Hola!

Capítulo horrible, horrible, pero como llevo casi una semana sin publicar y no hay vistas de que pueda mejorarlo mucho así se queda. Los reviews los contestaré en el próximo capítulo que me habéis escrito muchos y tardaré un poco en responderlos.

A ver, cosas que decir, para quien no lo sepa he publicado un slash RL/SB llamado "Estado Anímico Alterado". Para quien ya tenía noticia decir que no tengo intención de continuarlo, se supone que solo es de un capítulo pero se me olvidó decirlo. También decir que estoy considerando seriamente hacer un mini Draco/Blaise y sería sobre su primer encuentro sexual, sí ese que ya se mencionó aquí como de pasada, pero como no me terminan de quedar bien ese tipo de escenitas no sé si al final no se quedará en nada.

Ah, otra preguntita para ver qué opináis: ¿quién cree que la Sra. Norris es una animaga?

Ale, sin más, el capítulo de hoy, intentaré publicar el siguiente lo más pronto que pueda, pero tengo la inspiración de una cucharita de café.

Besitos a todos.

VACACIONES DE NAVIDAD

Cap. 28

¿El mundo se había derrumbado? Por que de ser así a Blaise no podría haberle importado menos. Su propio mundo se había venido abajo en cuestión de minutos, exactamente los que Draco tardó en contarle la historia del ataque a Granger. Blaise pensó que nunca nada le había dolido tanto como saber que para Ernie solo había sido una herramienta.

¿Se le partió el corazón? Seguramente. Sólo sabía que le había sido imposible dejar de llorar en toda la noche, y de maldecirse por su estupidez al confiar en ese Hufflepuff, y despotricar contra su propia debilidad por no poder contener la angustia que estalló en su interior con la revelación de que Mcmillan amaba a Justin Finch-Fletchley.

Le había costado mucho lograr levantarse de la cama. Parecía haberse quedado sin fuerza alguna en su interior, ni siquiera lágrimas le quedaban. ¿Pero tanto le había importado Ernie? Se había creído enamorado de él, y de verdad esperaba descubrir que no había sido más que un encaprichamiento por su parte porque pensar en que su corazón había albergado sin reservas el mayor amor que podía expresar le hacía sentir náuseas. No quería estar enamorado de Ernie Mcmillan. No solo porque dolía no ser correspondido ni haberlo sido nunca, en contra de lo que hubiera pensado en algún momento. Sino porque no quería pasarse la vida lamentándose por haberle perdido.

¿Quién necesitaba a ese maldito Hufflepuff? Bien, él lo había necesitado la noche anterior. Clavando las uñas en su almohada, intentando ahogar los sollozos incontrolables que se atropellaban en su garganta y acurrucándose bajo las sábanas sintiendo más frío que nunca, se había descubierto pensando en el consuelo de los brazos de Ernie a su alrededor. Su boca contra su pelo y su voz susurrándole que todo estaba bien.

Blaise había sentido tanta rabia que había destrozado su almohada, desperdigando las plumas por todas partes. Se había apretado las sienes con los puños pensando desesperadamente "olvidate de él, ¡olvidate de él!". Había dado vueltas y más vueltas sobre el colchón lamentándose por su necedad y limpiándose las lágrimas con los nudillos con tal fuerza que había dejado señales sonrojadas en sus mejillas. En algún momento indefinido de la noche la angustia se convirtió en deseo de venganza. Y entonces pensó en Draco, porque tenía un talento especial para vengarse. Y pensar en Draco trajo a su mente las palabras que le había dicho esa misma noche, con tono fúnebre y mirada torva: "Está enamorado de Finch-Fletchley, lo oí, lo hizo todo por él. Solo te estuvo utilizando".

"Si alguna vez de verdad me quiso" pensó Blaise extrañamente calmado, mirando el cielo raso de su habitación "lo olvidó al mirar a su compañero de cuarto". Recordar que Ernie y Justin compartían habitación, y lo más horrible de todo, que habían estado solos en su cuarto estas vacaciones, le hizo pensar que habrían intercambiado algo más que chismes de la escuela. Luego volvió a pensar en Draco, que era su mejor amigo. "¿Yo habría hecho algo así por él?". No encontró respuesta, principalmente porque era absurda la idea de que el rubio tuviera alguna intención de violar a nadie, no tenía necesidad alguna de hacerlo y de tenerla lo habría considerado un acto demasiado indigno para un Malfoy.

