Capítulo 23. Lluvia.

Lily no entendía lo que Ian le decía. ¿Para qué había ido entonces a Estrella Fugaz si no era para pedir otra oportunidad? Después de todo eso había sido idea de Ian y de Elliot. ¿Por qué cambiar de planes en ese momento?

- No te entiendo.- dijo Lily a Ian.- ¿Para qué venimos entonces a este lugar?

- Bueno, originalmente quería que pidieras otra oportunidad pero... Después de escucharte cantar, me he dado cuenta de que eres demasiado buena para esta compañía disquera.- explicó Ian, sonriente.

- No seas payaso.- refunfuñó Lily.- No es para tanto...

En esos momentos se acercaron a ellos los directivos de Estrella Fugaz. El mandamás se veía muy sonriente, de una manera zalamera que molestó a Lily.

- Lo siento, pero ya es demasiado tarde.- dijo Ian, antes de que el mandamás pudiese decir algo.

- ¿Eh?.- Lily respingó.

- ¿Qué quieres decir, Takahashi?.- preguntó el mandamás, sorprendido.- Queremos decirle a la señorita Del Valle que estamos dispuestos a darle otra oportunidad...

- Y yo les digo, en nombre de ella, que ya es demasiado tarde.- replicó Ian.- Solo vinimos a que se dieran cuenta de la gran voz que dejaron escapar.

- ¿Y quién eres tú para decidir en nombre de la señorita Del Valle?.- el mandamás miró a Ian son sorna.

- Su representante.- respondió Ian, decidido.

- ¿Qué cosa?.- exclamaron el mandamás y Lily.

- Lo que escuchaste.- Ian no dejaba de sonreír.

- Tú eres el representante de Daniela Dietrich, no puedes ser el representante de esta chica.- replicó el mandamás.

- Ya no más a partir de ahora. Renuncio.- dijo Ian, sorprendiendo a todos.

- ¿Pero cómo? ¿Vas a dejar a Daniela? ¿Estás loco? ¡Ella es la más grande estrella de todos los tiempos!.- exclamó el mandamás.

- Ya no lo será más cuando Lily llegue a la cima.- replicó Ian, convencido.- Así que, ¿para qué seguir perdiendo mi tiempo con alguien que ya va a pasar de moda?

- ¡Desgraciado, traidor!.- gritó Daniela, quien se había acercado a ver lo que ocurría.

- Desgraciada tú.- replicó Ian.- A mí nadie me va a sacar de la cabeza que tú saboteaste a Lily.

- Debí de habérmelo imaginado.- musitó Genzo, interviniendo en la discusión.- Solo tú podías haber hecho algo así... Y de paso le hiciste creer a Lily que el culpable fui yo.

- A mí no me metas en tus líos.- protestó Daniela.- ¿Ya se te olvidó que me dijiste el otro día que Lily nunca llegaría a ser nadie importante porque su voz daba pena de escuchar?

- Maldito.- murmuró Elliot.

- ¡Eso no es verdad!.- exclamó Genzo, colérico.- ¡Deja ya de mentir!

- ¡Ya es suficiente!.- interrumpió el mandamás.- ¿Estás seguro de lo que estás diciendo, Takahashi?

- Sí. Muy seguro. Renuncio.- afirmó Ian.

- Como quieras. Pero cometes un grave error.- contestó el mandamás, antes de marcharse.

- Me las pagarás.- gruñó Daniela, amenazadoramente.- Te arrepentirás.

- La que se va a arrepentir serás tú.- sentenció Elliot, sombríamente.- Tus actos malévolos se te regresarán.

Daniela le hizo una seña obscena a Elliot. Después volteó a ver muy melosamente a Genzo.

- Bueno, mi amor.- dijo.- ¿Te veré hoy para continuar lo que empezamos en los vestidores la otra vez?

Lily se dio la vuelta al escuchar esto. Genzo quiso ir tras ella pero Elliot se lo impidió.

- Déjala en paz.- le dijo Elliot a Genzo.- O tu también te arrepentirás.

- No puedes impedir que esté lejos de ella.- contestó Genzo, amenazadoramente.

- ¿Quieres ver? Ella ya no cree en ti. Y me alegro. Tú solo te interpondrás en su camino.

- Eso no es verdad. Yo solo quiero apoyarla hasta el final... .- rezongó Genzo, enojado.- Porque yo la amo.

