Capítulo 9. Azúcar Amargo.

Los días pasaron. Japón derrotó a Uruguay y a su estrella Ryoma Hino, 3 goles por 2. En el siguiente partido, el conjunto nipón se enfrentaría a Italia, quien desafortunadamente no contaría con dos de sus estrellas: el guardamenta Gino Fernández y el libero Salvatore Gentile, ya que Hino los lesionó a ambos en el partido en donde Italia se enfrentó a Uruguay. Ni Hana ni Lily sabían cuándo sería que Genzo jugaría, ya que sus manos aún estaban lesionadas, pero el joven arquero japonés conservaba la paciencia.

Lily pronto se acostumbró a formar parte de la porra de Japón. Por supuesto, ella también se presentaba a los partidos que México jugaba, pues nunca dejaría de serle fiel a la patria a la que tanto amaba, pero Hana, Sanae, Yukari y Kumi se la llevaban con ellas también a los partidos de Japón y Lily se divertía mucho viendo cómo sus nuevas amigas apoyaban a sus héroes.

- ¡Vamos, Tsubasa!.- alentaba Sanae.- ¡Tú puedes! ¡Eres mi campeón!.

- ¡Keeeeeen! ¡Estás rebueno y no me importa lo que piense mi hermano!.- gritaba Hana, en cada oportunidad que tenía.

- ¡O sea, Hana, contrólate!.- Lily se reía a carcajadas.- ¡Hello con tu hello!

- ¿Qué rayos significa "Hello con tu hello"?.- preguntaba Kumi, extrañada.

- Algo así como "¿Qué onda con tu vida"?.- respondía Lily, sin dejar de reírse.- Es que esa Hana se pasa, un día de éstos Genzo va a colgar a Wakashimazu... Bueno, no se pierde gran cosa...

- ¡Oye! ¡Te escuché!.- Hana, fingiendo enojarse, golpeaba discretamente a la mexicana con el banderín de Japón que traía.

Después del episodio del jardín, Hana había aceptado a Lily, y había aprendido también que no siempre un profesor va a ser alguien estricto y dispuesto a reprimir, sino que también podía encontrar a alguien que fuera su mentor y amigo, como Lily. Ésta le había enseñado a Hana que no tenía por qué cargar sobre sus hombros el peso de una familia exitosa y que ella debía seguir su propio ritmo.

- Serenidad y paciencia, pequeña Solín.- solía decir Lily.- Ve a tu propio ritmo. Sin presiones.

Y Hana comenzaba a entenderlo. Al resto de la familia Wakabayashi, sobre todo a Genzo, le asombró la manera en cómo la joven señorita Del Valle había conseguido domar a la pequeña fierecilla.

- Insisto en que esa profesora es asombrosa.- decía Touya, sorprendido.

- Y además, súper lindísima.- apoyaba Kenji.- Es todo un bombón...

- Cuidado con lo que dices de ella.- gruñó Genzo, algo molesto.- La señorita Del Valle no es otra de tus conquistas.

Touya y Kenji intercambiaban impresiones. Genzo nunca se había molestado tanto cuando Kenji le lanzaba piropos a una mujer. El tercero de los Wakabayashi ni siquiera se inmutó cuando Kenji se pasó de fresco y le dijo a la antigua novia del portero nipón (enfrente de éste), Daniela Dietrich, que era una "verdadera mamacita".

- Y yo que creí que Genzo nunca conocería los celos.- sonreía Touya, por lo bajo.

Lily intercalaba sus clases de canto con sus labores como institutriz de Hana Wakabayashi. Como la mexicana ya había conseguido ganarse a toda la familia en pleno, no le costaba ningún trabajo el hacer que le dieran permiso para ir a sus clases de canto. Por supuesto, Lily mintió y dijo que estaba tomando clases para perfeccionar su japonés.

- Para qué pierde el tiempo con otra persona cuando yo puedo enseñarle todo lo que quiera.- decía Kenji, cada vez que la chica se iba a sus clases, cosa que hacía que Genzo lanzara gestos y miradas de disgusto.

Saki Aiza era una profesora muy estricta, pero excelente. Al principio a Lily le costaba trabajo dejarla satisfecha con su canto, pero poco a poco fue tomando el ritmo y pronto la propia Saki reconoció que Lily y Samael eran las dos mejores alumnas que había tenido.