¿De qué manera Justin habría convencido a Ernie, que estaba enamorado de él, para que le ayudase a asaltar sexualmente a una chica? ¿No le importaba a Mcmillan que su amorcito se involucrara con otras personas? Blaise recordó que Ernie jamás había demostrado enfado por su encuentros con otros alumnos y siempre le había perdonado con benevolencia sus infidelidades. ¿Había sido porque él no le importaba, porque realmente no era celoso con nadie o acaso porque en sus ratos libres retozaba con Justin y no podía reprochar una conducta semejante? Esto era un misterio para Blaise, y no sabía si tenía ganas algunas de desentrañarlo.

Cuando a la mañana siguiente tomaba medidas drásticas para levantarse de la cama (esto es, acercarse al borde y dejarse caer al suelo) (N/A medida que yo misma tengo que tomar en más de una ocasión, jejeje) Draco abrió sus cortinas con una expresión preocupada en el rostro.

- Estás hecho un asco – le dijo con voz neutra.

- Yo también te quiero – contestó Blaise intentando forzar una sonrisa que falló estrepitosamente.

Draco tiró de él para ponerlo en pie y lo empujó hasta el cuarto de baño sin pronunciar una palabra. Al verse el moreno en el espejo se asustó, sobre todo por el grito de sorpresa que dio su reflejo. Las profundas ojeras se le marcaban horriblemente, el pelo negro parecía pertenecer a Harry Potter de tan revuelto que estaba, se había dejado marcas en las mejillas al restregarlas y estaba más pálido de lo normal.

No hizo falta que Draco dijese nada para que la ira hiciese que Blaise se sonrojara. ¿Tenía este aspecto por culpa de Ernie Mcmillan? ¡Maldito fuera! Miró a Draco de reojo, que tenía una expresión gélida en el rostro y miraba el reflejo de su amigo en el espejo.

- Sí, puedo ayudarte en tu venganza – dijo adivinando los pensamientos de su compañero. Blaise asintió y sonrió en agradecimiento. Fue una sonrisa malévola que le devolvió un poco de su esplendor perdido, una sonrisa que Draco Malfoy no pudo dejar de corresponder que su propia mueca de crueldad.

Era de esperar que Ernie no bajase a desayunar aquella mañana. El rumor de la expulsión de Justin ya había corrido de boca en boca mucho antes de que fuera la hora de bajar, aunque no se sabían las causas exactas que valiesen tal resultado (o al menos Pansy aún no las sabía, lo que venía a decir que nadie en el castillo tenía la menor noticia), pero sí que se sabía que Mcmillan había tenido algo que ver y después de haber sido interrogado por todos los miembros de su casa, que no habían obtenido respuesta alguna, había sido más o menos "repudiado temporalmente" por los Hufflepuffs.

Blaise supuso que Ernie no tardaría en buscar su apoyo, o al menos intentarlo, porque siempre se había sentido muy seguro de lo que el Sly sentía por él. Draco, después de escuchar los cuchicheos que circulaban por su cala común, había sacado su libro de "Hechizos de venganza" (bastante desgastado, por cierto, y no sólo por haber pertenecido a su padre) y habían buscado exhaustivamente uno que dejase a Blaise libre de toda culpa. Al llegar a la sección de "maleficios de mala suerte" los Slys la habrían pasado por alto de no ser porque la estilizada letra de Lucius Malfoy había anotado al margen "Interesante!" En el maleficio de grado alto había garrapateada una advertencia "gran daño personal, puede causar la muerte". Draco había mirado a Blaise alzando una ceja a manera de interrogación, pero Zabini no tenía intención alguna de matar a Ernie. En el de grado bajo la advertencia era "resultados decepcionantes, el individuo no se percata de su mala suerte". Así que optaron por el de grado medio, que rezaba "divertidas y bochornosas consecuencias. Ideal para dejar en ridículo, grado de daño moderado, dificil de detectar".

Aunque Blaise no estaba muy seguro de utilizar este maleficio en Ernie Mcmillan (había pensado en una venganza más gloriosa que un poco de mala suerte) Draco, picada su curiosidad por los comentarios escritos de su padre, le convenció para probarla con la condición de que si no quedaba satisfecho con los resultados podrían utlizar otra cosa. Lo malo era que había que tener contacto visual (y mucho mejor si era físico) para la realización del maleficio, así que Blaise tendría que esperar a estar cerca de su "presa" para poder lanzarlo.

Draco por su parte había ojeado el libro en busca de algo para Finch-Fletchley.

