CAPÍTULO 8: Respuestas a preguntas atrasadas

Los dos jóvenes se quedaron anonadados ante la revelación que se les había hecho. Los merodeadores, como ellos les conocían, habían sido aurores y por esta causa entraron en parte en la Orden del Fénix, en parte por asumir su trabajo y en parte únicamente por defender los derechos de todos, y sobre todo del "Elegido". Tristemente, ya habían caído tres de los cuatro, y el último estaba detrás de ellos, hablando con uno de los hombres de la confederación. Lilian y Harry se sentaron en unos de los amplios sillones que había en la sala.

Tú no sabías nada de esto, ¿verdad? – dijo Lilian, aunque creía saber la respuesta

Si no me equivoco, esto no lo sabía ni Dumbledore. Pero mejor. Que mis padres, mi padrino y Remus sean aurores significa que yo puedo llegar a serlo.

¿Por qué dices eso?

Por que todo en lo que ha destacado mi padre he conseguido destacar yo. En quidditch, en encantamientos…

Y en evadirte de los profesores y salirte con la tuya, ¿no es así? – dijo la profesora Mc' Gonagall a los dos.

Profesora, perdone pero…

¡Ah, no, Sr. Potter! ¡Usted sabe que tengo toda la razón! En algo tendrías que parecerte a tu padre a parte del quidditch… Me imagino que usted es la Srta. Fearwood. Soy la profesora Mc' Gonagall, te enseñaré Transformaciones en Hogwarts, si es que conservo mi puesto, claro, porque como Dumbledore está dejando el profesorado en Hogwarts poco tiempo me queda.

Profesora, ¿Cómo es que usted estaba el año pasado en la Orden y ahora esta aquí?

Bueno, Harry, la verdad es que después de la muerte de Sirius han empezado a cambiar los métodos en la Orden, métodos que yo ni acepto ni tolero. Y a decir verdad, todo lo ocurrido ha dejado una enorme brecha en la Orden. Aunque si no me equivoco, muy pronto la confederación y la orden se unirán, para poder luchar mejor contra el-que-no-debe-ser-nombrado.

Minerva, me llevo a los chicos a sus dormitorios, pero también quiero que conozcan esta casa. Si me disculpas… - dijo Remus

Los dos jóvenes siguieron a Remus. Subieron por una escalera de mármol, decorada con una alfombra de color malva suave, que a la vez desprendía un delicioso aroma a la flor del mismo nombre. Las paredes estaban decoradas con cuadros de personas que a Harry le resultaban francamente familiares. Sentía que ya los había visto en alguna parte.

Como veo que te has fijado, te contare que esta casa es la mansión Griffindor, aunque no es la casa del fundador de tu casa, Harry, sino el nombre que tus antepasados dieron a su mansión. Su verdadero nombre debería ser mansión Potter.

¿Qué? ¿Esta mansión es mía?

No legalmente. Hasta que cumplas los diecisiete años no. Por eso la utiliza la confederación. Por que si no ya estaría destruida.

Entonces, eso cuadros…

Son tus antepasados. Por eso te saludan tan efusivamente, Harry.

¡Claro! Los conozco por el espejo de Oesed. Los vi en 1º, cuando iba todas las noches al aula abandonada. Por eso los recuerdo.

Exacto. Pero ahora iremos directamente a vuestras habitaciones para que descanséis. No sé, duchaos y disfrutad del tiempo libre. No tengo ahora tiempo alguno para mostraos el castillo, tengo una reunión con la orden para informarles de vuestro nuevo emplazamiento.

El profesor Lupin los condujo hasta un pasillo enorme, donde fácilmente habría unas 20 habitaciones, a juzgar por las puertas pero cabrían muchísimas más. Era pues, de suponer, de enorme tamaño.

