¡Hola! Disculpen la tardanza, he estado un poco ocupada con el inicio de clases y mi regreso al trabajo, pero parece que las cosas se van a aligerar un poco, pues todo indica que volveré a la lista de desempleados...jajajaja No me preocupa, porque necesito tiempo para dedicarme a la escuela (y no les voy a mentir, también quiero tiempo para ustedes... para poder continuar mis fics) En el siguiente capítulo les informaré si ya estoy en la lista de desempleados o sigo siendo una trabajadora irritable, jajajajaja...
Bueno, creo que es mi deber advertirles, no quiero que sufran un infarto por el coraje o algo así... Sólo tengan cuidado de estar bien calmaditos cuando lean porque las personas (así en general para no caer en sexismos)pueden ser un poco torpes y no pensar antes de hablar...
Está bien, ya los dejo para que lean el capítulo con calma.. ¡disfrútenlo!
¿UNA NUEVA OPORTUNIDAD?
Una corriente de aire frío la hizo despertar, no sabía cuánto tiempo llevaba dormida, pero por la corriente de aire que se colaba por la puerta podía estar segura de que aún era de madrugada, intentó buscar abrigo en sus brazos, pero él ya no estaba ahí. Algo preocupada se cubrió con la colcha y se levantó de la cama.
Al posar sus pies en el suelo un escalofrío le recorrió el cuerpo, la tormenta de la tarde había tenido grandes consecuencias en el clima del jardín y la choza no podía estar más fría. Arrastró parte de la colcha borrando sus huellas del polvo, mientras salía de la habitación intentando encontrar una respuesta a la ausencia de Harry, pero tampoco estaba en la otra habitación y eso la preocupó demasiado. Estuvo apunto de regresar sobre sus pasos para poder vestirse y salir a buscarlo, pero el ruido de la puerta la alertó.
No tenía varita, por lo que no podía hacer nada, así que se mantuvo en el mismo lugar, sólo escuchando como forcejeaban para poder abrir la puerta, decidida a enfrentar lo que fuera se acercó, pero la puerta no tardó en abrirse, dejando a la vista a un Harry a medio vestir con unas cuantas botellas en los brazos y cargando una servilleta abultada con una mano.
– ¡Hermione! – dijo sorprendido al ver a la chica de pie, sólo a un par de metros delante de él, envuelta con la sobrecama – estás despierta... ¡no deberías estar despierta! – le dijo a modo de reclamo mientras cerraba la puerta – por lo menos no te hubieras levantado de la cama... – le dijo mientras se acercaba a ella.
– hacía demasiado frío y tú no estabas ahí... – le dijo con un deje de preocupación, frunciendo levemente el entrecejo, antes de recibir un beso en los labios.
– bueno, no comiste nada ayer y supuse que cuando te despertaras tendrías hambre así que fui por algo de comer... y algo para seguir festejando – le dijo señalando las botellas y la servilleta con la cabeza, haciendo sonreír a Hermione – vamos, hay que volver a la cama, que aquí hace demasiado frío... – la apremió caminando hacia ella para hacerla entrar al cuarto.
Hermione volvió a entrar al cuarto, seguida de Harry, y se sentó en la cama mientras el chico depositaba las botellas en el suelo y se sentó a su lado ofreciéndole la servilleta. Sonrió, acomodándose la sobrecama bajo las axilas para poder sostenerla con los brazos y la tomó con ambas manos – ¿seguro que todavía sirve?... digo, lleva desde la tarde ahí... – le decía mientras deshacía el nudo que unía las puntas de la servilleta, acercándola a su rostro para oler los canapés – bueno, huelen bien... – dijo encogiéndose de hombros.
Harry le sonrió recargando su espalda en la pared y le indicó a Hermione que se acercara a él – ¿crees que te dejaría comer algo que no sirviera? – le preguntó mientras la castaña se sentaba frente a él recostándose en su pecho, y la rodeó por los hombros.
– ¡estás frío! – le dijo preocupada al sentir el frío de su pecho en su espalda desnuda – sólo a ti se te ocurre salir sin camisa – decía dejando la servilleta sobre la cama para poder reacomodarse y cubrirlo a él también con la colcha – así está mejor... – dijo sonriendo, mientras Harry besaba su cabello.
– ¿dormiste bien? – le preguntó mientras ella le ofrecía un canapé, y asintió – roncas muy bonito... – le dijo sonriendo divertido, haciendo que Hermione frunciera el entrecejo.
– ¡yo no ronco! – se defendió volteándolo a ver, mientras Harry le daba una mordida al bocadillo que le seguía ofreciendo, y asintió – ¡claro que no!...Ron ronca... tú roncas cuando duermes boca arriba... Ginny también ronca un poco; supongo que es de familia... pero ¡no!... ¡yo no ronco!... nadie se ha quejado de mi... – dijo un poco confundida y Harry negó sonriendo.
– es que tus ronquidos no molestan... por eso te dije que roncas muy bonito– le dijo sin dejar de sonreír antes de acallar sus quejas con un beso – ¡eres con la que más he disfrutado dormir! – le dijo aún sonriendo, logrando que la sonrisa de Hermione se desvaneciera.
Volvió a darle la espalda y hasta intentó alejarse un poco de él, fingiendo interés en los bocadillos, pero ni siquiera eso le parecía lo suficientemente atractivo como para olvidar lo que acababa de decir.
Su respiración comenzaba a hacerse pesada y la presión en su pecho sólo ocasionaba que su barbilla temblara mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Él sí la había olvidado, pero entonces ¿porqué le mintió, la había hecho creer que sí la quería, hasta había llegado a creer que la amaba, pero no... sólo era una chica más con la que había dormido.
