LA PROMESA Y LA DESPEDIDA
Ron, que estaba tumbado en su habitación, mirando el techo, oyó como llamaban a su puerta.
El pelirrojo murmuró un tímido:
- Adelante- mientras se preguntaba quién sería.
La puerta de la habitación se abrió, dando paso a una muchacha de pelo largo y enmarañado, algo cohibida aún por su atrevimiento, pero con expresión decidida.
- Hermione...- dijo Ron sorprendido. Ella iba en camisón, y lo cierto es que era un poco corto-. ¿Qué haces aquí?
- Supongo que quiero hablar contigo- murmuró ella, apartando la vista, algo sonrojada-. Desde que llegué, no he tenido oportunidad de hacerlo.
- La verdad es que yo también quiero hablar contigo- musitó Ron, mientras Hermione se sentaba en su cama-. Bueno... y... ¿qué querías decirme?
- Pues yo... no quería decirte esto antes, porque temía que pudiese estropear nuestra amistad, pero ahora que te vas a ir... Creo que es el momento de que sepas de una vez por todas la verdad- Hermione ahora le miraba a los ojos, esos ojos en los que se podría perder.
- Bueno... yo quizás no te dije nada de esto porque fui demasiado cobarde... o no sé porqué, pero yo también creo que ha llegado el momento de halar contigo- los dos se miraban a los ojos, embelesados por la magia del momento.
- Hermione...
- Ron...
- Te amo- esas dos palabras brotaron de sus bocas, en el mismo instante, dejando a los dos perplejos, sin poder creer lo que acababa de decir el otro.
Pasaron unos minutos en silencio, mirándose, hasta que Hermione lo rompió.
- ¿De... de verdad?- preguntó, muy nerviosa, aún sin poderse creer lo que le había dicho el pelirrojo.
Pero Ron no contestó. Solamente se acercó a la chica, la tomó por la barbilla y la besó. Primero fue un beso suave, que tomó por sorpresa a Hermione, pero que no dudó en corresponder. Ese beso con el que habían soñado durante muchos años, se tornó en apasionado, en deseo. En todo lo que ambos se deseaban. Su primer beso. Se separaron, y se quedaron mirando fijamente, mientras respiraban con dificultad. Entonces, Hermione le abrazó, siendo correspondida por el chico. Empezó a sollozar y se aferró a él.
- Venga, Herm, no llores, por favor- le susurró. Ya era bastante doloroso saber que se amaban y que nunca podrían estar juntos, como para que ahora ella llorase, y él, como todos los chicos, no sabía qué hacer cuando la chica a la que quería se ponía a llorar.
- Es que... -murmuró, sin soltarle-. Soy una egoísta- murmuró-. No quiero que te vayas y... No puedo evitarlo... y yo no quiero perderte...- sollozó aún más fuerte.
- Hermione, por favor, no digas eso- la muchacha levantó la vista y se encontró con la triste mirada de Ron-. Sé fuerte, ¿vale?
- Lo seré por ti, Ron- murmuró, mientras se volvían a fundir en otro beso-. Por ti- repitió, sin poder evitar que silenciosas lágrimas surcasen sus mejillas.
- Hermione- la expresión de Ron se había vuelto seria de repente. Hermione le miró fijamente-. Te prometo que volveré- le dijo-. Volveré para estar a tu lado.
- Ron...
- Mira, no es ningún compromiso- le explicó-. Cada uno puede seguir su vida normal, tener novios y cualquier otra cosa- hizo una pausa, mientras le miraba fijamente-. Pero cuando acabe el colegio, me importa o no lo que diga mi familia, volveré. Y si aún seguimos sintiendo lo mismo, quizás haya una oportunidad para nuestro amor.
Y Ron le entregó una pequeña cadena de plata, diciéndole que él tenía otra igual. Así nunca se olvidarían el uno del otro.
Dándose el último beso de la noche, Hermione se dirigió a su habitación, sin poder evitar que lágrimas silenciosas recorrieran su rostro.
A la mañana siguiente, la Madriguera era un caos. Los de la mudanza lo llevaban todo directamente al avión, y el señor Weasley le estaba dando instrucciones. Harry estaba de un humor de perros y apenas dirigía la palabra a nadie. Pero Hermione no podía evitar que lágrimas silenciosas cayesen por sus mejillas a la hora del desayuno, y Ron, durante el desayuno, la miraba con infinita tristeza. Incluso los gemelos Weasley parecían más tristes de lo normal.
A las nueve estaban en la estación del tren, que los llevaba al aeropuerto, pues la Madriguera quedaba bastante lejos de Londres. Lee Jordan estaba allí también. Ron se despidió de Harry con un abrazo:
- Cuídate, ¿vale?- le dijo, con ojos brillantes, que delataban que podría empezar a llorar de un momento a otro-. Y cuídala- añadió, refiriéndose a Hermione, pero lo bastante bajo como para que la chica, que estaba llorando, ante la conmovedora escena.
- Te escribiré mucho- aseguró Harry. Harry y él se iban a escribir, pero Ron y Hermione habían decidido no hacerlo. Era demasiado doloroso, y si pasaba algo urgente, siempre podían recurrir a Harry.
Llegó el momento de despedirse de Hermione. Se miraron intensamente, sin saber qué decir. Se abrazaron, mientras Hermione le susurraba.
- Te quiero- una lágrima cayó en el hombro de Ron, mientras este estaba viéndoselas negra para no llorar.
- Sabes que yo también te quiero, Hermione- se separaron, y, para sorpresa de todos los presentes, se besaron, se besaron como nunca lo había hecho, pues habían que, probablemente, ese beso era el último que se darían en, al menos, varios años-. Recuerda nuestra promesa-. Esas fueron sus últimas palabras.
Mientras el tren empezaba a marchar, Ron no pudo resistirse más, y empezó a llorar, al igual que Hermione, que observaba alejarse al hombre de su vida en el tren, sin que ella pudiera hacer nada por detenerlo.
CONTINUARÁ...
Weno, aqi contesto a vuestros reviews:
Ophelia Dakker: Weno, vist q apure con el proximo cap, espero q t aya gustado... a mi, personalmente est es uno d los q mas m gustan... pro lo dejo pa q tu lo juzgues. Un besazo y quidate, wapisima!!
Weno, recordad, dejar reviews y ayudareis a q actualic antes!! Ciao!!
