Hola!!!
Sé que actualicé anoche pero ya que tenía esto escrito y ya que me volvió un poco de la vena "payasa" que había perdido decidí publicar el trocito "dramático" antes de joderlo cambiando de tono el capítulo. Así que no os quejaréis, eh? Que actualizar más rápido ya no puedo!!!
Ale, besitos a todos.
VACACIONES DE NAVIDAD
Cap. 19
Draco murmuró algo inteligible y se volvió en la cama para abrazar el cuerpo cálido de Hermione, pero encontró un espacio vacío. Extrañado, abrió los ojos buscando a la chica, pero era evidente que en la cama no estaba. Recorrió con la mirada la habitación iluminada por la fría luz de la mañana y la vió al lado de la ventana, enfundada en su bata celeste mirando el paisaje que se extendía bajo la torre de Gryffindor.
Draco pensó que estaba muy bonita así iluminada, con los brazos cruzados y una mirada indefinible en los ojos. ¿Era su imaginación o parecía triste? Draco se mordió el labio pensando en la noche anterior, en su extraña actitud. Así que hoy hablarían. Presentía que no le iba a gustar lo que ella tenía que decirle.
Se quedó un momento mirándola, pensando en qué podría haber sucedido. Sin saber por qué el rostro de Justin le vino a la mente y la ira lo dejó sin respiración por un momento. ¿Eso tendría que contarle? ¿Qué se había acostado con ese Hufllepuff? Pero mirándola deshechó la idea. Hermione nunca sería capaz de hacer algo así. Ella nunca traicionaría su confianza.
Ella se volvió a mirarle y se sobresaltó al encontrarlo despierto. De repente pareció muy nerviosa. Mal asunto.
- Buenos días – dijo Draco con su sonrisa más encantadora. Los ojos de la chica parecieron empañarse, pero se acercó rápidamente y le obsequió con el más dulce beso que el Sly podría haber imaginado. Al separarse en busca de aire Draco rodeó su cintura con las manos – Vaya, eso si que es empezar bien el día.
Hermione contestó a su sonrisa con una temblorosa y el rubio ya no pudo ocultar por más tiempo su preocupación.
- ¿Qué sucede?
Hermione lo miró dudosa. Sí, sabía que tenía que decírselo pero no sabía cómo hacerlo. Una de las cosas que había tenido tiempo de decidir antes de que él despertara era contárselo antes de que estubiera vestido, así en el tiempo que tardase en encontrar su ropa y ponérsela ella podría hacerse oir aún. Se sentó en el borde de la cama porque las piernas le estaban temblando, dándole la espalda. Draco se apoyó en un codo para mirarla a la cara.
- No me va a gustar, ¿verdad? – tanteó. Ella asintió y se atrevió a mirarle a los ojos.
- Verás – empezó ella, titubeante y en voz muy baja – ayer pasó algo.
Se detuvo. No. No podía hacerlo. Se levantó presa del pánico y llegó hasta el otro extremo de la habitación antes de reunir el valor necesario para volverse a mirarle.
Draco tenía esa expresión hermética que le había visto tantas veces y Hermione supo que ahora ya era demasiado tarde para echarse atrás. Ya sabía que algo iba mal y no tenía sentido ocultárselo, pero como no sabía que palabras utilizar para que él la entendiera (sobre todo si no debía explicar la intervención de Ginny, la capa y que había presenciado sus conversaciones con Zabini y Hidden) Hundió las manos en los bolsillos de su bata y estrujó la página arrancada del diario que aún conservaba.
- ¿Vas a contármelo o a seguir mirándome con pánico hasta que tenga que adivinarlo? – preguntó el Sly con voz fría. Hermione inspiró y se acercó un paso.
- Tienes un libro que me interesa – le dijo. Draco se sorprendió por esas palabras. Ciertamente nunca las hubiera esperado, pero Hermione aún no había terminado. – Es uno sobre pociones de la sección prohibida – continuó dudosa. No conocía el título del libro, así que si él preguntaba no sabría qué responderle, pero Draco pareció entender a cuál se refería porque asintió confundido.
- ¿Y quieres que te lo preste? ¿Y por eso tanto misterio? – preguntó. Hermione negó con la cabeza.
