muxas gracias x vuestros reviews i x vuestro apoyos... Espero q disfruteis el chap tanto como disfrut yo escribiendolo!
EL DESTINO LO QUISO ASÍ
Definitivamente Hermione había demostrado que cuando no quería hablar con nadie, no había forma de llegar hasta ella. Porque por más que lo intentó una y otra vez, Ron no consiguió llegar hasta ella. Y eso era algo que ponía nervioso al pelirrojo, que le comía por dentro. No podía dejar de darle vueltas a las palabras que Hermione había pronunciado hacia ya dos días.
Un escalofrío recorrió la espalda del pelirrojo... No podía ni imaginarse por lo que estaba pasando, seguro que debía vivir en un infierno... Quería hablar con ella, necesitaba hablar con ella... La necesitaba a ella.
Se sorprendió al sentirse tan dependiente a ella. Pero, pensándolo bien, durante los años que habían estado separados, también la necesitaba. Quizás siempre la había necesitado. La distancia había hecho que una parte de él lo olvidara, pero él no sería nada en ese momento sin las cartas de Harry que le contaban como había estado la chica, sabía que si algo le pasaba, Harry se lo comunicaría... Pero ahora a ella sí le pasaba algo, él estaba allí... Y no podía hacer nada.
Sintiéndose miserable, Ron se empezó a preparar para la cena de aquella noche. Algo no encajaba. La cena la preparaba Vicktor, en casa de Hermione. ¿Desde cuándo Vicktor se preocupaba por los tres Estado Unidenses? Recordó con rabia lo que había oído decir a Vicktor y a Elise en la cocina de casa de Hermione y el primero.
Flash Back
La puerta estaba abierta. Eso sí que era raro, se dijo a sí mismo. Pasó, intentando hacer el menos ruido posible. Aguzó el oído. Entonces, escuchó unas débiles voces, que parecían hablar en voz baja, como si pretendieran no ser escuchadas por ningún oído indiscreto, como el suyo:
- Está bien, de esa forrrma Herrrmíone no se irrra a Estados Unidos con la comadreja, grrracias a mi... y ella serrrá mía porrr siemprrre- se regodeaba una voz que Ron, sin duda alguna, reconoció como la de Vicktor. Se adelantó, muerto de rabia por las palabras del búlgaro jugador de quidditch, intentando averiguar con quién hablaba en ese momento. Una voz, mucho más suave, baja e inaudible, le contestó. Luego se oyó un sonoro ¡PLAF! Y Ron supo que la persona que acompañaba a Krum, se había desaparecido. Como muchos sabéis, pero Ron no, la acompañante de Vicktor no era otra si no Elise, que había venido a ultimar su plan y retocarlo.
Fin Flash Back
¿Acaso tenía algo que ver Vicktor Krum y quien quiera que estuviese con él en ese momento con lo del cáncer de Hermione? Quizás lo habían planificado todo de antemano, a lo mejor ya estaba todo planificado por Krum y su cómplice y Hermione en realidad no estaba enferma de cáncer... Quizás tan sólo era una mentira inventada por ellos para que Hermione no defuera con él...
Una pequeña esperanza renació en Ron. Quizás no estaba todo perdido aún. Se terminó de arreglar lo más rápido que pudo, con una pequeña esperanza de ver a Hermione en la cena, aunque no muy seguro de que la chica fuera a hacer acto de presencia.
Cuando estaba a punto de abandonar la habitación, vio una lechuza a sus espaldas. La reconoció. Era la misma que le había llevado la primera noticia de Estados Unidos de que lo cogían para la selección de quidditch. Nervioso, la abrió:
Estimado
Señor Weasley:
Le comunicamos que debe remitir urgentemente
la confirmación de que jugará en el equipo de quidditch
de nuestra selección. Es importante que lo haga cuanto antes.
Si no lo hace, nos veremos obligados a considerar que no le interesa
nuestra oferta, que recuerde que puede ser única. Le
agradeceríamos, que aunque no le interese, nos lo notificara
lo antes que le sea posible.