– ¡Dios!... lo olvidé... mañana tengo que estar en el ministerio a primera hora... – decía fingiendo tono preocupado, mientras rogaba por que sus lágrimas no le ganaran; y ahora más que nunca se preocupó por cubrirse con la colcha para poder levantarse para recuperar su ropa, mientras Harry la observaba confundido.
– ¿te vas? – le preguntó mientras la observaba vestirse con bastante agilidad, pues la colcha se mantenía en su lugar, y Hermione asintió sin siquiera voltearlo a ver – ¿quieres que te acompañe a tu casa? – dijo sonriendo de nuevo, pero la chica negó.
– traigo coche, no te preocupes... sigue durmiendo... – dijo forzando una sonrisa, mientras dejaba caer la colcha, terminando de acomodarse el vestido – nos vemos luego... – dijo antes de salir del cuarto, cruzando rápidamente la otra habitación recogió sus zapatillas y salió de la choza escuchando la voz de Harry que la llamaba.
Caminó lo más rápido que pudo por el jardín, no quería verlo de nuevo. Mientras más avanzaba y más cerca escuchaba la voz de Harry, los deseos de llorar aumentaban, no podía evitar sentirse usada; la había convencido de que no la había olvidado en todo ese tiempo y habían sido sólo palabras; sí la había olvidado, se había dedicado a disfrutar de la vida mientras ella seguía pensando en él con la esperanza de que él también se acordara de ella.
– ¡ey, Hermione!... olvidaste tu collar... – le dijo al lograr alcanzarla.
Volteó a él lentamente, talvez aún podía enfrentarlo por última vez – gracias... – dijo apenas viéndolo, sólo tomaría el collar y se iría, pero la mano de Harry la retuvo; cerró los ojos con fuerza, debía ser fuerte.
– ¿quieres salir a comer hoy? – le preguntó sonriendo, sin soltarla.
Hermione negó intentando recuperar su mano – lo siento... tengo cosas que hacer... – dijo comenzando a alejarse, pero Harry no tardó en alcanzarla.
– ¿y cenar? – le preguntó sin dejar de sonreír, mientras la rodeaba por la cintura, pero Hermione no tardó en separarse de él – ¿qué pasa? – preguntó confundido.
– nada... estoy un poco cansada... nos vemos luego... – le dijo intentando verlo a los ojos una vez más, y Harry trató de acercarse a ella para darle un beso, pero Hermione lo esquivó.
– ¿qué pasa? – le preguntó frunciendo el entrecejo.
Hermione lo observó con el ceño fruncido – ¡pasa que no voy a dejar que vuelvas a jugar conmigo! – le dijo furiosa consigo misma por no poder contener las lágrimas y se dispuso a seguir caminando, pero Harry no pensaba darse por vencido.
– ¿jugar?... yo no he jugado contigo... – le decía bastante confundido, caminando al lado de ella.
– ¿qué no has jugado conmigo? – le preguntó con tono enojado, deteniéndose frente a él – y todo eso de que no me habías olvidado seguro fue sólo mi imaginación... – le dijo con tono sarcástico.
Harry seguía confundido, no sabía porqué se había enojado Hermione con él, habían estado de lo mejor y de un momento a otro había cambiado – no, no fueron tu imaginación... yo lo dije, por que así e... – decía, pero un fuerte golpe en la mejilla lo hizo callarse. Se llevó la mano al rostro bastante adolorido – ¿qué...? –
– no vuelvas a decir que no me olvidaste, que pensaste en mi todos los días porque es una mentira... tú sólo te dedicaste a disfrutar de la vida y ver hasta cuándo me cansaba de esperarte, pero ¡pasaste el límite!... jamás me imaginé que serías tan... espero que te hayas divertido... – le dijo antes de darse media vuelta y alejarse sin escucharlo.
No sólo se sentía dolida y usada... se sentía humillada, se había burlado de ella; había olvidado que alguna vez habían sido amigos y la había usado; le había confesado sus sentimientos y él sólo la había lastimado.
No quería volver a verlo, no le importaba cuánto le doliera después, no pensaba verlo de nuevo.
Las lágrimas le habían ganado por fin, sabía que debía irse de ahí, pero las lágrimas y los continuos sollozos le impedían ver claramente, no podía creer que la había usado de esa forma, se había permitido creer que la amaba, que en verdad le importaba, pero jamás se imaginó que pasaría por alto la amistad que alguna vez los había unido.
– ¿Hermione?... hablemos... –
Ahí estaba de nuevo, fingiendo preocupación por ella, talvez sólo intentaba recuperar otra aventura.
– Hermione, abre... – le pidió mientras la observaba enjugarse las mejillas entre cortos espasmos – por favor, no llores... – le rogó preocupado, no soportaba verla así.
Lo odiaba, odiaba que fingiera estar preocupado, no podía creer que siempre había sido así y ella se había negado a darse cuenta de ello. Respiró profundamente y puso en marcha el coche.
– no te vayas, Hermione... ¡debemos hablar! – le dijo siguiéndola unos pasos mientras el coche comenzaba a avanzar – Hermione no te... ¡Hermione! – le gritó pues había acelerado el carro sin escuchar palabra de él.
Llevaba horas acostada en su cama, intentando sólo dormir y no pensar en lo que había sucedido, pero parecía que ese día todo le saldría al revés, no podía dormir y sólo pensaba en lo que había sucedido, pero el sonido de la puerta la distrajo.
No sabía ni para qué bajaba, seguro sólo era un vendedor o algo así, pero de lo que estaba segura era de que no podía quedarse en su cama todo el día.
Abrió la puerta topándose con una pelirroja y una rubia, que entraron sin siquiera esperar a que ella las invitara a pasar.
