CAPITULO 9: trayecto en el tren

Harry se levantó a las seis de la mañana. La dichosa pesadilla de Sirius cayendo por el arco lo volvía a atormentar, esta vez con más fuerza. Pero sabiendo que nada tenia que hacer acostado en la cama, se levanto y se fue al baño. Al meterse en la ducha, notó que el agua se regulaba sólo con el pensamiento. Además, junto al agua salía espuma de diferentes olores y colores, cosa que le recordó el baño de prefectos, en el que había estado en 4º para intentar resolver la segunda prueba de torneo de los tres magos. Pero prefería no recordar eso, porque le traía muy malos recuerdos. Salió del baño, después de estar un gran rato bajo el agua. Se vistió, como cada 1 de septiembre, con la ropa muggle que tenia de su primo Dudley, y después de asegurarse que tenia todo en el baúl, se sentó en el escritorio para leer un libro que había encontrado sobre su mesa, "La memoria de la familia Potter". Por fin sabría algo más sobre su familia, que ya era hora porque ya tenía 16 años y sólo sabia lo que le habían contado. Cuando ya iba a empezar, un elfo domestico apareció de la nada, portando con el un desayuno de lo mas apetitoso.

Señor, aquí traigo su desayuno, ya que veo que ya esta despierto.

Muchas gracias, ¿cómo te llamas?

¿Yo? Mi nombre es Blasky, señor Potter.

Bien, Blasky, ¿podrías decirme si Lilian está despierta?

¡Iré enseguida, señor Potter!

Y el elfo se desapareció. Volvió al cabo de unos minutos, avisando a Harry de que tanto Lilian como Luna dormían todavía, pero que "el señor Malfoy Jr." estaba despierto. Harry le dio las gracias, no sin antes preguntarle donde estaba él exactamente. Después, cuando el elfo ya se había ido, Harry guardo las últimas cosas que quería llevarse a Hogwarts, y se dirigió hacia el cuarto de Draco.

Al llegar toco dos veces, y esperó respuesta antes de entrar, no fuera que Draco le lanzara un maleficio.

¿Quién es? – preguntó Draco con voz impaciente

So-soy yo, Draco – dijo Harry inseguro

¿Se puede saber qué quieres?

Pues hablar, ¿qué va a ser?

Está bien, pasa.

Harry entró con algo de inseguridad. El cuarto de Draco era igual al suyo, salvo que a él le habían cambiado la decoración. AL fin y al cabo, Draco era un Slytherin. Su cuarto era verde donde el de Harry era rojo, y plateado donde el de Harry dorado.

¿Y bien? ¿Es que no tenías nada mejor que hacer que venir a incordiarme?

No, tenía cosas mucho más interesantes que hacer, pero tenía algunas preguntas que hacerte.

Pues hazlas, aunque no te prometo respuestas.

¿Qué haces aquí si estabas en la Orden? ¿Qué haces luchando contra tu padre? ¿que estas ocultándonos a todos?

Pues aunque no estoy obligado a contestarte, lo haré, ya que veo que no confías en mi, yo tampoco en ti, no creas, pero mejor que te conteste. Siéntate, y escucha:

En la Orden estuve porque pensé que era la mejor manera de luchar contra mi padre, me di cuenta de que no era así, así que me vine aquí. Lucho contra mi padre porque él mató a mi madre cuando ella quiso hacer que no me pusieran la marca tenebrosa. Ella lo consiguió pero… - Draco tenia los ojos enrojecidos, el pobre estaba aguantando las ganas de llorar para no parecer débil ante Harry – Ella murió en el intento. Uno de la Orden, Remus Lupin, apareció justo en el momento adecuado y me salvo. Pero para ella ya no había salvación. Es algo que no le perdonare a mi padre, nunca. Y sobre a lo que estoy ocultando a todos… en realidad era todo lo que oculto.

Sé que hay algo más que no has contado.

¡¿Ah, sí! Bien, bien, pues bien, Sr. Potter no hay nada que deba saber

Está bien, pero deja de llamarme Sr. Potter, si trabajamos juntos tendremos que llevarnos bien, ¿no? Aunque en el colegio te burles de mi, llámame Harry, ¿esta bien?

Sí, si. Lo que tú digas.

