"-¿Inocente? No, se equivoca. No se puede ser inocente después de ver
la sangre de mi pueblo confundida con lodo y ser vendida por mi propio
padre"-
Tomoyo Daidouji.
Capítulo II.
Thara O' Renfield era una hermosa mujer entrando en la década de los cuarentas. Poseía una cabellera que seguía siendo tan roja como cuando era una jovencita, sin rastro alguno de canas. Y su rolliza carita no mostraba más arrugas que las obligadas cuando se soltaba en carcajadas cantarinas; que ponían a la mansión Hiiragizawa de buen humor.
Ostentaba el cargo de cocinera principal; deber que adquirió hace 17 años, cuando Lord Edward Hiiragizawa fue nombrado gobernador en Malasia, y había mandado construir una imponente construcción para trasladar a su familia.
Entonces la joven, que sólo contaba con 23 años, fue elegida de entre la servidumbre de la hacienda principal, ubicada en Kent, Inglaterra; para servir en aquella lejana tierra.
Se le preguntó si deseaba seguirlos, y es que la esposa del noble, Lady Marianne Hiiragizawa de Kentland era una damita tan exquisita que siempre preguntaba la opinión de los demás, sea quien fuera. Y por supuesto; que Thara no iba dejar pasar la oportunidad de conocer otros lugares, y menos al saltar de una simple ayudante a cocinera principal.
En ese entonces llevaba ya cinco años sirviendo a la familia.
Recordaba bien porque había tenido la suerte de ser aceptada en tan prestigiosa familia; y es que, el mismo día que llegó a la cocina, llegó al mundo también el primogénito de uno de los lores más reconocidos en Inglaterra. El duque de Kentland, acababa de tener a su primer y único hijo, y la joven duquesa, casi una niña, que no sobrepasaba los 17 años, iba a necesitar ahora más servidumbre.
Y después.. la llegada a aquel lugar que para la activa pelirroja había sido más que un segundo hogar: Singapur.
Era bueno revivir esos recuerdos. Siempre lo hacia. Mientras cocinaba, nada le gustaba más que sumirse en remembranzas.
Ah! ¡Cómo recordaba a la joven lady con su pequeño niño en brazos! Siempre sonriendo dulcemente. ¡Y al niño!..que ahora era todo un hombrecito de 22 años, y que heredó lo considerado de su madre y a la vez, la arrogancia de su padre.
Pero era un encanto, se dijo la mujer mientras movía la cuchara de la sopa. Era en verdad el jovencito más apuesto que ella hubiera visto en su vida..y mira que había visto muchos. Y no sólo eso, sino que además era inteligente y generoso.lo único malo era que sabia exactamente que efecto causaba su presencia en las personas, y lo aprovechaba al máximo para obtener lo que se le antojara. Además de que tenía la manía de estar analizando a la gente y de sonreír como si lo supiera todo.
AH!! Pero con todo y eso, ella no cambiaria por nada del mundo al que consideraba como un hijo. Bueno... corrigió la mujer, más bien el más querido sobrino, porque la idea de tener un hijo la hacia sentir vieja de repente.
Y mientras recordaba todo aquello y daba algunas órdenes a su ayudante, llegó hasta ella el sonido de la carroza de su joven señor, y la obligó a dedicarse más afanosamente a sus deberes.
Pero antes de que pudiera seguir, entró a la cocina el joven lacayo que los había salido a recibir... y entró con un bulto en brazos. Cuando Tara se hubo fijado bien, se dio cuenta que el bulto era una niña temblorosa y espantosamente sucia.
-Pero.¿Qué es esto? - Preguntó desconcertada la joven ayudante, llamada Leyva.
-Shtss, ¿Qué no ves que la espantas? Pobrecita criatura, ¿Dónde la has encontrado?- Intervino Thara, tratando de que la niña la mirara.
-La ha traído el señorito..-
Esta declaración dejó por un momento confusas a las dos mujeres, pero casi en un instante, la mayor de ellas se repuso para pedirle al joven que la acompañara a llevar a la niña a una habitación más confortable, y así de paso le decía que indicaciones había dado su señor.
Cuando hubo dejado a la joven sobre la cama de una pequeña habitación desocupada; Thara le indicó al chico que saliera un momento. Entonces, por algunos segundos contempló la figura humana que tenía enfrente y sintió un profundo pesar. ¿Quién habría tenido el espíritu de hielo para haber maltratado así a una criatura? Suspiró hondo y se arrodilló junto a ella.
-Bueno, querida; ahora estarás bien. ¿Quieres decirme tu nombre?- Y lo siguiente que vio fue la sonrisa más dulce que hubiera imaginado, que la hizo sonreír también. Y no sólo eso, sino que ahogó una exclamación de admiración al contemplar las pupilas brillantes y de color lavanda profundo de aquella niña. Eran los ojos más bellos jamás antes vistos.
