía que intimar con Malfoy para algo más que una esporádica relación sexual era buscarse problemas innecesarios. ¿Y si Hermione se enamoraba de él y Malfoy sólo pensaba jugar con ella? Bueno, para más información se remitiría a la fuente, o a la que había estado cerca de la fuente. Skye había salido durante un curso con el rubio de Slytherin así que le preguntaría por ese noviazgo. A Ginny le había parecido que durante ese periodo de tiempo Skye había estado muy feliz, pero claro, ella y Malfoy eran tal para cual así que eso no era ninguna garantía.
- Bueno, Herm, creo que no tengo que decírtelo, pero si necesitas algo aquí me tienes – concluyó abrazando a su amiga con tristeza, intentando reprimir unas traidoras lágrimas. Lo que iba a sufrir, la pobre. Hermione le devolvió el gesto agradecida de que lo hubiera tomado tan bien. Se preguntó si Ron y Harry reaccionarían de la misma manera...
- Venga, que a mí Harry me espera ahí fuera y a ti Malfoy abajo – dijo Ginny alisando unas arrugas imaginarias de su túnica para esconder los ojos enrojecidos.
- Dile que no tardo – dijo Hermione por encima de su hombro mientras se encaminaba con cierta prisa al cuarto de baño para asearse.
- ¿Tú estás loca? – se alteró la pelirroja - ¡No me voy a acercar lo suficiente para que pueda mandarme una maldición! – se rió un poco, como si lo dicho hubiera sido una broma, pero realmente creía que su seguridad peligraría si se aproximaba demasiado a Draco Malfoy.
Harry cerró la puerta de su cuarto y soltó la carcajada que había estado reteniendo. Ver a Ron con esa cara de alucinado mirar a la chica había sido demasiado para él. Bueno, ahora a lo suyo. Sacó el mapa del bolsillo y lo activó. Al intante se formaron las líneas de Hogwarts y las manchitas de tinta aparecieron en su superficie. Se sorprendió un poco al ver al punto nominado Severus Snape en la habitación de la profesora Sinistra (profesora de astronomía) y se quedó perplejo cuando se dio cuenta de que ¡estaban bailando! ¿Pero Snape bailaba? Por dios, esperaba no presenciar nunca un espectáculo tan bochornoso.
Buscó a Ginny por todo el mapa y la encontró frente a la puerta de Hermione así que se dirigió hacia allí sin quitar la mirada del mapa. Resultaba que Malfoy seguía en la habitación de su amiga, ¡quién lo hubiera dicho! Ahora podía ver la manchita con el nombre de Ginny entrar en la habitación, justo cuando él doblaba el recodo que le permitía ver donde había estado segundos antes. Pegó la oreja a la puerta, pero no pudo oír absolutamente nada. Qué puertas más buenas. Por mucho que se esforzaba no podía distinguir ni un murmullo.
Se apoyó en la pared contraria decidido a esperar lo que fuese necesario a que su chica saliese de allí, pero para su desaliento quien salió fue Malfoy. Y no parecía muy contento.
- Potter, lo que me faltaba – masculló al verle – ¿Se puede saber qué haces aquí?
No, definitivamente no estaba de buen humor. Sus palabras contenían más veneno de lo normal.
- No te importa, Malfoy – contestó Harry tratando de ser indiferente pero le fastidiaba bastante que se estuviera aprovechando de Hermione. Iba a decirle algo al respecto cuando Draco le quitó la palabra.
- Si estás esperando a esa Weasley ponte cómodo – dijo con acritud – Y yo de ti conseguiría una correa para tu novia. Está muy mal educada y si la dejas tan suelta puede pasarle algo malo. – concluyó con una sonrisa maligna. A Harry le hirvió la sangre por la amenaza y buscó su varita bajo la capa, pero Malfoy, riéndose por lo bajo, le empujó para bajar las escaleras hacia la sala común dejándole atrás con mucha tranquilidad.
- Ah, Potter, no es de buena educación escuchar tras las puertas – dijo por encima del hombro justo en el momento en que Harry apoyaba de nuevo el oído en la madera – Además de que es inútil, la habitación tiene un hechizo silenciador.
Aunque Harry no podía verle la cara estaba seguro de que el rubio había esbozado esa sonrisa de superioridad típicamente Slytherin que tanto desearía borrar de un puñetazo.