Saludos y esperamos su respuesta,
Comité de la selección de quidditch
de Los Ángeles
Federación de quidditch de los
Estados Unidos
Ahora a Ron si que se le cayó el alma a los pies. Tenía que hablar con Hermione, tenía que contarle lo que le había oído decir a Vicktor, tenía que asegurarse de que ella no podría venir, de que realmente tenía cáncer o era un engaño del búlgaro... Y tenía que tomar una decisión. No quería renunciar a su sueño... Pero tampoco quería renunciar a Hermione.
El salón de casa de Hermione y Vicktor, la mesa estaba elegantemente puesta. Todo estaba preparado para los invitados... Todo había sido preparado por Vicktor Krum, así que ya os podéis imaginar de antemano que sabor iba a tener la "exquisita" comida que había preparado el jugador de quidditch de Bulgaria.
Poco a poco los invitados fueron apareciendo, en este orden: Luna y Harry; Elise, Henry y Mike; Draco Malfoy; el padre de Luna (N.A: A este no sé quien lo invitó...) y, por último, Ron. Al que se le cayó de nuevo el alma a los pies al ver que Hermione no había hecho acto de presencia, aunque para él no pasó desapercibido el hecho que el asiento de la chica estaba libre... ¿Acaso aún iba a bajar?
Por otro lado, una Hermione, encerrada en su habitación, protegida por numerosos hechizos, daba vueltas por toda la habitación, con un nerviosismo que no hacía más que romperle el alma en mil pedazos, a los que ahora Ron no podía recomponer.
¿Su aspecto? Una sola palabra: lamentable. Estaba pálida, tenía unas ojeras muy marcadas, estaba mucho más delgada de lo normal, pues apenas había comido en los últimos dos días. Por otro lado, estaba arreglada para bajar a la cena. Pero se hallaba en una batalla contra sí misma.
¿Debía bajar o no? Gran dilema. Por un lado, necesitaba ver a Ron. Odiaba admitirlo, pero necesitaba verlo, necesitaba sentirlo cerca para coger las fuerzas necesarias para seguir viviendo. Lo que estaba pasando era un dolor mucho más fuerte de lo que se podría imaginar. Tenía miedo. Tenía mucho miedo. No temía a la muerte. Se dio cuenta. No la temía. Lo que temía era perder a Ron.
Y, con aquella conclusión, decidió bajar. Se limpió cuidadosamente los restos de lágrimas que quedaban en su cara. Si Ron se iba a ir sin ella, si el tiempo que iba a pasar con Ron era limitado, deseaba aprovecharlo. No iba a desperdiciar ni un segundo. Iba a dejar de comportarse como una estúpida y se iba a aferrar a la vida. Eso haría, aunque por dentro estuviera derrumbándose, aunque por dentro le doliera. Lo iba a hacer, por él, por Ron.
Vicktor, en ese momento, traía el primer plato. Todos disimularon una mueca de asco. Lo que parecía pretender ser una exquisita crema de espárragos, parecía ser agua amarilla verdosa. Todos se quedaron viendo el asqueroso potaje, con cara de querer vomitar allí mismo, y justo cuando Vicktor iba a empezar a servir la sopa, se oyó un ruido a sus espaldas.
Ron sintió que se le aceleraba el corazón al girarse. Allí estaba ella, tan majestuosa como siempre. De nuevo con aquella mirada triste y melancólica, aunque intentando disimularla. En un principio nadie dijo nada. Todos miraban a la castaña. Harry era el único de todos que no sabía nada de la enfermedad de la chica, pues el resto habían presenciado el arrebato de furia de la castaña hacía ya dos días.
- ¿He llegado demasiado tarde?- preguntó, preocupada la chica, para romper el hielo, pues toda la mesa se había quedado en repentino silencio. Nadie parecía tener intención de responder, pero Vicktor, ágilmente, aprovechó para ganar puntos a su favor:
- Claro que no, querida- Ron se molestó ante que el chico la llamara así-. Ven, te he reservado un sitio especial para ti- le señaló justo el que estaba al lado suyo, y en el otro lado de la mesa donde estaba Ron. Por lo visto, Vicktor lo tenía todo ya planeado.