Y pequeña se les quedo la idea cuando entraron al que seria el dormitorio de Harry. Una enorme cama abocelada, un enorme ropero que se ocupaba una pared entera, un escritorio, una mesa enorme donde se encontraba Sharim en su urna de descanso, Helios en su apoyo y Hedwig en su jaula. Detrás de allí, a lado de la puerta del cuarto de baño se encontraba el baúl del colegio, aunque estaba vacío porque todo lo que se encontraba dentro había sido colocado en su lugar correspondiente. Del mismo modo estaba colocado el cuarto de Lilian, salvo que éste contaba también con un tocador precioso, con un lujo que solo se podía soñar, o en el caso de Harry, comparar con el que en su día tuvo Draco Malfoy.

- Nos veremos a la hora de la cena. Vendré a avisaros para que entréis al comedor. ¡Ah, Harry! No se si te gustara la idea, pero hemos traído a tus tíos y a tu primo aquí.

- ¿Y se han dejado?

- Pues sí. Están ahora mismo en el dormitorio 63, por si quieres visitarlos.

- Sí, creo que sería una buena idea. Pero ya vete a la reunión o no llegaras, Remus.

Remus sonrió, y se dirigió a las escaleras. El chico no se había tomado tan mal el hecho de que le hubieran ocultado su hogar pero ya era hora de que poco a poco se le fueran descubriendo los secretos que tenia su familia, ya era hora que supiera toda la verdad. Y esta vez Dumbledore no le detendría. Tenía el respaldo de la confederación de magos.

Cuando el profesor Lupin bajó las escaleras, Harry se fue solo a buscar la habitación de su familia. Aunque le trataran mal, eran eso, su familia, y los quería.

Pero al estar media hora buscando sin parar una habitación que parecía no querer aparecer, empezó a preocuparse. Pero vio salir de una de las habitaciones a un elfo domestico, así que lo llamo.

¡Harry Potter ya ha llegado! – quien decía esto era Dobby, el elfo domestico que Harry libero en 2º, y que le había ayudado durante 4º y 5º curso.

Hola Dobby, ¿qué haces aquí? ¿No trabajabas en Hogwarts?

Así era señor, pero el profesor Dumbledore ha tenido que echar a algunos elfos, y ponerlos a trabajar en otras casas del país, porque el ministerio esta entrando a hurtadillas en el colegio y utilizando Veritaserum con los elfos para averiguar cosas. Eso es horrible, pero es verdad. Pero Dobby esta aquí porque la profesora Mc' Gonagall y el profesor Lupin se lo pidieron. Al igual que Winky.

¿Winky esta aquí? ¿Y está mejor?

Sí, señor Potter, muchísimo mejor. Ahora mismo esta en el comedor sirviendo la cena. Si quiere le llevo.

No Dobby, gracias. Pero si puedes decirme donde esta la habitación 63…

¡Por supuesto Harry Potter! Esta en ese pasillo a la derecha.

Muchas gracias Dobby. Espero que podamos volver a vernos muy pronto.

Eso espero, Harry Potter.

El elfo siguió su camino, y Harry se encaminó (por fin) al cuarto de sus tíos.

Encontró rápidamente la habitación 63, que se veía mucho más amplia que las demás. Toco con cuidado la puerta tres veces. Y de inmediato se asomo por la puerta la cara de su tío Vernon.

¡Ah, eres tú! Entra.

Harry entro con cuidado, con miedo de que sus tíos y su primo se le tiraran encima por haber sido sacados a la fuerza de su casa. Pero en realidad parecían muy tranquilos. Su primo estaba jugando con la videoconsola, que al parecer le habían dejado traer desde su casa, mientras su tía leía un libro titulado "Todo lo que usted o sabe sobre la magia, y tiene que aprender rápido".

Bien, chico, ya que tú ya has llegado, nos harás el favor de explicarnos que hacemos aquí, y por que nos han dicho que leamos ese libro.