- Será una gran estrella, si consigue su oportunidad.- comentaba el joven Tess, cada vez que él y Saki escuchaban a Lily ensayar.- ¿No te gustaría que en un futuro ella interpretara una de nuestras canciones?

- Estoy de acuerdo.- Saki asintió, muy seria.- La cosa es si conseguirá una oportunidad...

- ¡Miau!.- maulló en ese momento Ta-kun, el gatito negro de Saki, en son de protesta.

- Ya, no me regañes.- Saki sonrió levemente.- Solo digo la verdad.

- ¡Braak!.- el cuervo negro de Tess lanzó un chillido.

- Si no controlamos a estos animales al rato serán ellos los cantantes de éxito.- bromeó Tess.

- No sería mala idea... Un gato negro y un cuervo... ¡Qué original!.- Saki soltó la carcajada.

Mientras cantaba, Lily observaba a sus mentores. Ella se había dado cuenta que solo Tess Shadows conseguía arrancarle una carcajada a la siempre seria Saki Aiza.

Samael iba siempre al final del entrenamiento de Lily (también es una especie de entrenamiento, ¿no?) para darle ánimos y charlar con ella. Ambas se iban a pasear un rato por las calles de Tokio antes de que las dos tuvieran que volver a sus respectivas casas. Lily había descubierto que la razón por la cual Samael estaba en Japón era porque le había ocurrido una desgracia similar a la suya: el hermano de Samael había muerto unos cuantos años atrás y ella se había ido a Japón para tratar de aliviar sus heridas.

- Y no te creas, aquí he encontrado gente muy agradable.- Samael sonrió. Lily creyó ver en sus mejillas un cierto rubor.- Me han ayudado mucho... Un buen amigo me ayudó a encontrar el trabajo en la tienda de música y pues después me encontré a Saki Aiza y a Tess Shadows en la tienda y así fue como los conocí. Y el resto... Bueno, sigo intentando cumplir mi sueño... Igual que tú.

Lily sonrió por lo bajo. A pesar de lo diferente de sus caracteres, la vida de ella y la de Samael eran muy parecidas. Incluso tenían un mismo sueño en común.

- ¿Y quién es el amigo que te ayudó a conseguir el empleo?.- inquirió Lily, curiosa.

- Eh... Es un jugador de fútbol sóccer.- ahora ni negarlo, Samael se había puesto colorada.- Juega en la selección japonesa...

- ¡No me digas!.- Lily gritó de la sorpresa.- ¿Te he dicho acaso que la chica a quien le doy clases es hermana del portero titular de ese equipo?

- ¿En serio? Qué pequeño es el mundo...

- Sí. ¿Y cuál de todos es tu amigo? O al menos dime en qué posición juega...

- Se llama Hikaru Matsuyama.- respondió Samael, con cierta tristeza.- Es centrocampista. El chico que siempre lleva una cinta atada a alrededor de su cabeza...

Lily creyó recordar de quién se trataba, aunque no entendió el por qué de la tristeza repentina de Samael... Fue en ese entonces cuando, al dar la vuelta, Samael y Lily se toparon con el Rey de Roma (o sea, Hikaru Matsuyama pues) quien por cierto venía en compañía de una linda chica con aspecto dulce.

- Hola, Samael.- saludó el joven Hikaru, sonriente.- Buenas noches.

- Buenas noches, joven Matsuyama.- respondió Samael, serena aunque algo decaída.

- Buenas noches, eh... La he visto mucho a usted en nuestros entrenamientos, en compañía de la hermana menor de Genzo Wakabayashi.- Matsuyama se dirigió a Lily.- Pero aún no sé su nombre.

- Soy Lily Del Valle, profesora de Hana Wakabayashi.- Lily sonrió, mucho gusto.

- Yo soy Hikaru Matsuyama.- el joven le tendió la mano a la chica y se la estrechó.- Es un placer. Y ella es Yoshiko Fujisawa.

- Buenas noches, a ambas.- Yoshiko sonrió.- Es un placer conocerla, señorita Del Valle.

- El gusto es mío.- Lily hizo una leve reverencia. Ya se estaba acostumbrando al comportamiento de los japoneses.

- Bueno, pues es tarde ya.- habló Matsuyama, quien de repente se había puesto algo incómodo al ver los ojos negros de Samael.- Fue un placer... Hasta luego, señorita Del Valle... Hasta pronto, Samael...

- Hasta luego.- se despidió Yoshiko, quien se agarró del brazo de Matsuyama.