- ¿Ah, sí? ¿Y tu amor de qué le puede servir?.- Elliot soltó una carcajada.- De nada. ¿Qué futuro le puede esperar a la esposa de un jugador de fútbol? Te pondré de ejemplo a Sanae Nakazawa. Desde que se casó con Tsubasa Ozhora ahora solo se dedica a limpiar la casa y a cambiar pañales. ¿Y en dónde quedaron sus sueños? ¿Eso es lo que tú quieres para Lily? ¿Qué sea una ama de casa frustrada? ¿Qué se quede a lavarte los calcetines apestosos y los calzones sucios de tus hijos?

Genzo no respondió a esto, ya que no tenía nada bueno qué responder. Pero las palabras de Elliot le habían calado muy hondo...

- Date cuenta.- insistió Elliot.- Lo mejor sería que la dejaras en paz, que la dejaras cumplir sus sueños. A tu lado ella solo se frustrará. Con el tiempo, las voces que le están guiando el camino desaparecerán y Lily perderá de vista su sueño para convertirse simplemente en la esposa de Genzo Wakabayashi. Su estrella se extinguirá, al igual que el brillo de su corazón...

Genzo observó a Lily, quien platicaba con Samael. Esta última le lanzaba miradas de desconcierto al portero. Genzo consideró por un momento las palabras de Elliot...

- Yo sé que no fuiste tú el culpable de la cancelación del contrato de Lily.- continuó Elliot.- Pero deja que ella siga pensándolo, para que se aleje de ti. Si no, ella no podrá realizar su sueño...

- Si lo hago, debes prometerme que la cuidarás con tu vida.- murmuró Genzo.- Debes prometerme que nunca dejarás que algo la dañe...

- De eso puedes estar seguro.- Elliot sonrió.- Nunca dejaría que algo o alguien dañara a ese ángel...

Sin agregar nada más, Genzo se dio la vuelta y se marchó, pensando una vez más que el amor era una idiotez que se interponía en los sueños de las personas...

Lily seguía hablando con Samael sobre lo sucedido. Aunque la chica no mencionó la situación Genzo, Samael sabía que su amiga estaba que se moría por contar algo sobre el portero.

- ¿Qué pasó entre Genzo y tú?.- inquirió Samael, harta ya de las evasivas de Lily.

- ¿Qué quieres decir con eso?.- Lily seguía fingiendo demencia.

- Mira, deja de hacerte la tonta.- replicó Samael, exasperada.- Hace un par de días me enteré casualmente de que entre él y tú hay algo. Dime, ¿él al fin se animó a decirte lo que siente por ti?

- No sé de qué me hablas.- Lily habló fríamente.- Yo solo sé que Genzo Wakabayashi es un maldito traidor...

- ¿Realmente esperas que te crea que tú crees eso de él?.- replicó Samael.- Yo te conozco muy bien y sé que tú no crees que él pueda hacer algo para lastimarte, pero hay algo que te impide creer en tu propio corazón.

- Es que él y Daniela... .- comenzó a decir Lily.

- Ajá, ya salió el peine.- bufó Samael.- Son los celos, los malditos celos. ¿De qué te sirven? Únicamente crean dudas en el corazón.

Lily ya no respondió.

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Taro había estado de lo más pensativo. Había estado presente durante la plática que Genzo mantuvo con Elliot (bueno, Misaki estuvo lo bastante cerca para escucharlos). ¿Realmente el amor solo distraía a las personas de sus sueños? Wakabayashi se lo había dicho a Misaki muchas veces y, aunque éste se burlaba de eso, inconscientemente le daba la razón a su amigo al no querer comprometerse con nadie por temor a que lo distrajeran de sus sueños... Ésa era una de las razones por la cual nunca se decidió entre Lara y Rika, ya que era mucho más fácil el seguir jugando que el mantener una relación seria. Pero al escuchar que Genzo se daba por vencido con tal de que Lily fuera feliz, Taro se percató de lo egoísta y cobarde que había sido él...

Genzo se despidió pronto de él, pretextando que tenía asuntos pendientes. Taro decidió entonces el ir a arreglar también unos asuntos...

Misaki ya casi no tenía la necesidad de utilizar sus muletas. Su pierna ya estaba lo suficientemente recuperada como para caminar por sí sola. Sin embargo, seguía asistiendo a las sesiones de fisioterapia con el doctor Shibazaki para fortalecerse para la final. Era una sorpresa, pero Misaki ya había decidido que jugaría el partido en donde Japón se enfrentaría a Brasil por la copa del mundo. Aun no se lo había dicho a nadie, bueno, a casi nadie...