Vaya, vaya, que reunión mas rara – el profesor Lupin acababa de entrar en la habitación de Draco – Me parece muy bien que empecéis a llevaros bien, pero os advierto: en el colegio deberéis comportaros como siempre, como los peores enemigos, pero todas las tardes que podáis, cuando ninguno tenga entrenamientos, ni haya clases del ED, Harry, os reuniréis en la sala de menesteres con Lilian y Luna. Harry, siento decirte que tanto Ron como Hermione no podrán acompañaros. Dentro de poco tendréis una misión vosotros cuatro. Pero nadie debe saber nada, ¿entendido?

Sí, profesor

Muy bien, hasta luego. Ahora vayan a preparar sus baúles. Salimos en media hora.

El profesor salió de la sala, dejando a los dos jóvenes sumidos en un silencio algo incomodo para los dos.

Bueno, si no te importa, voy a despertar a las chicas

Ellas ya están despiertas Potter, digo, Harry…Si salimos en media hora significa que ellas ya estarán abajo…Y P-Harry, ten cuidado con tu...novia…hay cosas de ella que ninguno de los dos sabemos.

Aunque confío en ella, tendré en cuenta tu…insinuación acerca de ella, Draco.

Lo que tú quieras, pero no olvides que dieciséis años viviendo con un mortífago te enseña mucho… Anda, vamonos ya.

Los dos jóvenes salieron. Recogieron el baúl de Harry y bajaron las escaleras.

En la puerta se encontraron con Lilian, Luna y dos jóvenes más: una era Noelia, la amiga de Lilian. Pero al otro chico no lo conocían.

Perdonad, creo que no nos han presentado. Mi nombre es Alexander Caredream, soy hijo de uno de los magos de la confederación. Y tranquilos, no hace falta que os presentéis – el joven hizo una mueca de asco al mirar a Draco – Aunque creo que me llevaré bien con casi todos.

Los jóvenes salieron del edificio, donde encontraron a Lupin esperándolo.

¡Buenos días a todos! Será mejor que subáis. Tenemos que llegar pronto a la estación. Pero por si acaso, Lilian, Luna y Noelia irán en el coche con el Sr. Bonaccord. Harry, Draco y Alex irán conmigo. Pues bien, ¡arriba!

Los chicos se separaron y subieron a los coches que Lupin les había indicado. Eran coches normales por fuera, pero por dentro tenían la capacidad de una limusina.

No vamos todos juntos por seguridad - Le dijo Lupin ante la cara de Harry de incredulidad.

A medio camino de la estación, Harry pensó que por qué Dudley no había ido con ellos, y así se lo dijo a Lupin

- La verdad, Harry, es que estuvimos pensando en ellos, pero piensa que Dumbledore hubiera sospechado de haberlo hecho. De todas formas, yo le daré clase, tanto a él como a tu tía.

Llegaron bastante rápido. Al salir del coche, arrastraron los baúles y salieron. Las chicas ya estaban allí, esperándolos.

AL entrar en el andén 9 y 3/4, Harry y Lilian fueron con Noelia hacia donde se encontraban Ron y Hermione. Luna se fue con sus amigos, acompañada por Alex, y Draco fue con los Slytherin.

¡Vaya, hola chicos! Pensábamos que os había pasado algo…como no habéis escrito…

Lo siento, Ron, pero no hemos tenido tiempo ninguno. Noe, acompáñame, tengo que hablar con alguien – dijo Lilian, mirando hacia Harry y Noelia – Ya sabes, Harry, nos vemos en el tren.

Lilian y Noe se fueron, en dirección a donde habían dejado a Luna

Vaya, Harry, parece que tu novia no esta de muy buen humor, ¿no? – dijo Ginny

La verdad es que no, Ginny. Ellas van a hablar con un amigo, que hemos conocido en donde nos quedamos estos días. Pero por si te interesa, no es un chico.

Tranquilo Harry – dijo Hermione – Sólo lo decía porque no hemos hablado durante estos días.

Lo sé, y lo siento chicos, pero es que ni he tenido tiempo, ni me hubieran dejado. He estado muy ocupado, y os contaría, pero nos han prohibido hablar

¿Nos? A ver, a parte de ti, la niñita y su amiga, ¿Hay más?

¡GINNY, DEJA YA DE HABLARLES ASÍ! ¡Si no sabes hablar, simplemente no hables! – dijo Ron bastante irritado. Parecía harto del comportamiento de su hermana pequeña

Ginny se enfadó, dirigió una mirada de odio hacia su hermano, y se fue.