– bien, te cambiaste de ropa, no puede ser tan malo... – decía Ginny mientras la observaba y Luna cerraba la puerta.
– ¿qué hacen aquí? – les preguntó bastante confundida, pero no obtuvo respuesta, sólo fue llevada por sus amigas hasta la sala. Se acomodaron en los sillones y Luna se encargó de aparecer una tetera con café preparado y tres tazas – ¿me dirán qué hacen aquí? – les volvió a preguntar mientras Ginny era la que se encargaba de servirles un poco de café.
– bueno, Draco y yo fuimos a desayunar a casa de Ron y Luna... – decía terminando de servir las bebidas – y apenas preparábamos la comida cuando llamaron a la puerta... – decía ofreciéndoles los cafés.
– Ron fue a abrir... estoy casi segura que estaba apunto de burlarse de él hasta que se percató de tu ausencia... – dijo Luna antes de darle un sorbo a su café – lo iba a matar... – dijo con calma, recibiendo una mirada asustada de Hermione.
– no... lo iba a matar para después revivirlo y volverlo a matar... – la corrigió Ginny mientras le ponía un poco de azúcar a su café – hasta que Draco intervino y lo detuvo, nos dimos cuenta que algo había pasado porque tú no estabas con él y estoy segura que no pensabas desaprovechar la oportunidad de desollarnos vivos... – le dijo volteándola a ver con seriedad – bien, ahora nos dirás qué fue lo que pasó... – dijo con tono determinado.
– ¿qué demonios le hiciste? – le preguntó Ron por décima vez mientras intentaba contenerse para no irse sobre Harry por tercera vez.
– no le hice nada... ya te dije que estábamos de lo mejor y de la nada ella se levantó diciendo que tenía que estar hoy en el ministerio... yo le creí y la observé salir, pero después me di cuenta de que se le había olvidado su collar y la alcancé para dárselo, y fue cuando comenzó a pelear conmigo... intenté comprenderla, pero me dio una bofetada y se fue... cuando la alcancé ya estaba en su coche... y estaba llorando como nunca la había visto llorar... – dijo preocupado y enseguida sintió la mano de Ron en su cuello.
– ¡te voy a matar! – le decía apretando su cuello, pero Draco lo hizo alejarse de él.
– espera a que nos diga qué pasó... ya después puedes matarlo... – le dijo el rubio haciendo que Ron se sentara bastante lejos de Harry – bien, es obvio que pasó algo pero tu pequeña mente no lo pudo notar... ¿qué sucedió antes de que se levantara para irse? – le preguntó con calma.
Harry se encogió de hombros intentando recordar todo lo que había pasado – estábamos platicando nada más... yo le dije que roncaba y ella se negó... entonces dijo que nadie se había quejado de ella y yo le dije que era porque sus ronquidos no eran molestos... – dijo aún sin entender nada, pero no tardó en darse cuenta de algo más que había dicho – ... que era con la que más había disfrutado dormir... – dijo con gesto ausente, y enseguida escuchó un golpe y sintió otro más en el pómulo.
– ¡eres un imbécil! – le gritó Ron tomándolo por el cuello de su camisa, mientras Draco intentaba reincorporarse – ¿cómo se te ocurrió decirle eso! – le gritó enojado – Hermione te ama... ¡te ama!... ¡y tú eres un imbécil que no se la merece! – le decía sin soltarlo de la camisa y lo hizo caminar hacia la puerta de su casa, siendo seguidos por Draco – ¡no se te ocurra volverla a buscar!... ¡si te le acercas te mato! – le decía arrinconándolo contra su coche – a menos que encuentres una forma de enmendar lo que hiciste... pero mientras no sea así¡que no se te ocurra ni hablarle! – le dijo antes de alejarse de él, y regresó a su casa en dirección a la chimenea.
– ¡si lo veo lo mato! – decía Ginny caminando furiosa por la sala – ¡es un imbécil!... ¡y yo que pensé que te merecía! –
– bueno... todas sabemos que los hombres son algo torpes... quizá no se fijó en lo que dijo... dudo que lo haya querido decir con la intención de lastimarte... tú misma lo dijiste, te siguió como si nada hubiera pasado... – les decía Luna intentando enfriar un poco la situación.
– ¡ese no es el punto!... – interrumpió Ginny a Hermione, quien se disponía a hablar – él le mintió , le dijo que no la había olvidado.. ¡todos le creímos!... ¡oh, voy a matar a Ron! –
– Ginny, no estás ayudando... – dijo Luna con tono serio.
Hermione iba a hablar, pero volvió a ser interrumpida por la llegada de alguien a su casa, por medio de la red flu, inundado su sala de hollín. Temió que fuera Harry, pues la cantidad de hollín que se había levantado le impedía ver quién era.
– ¡Ronald Weasley, te mato! –
La voz de Ginny la alertó, sabía que no dudaría en lanzarle una maldición a su hermano.
– ¡oye!... ¡ouch!... ¡no!... ¡ey, espérate! – se quejaba Ron mientras recibía diferentes golpes de su hermana – ¿yo qué hice?... ¡a Harry es al que debes golpear! – intentaba protegerse con los brazos.
– ¡Ginny, déjalo! – dijo Hermione al ver a la pelirroja agarrando con el puño el cabello de Ron y dándole diferentes golpes en el hombro.
– ¿porqué lo defiendes?... él también tiene la culpa... seguro sabe de todas las "aventuritas" de su mejor amigo... – le decía a modo de reproche, sin dejar de golpearlo.
– ¡ey!... ¡ya, déjame!... Harry es lo suficientemente grande para saber lo que hace, yo no soy su niñera ni nada que se le parezca... además, yo qué iba a saber que diría semejante estupidez... – se defendió, y enseguida sintió un fuerte golpe en el costado, que lo hizo caer de rodillas al piso.