- Eh... gracias- dijo Hermione, algo cortada, mirando de reojo a Ron, algo apenada, pero se sentó al lado del búlgaro sin rechistar.
La cena siguió su curso. Casi nadie se atrevió a tomar de la sopa de "espárragos" made in Vicktor Krum. Y los pocos que se atrevieron (Hermione, Luna y Mike), acabaron o teniendo arcadas, o con una excusa poco creíble de por qué no querían tomar más sopa.
- ¿Tú no tomas, Vicktor?- preguntó Luna con malicia, después de fingir beber un sorbo.
- No, es que a mi no me gusta- replicó Vicktor, devolviéndole la mirada asesina Luna. Elise, que estaba pendiente a la conversación y hablando con Draco a la vez, sonrió con suficiencia-. Podéis comer toda la que queráis en la cocina tengo más.
Todos declinaron la oferta, con cara de circunstancias. Al poco rato, Vicktor pareció con el segundo plato: lo que pretendía ser un pescado, pero había quedado como una cosa extraña sin identificar muy chamuscada. De nuevo, todos observaron el segundo plato con cara de asco.
- ¿Quién quiere un excelente salmón a la plancha?- preguntó con un entusiasmo fijando el chico. Se hizo un abrumador silencio. Todos se miraban entre sí, para ver quien era el valiente que se atrevía a probar aquel pescado tan extraño.
Pero nadie fue lo suficientemente osado, pues ninguno tenía necesidad de quedar bien con el búlgaro. Pero aquello no pareció perturbar mucho al jugador internacional de quidditch, que debido a que iban a llevar acabo en aquella cena el plan contra Luna.
- En fin, supongo que la sopa os llenó mucho, no importa, ahora os traeré el golpe de gracia, mi súper postre secreto- dijo, cogiendo la intacta fuente y desapareciendo por la cocina.
El ambiente era tenso, cada persona estaba a lo suyo, es decir, Elise mirando a Harry descaradamente, Luna mirando a Elise con cara de querer asesinarla, Harry sintiéndose incómodo, el padre de Luna alzando una ceja ante el duelo de miradas de su hija y Elise, Draco Malfoy intentando hablar con Ron en vano, porque el chico estaba demasiado ocupado mirando fijamente a Hermione, que por su lado, permanecía en silencio, mirando a su plato fijamente, algo alicaída. Henry y Mike, en teoría para los que se organizaba la fiesta, hablaban animadamente, algo sorprendidos del silencio que reinaba en la cena.
Vicktor Krum reapareció, captando de nuevo la atención de los presentes. Realmente lo que captó su atención no fue Vicktor en si, sino esa cosa que llevaba en las manos. Era una fuente con una cosa, parecida a un flan, sólo que tenía un color verdoso oscuro y no era transparente. Definitivamente, esta vez nadie parecía dispuesto a probar aquella... cosa.
- Bien, ¿Quién quiere degustar mi postre secreto?- preguntó, con una sonrisa.
De nuevo, la mesa quedó repentinamente en el más sepulcral de los silencios. Todas las miradas, incluida la de la propia Hermione, estaban clavadas en el postre, si es que a aquello se le podía llamar postre, claro. Una voz sobresaltó a todos:
- Yo quiero probarlo- susurró Hermione, hablando por primera vez en toda la cena, sin apartar su mirada del postre que había preparado su compañero de casa. Vicktor pareció feliz con la respuesta y se apresuró a depositar un gran trozo de la sustancia verde oscura sobre el plato de la castaña.
Todos contuvieron el aliento mientras Hermione probaba el postre elaborado por Vicktor Krum. Hermione se metió un pequeño trozo en la boca y lo masticó con cuidado, notando todas las miradas sobre ella. Se lo tragó, saboreándolo extrañamente.
De pronto, sonrió, sinceramente. No le había gustado, pero había esperado que estuviera mucho más asqueroso. Animados por la sonrisa de Hermione, el resto empezó a probarlo poco a poco. A nadie le pareció una maravilla, pero, claro, podría haber sido peor.