- Dicen que está en coma – dijo Skye como con reproche desde su posición, tumbada boca abajo en la cama de Goyle, la cara apoyada entre las manos.

La chica no podía haber dejado de enterarse de todo lo sucedido. No podía ser de otra manera cuando había acudido corriendo a ellos en cuanto se enteró de las habladurías 8por medio de Pansy, claro). Hasta se ofreció a apalizar a Ernie en persona en cuanto vio la cara de Blaise aún después de asearse – Me parece que vengarte de alguien en coma es muy cruel.

- No, mi querida gatita, lo que es es aburrido – replicó Draco con una sonrisa rapaz sentado en el suelo, la espalda contra las tallas de su baúl – No se enteraría de que me estoy vengando, así que lo mejor es esperar a que despierte.

- Pero Malfoy, si está muy grave se lo llevarán a San Mungo – apuntó Blaise recostado contra la columna de su cama, brazos cruzados y ceño fruncido – Además de que si despierta pronto lo echarán del colegio y no tendrás oportunidad de acercarte a él.

Draco lo pensó seriamente por uno o dos segundos.

- En ese caso necesito que alguien me avise cuando despierte o que me informe de lo que van a hacer con él si se prolonga mucho su coma.

- La Sra. Pomfrey es la única que podría decírtelo y no creo que lo haga – dijo Skye pensativamente rodando sobre su espalda para acabar boca arriba y quedarse mirando el techo.

- ¿La única? – preguntó el rubio mirándo a su amiga fijamente. Skye le devolvió la mirada incómodamente desde su puesto por unos instantes sin comprender hasta que la insinuación se abrió paso hasta su mente (embotada de tanta palabra romántica por parte de Stan) y agrandó los ojos con sorpresa.

- Ah, no, Malfoy, no pienso espiar para ti. – exclamó escandalizada incorporándose sobre sus manos.

- Vamos, ¿quien se fijaría en una bola de pelusa con patitas? – sonrió él poniendo cara de niño bueno (lo que solía lograr cuando se dejaba caer el pelo sobre los ojos a guisa de flequillo)

- Sigue halagándome así y veremos quién te hace el favor – bufó ella despectivamente intentando apartar la mirada consciente de que cuando Draco se ponía en ese plan no había quien le negara nada, ¡tan pocas veces se le veía cara de bueno! Sin embargo se encontró con la mirada de pena de Blaise (que esta no era fingida, pero servía igual) y terminó accediendo a regañadientes.

Después del desayuno en el Gran Comedor y del howler de Hermione Granger Skye se libró de Stan alegando cansancio y se escabulló sigilosamente hasta un aula vacía. Allí se convirtió en gata y salió a todo correr rumbo a la enfermería. Tenía la ventaja de ser muy pequeña y silenciosa, pero no podía abrir puertas, así que se tuvo que conformar con pegar el oído a la puerta en busca de aun retazo de conversación. Pero todo estaba muy silencioso allí dentro, así que Skye se apostó cerca de la puerta, escondida entre las sombras y procedió a darse un baño a conciencia.

Tuvo que esperar cerca de media hora antes de que sucediese algo. La profesora Sprout, jefa de Hufflepuff, apareció por allí nada más terminar su desayuno para informarse sobre el estado de su alumno. Skye se escabulló tras ella en cuanto abrió la puerta de la enfermería. Y allí, en la única cama con las cortinas corridas, descansaba Justin Finch-Fletchley con un vendaje limpio sobre la cabeza y las sábanas hasta el cuello. Se le veía muy pálido por debajo de las vendas y Skye por una milésima de segundo tuvo un sentimiento de compasión que se reprochó durante el resto del día.

La profesora Sprout se acercó a él y le miró por espacio de unos minutos. Tenía una expresión en el rostro que parecía una mezcla entre decepción, irritación y lástima. Se dio la vuelta con un suspiro y fue en busca de la enfermera para pedir noticias sobre el enfermo. Skye aprovechó su ausencia para subir de un salto (después de tres o cuatro intentos fallidos y tener que escalar desesperadamente para no dar con el culo en el suelo) a la cama del convaleciente. Se sentó sobre sus cuartos traseros y lo miró por unos segundos. Después, como el que no quiere la cosa, se subió sobre una de las piernas del chico y sacó sus uñas para incarlas con malicia en la piel del muchacho a través de las sábanas.