- Adiós... .- musitó Samael, en voz baja.

Ambas chicas miraron a la pareja irse. Lily notó el imperceptible cambio en el estado de humor de Samael.

- ¿Quién será esa chica?.- preguntó Lily, como quien no quiere la cosa, refiriéndose a Yoshiko.

- Ella es la novia de Hikaru.- respondió Samael, en voz muy baja.

Y por supuesto, para Lily no pasó inadvertida la mirada de tristeza de su amiga.

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Y llegó la noche en donde se anunciaría el compromiso de Touya y Hotaru. Los jóvenes enamorados querían celebrarlo a la más tradicional manera japonesa, es decir, una fiesta en donde todos irían con kimonos de gala. Lily pensó que ella no estaría invitada, así que ni se preocupó por ello, sin embargo Genzo la sacó de su error.

- Hana quiere que estés ahí.- le dijo Genzo, la noche previa.- Y pues la verdad... Yo también quiero que estés presente...

- ¡Ahh!.- Lily se puso colorada.- En ese caso... Bueno, pues iré.

Lily no ofrecía resistencia cuando de Genzo se trataba. La noche de la fiesta, Mine insistió en que Lily también usara un kimono, sin importarle que la chica no fuera japonesa. "Todos van a usar kimono, usted se sentirá rara si no lleva uno puesto", decía Mine, entercada, sin hacer caso de las protestas de Lily de que ella nunca había usado uno. Mine sacó de un armario repleto de ropa un kimono nuevo, color azul marino con detalles en plateado y obligó a Lily a que se lo pusiera. La chica obedeció, ya que no podía en efecto aparecerse en la fiesta si no estaba vestida adecuadamente. Lily se sorprendió al descubrir que el kimono le quedaba a la perfección, aunque no pudo aguantar las peinetas y palillos que usan las mujeres japonesas para detenerse el cabello, por lo que Mine tuvo que aceptar que la joven mexicana llevara su largo cabello suelto.

Genzo les había pedido a Tsubasa y Misaki que lo acompañaran a la fiesta, para no aburrirse. Como agregadas culturales, también invitó a Sanae y a Rika, quienes se aparecieron con un kimono rojo y uno verde, respectivamente, lo que las hacía verse muy lindas. La fiesta ya rebosaba de hombres y mujeres que lucían sus mejores trajes típicos, pero la sorpresa vendría cuando Lily y Hana aparecieron. Todos los invitados, incluyendo los tres jóvenes Wakabayashi, quedaron muy sorprendidos cuando vieron bajar a Lily con el kimono azul marino.

- ¡Qué belleza!.- murmuró Kenji, embelesado.- Sé que no es japonesa pero... ¡Qué bien le queda el kimono!

Genzo se limitó a contemplar a Lily con la boca abierta.

- Hola.- Lily se acercó muy ruborizada a Genzo.- Me veo algo rara... Y me siento igual...

- No deberías sentirte así.- la contradijo el guardameta, mirándole fijamente a los ojos.- Realmente te ves preciosa.

- Ah...

Lily y Genzo se miraron intensamente a los ojos. La chica se sentía cohibida pero no podía desviar la mirada... En ese entonces, un ruido como de micrófono encendiéndose los distrajo.

- Esta noche tenemos a una invitada especial.- anunció el señor Wakabayashi, por el micrófono.- Esta dama me ha pedido de una manera muy amable que la deje cantar en esta celebración. Por supuesto, no podía negarme ante la petición de una dama como ella, ya que durante mucho tiempo fue alguien importante en nuestra familia... Y lo sigue siendo... Damas y caballeros, por favor denle un fuerte aplauso a la famosa cantante Daniela Dietrich.

- Muchas gracias.- la talentosa y famosa cantante germano-mexicana apareció delante de todos, luciendo un kimono negro con dorado.- Le pedí al señor Wakabayashi que me dejara cantar en esta fiesta como favor especial.

- Tiene que ser una broma.- Genzo estaba furioso.- No pudo haberla invitado... ¿Cómo pudo?

- Ahhh.- Lily respingó. Daniela era una mujer muy hermosa, con unos sorprendentes ojos azul claro, herencia de su padre alemán, y un brillante cabello negro, herencia de su madre mexicana.

- La canción que voy a cantar a continuación se llama "Azúcar Amargo", y va dedicada al hombre de mi vida, que bien saben todos quién es.- Daniela miró fijamente a Genzo.- La compuse especialmente para él.