- Bien, ¿un café?- preguntó entusiasmado Vicktor. Nadie parecía dispuesto a tomar ninguno, temerosos a que él hiciera un café un tanto... raro-. Tengo una máquina que los hace solos- explicó, sin perder esa sonrisa tonta de la cara. Nadie dijo nada-. ¿Tú no tomas, Luna?- le preguntó a la chica directamente, con una expresión en apariencia inocente.
- No, no me apetece- negó ella, preguntándose porque se había dirigido a ella en especial.
- He oído que los cafés son geniales para las embarazadas- comentó Elise con una sonrisa muy cínica, no dispuesta a que su plan no fuera a funcionar. Luna la miró fijamente, con algo de odio en la mirada. ¿Quién se creía esa chica?
Luna dudó un buen rato, no muy segura. Según lo que había aprendido en estudios Muggles, el café tenía cafeína y eso despertaba a las personas... A lo mejor despertaba al bebé también, se dijo a sí misma, no muy convencida, por lo que acabó aceptando.
Vicktor le trajo un único café a ella, con manos temblorosas, después de tardar un largo rato en prepararlo. Luna se lo bebió indiferente, como siempre, mientras mantenía una discusión con Draco Malfoy sobre la existencia de unos seres llamados Leidos. La velada transcurrió perfectamente, se quedaron charlando hasta tarde. Pero Hermione no habló en toda la velada. A pesar de que Vicktor intentaba hablar con ella, ella tan solo negaba con la cabeza, en señal de que deseaba no ser molestada.
Ron la observaba, con una puntanza en el estómago de dolor. Se sentía, en cierta manera culpable. No podía ni amainarse lo que estaría pasando por la cabeza de la chica, quería poder estar ahí, dándole apoyo, pero no sabía cómo ayudarla. Se sentía impotente a su lado (N.A: No penséis mal... ), que él ya no podía hacer nada por la felicidad de la joven. Era algo frustrante, pero verla allí, cabizbaja, hizo que se llenara de un sentimiento que antes no había conocido. Cerró los ojos con fuerza. La respuesta... Tenía que hablar con ella ese día sin falta.
Luna y Harry acababan de llegar a su casa, cansados por la velada. Luna venía un poco mareada, pero no le dio importancia. Harry se volvió hacia su esposa, que se quitaba en ese momento los pendientes que llevaba, a los que Harry reconoció como los mismos que llevaba el día que la conoció en el tren de Hogwarts:
- Cariño, ¿qué hora es?- preguntó, aunque sin saber muy bien porque, pues al día siguiente no tenían entrenamiento. Sonrió de forma nostálgica al darse cuenta de que pronto sería Octubre y su esposa empezaría a ir a los cursos de auror con él.
Pero Luna no contestó. Si la chica no estuviera de espaldas de su marido, Harry se abría dado cuenta de que cerraba los ojos con fuerza y se llevaba las manos a la barriga, con una mueca de dolor retenido.
Se volvió hacia su marido, le dolía mucho, el dolor era insoportable, lágrimas silenciosas corrieron por sus mejillas.
- Harry... el bebé- susurró, horrorizada, apretándose más fuerte el vientre, como si le fuera la vida en ello. No aguantó más, se desmayó, alarmando a Harry por completo.
Hermione entró en su habitación, cerrando la puerta con fuerza. Cerró los ojos. Como le dolía ver a Ron, y saber que lo iba a perder, como le dolía... De pronto, escuchó un débil ruido a sus espaldas. Se volvió. Allí estaba él, con la mirada perdida de nuevo, sobre su cama, mirando fijamente el colchón como si fuera lo más interesante del mundo.
- Ron...- Hermione se adelantó por instinto, sintiendo como su corazón se aceleraba y se encogía a la vez, su cabeza se volvía un torbellino de ideas y sentía ese desasosiego en el alma.
El chico levantó lentamente la vista. En su cara también se podían leer varias cosas, pero lo que más conmovió a Hermione fue la preocupación sincera de sus ojos.
- Hermione, creo que tengo que hablar contigo- ella asintió, se lo esperaba. Después de todo, él se tendría que enterar tarde o temprano, y quizás así había sido más fácil decírselo-. Hermione... quiero quedarme aquí, junto a ti- manifestó seriamente, cogiendo las manos de la chica, que también se había sentado en la cama.
