Hola aquí estamos de nuevo, los personajes de esta historia no me pertenece, le pertenece al escritor Watsuki- samo

Hola espero que les guste esta nueva historia... porfa dejen un review para saber sus opiniones.


La distopia de mi realidad

By: Lázara

Capitulo I: Culpas

"La verdad es el veneno que infecta mi alma. La droga que consume mi vida y solo me deja existir.

La verdad es gemela fatídica de la realidad. La realidad de ver lo que es mi mundo, mis deseos, mis sufrimientos.

La realidad es un animal hambriento que consume mi carne, mis anhelos, mis deseos y mis sueños.

Un animal que me asecha escondido ante el más leve error cometido por mi onírico mundo.

Un mundo de frágil cristal, que es atravesado por la línea que conecta mis sueños de la realidad.

Una línea que es forjada por la codicio de la humanidad"

Esos eran los pensamientos de una mortal espadachín, mientras caminaba bajo las frías gotas de lluvia que se arrojaban sobre la tierra desprendidas de la fuerte tormenta. Mientras caminaba observaba como la sangre se mezclaba con el agua y se deslizaba por su cuerpo cayendo en cascada hacia el suelo donde era absorbida y olvidada en su profundidad. Lentamente fue limpiando su larga espada bañada en líquido rojizo y guardada en su funda para después entrara a una rudimentaria casa escondida en el espesor del bosque.

¿Has terminado tu trabajo?- pregunto la voz de un hombre viendo entrar a la joven mujer y entregándole un paño húmedo para que se limpiase la sangre seca que le quedaba en su rostro.

¿Acaso dudas de mis habilidades?- le pregunto ella limpiando su cara y mirándolo con una gélida mirada vacía de toda emoción.

Muy bien descansa, te avisare cuando necesite nuevamente de tus servicios- dijo el hombre acercándose a ella y apretando su hombre.

Muy bien- le respondió ella.

Debes aprender a olvidar Kaoru- le dijo el mirando la tormenta fuera de la cabaña- No puedes refugiarte tras tu espada toda la vida, debes seguir viviendo, necesito que sigas viviendo.

Por que te preocupas por mi, Sagara, acaso no es lo que quieren- dijo ella cerrando sus ojos- Acaso no les conviene que siga siendo su asesina de noche, yo me encargo del trabajo sucio y ustedes se encargan de limpiarlo.

Sabes por que te protejo, hermana- le dijo el saliendo y dejándola sola- No volveré a cometer el mismo error dos veces, lo que sucedió no fue tu culpa aunque tu te empecines en creerlo.

Gracias- le respondió ella sabiendo que ya no lo escuchaba debido a la distancia- Pero aun sigue siendo mi culpa, Sanosuke.

Había pasado mucho tiempo desde aquel accidente, o por lo menos eso era lo que Sanosuke se empecinaba en decir. El era su hermano, no recordaba su pasado pero desde que lo podía hacer el siempre estaba a su lado, protegiéndola. Tenia el cabello puntiagudo dándole una forma peculiar sus ojos al igual que su cabello eran marrones oscuros pero con las estaciones se habían transformado en dos rocas sólidas sin ningún brillo. Hace mucho tiempo era totalmente diferente pero por su culpa todo había cambiado. Mientras reflexionaba sobre su pasado se fue desvistiendo arreglando como podía el baño de la vieja casa para poder limpiar su cuerpo de la sangre derramada por su espada, comparaba su negro interior con la infinidad del espacio pero aún así sabia que el cielo tenía la luz de las estrellas para iluminar su existir. Al contrario de ella el caliente líquido que quemaba su cuerpo solo podía limpiar eso, su cuerpo por que su alma estaba condenada a la hiriente oscuridad.

Era una asesina y ese era el único camino que conocía, la habían entrenado para ello como también la habían entrenado para tener la sangre fría, libre de cualquier sentimiento o debilidad como le decía su padre. Irónicamente ese principio fue la causa de su aniquilación.