– mi vida, mejor no hables... – le dijo Luna sólo observando desde su lugar a su esposo y su cuñada.
– vamos, amor, déjalo... – dijo Draco, que por fin hizo acto de presencia, pues nadie se había dado cuenta de que había llegado porque se apareció casi al mismo tiempo que Ron.
Hermione observaba a sus amigos recordando todo lo que había pasado la tarde anterior en el local – supongo que estarán contentos... cumplieron su cometido... – les dijo con tono serio, recibiendo como respuesta la mirada sorprendida de sus amigos – me quedé con Harry... le dije todo lo que sentía y pasamos la noche juntos.. eso era lo que querían¿no es así? – les dijo con un deje de reproche.
– ¡no!... – intervino Ginny – bueno sí, pero jamás fue nuestra intención que las cosas terminaran así... – se corrigió al ver la mirada que le dirigía Hermione.
– Hermione, nosotros queríamos que fueras feliz y creímos que lo serías al lado de Harry, pero jamás imaginamos que saldría con eso... – le decía Luna con tono preocupado – estoy segura de que él te quiere... – dijo acercándose a ella, pero Hermione la interrumpió.
– ¡vaya manera de demostrarlo! – le dijo con tono sarcástico.
– mira, no quería ponerlo así, pero estamos hablando de Harry... de un hombre... – dijo Luna con tono serio y enseguida escuchó las quejas de Ron y Draco – sabemos que aunque estén enamorados los hombres son un poco "insensibles" y no les importa tener relaciones con quien sea, para ellos no significa nada... pero eso no quiere decir que no es diferente cuando están con la persona que aman... es realmente diferente... – dijo observando a su esposo, quien le sonrió.
– Luna tiene razón... sabes lo que me costó aceptar que estaba enamorado de ella... y también sabes que estuve con algunas chicas antes de ella, pero eso no quería decir que no la amaba sólo quería negarlo... – le dijo Ron hincándose a un lado de ella extendiendo los brazos para abrazarla – Harry te quiere, sólo que tantas maldiciones han impedido que le llegue suficiente aire al cerebro... – le dijo sonriendo mientras Hermione soltaba un par de lágrimas sobre su hombro.
– bueno, queda en tus manos el hablar con él o no... – dijo Draco con ese aire arrogante que parecía indicar que nadie ni nada valían lo suficiente como para despertar su interés, pero todos sabían que se preocupaba por Hermione, aunque nadie sabía cuándo había comenzado esa preocupación – sólo te advierto, Harry tardará un poco en venir, dudo que sepa cómo enmendar lo que hizo y quedó bien advertido que si no venía a arreglar las cosas, que mejor ni se apareciera frente a ti... – le dijo dándole unas palmaditas en la cabeza – bueno, si me permites voy a entrar a tu cocina a hacerme algo de comer, ya que la llegada de tu noviecito nos arruinó el desayuno – dijo antes de salir de la sala escuchando las quejas de Ron, quien lo siguió hasta la cocina.
– bien¿quieres olvidar el tema o prefieres decirnos qué piensas ahora? – le dijo Luna mientras Ginny se encargaba de limpiar el hollín que había por toda la sala – ¿puedes hacer más café? – le preguntó a la pelirroja, observándola por unos segundos, antes de regresar su mirada a Hermione, quien parecía meditar lo que le había dicho.
– yo no iré a buscarlo... – dijo luego de algunos momentos en silencio, mientras Ginny le ofrecía otra taza con café.
– está bien... él debe tomar la iniciativa, fue su error... – le dijo Luna con calma – sólo debes tomar en cuenta lo que te hemos dicho – dijo antes de tomar un poco de su café – ¿y qué tal el trabajo? – dijo como si nunca hubieran hablado de otra cosa, haciendo que sus amigas le dirigieran una mirada sorprendida – Ron me dijo que John ha estado un poco exigente... – dijo con completa tranquilidad, antes de tomar un poco más de su café.
Hermione se aclaró la garganta un par de veces – pues no mucho... sólo quiere que seamos más cuidadosos con nuestros escritos... – dijo intentando borrar de su mente lo que había pasado la tarde anterior.
– bueno, he intentado decirle a Ron que me deje ir a la convención de Criaturas Extraordinarias, pero insiste en decir que es una reunión de locos... – dijo Luna segura de que su indignación tendría el apoyo de sus amigas.
Hermione carraspeó antes de darle un sorbo a su café, mientras Ginny intervenía. Aún no lograba aceptar todas las locuras que decía su amiga, aunque ya podía controlar sus estallidos de incredulidad. Luna era una muy buena amiga, su relación había mejorado desde su sexto curso, la había apoyado demasiado siempre que había necesitado de un hombro para llorar, Ginny y Luna eran un gran apoyo cuando Ron y Harry decidían hacerla a un lado de sus "asuntos".
– ¡ya te dije que no estoy embarazada! – se quejaba Ginny.
– ¡no lo niegues!... tu constante apetito no es normal y esa pancita... bueno... ¡deberías aceptarlo! – le decía Luna a modo de regaño.
– ¿estás embarazada? – le preguntó Hermione bastante sorprendida.
Ginny resopló cansada – ¡claro que no!... Luna insiste en que estoy embarazada, pero no es así... Draco y yo hemos tenido mucho cuidado, aún no es tiempo de tener hijos... en cambio tú... Luna, ya deberían pensarlo¡tienen ya casi 5 años casados! – le dijo intentando pasarle la atención a ella.
– Ron aún no se siente preparado... pero la que debería pensarlo es Hermione... – le dijo sonriendo maliciosamente – es dos años mayor que nosotras... – dijo apartando la mirada de ella para tomar un poco de café.