- Lo siento, Ron- murmuró ella, con los ojos cristalinos, y separando sus manos de las del chico que la volvía loca-. Pero no puedo permitirlo- sentenció, intentando por todos los medios retener las lágrimas que amenazaban salir de sus ojos.
- Pero... ¿Por qué?- preguntó un desesperado Ron. No la entendía mucho, pero quería llegar a hacerlo.
- Ron, ¿no lo entiendes?- se desesperó ella-. Para mí eso sería como obligarte a quedarte aquí, tú tienes allí tu sueño, a tu familia, tu felicidad. Aquí lo único que tienes es sufrimiento y lamentación, tristeza... Ron, no lo entiendes- ahora ya no podía reprimir las lágrimas-. Sé que te vas a acabar arrepintiendo, lo sé... Por que cuando yo me muera y tú te quedes aquí, sin nada, lo entenderás. Entenderás porque te digo esto, por favor, Ron, vete. Si te quedaras lo único que conseguirías es hacerme sentir culpable. Yo seré feliz mientras tu lo seas Ron, por favor vete- le suplicó, mientras nuevas lágrimas resbalaban por sus mejillas.
- No, Hermione- negó él-. Mi felicidad está donde tú estés. ¿Sabes? Durante todo el tiempo que hemos estado separados, lo he comprendido, prefiero estar a tu lado y no ser feliz, que estar lejos de ti y con mi familia o cumpliendo mí sueño. Porque allí nunca sería feliz. Nunca sería feliz sin ti, Hermione... ¿Es que no lo comprendes? Te necesito, Hermione, te necesito mucho más de lo que te puedas imaginar. Digas lo que digas, me quedaré.
- Ron, basta- pidió Hermione, que había derramado lágrimas silenciosas durante el discurso del pelirrojo-. No quiero oírte. Mañana mismo tengo cita con el doctor, ¿sabes? No podré soportar que esté ahí, diciéndome que las posibilidades de que me salve son muy escasas y que tú vas a arruinar tu vida por mi culpa, no lo voy a permitir.
Ron miró la seriedad de sus palabras. Se sintió algo tonto, pero no cambió su opinión. Quizás ella estaba exagerando con eso de que se iba a morir... Debía de ser eso, era eso, el corazón de Ron quería pensarlo:
- Hermione, por favor, permíteme acompañarte mañana a la consulta del médico- pidió Ron. Hermione lo miró, extrañada, deteniendo su llanto-. Por favor, es muy importante para mí, permítemelo.
- Claro, Ron- suspiró ella tras meditarlo poco rato-. Mañana a las ocho en San Mungo, es la primera vez que voy allí, antes fui al hospital Muggle.
- Hasta mañana, Hermione- suspiró Ron, comprendiendo que había llegado el momento de irse. Se acercó a ella y la besó suavemente en la mejilla y susurró, para que sólo ella lo oyese, a pesar de ser los únicos ocupantes de la habitación-. Te quiero.
Y desapareció en el acto, dejando a una Hermione confusa, que se acostó en su cama y abrazó a su almohada, reprimiendo de nuevo las lágrimas. Lo que necesitaba era dormir, y, por primera vez en los últimos días, Hermione consiguió dormir algo.
Tras la insistencia de Luna de que fuera a tomar algo para relajarse los nervios, Harry volvía en ese momento de la cafetería de San Mungo. Nada más ver que su esposa empezaba a sangrar muy fuerte, Harry no había dudado en llevarla allí. La habían anestesiado, y de momento, nadie le había dicho lo que pasaba.
Cuando llegó a la puerta de la habitación de su esposa, un médico salía de ella, con cara de circunstancias. Harry se apresuró a entrar. Había una única cama, donde se hallaba Luna. Harry se acercó rápidamente. Luna tenía la cara blanca como la cal y Harry no dudó de que el médico le acababa de decir algo grave.
- ¡Luna!- exclamó, notando como la chica empezaba a llorar al oír su voz. Harry se dio cuenta de que era la primera vez que veía a su esposa llorar-. ¿Qué ha pasado?- preguntó, muy angustiado.