Ya habían pasado varios años desde que todo sucedió y con cada segundo que pasaba se sentía mas miserable, solo quería morir pero su cuerpo se rehusaba a acatar sus instrucciones. Deseaba con todo su corazón el que alguien la venciera para así descansar en el infierno donde pertenecía; pero eso nunca sucedía cada vez que tenia su espada en sus manos una fuerza misteriosa se apoderaba de ella y la obligaba a asesinar. No sentía el más leve remordimiento por lo que hacia o dejara de hacer en ese momento, no le importaba; tal vez pensaba así ya que todos los caídos bajo su espada eran traficantes de opio, vendedores de esclavos y terroristas. No sabía como reaccionaria si tuviera que matar a algún niño pero tenia la leve sospecha que el resultado seria el mismo. Y por eso el asco que sentía por ella misma aumentaba sin fin.

Lejos de bosque en medio de la ciudad iluminada por los faroles de aceite que eran amenazados por la ferocidad del viento, Sanosuke caminaba tranquilamente. Le gustaba las noches así ya que eran las únicas que podía descansar en paz, ahora el era parte importante de lo que su padre intento destruir y un sentimiento de traición le albergaba el corazón cada vez que recordaba su nombre, pero el estaba mal y no le iba a perdonar nunca lo que le había hecho a su pequeña hermana. La amaba más que a nada en el mundo y por eso siempre la trato de protegerla pero nunca logro hacerlo correctamente y ahora que había fracasado nuevamente le dolía ver en lo que se había convertido. Solo tenían una misión y debían cumplir en las sombras la limpieza de esa nueva era. Trabajaba en una organización muy grande compuesta por marionetas y titiriteros, cada marioneta era un arma letal manejada al antojo de su dueño pero cuando estas se revelaban las consecuencias eran desastrosas. Solo las marionetas muertas en existir era utilizadas en ese trabajo y Kaoru la mujer de los ojos de hielo era una de ellos.

Como miembro importante de la organización comandada por un hombre llamada Katsura, había tomado la decisión de ser él, el responsable de Kaoru, le entregaba las misiones que tenia que realizar y como podía la protegía de ella misma. Hacia ya varios años había conocido a un hombre totalmente misterioso para el, un títere, pero este títere uno de los mas conocidos entre todos. La existencia de Kaoru solo era conocida por unos cuentos en cambio el era temido por todos excepto por el hombre que había sido su maestro y ahora titiritero, Seijuro Hiko. A pesar de la naturaleza acecina de ese hombre se había formado una extraña amistad entre el legendario Battousai y el.

Ahora que conocía la nueva misión dirigida hacia Kaoru y este peligroso hombre, no estaba seguro de que hacer y sin embargo tal vez eso era lo que ambos necesitaban, para purificar su conciencia pacificar sus almas.

Había pasado ya varios días desde su ultima misión y lo único que debía hacer era esperar la próxima, la monotonía de su vida era increíblemente insoportable su maestro había desaparecido nuevamente y no esperaba verlo por un buen tiempo. No tenia ganas de conocer ese nuevo pueblo en el que estaban, las personas se veían monótonas, increíblemente hipócritas y pendiente a todo lo que sucedía a su alrededor no dándose cuenta del desastre de su miserables vidas. Sus ambarinos ojos miraban como las aguas del frío río de invierno empezaban a congelarse poco a poco, lo único que le agradaba de ese lugar era el bosque y cada día que pasaba se adentraba mas en su espesor, disfrutando la soledad que lo rodeaba y teniendo una completa libertad para entrenarse. Su cabello rojo cobre estaba siempre atado a una coleta baja dejando despeinados flequillos sobre su rostro. Su estatura era promedio y podía pasar por un hombre común y corriente con rostro casi afeminado hasta que mirasen sus ojos sedientos de sangre y acción. Corría a gran velocidad esquivando los numerosos árboles que lo rodeaban afirmando así los excelentes reflejos que poseía punto fundamental en su trabajo. El bullicio del bosque se vio quebrantado por las inesperadas voces de un grupo de hombre no muy lejos de donde el estaba. Molesto ante el hecho de tener compañía por esos alrededores dio media vuelta para retirarse cuando escucho una nueva voz proveniente de una mujer.