Hermione se puso completamente roja y tosió un poco pues se había atragantado con su propia saliva – ¿un bebé?... ¿yo! – dijo intentando controlar su sonrojo y sus amigas asintieron – ¿con quién pretenden que tenga un hijo si ni siquiera tengo novio?... no... ¡no!... ¡no voy a tener hijos sin estar casada! – dijo decidida, levantándose del sillón.
– deberías tener un hijo, no falta mucho para que llegues a los 30... te arrepentirás si esperas demasiado tiempo... dicen que la edad perfecta es entre 25 y 28 años... – le decía Luna mientras la seguían ella y Ginny.
– miren, aprovechen ustedes que están casadas... yo no voy a tener un hijo que no pueda contar con una figura paterna... ¡vean todo lo que sufrió Harry! – dijo antes de entrar a la cocina.
– ¡y ahí va Harry de nuevo! – dijo Ginny con tono cansado – ¿te has dado cuenta que todo lo que no has hecho es por culpa de Harry? – le preguntó con tono molesto, recibiendo una mirada confundida de Hermione, mientras Ron y Draco ponían toda su atención en las chicas.
– no te hagas la desentendida, Hermione, no tuviste pareja desde que saliste de Hogwarts... y... ¿porqué?... sólo porque tenías la esperanza de que Harry volviera a buscarte... – le dijo Luna a modo de regaño.
– o sea que tú eras... – decía Ron bastante sorprendido, pero Hermione lo interrumpió.
– ¡cállate!... ¡ni se te vaya a ocurrir decirle algo de esto a Harry! – le dijo con tono molesto, aunque no podía ocultar su sonrojo.
– bueno... creo que para todos era bastante obvio... – dijo Draco con calma, haciendo que Hermione se pusiera bastante roja.
– ¿qué quieres decir con eso de que era bastante obvio? – le preguntó Hermione apretando sus puños.
– ya conoces a Draco... y a Ron, no les hagas caso... – dijo Ginny con calma haciendo que Hermione saliera al pequeño jardín.
– ¡no!... ¡quiero que me diga a qué se refería! – dijo molesta, soltándose de la mano de Ginny, y se acercó rápidamente a Draco, quien la observó un poco nervioso – ¿qué quisiste decir con eso de que era bastante obvio?... ¿acaso ustedes hablaban de mi vida sexual? – le preguntó enojada.
– bueno, tanto así como hablar de tu vida sexual, no... pero... nunca supimos que tuvieras un novio y... bueno... no eres de las que anda con cualquiera... – le dijo Ron con calma, pero al ver la mirada asesina que les dirigía Hermione comenzó a ponerse nervioso – no era nada malo... en serio... sólo comentábamos que... bueno... sería extraño que tú perdieras tu virginidad sólo por tener "sexo casual"... – decía con nerviosismo.
– ¡entonces Harry lo sabía! – dijo sin saber si enojarse o sorprenderse.
– ¡no!... no hablábamos frente a él de ti... casi siempre terminaba maldiciéndonos o corriéndonos de su casa... – le intentó explicar Ron.
– ¡ah!... ¿entonces era un tema interesante de conversación entre ustedes dos? – les preguntó enarcando una ceja con gesto molesto.
Ron quiso negar, pero Luna lo interrumpió – vamos, Hermione, déjalos... sólo terminarás dejándonos viudas... – dijo mientras la llevaba a rastras hasta el jardín.
Intentaba ponerse al corriente en su trabajo, Ginny le había mentido pues sólo convenció a John de darle el día, pero eso no había evitado que se le acumulara el trabajo. Su cubículo no era muy agrande así que con todos los papeles que tenía se veía más desordenado de lo que realmente estaba.
– ¡no lo puedo creer! – se quejó al ver más memorándum interdepartamentales entrar por su puerta, y eso sólo podía indicar más trabajo – ¿ahora qué? – preguntó mientras los observaba descender hasta su escritorio y se dispuso a agarrar uno, pero algo golpeó su mano. De repente comenzaron a salir flores de uno de los avioncitos de papel hasta convertirse en un bonito arreglo – ¿qué...? – preguntaba, pero se detuvo al ver a alguien aparecer frente a ella.
– ¡ahg!... ¡demonios!... – se quejaba...
– ¡Harry¿qué haces aquí? – le preguntó bastante molesta, levantándose de su lugar – salte ahora mismo de mí... ¡sal y llévate eso! – dijo señalando el arreglo floral.
– ¡Hermione, yo...! – decía, pero Hermione no lo quería escuchar.
– no me importa¡salte ahora mismo! – dijo enojada señalando ahora hacia la puerta, mientras su pecho subía y bajaba con rapidez – ¡no quiero volver a verte!... ¡no quiero saber de ti! – decía mientras Harry se reincorporaba intentando acercarse a ella, que ahora le daba la espalda.
– no... Hermione, tú no quieres eso... por favor, hablemos... yo jamás quise hacerte pensar... no quería que... ¡no era mi intención que pensaras que me había olvidado de ti! – le dijo y estuvo apunto de tomarla por los hombros, pero Hermione volteó rápidamente amenazándolo con su varita – ¡Hermione, no!... yo... Hermione, sé que hice mal al haber dicho eso, pero... yo... yo sólo intentaba olvidarte... para mi no significaba nada – dijo con tono preocupado recibiendo como respuesta la mirada sorprendida de Hermione.
– ¡perfecto! Ahora me queda más que claro que ya no te a... ¡ya no me interesas! – dijo con tono firme, aunque su corazón se desmoronaba al verlo tan... "tranquilo" frente a ella.
