Capítulo 6. Lucha de Gigantes.
El World Youth dio inicio. El primer partido que Japón jugaría sería contra México. Lily estaba emocionada, ya que antes del partido hubo una comida especial en donde convivieron todos los jugadores de los países participantes, y fue ahí en donde Lily se reencontró con su viejo amigo de toda la vida, Tsubasa Ozhora. Sin embargo, las cosas estuvieron a punto de arruinarse ya que Ricardo Espadas, el portero mexicano, causó revuelo entre los presentes al escupir sobre un balón desinflado. El más ofendido y herido de todos fue Tsubasa, quien prometió demostrarle a Espadas que el fútbol era un deporte maravilloso.
Hermann Kaltz, amigo de Genzo y compañero de él en el equipo de Hamburgo, le advertía a su amigo japonés sobre el nuevo tiro de Karl Heinz Schneider (capitán del equipo alemán y gran rival de Genzo): el Non Fire Shot.
- Es un tiro realmente potente, mucho más poderoso que su disparo habitual, el Fire Shot. Ten cuidado.- advirtió Kaltz.
- Gracias por el consejo.- Genzo sonrió a medias.
- Y cambiando de tema... .- Kaltz soltó una risilla.- ¿Quién es tu nueva amiga?
- ¿Hablas de Lily?.- Genzo ni se inmutó.
- Sí. Esa belleza latina de larguísimo pelo castaño oscuro y ojos negros.- Kaltz sonrió.- La que no te quita los ojos de encima para nada...
- Se llama Lily Del Valle y es la profesora de Hana, nada más.- respondió Genzo, harto ya de que todos lo cuestionaran sobre Lily.- No somos pareja ni nada por el estilo.
- ¿Y quién te ha preguntado si ustedes son pareja? Yo nada más quería saber quién era ella.- Kaltz volvió a reír.- Tú solo te echaste de cabeza.
- Eh... .- Genzo se ruborizó un poco, muy levemente.- Bueno, es que como todo el mundo me dice que... Yo pensé que tú estarías igual y... Pues...
- Ya, ni le sigas que mientras más hablas más te hundes.- Kaltz no dejaba de ver a su amigo con complicidad.- No te culpo, la chica es realmente preciosa.
- Eso no lo niego, pero entre ella y yo no hay nada.- afirmó Genzo, aunque algo nervioso.- En cuanto el World Youth termine, regresará a México y nunca más la volveré a ver.
- Uhm...
Lily estaba en esos momentos charlando alegremente con Tsubasa, para tratar de consolarlo por el episodio del balón.
- Ya, tranquilo.- decía Lily.- No dejes que eso te afecte... Aunque sinceramente me da tristeza ver que fue un mexicano el que hizo esto...
- Tú tampoco te aflijas por eso.- replicó Tsubasa.- Bien sé que no todos son así...
- Estoy segura de que Espadas no es mala persona.- Lily sonrió.- Nada más es un poco... Bueno, quizás un tanto amargado aunque no tuvo una infancia muy feliz que digamos...
- No pensemos más en esto.- pidió Tsubasa.- Mañana le demostraré que el sóccer es algo hermoso.
- Claro.- Lily entrecerró sus ojos y sonrió de una manera muy dulce.
Sanae estaba que se moría de los celos. No entendía quién era esa bella chica que hablaba tan animadamente con Tsubasa. Hay que recalcar que para la ocasión Lily se había puesto un vestido color lila, por insistencia de Mine, el cual resaltaba las curvas de su cuerpo y el sol arrancaba destellos a su largo cabello castaño. Lily lucía radiante y, aunque Sanae también se veían muy linda, los celos la dominaban.
- ¿Quién será esa chica?.- Sanae trató de no apretar los dientes del coraje, aunque no pudo evitarlo.
- No sé, pero se nota que se lleva muy bien con Tsubasa... .- murmuró Yukari Nishimoto.- Y me supongo que es eso lo que tanto te molesta...
- Algo.- reconoció Sanae.- Mínimo quisiera saber el por qué se lleva tan bien con Tsubasa...
- Pues hay una manera muy fácil de comprobarlo.- dijo Yukari, y se fue tras de Tsubasa y Lily, al tiempo que tomaba a Sanae del brazo para llevarla con ella.
- ¿Qué haces?.- exclamó Sanae, escandalizada.
- ¿No que quieres saber por qué Tsubasa y esa chica se llevan tan bien? Pues vamos a preguntarles.- contestó Yukari, tan enérgicamente que Sanae ya no pudo replicar.
Mientras tanto, Tsubasa y Lily habían cambiado de tema. Él quería saber cómo le había estado yendo a Lily con la familia Wakabayashi. Lily trató de mostrarse lo más emocionada que pudo, pero Tsubasa se dio cuenta de que algo andaba mal y quiso saber qué era.
- Bueno, pues si te he de ser sincera... .- Lily titubeó. No quería decirle a su mejor amigo que ella había adelantado los hechos y había pensado que pronto grabaría un disco.