¿Que desean aquí?- les pregunto ella, sin inmutarse ante la desventaja de hombres que la rodeaban- Les aconsejo que regresen por donde vinieron si quieren regresar enteros.

Como te atreves a hablarnos así mujer- le dijo uno de ellos, aparentemente el líder del grupo- Nosotros somos los mejores espadachines de todo Japón y no voy a permitir que una mujer insolente como tú nos hable así.

La inescrutable chica no pereció intimidada antes las palabras de aquel hombre y solo se limito a recoger su largo cabello azul noche, el cual contrastaba con s piel blanca y sus ojos azul hielo. El hombre de mirada dorada, parecía divertido ante aquella situación, podía ser un asesino pero había aprendido con sangre a respetar algunas cosas. La desventaja de numero que rodeaba a la joven mujer era superior cinco contra uno pero para él solo era un juego de niño, decidió esperar para ver que era lo que esa mujer iba a hacer sosteniendo esa espada de bambú contra las espadas de metal de sus oponente, pero listo para detener el combate tan pronto ella estuviese en peligro cosa que no tardaría en suceder.

No se los voy a repetir nuevamente- dijo la chica, ya molesta ante la presencia de esos intrusos- Ustedes deciden que hacer se retiran por su propia cuenta o no regresan enteros.

Pensándolo bien prefiero disfrutar tu cuerpo antes de volver al pueblo, me pregunto que tan ruda serás después que terminemos con tigo- dijo otro de ellos acercándose a ella para sostenerla.

Tan pronto como el hombre toco su hombre se desplazo con una agilidad no antes vista por esos hombres, sorprendiendo a Battousai quien se mantenía oculto. Con un fugas movimiento sostuvo su muñeca la torció y después la llevo a su hombro dejando al hombre indefenso bajo su dominio.

¿Ahora dime asqueroso cerdo que es lo que me querías hacer?- le pregunto ella.

Maldita zorra- le grito el.

Como quieras- le respondió ella rompiéndole el brazo sin dudarlo ni un segundo y arrojándolo a un lado- ¿Quien es el próximo o ya desistieron de sus propósitos?

Zorra- grito otro de ellos y los cuatro hombres restantes se lanzaron al ataque, Battousai sostuvo su espada para ayudar a la chica pero tan pronto como levanto la vista un corrientaza de excitación recorrió por su cuerpo. La mujer había dejado inconciente a los cinco hombres, los cuales tenían un parte de su cuerpo rota, como pudieron se alejaron de ella y salieron corriendo del bosque siendo alcanzados minutos después por unos diminutos alfileres introducidos en su nuca dejándolos paralizados y siguiendo su huida segundos después. Battousai sentía como el deseo de enfrentarse a una persona con su mismo nivel de combate crecía dentro de el pero ese no era el momento apropiado y mas viendo la pulsera de alfileres que ella tenía en su muñeca derecha, tenía una baga idea de sus usos pero no entendía la función especifica de esas agujas cosa que averiguaría. Dio media vuelta y se marcho moviendo levemente las ramas del árbol donde se escondía captando la atención de la chica conocida en su profesión como la dama de los ojos de hielo. Esta al voltear hacia el árbol no vio a nadie y prosiguió se camino en dirección contraria al legendario destajador. Ignorando ambos que la rueda caprichosa del destino los uniría a pesar de su querer.

Continuara…


Notas de la autora

Hola a todos espero estén bien se que me van a matar no tengo tiempo para actualizar mis otras historias pero no me pude contener para escribir esta. El poema que esta al principio de la misma es de mi autoría así que agradecería algún comentario.

Espero sus review y que les guste esta nueva aventura en la que los voy a guiar… Nos vemos cuidensen mucho besos bye

Att:

Lázara