- Harry...- Luna soltó un sollozo ahogado-. Ya no se puede hacer nada...- un nuevo sollozo, ahora más fuerte. Harry le apretó la mano, ayudándola a continuar-. Mi bebé...- sollozó de nuevo-. He perdido a mi bebé.
Rompió en un sonoro llanto, dejando a Harry en estado de shock absoluto. No podía ser. Su bebé no podía estar muerto, aquello no podía estar pasando...
CONTINUARÁ...
Ants d q m matn con preguntas, nop, Luna no esta delirando i lo ultimo q dijo lo dcia totalmnt en serio, como se lo dijo el doctor... No me maten! Os aconsejo q lean el proximo chap pa q se le aclaren dudas sobr ese tema, ok?
Weno, ahora cuidns muxo, contxto a los rr:
Rotceher: Weno, creo q m dmor bastant n ponr st kpi, la vdd, pro no m matn, x fis... Weno, spro q st kpi tb t gustase st kpi tanto, tb da un poco d pna, pro abra q sprar a vr q pasa, asi q paciencia! Muxos besos, cuidat muxo!
Lucy-masl: Olas, wapixima! Jejeje, m alegra q t gustas l ff, eso s weno, no? Pos sip, pobr Hermy, pro ia dij q n st ff le va a tokr sufrir un poqillo, ia vras, n fin, aunq tb pobr Luna... Weno, intentar no dmorarm tanto, lo siento muxo x avr tardado tanto n actualizar, spro actualizar + pronto la proz vz! Muxos bss, cuidat muxo, wapa!
Biank Racdliffle Potter: Jejeje, pos los plans d Vicktor i Elise ia los as visto, wapa! Son mui malvados, aunq weno, tndrmos q sprar a vr q pasa, solo t adlanto una cosa, vrmos a Harry muui furioso, creo q no n l kpi q vien, pro creo q ia s n l siguient dl q viene Weno, lamnto no abr podido actualizar ants, mil prdons, spro q t aya gustado l kpi, muxos bss!
Sarah-keyko: Jejeje, ola wapa! Weno, Hermy prdio un poco los stribos, pro sq ia la conocmos, ella s asi! M alegra q t gustas l kpi, spro q st tb t aya gustado, muxos bss, wapa, intentar actualizar lo ants q pueda, cuidat muxo i prdona mi retraso!
Naty: Weno, tu qerido Draco va a cobrar un poco d protagonismo n los ultimos kpis, ia lo ntndras kndo los leas, sip, la gnt sta n contra d q Ronnie y Hermy ablan, sq tienn musa envidia... Weno, prdon x abr tardado tanto n actualizar, ia s sap, problmas técnicos.. xDD weno+ o -, io m ntiendo! Muxos bss!
Cervatilla: Olaa! M alegra muxo q t gust mi ff, eso m ac mui fliz, spero q lo sigas leyendo, wapa, sip, s mui tirt lo q ls pasa a los pobrs Ron i Hermy, aunq parc q las cosas s van complikndo kda vz + pa l rsto d los prsonajs... Avra q vr q pasa, muxo bss, wapa, cuidat muxo!
Luna Potter1: Wolas! Weno, sip, la vdd sq qeria un ff q no fuera d esos n q la vida fuera tan facil, d color d rosas, no sep si m ntiends, q l dstino s lo quisiera ponr difícil a la parejita. Abra q vr si Ron i Hermy salen victoriosos d la luxa contra su dstino o nop, solo l tiempo lo dira... Muxos bss, asias x leer mi ff!
Hermy Black: Ejemmm... Qe sea wena con ellos? Un poco tard m lo pids, creo q voi a sr un poco mala... Pro sq pa sr fliz ai q sufrir, ia s sab, asi q... Abra q sprar a vr q pasa aora, s q soi mala, pro sq no creo n la tipik vida dond no ai problmas ni dificultads, creo q qizas lo ago asi + realista, kda kl tien sus problmas con los q lidiar... En fin, spro q t aya gustado l kpi, muxos bss, cuidat muxo!
Djn rr, Plis!