Y eso que ella había dicho que era una crueldad hacer nada contra alquien inconsciente. Bien, pues ya no pensaba lo mismo, porque este desgraciado había hecho que Blaise sufriera, que Hermione saliera herida y había intentado cargarle las culpas a Draco. ¿Por qué debía tenerle compasión alguna? Dio unos saltitos sobre sus cuatro patitas para pincharle más y se dio por satisfecha, acercándose al borde de la cama para bajar de un salto.

Al mirar hacia abajo se dio cuenta de que no sería tan fácil, ¡estaba muy alto! Bien sabía que la altura real no era mucha, pero era ahora un gatito muy pequeño y aquello parecía un precipicio. Unos gemidos apagados la hicieron mirar hacia atrás para encontrarse con la imagen de Finch-Fletchley revolviéndose en la cama. Skye cerró los ojos con fuerza y saltó al vacío, más por miedo que por valentía, pues no quería verse descubierta allí por Sprout y Pomfrey que acudieron atropelladamente al oir gemir al muchacho.

Skye cayó sobre sus cuatro patas extendidas, recuperó el aliento por un momento (y elevó una plegaria de agradecimiento a cualquier dios que tuviesen los gatos) y se escondió tras la mesita de noche en el momento en que las cortinas se descorrían.

- Parece que está despertando – dijo la señora Pomfrey después de revisarlo. La cara de alivio de Sprout fue demasiado evidente. Sin embargo frunció el ceño casi inmediatamente.

- ¿Cuando crees que estará en condiciones de viajar, Poppy?

- Al menos tendrá que esperar un par de días – dijo la mujer, guardándose su opinión para sí. Sprout asintió preocupada y dijo que iría a avisar a Dumbledore. Cuando salió por la puerta Skye se apresuró a seguirla para buscar a Draco de inmediato.

Harry, Ginny y Ron habían dado una rápida vuelta por el castillo a fin de darles un poco de intimidad a Hermione y Malfoy. No era que los chicos estuvieran contentos con la situación, su amiga de nuevo en manos de esa serpiente, pero habían visto lo triste que había estado Hermione sin él y cómo se le iluminó el rostro con esa tonta declaración de amor. Tonta declaración que había encantado a Ginny.

- ¡Es tan romántico! Nunca me lo hubiera esperado de Malfoy, ¡creo que por eso resulta tan tierno! – dijo por enésima vez bajo la aburrida mirada de su hermano. Harry no le estaba prestando demasiada atención y Ginny creía saber por qué al verle atisbar por los rincones y oírle decir de vez en cuando "bisbisbis, minino, minino" en voz bajita, para que Ron no se burlase de él.

- Pues a mí me ha parecido una cursilada – dijo Ron con voz hosca. Caminaba cabizbajo con las manos en los bolsillos. Ginny le miró de reojo.

- Pues cursiladas como esa suelen gustar a las chicas, Ron – él la miró un poco escépitico, y la pelirroja, suponiendo que pensaba en cierta morena, añadió: - Es cierto que no a todas. A mi amiga Skye Hidden, por ejemplo, le daría un ataque si sucediera algo así. El romanticismo la horroriza. O eso dice, pero yo no me lo creo del todo, seguro que si un chico le demostrase que le importa tanto caería rendida en sus brazos. – terminó con una sonrisa pícara al ver el rubor en las mejillas de su hermano.

Cuando se acercaban a la lechucería, Harry desapareció sin avisar por uno de los pasillos aledaños. Ron y Ginny se quedaron perplejos por su comportamiento, aunque comprendieron inmediatamente al verle volver con una bolita de pelusa en los brazos y los ojos relucientes.

- Parece que venía hacia aquí – dijo Harry feliz – A lo mejor nos oyó y nos estaba buscando.

Ginny lo dudaba mucho, sobre todo viendo la cara de fastidio que tenía el gato, que se acurrucaba en los brazos del moreno con actitud derrotista. Ignorando el bufido de fastidio de Ron, Harry dijo: - Tenemos que llevarlo a la sala común, no quiero que se vuelva a escapar – hay que añadir que esto último lo dijo con vocecita empalagosa dirigiéndose al gatito mientas le rascaba tras una oreja.

- Bueno, si no os preocupa encontraros con Malfoy – dijo Ginny dudosa. No le apetecía presenciar ninguna pelea de "machos". El gato pareció saltar en brazos de Harry, repentinemente presa de la excitación.

- Será mejor llevarlo, se está poniendo nervioso – dijo el moreno, sujetando al animal. Ron se limitó a mirar al gato con desprecio y seguirles cuando pusieron rumbo a la sala común.