- Anda, dime.- la instó Tsubasa.- Sabes que puedes confiar en mí.
Lily se animó al fin y le contó a Tsubasa lo que ella había pensado sobre el trabajo y los planes e ilusiones que se había hecho. También le contó sobre la promesa que le hizo a Chiara antes de morir y el por qué tenía tantos deseos de convertirse en cantante.
- Pero no importa.- Lily trató de restarle importancia al asunto.- Te agradezco mucho que me hayas conseguido este trabajo, así me dio la oportunidad de reencontrarme a una vieja amiga y quizás pronto halle mi oportunidad.
- Pero... Si no es ése el trabajo que querías... ¿Por qué no buscaste otro que te acercara más a tu sueño en vez de seguir como la institutriz de Hana Wakabayashi?.- inquirió Tsubasa, extrañado.- Bien sabes que mientras estés en ese sitio no podrás encontrar muchas oportunidades, necesitas más tiempo libre para buscar tu sueño.
- Este... Pues yo... Verás... Es que no he encontrado ningún otro trabajo y... Es que además tendría que buscar un departamento si renuncio y pues... .- Lily de repente se puso coloradísima y comenzó a dar excusas a diestra y siniestra. Tsubasa notó su reacción.
- ¿Qué fue lo que te pasó que te impidió renunciar al trabajo, Lily-chan?.- Tsubasa miraba a su amiga con extrañeza.- Ya dime.
- Este... .- Lily desvió la mirada.
- Hola. ¿De qué tanto hablan?.- les preguntó Genzo, en esos momentos.
- De nada... .- respondió Lily rápidamente. Su cara llegó a un punto en que parecía que iba a estallar de lo roja que se puso.
- Ya entiendo... .- murmuró Tsubasa, en español, un idioma que Genzo aun no entendía.- Creo saber cuál fue la razón por la cual no renunciaste...
Lily no contestó, se limitó a mirarse las uñas.
- No me digas que te enamoraste de mi amigo... .- Tsubasa sonrió.- Ahora entiendo...
- ¿Interrumpí algo?.- cuestionó Genzo, muy serio.- Porque veo que estaban hablando muy animadamente en japonés y en cuanto llegué yo cambiaron al español.
- No, no interrumpes.- aclaró Tsubasa.- Solo estábamos practicando el idioma.
- Sí... .- Lily seguía con la vista fija en el horizonte.
- Si ustedes lo dicen... .- Genzo se encogió de hombros.
- Oye, Tsubasa.- habló Yukari, quien llegaba con Sanae, en esos instantes.- Queremos preguntarte algo... Perdón. ¡Qué maleducadas somos! Mi nombre es Yukari Nishimoto y ella es mi amiga Sanae Nakazawa. Somos amigas de Tsubasa y Wakabayashi.- Yukari se dirigió a Lily con una gran sonrisa.
- Mucho gusto.- Lily también sonrió.- Yo soy Lily Del Valle, profesora de la hermana menor de Wakabayashi.
- Es un placer.- musitó Sanae, tratando de controlar sus celos.
- Queremos saber una cosa: ¿En dónde se conocieron ustedes dos que se llevan tan bien?.- Yukari se dirigió a Tsubasa, señalando a Lily con la mano.
- En México, hace muchísimos años.- Tsubasa sonrió.- Mi padre nos llevó a mi mamá y a mí de vacaciones en su enorme barco e hicimos una escala en el puerto de Veracruz. Coincidentemente, Lily y su familia también estaban ahí de vacaciones.
- Nos conocimos en el famoso "Café de la Parroquia".- añadió Lily, risueña.- Nosotros no encontrábamos mesa y los Ozhora se ofrecieron a compartirnos la suya. Tsubasa y yo congeniamos inmediatamente y desde entonces nos hicimos muy buenos amigos.
- Todavía recuerdo cuando nos perseguíamos por todo el Malecón y nuestras mamás gritaban como desesperadas que no nos alejáramos demasiado.- rió Tsubasa.- ¡Qué tiempos!
- ¿Entonces es Lily la amiga mexicana de quien tanto nos hablabas? ¿Aquella a quien considerabas casi tu hermana?.- cuestionó Genzo, interesado.
- Sí. La misma.- Tsubasa sonrió.
- Entonces son viejos amigos.- Sanae al fin sonrió.- Menos mal...
- ¿Qué cosa?.- Tsubasa se sorprendió.
- Menos mal que te has vuelto a encontrar a tu amiga mexicana.- Sanae quiso componerle, aunque Lily, Yukari y Genzo se dieron cuenta.- Tanto tiempo de que no la veías...
- Sí.- contestó Lily.- ¡Ja! Lo que más risa me da es que por años pensé que Tsubasa era mi niño de la gorra...
- ¿Tú niño de la gorra?.- Sanae gruñó. Evidentemente no le había gustado el apodo.