- No es eso lo que quería decirte. Ayer entré en tu cuarto para cogerlo. – se detuvo al ver que él ataba cabos. La miró incrédulo por un instante y luego musitó:
- ¿Cómo?
- Me confundí de libro – reconoció Hermione, tan nerviosa que se clavaba las uñas en las palmas de las manos dentro de los bolsillos de la bata – Me llevé uno que no era.
Draco inspiró para tratar de tranquilizarse y se sentó en el borde de la cama, sujetándose al colchón con tal fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Como miraba al suelo la chica no pudo leer la expresión de su rostro.
- ¿Lo leíste? – preguntó con voz tensa. Hermione asintió mirándose los pies, pero él no vio su gesto porque le repitió la pregunta con un deje de ira.
- Una parte – aclaró Hermione, temblando al oir su tono. Tenía un nudo en la garganta y le faltaba muy poco para empezar a llorar.
- Faltaba una hoja – dijo él mirándola de repente. Hermione se quedó muda al ver la cólera que se reflejaban en esas pupilas tormentosas. Sacó la página arrugada de su bolsillo y se acercó para entregársela. Draco casi se la arrancó de la mano.
- Fue un accidente – dijo ella con un hilo de voz, sintiendo que las primeras lágrimas corrian tímidamente por sus mejillas. – No quería arrancarla.
- ¿La has leído? – preguntó Draco sin apartar los ojos de su propia letra. Hermione se sorprendió por la pregunta, pero no le bastó mucho para entender que no se refería a las palabras sobre ella.
Como no constestaba Draco levantó la vista hacia ella y comprobó por su expresió aturdida que en un primer momento no sabía de qué hablaba pero la comprensión se abrió paso en su mirada manchada de lágrimas.
- Qué pregunta más tonta – dijo Draco, con una sonrisa cruel -. Si lo hubieras leído no estarías aquí conmigo, ¿verdad? Me tendrías demasiado miedo.
Hermione lo miró con temor y por un momento, sólo por un momento, Draco creyó verse reflejado un una de las lágrimas que caían desde sus ojos y se vió deformado, como un monstruo, como debía verle ella ahora. No le gustó ese reflejo, pero estaba demasiado disgustado para notarlo.
Ella había traicionado su confianza. Había entrado en su cuarto y se había llevado algo que era suyo, y pese a saber que atentaba contra su intimidad habia observado todos y cada uno de sus secretos. Si no había descubierto las anotaciones secretas del diario sólo había sido porque no había tenido tiempo de probar hechizos reveladores.
Ahora mismo Draco estaba sintiendo lo mismo que sentiría Zabini si se enterase de la traición de Ernie Mcmillan. Se sentía usado, burlado, en cierta medida incluso violado. Era horrible saber que la persona en la que confiaba había sido capaz de dejarle a un lado por un poco de curiosidad.
Así que no le importaba a Hermione, ¿verdad? No debía importarle su relación cuando hacía algo así y venía a contárselo, a regodearse de sus acciones. ¿No habría podido dejarlo estar? ¿Tenía que obligarle a odiarla? Porque ahora la odiaba. Ella había visto sus debilidades recreadas de su puño y letra. Había leído cosas que él jamás contaría a nadie. Era más de lo que Draco Malfoy podía soportar, que ella supiera que no era invulnerable. Que ella supiera que tenía sus sufrimientos. Tal vez se lo hubiera contado algún día, quien dice que no. Puede ser que en una tarde de invierno durante una tormenta le contase sus experiencias y pensamientos delante de una chimenea encendida, ambos arrebujados en mantas. Pero eso ya no podía ser, ¿verdad? Porque ella había espiado en su vida y se había apoderado de sus secretos más íntimos.
Draco se levantó a buscar su ropa empujando el cuerpo de Hermione para apartarla. Pudo haberlo evitado, pero no lo hizo. Ella le había dañado, ¿no tenía derecho a dañarla él? Sabia que con desprecio, indiferencia, miradas frías y palabras cortantes podía herirla mucho, siempre lo había sabido. El problema es que también se hería él mismo. Y también que pensaba que estaba dramatizando un poco con todo el asunto, pero ¡era su intimidad! Tenía derecho a sentirse ofendido, disgustado, ¡traicionado!