Lo siento, pero es que lleva así desde que os fuisteis, y estaba harto.

No pasa nada.

Los tres subieron al tren. Harry entró en un compartimento donde estaba Ginny, Neville y algunos más.

Ron y Hermione salieron de allí para hacer su ronda como prefectos. Harry se levantó y fue a salir, para reunirse con los otros de la banda, como habían decidido llamarse, en un compartimento que había casi al final del tren. Pero cuando ya estaba saliendo, Ginny le detuvo.

¿Qué? ¿Ya vas a buscar a tu novia? ¿Es que no confías en ella?

Ginny, no sigas por ahí. Confío en ella, pero tengo que hablar con una persona antes de que lleguemos.

Harry, por favor – dice Ginny. Parece algo más calmada, y su voz es suplicante – No te vayas con ella. Hay algo que no me gusta

Lo siento Ginny, tengo que irme. Dile a Ron y a Hermione que volveré pronto.

Harry salió del vagón. Se dio cuenta de que Ginny sentía muchísimo lo que ocurría con Lilian. Pero en realidad tenía algo de razón, había algo raro en todo lo que ocurría.

Pero dejo de pensar en eso enseguida, porque encontró a Ron y a Hermione patrullando.

¡Harry! ¿A dónde vas? – preguntó Hermione con una voz que, como en otras ocasiones, se parecía muchísimo a la de la profesora Mc´Gonagall.

¡Eh, ¡Ah, lo siento chicos! Iba a buscar a Alex, es un chico que conocí en la mansión…digo, en donde me quedé estos días.

¡Te quedaste en una mansión! – dijo Ron sorprendido - ¿Por qué no me lo habías dicho?

Porque no puedo, ya lo sabéis…

Vaya, vaya, vaya… ¡Mira quien tenemos aquí! – una voz que arrastraba las palabras se acercaba a ellos. Pronto pudieron verle la cara: Draco Malfoy. – Cara Rajada, Sangre Sucia y el pobretón… ¿Qué hacéis aquí?

Nada que te interese, Malfoy. Márchate – dijo Ron.

Cuídate tu lengua, Weasley.

Draco siguió por el pasillo hasta desaparecer de allí.

Maldito mortífago – dijo Ron – Apuesto mi casa a que es un mortifago.

Harry decidió callarse. "Suerte que no ha apostado de verdad"

Oye chicos, debo irme ya. Nos vemos después, ¿vale?

Se despidió de ellos y acudió al vagón nº 39, el penúltimo del tren. Allí estaban ya todos.

Siento llegar tarde. Era casi imposible librarme de Ginny.

Vaya, vaya, la tienes loca Potter, quiero decir, Harry. No importa.

Bueno, a ver, hay cosas que no entiendo – Dijo Alex – Todos los jueves y domingos tenemos que ir a la Sala de Menesteres, que ya me dirán donde está, para preparar nuestra misión, ¿no?

Sí, Alex. Lilian, ¿Qué vas a hacer con tus mascotas? Un fénix, una lechuza son muy difíciles de ocultar.

Bueno - dijo Harry - como la idea era de Dumbledore, él cuidará a nuestros fénix, porque nosotros tenemos demasiadas cosas que hacer. Encima yo tengo que preocuparme de Sharim también.

Mientras los chicos hablaban, Ginny Weasley los espiaba. Al darse cuenta de quienes estaban dentro, corrió a contárselo a su hermano y los demás.

¡Ron! Tengo que contarte algo. A ti también, Hermione.

Venga, cuenta…Como sea algo de Lilian

Mirad. Seguí a Harry para saber a donde iba con tanta prisa. Me escondí en un vagón cuando os encontrasteis con él.

¡Pero Ginny!

No me recrimines ahora, Ron. Resulta que cuando se despidió de vosotros, siguió hasta uno de los últimos vagones. Y adivinad quienes estaban allí…

A ver – dijo Hermione – Harry seguro, Lilian… Noelia…

Sí, pero había tres personas más: Luna Lovegood, un chico nuevo al que llaman Alex y…Draco Malfoy…

¿QUÉ? – dijeron los dos a coro

Eso es imposible Ginny. Nosotros vimos como Harry se peleaba con Draco…

Bueno, pues…si no me creéis, seguidme

Ginny los llevaba hacia el vagón donde estaban ellos, pero en ese momento, el tren paró.

Estaban en la estación de Hogsmeade.