Tío Vernon, sé muy poco en realidad. Pero os explicaré. Lo poco que sé es que esta mansión es mía, bueno no lo es hasta que cumple diecisiete años, que perteneció a mi padres, mis abuelos, etc., que tengo que quedarme aquí hasta mañana, que es cuando empieza mi curso, y que dado que sois la ultima familia que tengo debéis estar preparados para la guerra contra Voldemort. Aunque intentare que no tengáis que luchar, si no me equivoco Voldemort va a ir a por mí, y posiblemente a por vosotros, aunque no os harán daño si puedo evitarlo.

Vale, eso lo comprendemos, pero ¿Qué significa ese libro que le han dado a Dudley y a Petunia?

Que nosotros también tenemos algo mágico dentro nuestro, Vernon – dijo tía Petunia

Más bien – dijo Lupin, que acababa de aparecerse – Que tenéis sangre mágica. Tú, Petunia, lo sabíamos por Lily, pero Dudley es por ti. Por lo que eres toda una bruja si puedes pasar tus poderes a tu hijo.

Entonces, ¿Por qué no fui a esa escuela de magos a la que fue Lily? – preguntó ante la mirada atónita de Vernon, quien no terminaba de creérselo.

Eso sí que no lo sé, es algo que todavía desconozco, pero que pronto conseguiré descubrir. Y cuando lo sepa seréis los primeros en saberlo. Ahora una última cosa ¿cenareis con los demás abajo o aquí?

Tío Vernon iba a contestar que allí, pero Petunia se adelantó

Cenaremos con los demás. Si yo soy una bruja como dices, debo ir enterándome de todo.

Muy bien, Petunia. ¡Ah! Mi nombre es Remus Lupin, pero llamadme Remus. Entonces bajemos ya.

Tío Vernon, tía Petunia, Dudley Harry y el profesor Lupin salieron de la habitación en dirección a la escalera, pero siguieron hasta el cuarto de Lilian.

Lily, es hora de cenar, vamonos.

La joven salió vestida con una túnica de color gris perla que resaltaba su cabello de color anaranjado.

Tío Vernon, tía Petunia, Dudley, os presento a Lilian, ella es mi novia. Lily, esta es mi familia.

Lilian les saludó con un beso en la mejilla, que hizo que Dudley se sonrojara.

Bien, sólo faltan los dos últimos jóvenes que nos acompañaran en la cena.

Tocaron en la puerta continua a la de Harry, donde se oía un enorme traqueteo.

Sí, ya voy, ya voy – una voz que Harry reconoció al instante salio de la puerta. Al momento, un joven rubio, alto, esbelto y de ojos gris salió del cuarto. – Potter, familia de Potter, ¿y tu quien eres, belleza?

Ten cuidado con tus palabras, Malfoy– dijo Harry, manteniendo las ganas de lanzarle un puñetazo por todo lo pasado– Ella es Lilian Fearwood…

Sí, me han hablado de ella – dijo mirándola de arriba a abajo

Y además es mi novia. Así que mantén las maneras, ¿entendido?

Por supuesto Potter, no es la primera chica con la que ceno.

Bueno, ya está bien, vayamos a buscar a Luna.

Tocaron en la puerta siguiente, que estaba en frente a la de Lilian. Salió una chica también rubia de ojos azules. Luna Lovegood se unía a la cena.

Hola Harry, hola Draco, ustedes serán la familia de Harry, y tu… ¿Lilian Fearwood?

Lilian asintió. Después todos se dirigieron, esta vez si, a la escalera. Después entraron al enorme comedor que habia preparado. Al parecer, mucha gente estaba viviendo allí, como el Grimmauld Place de la Orden.

Después de la grandiosa cena, todos se dirigieron a sus dormitorios. Harry se encontró con su baúl preparado, al igual que Lilian, Draco y Luna. Los cuatro salieron al enorme balcón que había al finalizar el pasillo. Para sorpresa de todos, Draco y Harry se hablaron con cordialidad. Tanto Harry como Lilian y Luna notaron que había algo que no les habían contado, y Harry estaba dispuesto a descubrirlo, pero sería el día siguiente, porque ya era hora de dormir