Rika estaba acomodando unas sábanas cuando Misaki entró a la sala de rehabilitación. La chica tarareaba una canción y se veía bastante feliz. Misaki la observó por unos momentos, admirado no solo de su belleza sino también de su determinación. Rika se había decidido a ser enfermera y luchó con todo por conseguir su sueño, incluso se peleó con su padre quien quería otro tipo de futuro para su única hija. Por cierto que Rika también había mantenido discusiones fuertes con sus padres por causa de Misaki, pero ésa ya era otra historia...

- ¡Me asustaste!.- exclamó Rika, al voltear y ver a Taro observándola.- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

- Lo suficiente como para darme cuenta de que he sido un completo tarado.- respondió Misaki, sincero.

- ¿Eh?

- Rika, hay algo que te debo decir.- murmuró Taro.- Perdóname.

- ¿Qué te perdone?.- inquirió Rika, sorprendida.- ¿Pero por qué?

- Por haber sido un cobarde y haber jugado con tu corazón.- contestó Taro, con sinceridad.- Jugué contigo y con Lara e incluso hice que se enfrentaran una a la otra por mí... Todo porque nunca tuve el valor de aceptar lo que sentía por una de ustedes. Permití que sus corazones salieran lastimados con tal de que el mío quedara inmune...

- Taro... .- murmuró Rika.

- Déjame continuar.- pidió él.- Tenía miedo de enamorarme. Tenía miedo de comprometerme y llevar una relación seria. Por eso jugué con ambas... ¿Quieres saber por qué, cuando te besé en Francia, me alejé de ti?

- Eso es algo que siempre he deseado saber.- respondió Rika, cabizbaja.

- Me alejé de ti porque me dio miedo, porque lo que sentí al besarte fue algo tan grande que me asusté... Fui un cobarde, cometí muchos errores... Hoy, al ver cómo Wakabayashi sacrificaba su amor por la mujer a la que ama, me he dado cuenta de que he sido un completo egoísta...

Taro se acercó a Rika y sin previo aviso, le dio un beso en los labios, suave, tierno, lleno de sentimientos.

- Te amo.- dijo Taro, cuando se separaron.- Y por eso mismo, me alejo de ti. Ya te hice sufrir demasiado.

Y sin decir nada más ni tampoco esperar a que Rika le contestara, Taro Misaki salió de la habitación.

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Lily pensó que Ian no hablaba en serio cuando dijo lo de renunciar a ser el representante de Daniela Dietrich. Pero Takahashi, fiel a su palabra, no solo renunció sino que comenzó a hacer planes para lanzar a Lily al estrellato.

- ¿Pero cómo va a ser eso posible?.- Lily estaba llena de dudas.- Vamos a tener que empezar desde cero...

- Desde cero no.- replicó Ian.- Recuerda que yo tengo mucha fama, la cual por cierto no me dio Daniela. He representado a mucha gente exitosa y el mundo de la música me reconoce como uno de los mejores. No necesitamos a Estrella Fugaz.

- Mi amorcito tan modesto como siempre.- se burló Lara, quien ya había sido puesta al corriente de los hechos.- Por eso lo quiero tanto...

- ¡Pero cómo me odiabas al principio!.- protestó Ian.- Me costó trabajo convencerte de que fueras mía...

Lily prefirió desviar la mirada. Se ponía muy depre cada vez que veía a su hermana feliz con Ian... Le daba gusto por ella, pero eso solo le recordaba a Lily lo sola que ella estaba...

Entre bromas, cuchicheos y esperanzas, Lily e Ian habían conseguido trazar un plan. Takahashi conocía a un amigo que trabajaba de manera independiente y que estaría más que dispuesto a grabar el disco de Lily. Ian sería el productor y el representante. Lo único que necesitaban era recopilar las canciones que Lily cantaría... No habría problema, Lily tenía muchas canciones de Chiara, además que Saki y Tess ofrecieron ser compositores invitados de su joven alumna.

- Ni me la creo.- suspiró Lily.- Todo se está arreglando muy fácilmente...

- Eso pasa cuando alguien persigue su sueño.- replicó Ian.- Cuando alguien lucha con todo por sus sueños, el Universo se conjunta para que esa persona haga realidad lo que desea...

Lily recordó que alguien ya le había dicho algo similar, quizás el propio Ian... ¿O fue Elliot Tapia? Al pensar en Elliot, Lily se sintió perturbada, como siempre. Ese muchacho era un completo misterio... Pero era como una especie de ángel guardián que había llegado a ayudarla cuando el demonio de Genzo Wakabayashi se metió en su vida... Y al pensar en Genzo, Lily estuvo de acuerdo con Daniela en lo que decía acerca de que él era "un ángel y un diablo". Pero era un demonio tentador... A pesar de que sabía que Genzo era un traidor, Lily no podía dejar de quererlo...