– no digas eso, por favor... ¡yo te quiero, Hermione!... yo... yo... no puedo vivir lejos de ti... estos años sin ti han sido horribles... – decía con tono triste, debatiéndose entre acercarse a ella o quedarse dónde estaba pues Hermione seguía apuntándolo con su varita.
– ¡claro!... ahora lo entiendo... ¡todas las tipas con las que te acostaste eran muestra de lo mucho que sufrías lejos de mi! – decía con tono sarcástico – pobre de ti¡cuánto sufriste! – dijo antes de dirigirse a la puerta abriéndola para que saliera – puedes irte... y llévate ese arreglo, soy alérgica... – mintió sin siquiera voltearlo a ver.
Harry se acercó a Hermione y se hincó frente a ella – por favor, perdóname.. no quería... – decía con tono arrepentido, pero Hermione lo interrumpió haciendo que se separara de ella.
– ¡no seas ridículo!... – lo reprendió haciendo que se reincorporara – ahora no quiero saber de ti, por favor, vete... – dijo antes de alejarse de él regresando a la silla de su escritorio.
Harry la observó concentrar toda su atención en uno de los papeles y sólo regresó al escritorio para tomar el arreglo y salir del cubículo rogando por escuchar a Hermione pedirle que no se fuera, pero eso nunca sucedió.
En cuanto lo vio salir cerró la puerta con un movimiento de varita; deseaba gritar, desahogarse de alguna forma, aún no podía creer en Harry, aunque estuvo apunto de ceder, no podía permitir que volviera a jugar con ella.
Debía distraerse, talvez trabajar le ayudaría, sólo necesitaba centrar su atención en el trabajo y olvidar todo lo que tuviera que ver con Harry. Tomó los demás memorándum que habían llegado y se dispuso a revisarlos, pero no tardaron en convertirse en otros tres arreglos y Harry volvió a aparecer ahí.
– ¿qué pretendes, eh? – le preguntó molesta, luego de recuperarse de su sorpresa – no puedes aparecerte aquí cada que te plazca¿no entiendes que no quiero saber nada de ti? – le preguntó sintiendo esa presión en el pecho que tan bien conocía.
Harry la observó confundido por un segundo, pero al ver las flores no tardó en sonreír – querías saber qué decían¿eh?... – le dijo sonriendo con gesto burlesco, haciendo que Hermione lo observara con el entrecejo fruncido – tú me quieres y no puedes negarlo¡por eso querías leer lo que decían esas cartitas! – decía sin dejar de sonreír, acercándose a una Hermione bastante confundida.
– ¿cartitas?... ¿qué cartitas, lo que yo agarré eran memorándum interdepartamentales – le dijo aún frunciendo el entrecejo mientras intentaba alejarse de Harry ayudándose con sus pies para mover su silla, pero no había mucho espacio al cual moverse.
– bueno... sabía que no los leerías si te dabas cuenta de que eran míos... por favor, dame una oportunidad, te demostraré que te quiero... – le decía hincándose frente a ella, tomándola por la cintura – yo te... – decía, pero fue interrumpido por la entrada de alguien.
– ¡oh!... entonces ya le dijiste que eras virgen¿eh? – dijo sonriendo, haciendo que Hermione se pusiera completamente roja – sabía que se arrepentiría de no haberse preocupado por eso... –
Harry observó confundido a su amigo¿qué era lo que estaba diciendo?... Hermione no podía... inmediatamente volteó a ver a la castaña quien observaba con los ojos inyectados de sangre a Ron – ¿qué demonios haces aquí? – le preguntó volteando a ver de nuevo a Ron, quien no se daba cuenta de nada, mientras él se sentía el peor hombre sobre la tierra.
– bueno, fui a tu oficina pero me dijeron que habías desaparecido a mitad de una reunión, así que supuse que estabas aquí... – decía sonriendo, pero la reacción de Hermione lo hizo sobresaltarse.
La chica se levantó rápidamente de su silla – ¡largo! – le dijo apretando los dientes – ¡los dos, largo de aquí! – dijo enojada, señalando la puerta, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y su rostro estaba más rojo que nunca.
Ron la observó confundido, pero no tardó en salir al ver que su amiga levantaba la varita, y Harry sólo se reincorporó alejándose un poco de Hermione, quien observaba furiosa la puerta.
– yo... de verdad... no tenía idea... – le dijo bastante apenado, intentando acercarse de nuevo a ella, pero Hermione retrocedió apuntándolo con su varita.
– lo que pasa es que yo, a diferencia de ti, sí estaba enamorada, pero ya no... no volveré a pensar en ti de esa forma – le dijo con tono serio, mientras Harry negaba constantemente.
– ¡nadie puede dejar de amar en tres días! – le dijo a modo de reclamo.
– si alguien puede olvidar, creo que también se puede dejar de amar... – le dijo con tono serio, aunque el enojo aún estaba latente en su mirada.
– ¡Hermione, no te olvidé!... sólo... yo... – decía intentando encontrar las palabras para explicarle lo que había pasado.
– ¡oh, sí!... ¡qué tonta soy, lo había olvidado!... tú sufrías mientras te acostabas con esas tipas y yo no estaba ahí... – le dijo con tono sarcástico antes de volverse a dirigir a la puerta, pasando a un lado de Harry – ¡vete!... – dijo con tono serio.
– no me importa que hubieras sido virgen, yo... – decía recibiendo una mirada sorprendida de Hermione, y se calló al ver a Hermione acercarse a él y sólo reaccionó al sentir una fuerte bofetada en la mejilla.
– ¡eres un...! – decía intentando contener los deseos de matarlo en ese momento – ¡vete!... ¡no te quiero volver a ver en mi vida! – le dijo levantando la voz.