- ¿Me entiendes, querida?- Preguntó en malayo, reconsiderando que había usado un idioma extranjero. La joven asintió mudamente.
-¿Me dirás tu nombre?- Pero la aludida hizo un gesto débil, señalando su garganta y negó lánguidamente con la cabeza.
-Oh! Ya veo...- Thara se levantó, acariciando le mejilla mugrienta y continuó - No te preocupes; ya te dije que estarás bien. Puedes estar tranquila, ahora. Espera aquí un momento ¿Si?- Después de recibir la callada afirmación, la cocinera salió para encontrar al sirviente.
-¿Y bien?-
-El señorito Eriol me ha mandado decir que espera que pueda atender a la niña, porque está muy malherida; y dice también que una vez que le cure las heridas, y que descanse varios días, pues que puede ayudarle tal vez a usted en la cocina un poco- Respondió el muchacho, repitiendo de memoria las órdenes dadas.
-Ah...bien-
La mujer le mandó en aquel momento por unas vendas limpias y por algo de yodo, para desinfectar las heridas. Cuando el muchacho desapareció por el pasillo, Thara miró la puerta de la habitación de la recién llegada; y no pudo evitar preguntarse si algo cambiaria a partir de ese momento.
Notas..
Bueno, se que es muy poco, pero estoy un poco ocupada con la escuela ^.^
También espero que se entienda aunque sea un poco este capítulo; porque creo que me hice bolas..(o sea que me enredé toda al escribirlo)
Prometo algo más largo la próxima vez.
Por cierto:
Lady Padme: Muchisimas gracias por tu comentario; a mi me encantan tus historias ¿sabes? ¡¡¡Eriol x Tomoyo!!! ¿Verdad que si?
Sakura-Corazón: Je, je.gracias por el dato. Creo que exageré un poquito con el pago..¡ah! y muchas gracias por tus comentarios. Las edades las iré diciendo poco a poco; por lo pronto espero que se entienda que Eriol tiene 22 años.
TomoyoDaidouji: ¡ A la orden, señorita! ^.^ Muchas gracias .
Maika Yugi: ¡Muchas gracias! Lo del final aún no lo se....aunque si no hago uno feliz; te dedico uno alterno ¿vale?
Lina Saotome: ¡Claro que pienso continuarlo! Muchas gracias por leer. Eres una de mis escritoras favoritas de fics. ^///^
Jenny-chan: ¡Con todo gusto! Gracias por animarme. ^.^
Capítulo II.
Thara O' Renfield era una hermosa mujer entrando en la década de los cuarentas. Poseía una cabellera que seguía siendo tan roja como cuando era una jovencita, sin rastro alguno de canas. Y su rolliza carita no mostraba más arrugas que las obligadas cuando se soltaba en carcajadas cantarinas; que ponían a la mansión Hiiragizawa de buen humor.
Ostentaba el cargo de cocinera principal; deber que adquirió hace 17 años, cuando Lord Edward Hiiragizawa fue nombrado gobernador en Malasia, y había mandado construir una imponente construcción para trasladar a su familia.
Entonces la joven, que sólo contaba con 23 años, fue elegida de entre la servidumbre de la hacienda principal, ubicada en Kent, Inglaterra; para servir en aquella lejana tierra.
Se le preguntó si deseaba seguirlos, y es que la esposa del noble, Lady Marianne Hiiragizawa de Kentland era una damita tan exquisita que siempre preguntaba la opinión de los demás, sea quien fuera. Y por supuesto; que Thara no iba dejar pasar la oportunidad de conocer otros lugares, y menos al saltar de una simple ayudante a cocinera principal.
En ese entonces llevaba ya cinco años sirviendo a la familia.
Recordaba bien porque había tenido la suerte de ser aceptada en tan prestigiosa familia; y es que, el mismo día que llegó a la cocina, llegó al mundo también el primogénito de uno de los lores más reconocidos en Inglaterra. El duque de Kentland, acababa de tener a su primer y único hijo, y la joven duquesa, casi una niña, que no sobrepasaba los 17 años, iba a necesitar ahora más servidumbre.
Y después.. la llegada a aquel lugar que para la activa pelirroja había sido más que un segundo hogar: Singapur.
Era bueno revivir esos recuerdos. Siempre lo hacia. Mientras cocinaba, nada le gustaba más que sumirse en remembranzas.
Ah! ¡Cómo recordaba a la joven lady con su pequeño niño en brazos! Siempre sonriendo dulcemente. ¡Y al niño!..que ahora era todo un hombrecito de 22 años, y que heredó lo considerado de su madre y a la vez, la arrogancia de su padre.