- No soy el hombre de tu vida... .- gruñó Genzo, en voz muy baja.

- Algo quieres esconder... Que no sé que es... Y ya me hace daño... .- Daniela comenzó a cantar con su linda voz.- Por favor... No pongas entre tú y yo... Dudas que por hoy, puedan separarnos... Contéstame, aunque duela dime por qué no te brillan igual que ayer las pupilas cuando me miras...

Todos miraron a Genzo, cosa que puso más furioso al portero.

- ¿Acaso vino a burlarse de mí?.- bufó.- ¡Y en mi propia casa!

- En el altar de mi credo particular... .- Daniela no dejaba de mirar a Genzo.- Siempre has sido el mejor, el más...

A la joven Dietrich le venían a la mente escenas del pasado.

-FLASHBACK-

Cuando Daniela miró a Genzo, se enamoró a primera vista de él. No le importaba que él fuera extremadamente cotizado y perseguido por las mujeres, ese hombre solo sería de ella... No le costó trabajo hacer que se lo presentaran, y tampoco le costó mucho el poder acercársele cada vez más... Genzo la trataba siempre con cortesía, como quien trata a una gran diva y eso a Daniela le fascinaba. Se podía decir que con el tiempo él la consideró su amiga, pero Daniela quería algo más... Un buen día, la chica se le declaró abiertamente.

- Tú me encantas, Genzo Wakabayashi.- le dijo Daniela a un sorprendido Genzo.- Y yo sé que es nuestro destino el estar juntos.

- Daniela, eres una mujer increíble, pero... .- comenzó a decir Genzo.

- Pero nada. Dame una oportunidad y te demostraré que tú y yo debemos estar juntos...

Después de mucho insistir, Genzo al fin aceptó convertirse en novio de Daniela. Ella había desplegado todos sus encantos femeninos, pero jamás consiguió atrapar en sus redes al deseable portero. Ella se desesperaba porque a pesar de todos sus esfuerzos, jamás sintió en los besos de Genzo la pasión que ella deseaba.

Maldito embustero...

¡Cómo duele, saber que te pierdo!

- Lo siento, Dani.- un día, Genzo terminó con Daniela sin dar muchas explicaciones.- Pero esto no va a funcionar. Te mereces a alguien que te trate mejor que yo.

- ¡Pero yo no quiero a nadie más!.- protestó Daniela, al borde de las lágrimas.- ¡Yo te quiero a ti!

- Y eso lo sé.- suspiró Genzo.- Pero te mentiría si te dijera que yo sí te quiero a ti...

Esto le rompió el corazón a Daniela.

- Tienes el corazón de piedra, Genzo Wakabayashi.- le reclamó Daniela, furiosa.- Tú nunca te vas a poder enamorar de nadie...

- Quizás tengas razón.- reconoció Genzo, pesaroso.

-FIN DEL FLASHBACK-

Y sí, después de Daniela, Genzo no había vuelto a tener otra novia. Sin embargo...

- Odio tener que ser yo quien te obligue a dar este primer paso.- Daniela miraba fijamente a la chica extranjera que estaba parada a un lado de Genzo.- Si es que hay alguien aparte de mí... Ahora mismo y aquí cortamos en sano...

Daniela no era idiota. Bien que se había dado cuenta del intercambio de miradas entre Lily y Genzo. ¿Acaso esa chiquilla extranjera le quitaría a la gran Daniela a su amado portero?

- Eres azúcar amargo... Delirio y pecado... Un cofre de sorpresas, llegas, me besas y eres... Azúcar amargo... Un ángel y un diablo... El hombre al que quiero, pero siento, que ya no te tengo...

Evidentemente, Daniela estaba cantándole todo su coraje y despecho a Genzo. Éste estaba que se lo cargaba el payaso del coraje. Lily se dio cuenta de que la relación de Genzo y Daniela no había sido tan de cuento de hadas como ella había creí al fin terminó la canción, en medio del silencio de los espectadores.

Genzo se dio la vuelta y salió furioso del salón. Daniela vio cómo Lily salía detrás de él.

Notas:

- No recuerdo bien por cuánto le ganó Japón a Uruguay, perdónenme si les di mal el dato.

- Las palabras "Serenidad y paciencia" son conocidamente usadas por el héroe mexicano "Calimán".