– ¡Cielos!... Hermione, no... yo no... jamás quise decir que no me importaba que fueras virgen, si no que... yo... bueno, no lo noté porque fue perfecto... era como si hubiéramos estado hechos el uno para el otro... – le decía intentando acercarse de nuevo a ella, pero Hermione lo evitó.
– talvez fuimos hechos el uno para el otro, pero tú lo arruinaste todo... – le dijo a modo de reproche – ahora, vete... no quiero volver a verte en mi vida... – le dijo mientras un par de lágrimas escapaban de sus ojos sin inmutarse por ello.
Harry la observó dolido, jamás se imaginó cuánto daño le podía llegar a causar a una persona, pero ahora al darse cuenta del cambio que había provocado en Hermione se daba cuenta de todo lo que la había lastimado – perdón... – dijo antes de salir del cubículo.
En cuanto se cerró la puerta, Hermione volteó hacia los arreglos florales y con un movimiento de varita que describía un latigazo hizo que los arreglos cayeran en pequeños trozos al piso, y no pudo evitar comenzar a llorar, Harry no podía haber sido menos insensible de lo que había sido. Fue una tonta al llegar a creer que Harry podría amarla, que sólo le costaba decirlo con palabras, pero era todo lo contrario, él nunca la había amado y parecía que ni siquiera le importaban sus sentimientos.
Se reprendió a ella misma por estar ahí compadeciéndose, sabía que no podría concentrarse en el trabajo así que debía aprovechar su hora de la comida y salir a despejarse un poco, talvez eso le ayudaría a relajarse.
Salió de su cubículo esperando no encontrarse a Harry por los pasillos o el elevador, no soportaría verlo de nuevo, talvez más adelante podría perdonarlo y... "¡Estás loca!" se reprendió mentalmente al darse cuenta de que ya comenzaba a pensar en perdonarlo; pero no, no pensaba dejárselo tan fácil, si es que él quería su perdón.
Estaba a tres plantas del departamento de Harry y sabía que acostumbraba a salir a comer de vez en cuando, así que al entrar al ascensor procuró ponerse al final de este para poder ocultarse detrás de la gente; pero para su mala suerte apenas si habían subido tres personas y entraban perfectamente, dejándola a la vista del que entrara.
Se abrió la puerta haciendo que el pulso de Hermione se acelerara, bajó uno de los magos que habían entrado con ella y no entró nadie más, continuaron bajando. No entendía porqué se ponía así, debía estar calmada, Harry era el del problema. La puerta se volvió a abrir y al ver gente frente a ella no pudo evitar dar un paso hacia atrás, y ahí estaba, debía ser fuerte, fingir que no se había dado cuenta de que había entrado.
Se irguió completamente y volteó hacia el frente con altivez, sosteniendo el tirante de su bolsa, que colgaba de su hombro. Y Harry no tardó en notarla.
– disculpe... perdón... uhm, permiso... – decía mientras pasaba entre la gente para lograr acomodarse al lado de Hermione, quien ni siquiera se había inmutado con el movimiento que había causado Harry en el ascensor – ¿podemos hablar? – le preguntó en susurro, pero Hermione lo ignoró – por favor... necesitamos hablar... no quería que malinterpretaras todas las idioteces que dije... claro que me importa que fueras... – le decía aún hablando en susurro, que era sólo audible para él y Hermione, pues le hablaba al oído – bueno... me importas y creo que debí ser más delicado contigo... tratarte con más respeto del que lo hice... debí preguntarte... no nos di tiempo de hablarlo y... y de verdad lamento no haberlo hecho más especial... y haberlo arruinado de la manera en que lo hice... jamás debí haber... – decía, pero se quedó callado al verla salir del ascensor – ¡Hermione, espera! – dijo saliendo detrás de ella, pero la perdió de vista.
Hermione se escondió rápidamente dentro de los servicios de mujeres que estaban a unos cuantos metros. ¿Porqué se lo hacía más difícil, ya tenía suficiente con el dolor que llevaba en su pecho, como para que además la hiciera sentir culpable por algo por lo que realmente podía no sentirse culpable.
Respiró profundamente y desapareció del servicio, no pensaba arriesgarse a encontrarse de nuevo con él, y se apareció en el callejón que estaba a una cuadra del Ministerio de Magia. Comería en el restaurante muggle que estaba frente al callejón y talvez así lograría distraerse unos momentos.
El lugar estaba casi vacío, pues ya había pasado la hora del almuerzo para la mayoría de los empleados que trabajaban por la zona; ocupó una de las mesas del fondo y esperó a que la atendieran. Observó por la ventana del restaurante la gente pasar, hasta que sintió que alguien la observaba, volteó buscando quién podía ser y rogando por que no fuera Harry, pero se sorprendió al ver a un chico muy bien vestido, era alto y de buen aspecto, sonreía un poco nervioso, entrecerrando sus ojos azules, su cabello castaño estaba muy bien peinado, mientras la blanca tez de su rostro era invadida por una elegante y varonil barba corta.
Hermione respondió a su sonrisa un poco confundida y se sorprendió bastante al verlo acercarse a ella.
– ¡hola! – la saludó el chico con una voz profunda.
Hermione sonrió nerviosa, volteando hacia arriba – ho-hola... – dijo antes de aclararse la garganta mientras sus mejillas adquirían un color rosado.
– Hermione Granger¿no?... – le preguntó sin dejar de sonreír y Hermione asintió – soy Christopher Gertz – se presentó extendiendo su mano, la cual tomó Hermione aún confundida.
– mucho gusto... – le dijo un poco nerviosa y sin dejar de estar confundida, pues no entendía cómo podía conocerla ese muchacho.