Mientras tanto, en el campamento japonés, Genzo cavilaba. Se dio cuenta de que Elliot Tapia tenía algo que hacía que los demás siguieran sus órdenes sin protestar. Cuando Genzo habló con él, Elliot casi lo convence de alejarse de Lily, al hacerle creer que ella terminaría como su criada personal. Ahora, al estar a solas y pensar la situación, Genzo estaba convencido de que él y Lily podían tener una buena relación y al mismo tiempo cumplir sus sueños.

"Es increíble que yo esté pensando esto", se dijo Genzo a sí mismo. "¿Qué me ha pasado, que he cambiado mi manera de pensar de una manera tan radical? Si bien que lo sé, es Lily la que me ha cambiado completamente... ".

Genzo se decidió. Iría a buscar a Lily para decirle que la amaba y que no la dejaría ir nunca.

Lily, por su parte, había decidido ir al jardín en donde se encontró a Elliot una vez. Se sentó en una banca a respirar el aire contaminado de Tokio. El mundial juvenil estaba por terminar, Japón y Brasil se disputarían la final... Lily recordó que ella nunca había faltado a ninguno de los partidos de Japón y se preguntó si tendría el valor de asistir a la final... Obviamente, Genzo estaría ahí. ¿Soportaría ella el verlo?

Lily suspiró. Comenzó a caer una suave lluvia, pero a ella no le importó...

Elliot observaba a Lily, desde lejos. Desde el día en que la vio por primera vez, él se había pasado la vida entera buscándola por medio planeta... Y es que al ver una mirada de sus ojos negros Elliot se percató de que Lily era la chica indicada...

Quién puede mojar mi corazón,

Con el llanto de una flor...

Elliot sabía casi todo de la vida de Lily y también sabía lo que pasaría con ella. Porque ése era su destino. Él tenía un misterioso don para adivinar las cosas y de esa manera poder ayudar a las personas a las que él quisiera ayudar. Elliot había decidido usar su don para ayudar a Lily a conseguir su sueño, ya que la música era para él tan importante como lo era para ella... Y Elliot sabía que Lily era la Voz de la Esperanza, la voz que él se había pasado buscando por años... Pero por mucho tiempo, Elliot le había perdido el rastro a Lily...

Caes en mi piel, en mi amor...

Elliot tuvo una revelación la primera vez que él escuchó cantar a Lily, hacía muchos años en un puerto lleno de gente hospitalaria que se paseaba por el malecón a orillas del mar... La revelación de que él la amaría por siempre...

Pero como gota de lluvia, Lily había llegado y se había ido... Pero Elliot la había vuelto a encontrar...

- Te vas a resfriar.- le dijo Elliot a Lily, acercándose a ella.

- No seré la única.- Lily sonrió débilmente.

- ¿Qué haces aquí?.- quiso saber Elliot.- No me digas que sigues pensando en él...

Lily no respondió y Elliot supo que había dado en el clavo.

- ¿Por qué sigues pensando en él?.- inquirió Elliot, en voz baja.- ¿Por qué, si no te merece?

- Porque yo lo amo.- susurró Lily, tan bajo que solo Elliot la escuchó.- No puedo evitarlo...

- No sé por qué sufres por él, cuando aquí estoy yo más que dispuesto a dártelo todo.- murmuró Elliot.

Cómo cae la lluvia, suavemente sobre mí...

- ¿Qué dices?.- Lily se sorprendió.

- Que yo daría todo por ti. Que yo te protegería siempre. Que nunca sentirías falta de amor si me dejaras estar a tu lado... .- murmuró Elliot, acercándose a Lily.

Lily miró esos ojos azul grisáceo y nuevamente se sintió hipnotizada. Algo tenían los ojos de Elliot que evitaban que ella se sintiera triste... O sola... Lily cerró sus ojos y entreabrió los labios. Elliot posó suavemente sus labios sobre los de ella... Ambos se besaron al tiempo que la suave lluvia caía sobre ellos...

Caes y te vas sin adiós...

- Te amo, Lily.- murmuró Elliot, al finalizar el beso.

Genzo Wakabayashi observó todo desde una distancia prudente, con muchísima tristeza y dolor. Se dio cuenta de que por no haber querido aceptar sus sentimientos, por haberse negado a escuchar a su corazón, ahora Elliot Tapia se le había adelantado...

Notas:

- ¡Ja! No sé por qué siempre me encanta que los besos que le den a Lily sean bajo la lluvia... No sé por qué, pero me parece romántico...

- Ya voy en la recta final del fic... Ya falta poco.

- Espero que las seguidoras de Sanae no me cuelguen por lo que escribí sobre ella...