Pero era un encanto, se dijo la mujer mientras movía la cuchara de la sopa. Era en verdad el jovencito más apuesto que ella hubiera visto en su vida..y mira que había visto muchos. Y no sólo eso, sino que además era inteligente y generoso.lo único malo era que sabia exactamente que efecto causaba su presencia en las personas, y lo aprovechaba al máximo para obtener lo que se le antojara. Además de que tenía la manía de estar analizando a la gente y de sonreír como si lo supiera todo.
AH!! Pero con todo y eso, ella no cambiaria por nada del mundo al que consideraba como un hijo. Bueno... corrigió la mujer, más bien el más querido sobrino, porque la idea de tener un hijo la hacia sentir vieja de repente.
Y mientras recordaba todo aquello y daba algunas órdenes a su ayudante, llegó hasta ella el sonido de la carroza de su joven señor, y la obligó a dedicarse más afanosamente a sus deberes.
Pero antes de que pudiera seguir, entró a la cocina el joven lacayo que los había salido a recibir... y entró con un bulto en brazos. Cuando Tara se hubo fijado bien, se dio cuenta que el bulto era una niña temblorosa y espantosamente sucia.
-Pero.¿Qué es esto? - Preguntó desconcertada la joven ayudante, llamada Leyva.
-Shtss, ¿Qué no ves que la espantas? Pobrecita criatura, ¿Dónde la has encontrado?- Intervino Thara, tratando de que la niña la mirara.
-La ha traído el señorito..-
Esta declaración dejó por un momento confusas a las dos mujeres, pero casi en un instante, la mayor de ellas se repuso para pedirle al joven que la acompañara a llevar a la niña a una habitación más confortable, y así de paso le decía que indicaciones había dado su señor.
Cuando hubo dejado a la joven sobre la cama de una pequeña habitación desocupada; Thara le indicó al chico que saliera un momento. Entonces, por algunos segundos contempló la figura humana que tenía enfrente y sintió un profundo pesar. ¿Quién habría tenido el espíritu de hielo para haber maltratado así a una criatura? Suspiró hondo y se arrodilló junto a ella.
-Bueno, querida; ahora estarás bien. ¿Quieres decirme tu nombre?- Y lo siguiente que vio fue la sonrisa más dulce que hubiera imaginado, que la hizo sonreír también. Y no sólo eso, sino que ahogó una exclamación de admiración al contemplar las pupilas brillantes y de color lavanda profundo de aquella niña. Eran los ojos más bellos jamás antes vistos.
- ¿Me entiendes, querida?- Preguntó en malayo, reconsiderando que había usado un idioma extranjero. La joven asintió mudamente.
-¿Me dirás tu nombre?- Pero la aludida hizo un gesto débil, señalando su garganta y negó lánguidamente con la cabeza.
-Oh! Ya veo...- Thara se levantó, acariciando le mejilla mugrienta y continuó - No te preocupes; ya te dije que estarás bien. Puedes estar tranquila, ahora. Espera aquí un momento ¿Si?- Después de recibir la callada afirmación, la cocinera salió para encontrar al sirviente.
-¿Y bien?-
-El señorito Eriol me ha mandado decir que espera que pueda atender a la niña, porque está muy malherida; y dice también que una vez que le cure las heridas, y que descanse varios días, pues que puede ayudarle tal vez a usted en la cocina un poco- Respondió el muchacho, repitiendo de memoria las órdenes dadas.
-Ah...bien-
La mujer le mandó en aquel momento por unas vendas limpias y por algo de yodo, para desinfectar las heridas. Cuando el muchacho desapareció por el pasillo, Thara miró la puerta de la habitación de la recién llegada; y no pudo evitar preguntarse si algo cambiaria a partir de ese momento.
Notas..
Bueno, se que es muy poco, pero estoy un poco ocupada con la escuela ^.^
También espero que se entienda aunque sea un poco este capítulo; porque creo que me hice bolas..(o sea que me enredé toda al escribirlo)
Prometo algo más largo la próxima vez.
Por cierto:
Lady Padme: Muchisimas gracias por tu comentario; a mi me encantan tus historias ¿sabes? ¡¡¡Eriol x Tomoyo!!! ¿Verdad que si?
Sakura-Corazón: Je, je.gracias por el dato. Creo que exageré un poquito con el pago..¡ah! y muchas gracias por tus comentarios. Las edades las iré diciendo poco a poco; por lo pronto espero que se entienda que Eriol tiene 22 años.
TomoyoDaidouji: ¡ A la orden, señorita! ^.^ Muchas gracias .
Maika Yugi: ¡Muchas gracias! Lo del final aún no lo se....aunque si no hago uno feliz; te dedico uno alterno ¿vale?
Lina Saotome: ¡Claro que pienso continuarlo! Muchas gracias por leer. Eres una de mis escritoras favoritas de fics. ^///^
Jenny-chan: ¡Con todo gusto! Gracias por animarme. ^.^