– ¡el gusto es mío! – le dijo sonriendo ampliamente – tengo semanas observándote en el Ministerio... apenas comencé a trabajar ahí... me transfirieron de Holanda... – le decía con calma y con esa voz profunda que podía cautivar a cualquier chica.
– ¡vaya!... ¡oh, disculpa!... siéntate, por favor... – le dijo sonriendo, indicándole la silla que estaba frente a la de ella – ¿entonces eres de Holanda?... – le preguntó bastante sorprendida, pero el chico negó.
– estuve viviendo allá algunos años, pero soy de Leeds... gracias – dijo sonriendo con amabilidad hacia el mesero que les acababa de llevar el menú – por lo que sé de ti, has vivido toda tu vida en Londres y parte de ella en Hogwarts¿no es así? – le preguntó manteniendo su sonrisa bonachona.
Hermione asintió – bueno, debes saber que mis papás son muggles... así que supe de Hogwarts hasta que casi cumplí los 12 años... – le dijo sonriendo.
– oh, sí... también sé que eres muy buena amiga de Harry Potter y el pelirrojo... el hermano de los gemelos que tienen esa famosa tienda de bromas... – le decía con calma, como si la conociera de años.
Hermione asintió – Ron Weasley... – dijo simplemente, no pensaba meterse en ese tema.
– ¡oh, sí!.. siempre confundo sus nombres... ¡son demasiados! – dijo divertido, haciendo sonreír a Hermione – bueno, no es que tenga algo contra las familias grandes... al contrario¡se me hacen geniales!... tienes un montón de gente en la que puedes contar... y estoy seguro que la diversión nunca se acaba con ellos... –
– en eso tienes razón, todas las vacaciones que pasé con ellos fueron bastante divertidas – dijo sin dejar de sonreír.
Christopher le sonrió y en ese momento llegó el mesero así que se dedicaron a pedir su orden – gracias... – dijo mientras le entregaba las cartas al mesero – entonces... ¿qué me dices de ti?... sé que eres la chica más inteligente que ha salido de Hogwarts, pero... ¿estás saliendo con alguien? – le preguntó observándola ansioso.
Hermione se sonrojó mientras negaba.
– ¡oh, perfecto!... por favor, no me vayas a decir que tienes que trabajar o visitar a tu abuela o algo así... sal a cenar conmigo hoy... – le dijo a modo de ruego, haciendo sonreír a Hermione.
– está bien... cenemos hoy... – le dijo sonriendo con calma.
– ¡perfecto!... tengo semanas intentando acercarme a ti... – le dijo haciendo que Hermione se sonrojara de nuevo – creo que es una suerte el haberte encontrado aquí – le dijo sin dejar de sonreír ni de mirarla a los ojos.
– bueno, casi no acostumbro salir a comer, pero cuando lo hago siempre vengo aquí... y creo que la sorprendida soy yo pues jamás, desde que trabajo en el Ministerio, me había encontrado a un mago en un restaurante muggle – le dijo sintiéndose tan cómoda platicando con él como si tuvieran años conociéndose.
– bueno, yo suelo frecuentar los restaurantes muggles... es una costumbre que nos inculcó mi papá a mi hermano y a mi, pues su papá es muggle... – le dijo manteniendo su tono bonachón.
Estuvieron platicando por largo tiempo, mientras comían; Hermione sonreía constantemente y hasta había logrado olvidar un poco lo que había pasado con Harry, y comenzaba a sentirse bastante cómoda junto a Christopher; hasta que alguien interrumpió su plática.
– ¿Hermione, podemos hablar? – le preguntó Harry sentándose en la silla que estaba entre la de Hermione y la de Christopher.
La chica lo observó con el entrecejo fruncido – no creo que tengamos algo de qué hablar – le dijo con calma, y volvió a dirigirse a Christopher, cambiando completamente su gesto molesto por uno relajado y risueño – como te decía... –
– Hermione, por favor¡hablemos! – dijo Harry interrumpiéndola – no quiero que sigas pensando eso... yo te quiero... – le decía con tono triste, mientras Christopher lo observaba sorprendido.
– ¿no te das cuenta que estoy a mitad de una conversación? – le preguntó Hermione con tono serio.
– pero yo... Hermione... – decía desesperado, pero la mirada seria de Hermione le impidió seguir habando – está bien... cenemos juntos hoy... ¡te invito a donde tú quieras! – le dijo sonriendo ampliamente, mientras la mirada de Christopher se tornaba preocupada.
Pero para sorpresa de ambos, Hermione negó – lo siento, pero ya tengo planes... saldré a cenar con, Chris... – dijo con calma sin siquiera voltear a ver a Harry, quien la observó boquiabierto y no tardó en dirigirle una mirada de odio al chico que estaba frente a Hermione.
– bueno... pues ¡que le aproveche! – dijo molesto, aunque más intentaba ocultar el dolor que le causaba la presión que sentía en su pecho, y se levantó de la silla saliendo sin voltear atrás, no dejaría que lo viera decaído.
– lo siento... tuvimos unos problemas y... – decía Hermione un poco apenada con Christopher, aunque no podía evitar sentirse culpable por actuar de esa forma con Harry, pero el chico la interrumpió.
– no te preocupes, lo entiendo... – le dijo sonriéndole de nuevo – bien... ¿a qué hora pasaré por ti?... – le dijo sonriéndole divertido, haciendo reír a Hermione, lo que hizo que Harry; quien aún no salía del restaurante; se sintiera peor.
Bueno... ¿qué decir de este capítulo?... mejor me ahorro las palabras... y esperemos a ver qué pasa... si Hermione lo perdona o no... si el cerebro de Harry por fin hila dos palabras con coherencia... o si Ron deja de meter la pata...
Por fa, dejen su linda opinión!