- Sí. Es que en esas vacaciones en Veracruz conocí a un niño que me salvó de deshidratarme por el calor, pero nunca supe de quién se trataba, a pesar de que lo estuve buscando todas las noches por el Malecón.- aclaró Lily, algo nostálgica.- La única pista que tengo de él es una gorra que ese niño me dejó como recuerdo...
- ¿Una gorra?.- inquirió Sanae, curiosa.- ¿Y te salvó de que te deshidrataras?
- Sí.- continuó Lily.- Es que una tarde especialmente calurosa yo perdí mi sombrero y el sol me pegó tan fuerte que comenzó a darme mucha sed y me sentía muy mal. Mi mamá había ido a comprar agua pero había mucha gente en la tienda a donde entró y no la atendieron rápido. Yo me sentía muy mal pero entonces un niño misterioso con una gorra roja se me acercó y me ofreció una botella de jugo. Cuando me la acabé, me quejé de que el sol me quemaba la cara. El niño entonces se quitó la gorra y me la puso a mí. Cuando quise darle las gracias, el niño ya había desaparecido.
- Interesante historia.- Yukari sonrió.- ¿Y nunca supiste quién era?
- No. Solo me di cuenta de que era alguien de origen oriental, por los ojos rasgados.- respondió Lily.- Y cuando conocí a Tsubasa creí que era él pero ya después me di cuenta de que no era así ya que él y su familia llegaron al puerto un día después de ese suceso. Sé que suena tonto, pero aun ahora quisiera volver a ver a ese niño y darle las gracias... Y quizás regresarle la gorra...
Este último comentario hizo que Tsubasa, Sanae y Yukari soltaran la carcajada. El único que se quedó muy serio fue Genzo. Ni siquiera comentó nada al respecto, simplemente se limitó a mirar a Lily de una manera un tanto extraña...
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Misaki se esforzaba todos los días por hacer bien sus ejercicios. Tenía que recuperarse pronto, si quería jugar al menos la final de la copa del Mundo... Misaki sabía que Tsubasa y el equipo lograrían llegar a la final. Había días en los que Taro se sentía extremadamente vulnerable. El accidente le había hecho ver lo frágil que podía llegar a ser el cuerpo humano. Pero él no perdía la fe ni la esperanza, seguiría entrenándose con ahínco para lograr su objetivo. Había días en los que Taro no creía que realmente eso estuviera pasándole a él. No se arrepentía de haberle salvado la vida a su hermana Yoshiko, pero le traumaba el no poder jugar el World Youth. A veces tenía ganas de que alguien llegara y le dijera que todo era tan solo un sueño... Pero desafortunadamente, era algo muy real.
Me da miedo la enormidad
Donde nadie oye mi voz...
Rika siempre lo ayudaba de manera incondicional. A pesar de que estaba de vacaciones, ella siempre iba a la clínica del doctor Shibazaki, el médico de Misaki, para ayudarle a éste último en sus ejercicios. Ella siempre se mostraba optimista, aun cuando el propio doctor Shibazaki mostraba sus dudas. Misaki establecía una batalla contra su propio cuerpo. Pero la enfrentaba con el mismo entusiasmo y la misma tenacidad con la que se enfrentaba a sus oponentes en el campo del juego. Aunque a veces hubiera días en los que tenía altibajos...
En un mundo descomunal siento tu fragilidad...
De vez en cuando, Taro veía en los ojos de Rika un halo de preocupación. Eso no le gustaba a él, ya que siempre lo descontrolaba el ver a Rika preocupada por su persona. Por eso, cuando eso pasaba, Taro siempre hacía o decía alguna tontería para hacer reír a Rika y que de esta manera la preocupación desapareciera de su rostro. No lo quería reconocer, Taro siempre se negaba a eso, pero la verdad era que ella era tan importante para él que el simple hecho de verla triste por su causa lo hacía sentirse mal.
Quizás Misaki también establecía una batalla contra su propio corazón...
- ¿Cómo voy, doctor?.- le preguntó una tarde Taro a su médico.
- Pues vas mejorando, pero aun te falta mucho.- el doctor Shibazaki sonrió a medias.- Si sigues esforzándote como ahora te reestablecerás pronto.
- ¿Lo suficientemente pronto como para que pueda jugar el Mundial?.- cuestionó Misaki, esperanzado.
- Quizás. Todo depende de la rehabilitación, bien lo sabes... .- el doctor Shibazaki no quería darle falsas esperanzas a Misaki.
Deja de que pasemos...
Sin miedo...
Pero Misaki sí las tenía.
Notas:
- "El Café de la Parroquia" es el más famoso café de Veracruz, visitadísimo por todos los turistas. El Malecón del Río es la avenida principal.
- Los sucesos que narro acerca de que Espadas escupió sobre el balón desinflado y sobre la advertencia que le hace Kaltz a Genzo sobre el tiro de Schneider sí ocurrieron en el manga original de Takahashi.