Hermione, para quien la desnudez no era tan confortable como para su novio, había requisado la camisa de Draco para sí y la llevaba puesta. Aunque estaba perfectamente abrochada y le venía bastante grande, el rubio parecía encontrarla muy sexi con ella, tal vez porque mostraba un escote vertiginoso y la chica se veía muy tierna con los puños recogidos sobre sus muñecas. O puede que porque estaba sentada a horcajadas sobre su regazo y Draco tenía libre acceso a sus piernas desnudas.

Estaba acomodado en uno de los sillones individuales, Hermione apoyada en su pecho, de cuando en cuando regalándose pequeños o profundos besos, mirando las llamas de la chimenea y hablando mil tonterías. El resplandor del fuego arrancaba reflejos rojizos y dorados al cabello de Hermione y se reflejaba insolente en los ojos de Draco. En la Sala Común hacía una temperatura agradable que contrastaba notablemente con la exterior. O con la de Slytherin. Si Draco hubiera estado ahora mismo vestido se hubiera muerto del calor. Estaba acostumbrado a temperaturas más bajas, claro que no necesitaba una excusa para no vestirse, además de que a Hermione no le molestaba en absoluto su tendencia de exhibirse mientras solo fuera frente a ella.

Jugando con los dedos de Draco, largos, finos y ágiles, Hermione se puso a pensar en silencio en lo natural que parecía estar allí con él, escuchando el crepitar de fuego y disfrutando de una vista tan maravillosa como su chico desnudo. "Es que me lo he montado de miedo" pensó ruborizada, mordiéndose un labio. Esperaba que él no se hubiera dado cuenta del color que había teñido sus mejillas, pero claro, eso era imposible cuando el rubio tenía toda su atención puesta en ella.

- ¿Qué pasa? – preguntó curioso. Hermione pensó un segundo qué debería contestar y le miró con una sonrisa pícara.

- Pues que estaba pensando en que estás muy bueno – admitió ruborizándose un poco más -. Y que estás aquí conmigo. No por ahí con otra. Conmigo.

Tuvo que apartar la mirada completamente avergonzada por haberle dicho eso, así que no pudo ver la sonrisa de satisfacción que iluminó el rostro del Sly.

- ¿Dónde querías que estuviera sino? – preguntó con suavidad acariciándole las piernas. Hermione miró el fuego un poco pensativa. Ladeó la cabeza haciendo que su pelo se reuniera sobre su hombro izquierdo.

- ¿Por qué decidiste perdonarme? – medio murmuró. Draco la oyó y cogió su mano para depositar un beso en ella haciendo que Hermione se volviese a mirarle un poco sorprendida.

- Bueno, tenía que hacerlo – dijo él muy serio – Se lo debía a Júnior, David, Dante, Dawn y Davinia.

Hermione alzó una ceja totalmente desconcertada.

- ¿Quiénes son esos?

- Nuestros hijos – dijo él con total inocencia. La chica lo miró horrorizada por un momento y después se hechó a reír alegremente.

- Jajaja, ¿cinco hijos?

- Claro, no podemos tener más, pareceríamos los Weasleys – dijo él con un fingido estremecimiento.

- ¿Cinco? – preguntó ella aún riéndose por aquella exageración - ¿Qué quieres, que se me quede la matriz como una bolsa de la compra?

Draco se rió por ese comentario y abrazó a su chica con ternura.

- Bueno, no es un mal número, ¿no?

- Hummm, claro, como tú no tendrás que dar a luz... – refunfuñó ella en broma apoyando la cabeza en su hombro – Esto... ¿Júnior?

- Draco Júnior, por supuesto – dijo él arrogante.

- No voy a llamar a mi hijo Draco – sentenció ella Al ver la mirada dolida de él dijo: - con uno ya tengo bastante. Y no pienso llamarlo Júnior – añadió cuando vió que él estaba a punto de abrir la boca - ¡Y Dante! ¿Cómo quieres llamar a un niño Dante?

- Dante Malfoy – dijo Draco pronunciándolo con cuidado – Yo creo que queda bien.

- Davinia sí que no lo tolero – dijo ella frunciendo los labios. En su opinión "Dante Malfoy" era nombre de persona pretenciosa y poco amable. Y Davinia era nombre de pija. ¡Ninguna de sus hijas iba a ser una pija! – Dawn me gusta, no está mal. ¿Pero por qué todos los nombres empiezan por "D", no pueden empezar con "H"? – inquirió un poco molesta.