Hermione siguió cerca de la cama, llorando suavemente con la mirada perdida en las sábanas arrugadas hasta que él se hubo vestido.
- Tengo un diario – dijo de repente, como si las últimas palabras que Draco le había dirigido no hubieran sido pronunciadas. Como si ella no hubiera entendido lo que significaban, lo que probablemente estaba escrito en esa hoja que ella pensó que solo contenía palabras de algo cercano al amor. Se giró hacia el chico y vió que él la miraba con dureza. – Lo llevo desde hace tiempo – explicó – puedes leerlo si quieres.
En su voz había cierta esperanza, como si el hecho de que él aceptara significase que tenían aún una oportunidad.
- ¿Me lo prestas voluntariamente para resarcirte por haberme quitado el mío? – preguntó Draco con frialdad. Aquello le parecía tan absurdo... ¿Acaso creía que podrían estar a mano si él leía sus estupideces de cría? ¿Qué él se iba a olvidar de que había entrado a hurtadillas en su vida al permitirle echar un vistazo a la suya?
- Draco, sé que no me vas a perdonar por esto, pero... – empezó a decir Hermione, pero él la acalló con una mirada.
- Para ti soy Malfoy – dijo como si no doliera terminar con ella. Salió del cuarto dando un portazo. No podía aguantar más esa mirada de ojos llorosos. No podía soportarla.
A Hermione esas últimas palabras le dolieron mucho y cuando fue capaz de reaccionar se dejó caer en su cama para descargar su culpabilidad llorando desconsoladamente.
Draco se había marchado, ¡se había marchado! A saber cuándo volvería a verle. Cuando tendría la oportunidad de volver a oir su voz y ver el reflejo de sus ojos grises...
La puerta de su cuarto se abrió sin previo aviso y Hermione se giró para ver a Draco Malfoy parado en el umbral, mirándola. Había vuelto, ¿por ella? La chica no pudo evitar que su mirada se iluminase y se levantó deprisa con la intención de echarle los brazos al cuello y no dejarle ir nunca, pero antes de que pudiera hacerlo Draco se aclaró la garganta y dijo:
- Me he pensado mejor lo del diario – parecía un poco avergonzado por ese cambio repentino de opinión, pero intentó seguir aparentando frialdad – Que lo lea no quiere decir que todo se perdone, pero al menos no jugarás con ventaja.
La decepción caló hondo en Hermione por en contra de lo que él dijese sí que parecía una oportunidad para una reconciliación. Lo malo era que en el diario no había nada apuntado sobre los últimos acontecimientos, nada sobre las vacaciones de navidad, nada sobre su relación con él, pero decidió, en el instante en el que cogía su pequeño cuaderno, que se lo explicaría todo. Le escribiría una carta expesándole todo lo que sentía por él y por qué había echo lo que había echo. Sabía que con esa mirada gris clavada en ella, mirándola con esa especie de rencor, no sería capaz de decir una palabra de lo que traía en el alma, pero en una carta podría expresarse mejor. Así pues se acercó a él para entregarle el diario, con una mano temblorosa pero sintiéndose un poco más miserable que minutos antes.
Draco cogió el cuaderno, lo observó con aire crítico (N/A Le parecería muy corto después de las 2.385 páginas que tenía el suyo) y miró a la chica a lo ojos. Verla tan cerca, con esa mirada arrepentida y los ojos anegados en lágrimas lo conmovió, no había manera de negarlo, pero también le molestó. ¿Empezaría a rogarle que no la abandonase? ¿Se escudaría tras sus lágrimas para hacerle caer a sus pies de nuevo? Pero Hermione hizo algo muy distinto. Limpiándose las mejillas discretamente le dijo con voz rota:
- Pase lo que pase quiero que sepas que lo nuestro ha sido precioso – Draco parpadeó sorprendido. Hermione, pensando un poco en sus palabras agregó: - Muy extraño y un poco absurdo, pero muy bonito. Me alegro de que haya sucedido.
Draco solo asintió en silencio y salió de la habitación con un nudo en la garganta. ¿Por qué demonios había tenido que traicionarle cuando todo iba tan bien?
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Nota.- esto no cambia nada, siguen faltando dos capítulos para el Draco/Blaise, eh?