- ¿Dónde íbamos a encontrar un nombre más bonito que el tuyo? – preguntó él meloso con una sonrisita adorable. Hermione murmuró algo que sonó a "no puedo contigo" antes de perderse en un beso que duró varios minutos. Cuando se separaron respirando agitados ella aún no habia olvidado su pregunta inicial.

- ¿Por qué decidiste perdonarme, Draco?

El suspiró un poco cansado. Vaya, ¿ahora tenía que contestarle a eso?

- Pues verás... – empezó, pero la puerta de la sala común se abrió para dar paso a dos pelirrojos y un moreno. Hermoine saltó de su asiento como si hubiera estado haciendo algo malo. Bueno, en realidad no tenían que haberse quedado en la sala común sobre todo teniendo su cuarto a dos pasos, pero no habían podido evitarlo. Hermione enrojeció de vergüenza al darse cuenta de su pinta (traía puesta la camisa de Draco) y la de su novio (traía puesta una sonrisa). Rezó porque los Gryffindor pasaran de largo, puesto que desde donde se encontraban no podían ver rastro alguno del rubio Sly e ignoraban que estaba allí. Sería preferible que siguieran ignorándolo.

- Mira, he encontrado mi gata – dijo Harry mostrándosela. La chica balbuceó algo incomprensible mirando de reojo a Draco, que no se había movido de su sitio, pero no estaba segura de que él entendiese la advertencia silenciosa que le estaba enviando para que pasase "desapercibido".

- ¿Qué haces así vestida? – preguntó Ron frunciendo el ceño al ver la camisa negra que le quedaba demasiado grande. Afortunadamente, antes de que pudiera responder, Harry (que no estaba muy centrado últimamente, todo hay que decirlo) la salvó de hacerlo.

- Vamos a ir a Hosmeade después de comer, ¿te vas a venir?

Sobresaltándolos a todos (y haciendo poner a Hermione los ojos en blanco) Draco dijo desde su asiento:

- No sabía que hubiera una visita organizada para hoy.

Harry se puso blanco, Ron rojo y Ginny simplemente miró a Hermione estupefacta incapaz de decidir si era mejor palidecer o enrojecer. Todos los ojos se fueron a la camisa de Hermione y comprendieron la situación.

- Esto... será mejor que subamos, ¿de acuerdo? – balbuceó Harry a los demás, que asintieron y se encaminaron a las escaleras del cuarto de los chicos, violentos después de haber tenido la evidencia de que Hermione hacía algo más que hablar con Malfoy. Era verdaderamente incómoda la situación, nadie aún se había hecho del todo a la idea de lo que ocurría con su amiga.

Draco hizo ademán de levantarse, puede que para meterse un poco con los Gryffindor, pero Hermione viéndolo de reojo se tiró encima de él para impedírselo. Eso le valió una mirada estupefacta por parte de Ron que hizo como que no se había dado cuenta de nada para seguir a los otros hasta su cuarto. Al cerrar la puerta tras ellos se miraron entre sí y estallaron en carcajadas al acordarse de la cara de Hermione.

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Antes de marcharme, esta canción, Historia de un sueño de La oreja de Van Gogh.

Perdona que entre sin llamar

no es esta la hora y menos el lugar

tenia que contarte que en el cielo no se está tan mal

mañana ni te acordarás, tan solo fue un sueño te repetiras

y en forma de respuesta pasará una estrella fugaz

Y cuando me marche estará mi vida en la tierra en paz

yo solo quería despedirme darte un beso y verte una vez más

promete que seras feliz te ponías tan guapa al reír

y asi, solo asi quiero recordarte

asi, como antes asi, adelante, asi vida mia mejor ser asi

Ahora debes descansar deja que te arrope como años atrás

recuerdas cuando entonces te cantaba antes de ir a acostar

tan solo me dejan venir dentro de tus sueños para verte a tí

y es que aquella triste noche no te di ni un adios al partir

Y cuando me marche estará mi vida en la tierra en paz

yo solo queria despedirme darte un beso y verte una vez más

promete que seras feliz te ponias tan guapa al reir

y asi solo asi quiero recordarte

asi como antes, asi, adelante, asi vida mia ahora te toca a ti solo a ti seguir nuestro viaje

se esta haciendo tarde tendré que marcharme en unos segundos vas a despertar

Y asi solo asi quiero recordarte, como antes, así adelante, así vida mia mejor ser así.

Si habéis leído el quinto libro y os gusta el slash, supongo que ya sabéis a qué me suena.

Si no habéis leído el quinto libro sabed que también me suena a Lili hablando a Harry.

¿Será que desvarío?

Cuidáos.