"-¿Inocente? No, se equivoca. No se puede ser inocente después de ver la sangre de mi pueblo confundida con lodo y ser vendida por mi propio padre"- Tomoyo Daidouji.

Y terminó el otoño..

Más en la isla, el cálido ambiente apenas variaba.

-En Londres estará nevando- Se dijo Eriol mientras contemplaba a los jardineros recoger las hojas caídas, a través del ventanal de su estudio.
La tarde estaba terminando, y el ocaso daba pinceladas de colores fríos a medida que la noche abrazaba la tierra. Entre ellos, el que llamó la atención del joven, fue el ligero amatista que se dibujó como una franja restrictiva en el horizonte. Si..como si fuera la puerta a otros mundos, prohibida para la mayoría de los mortales. Sin proponérselo, el joven lord se encontró recordando los claros ojos de la sirvienta nativa, y más que eso, comparándolos con una puerta a secretos que él no pudo siquiera vislumbrar. Cuando se dio cuenta del rumbo de sus pensamientos; sacudió la cabeza, evitando por todos los medios sorprenderse; ya que aquello sólo hubiera sido aceptar que la joven lo tenía intrigado, y él prefirió tomarlo como algo que no tenía importancia. Y ayudo demasiado a su propósito, la repentina y alegre entrada de Sakura en su despacho.

-¡Eriol! ¿Es que aún no te has cambiado para la cena? Mira que la tía se pone quisquillosa cuando no nos encuentra listos a tiempo- Exclamó con una sonrisa dulce.

Eriol le devolvió el gesto.

-Ah! Si.. la buena tía Elizabeth..- Y su tono fue más irónico de lo que hubiera querido mostrar, a juzgar por el mohín desaprobador de su prima.

-Eriol. no deberías. Es una mujer ya grande, y...- Empezó a reprochar, pero fue cortada por un gesto impaciente de parte de Lord Hiiragizawa.

-Sakura querida; tu bondad es exquisita, y te quiero más por ello; pero no me pidas que finja que la tía es una dulce anciana-

Sakura se ruborizó, pero no cedió en su empeño.

-No te pido que finjas, pero si apelo a tu conocida caballerosidad, querido primo. Acepto que ella no te agrada. Bien; pero no deberías ser rudo cuando hablas de ella-

Eriol sonrió esta vez, sinceramente divertido, e, inclinándose ante su prima en una teatral reverencia, que no dejo de ser elegante, le tomó la mano y la beso mientras decía:

-Tus deseos son ordenes, majestad; seré educado delante y detrás de la señora. Ahora, será mejor que bajes a hacerle compañía, y de paso salvas al bueno de tu prometido de sus comentarios mientras yo me cambiaré de prisa, para no importunarla ¿De acuerdo?-

-De acuerdo; ¡nos vemos en unos minutos!- Y Sakura salió, dejando a Eriol sonriendo por fuera, pero levemente disgustado en el fondo.

Su dichosa tía Elizabeth, tía de su madre, y de la de Sakura, para ser más exactos, era una vieja dama, de elevada raigambre; eso, según ella, pero de muy poca simpatía. No se encontraba a gusto en lado alguno, por eso continuamente estaba viajando; y, a pesar de tener vastas propiedades, parecía que le gustaba más molestar a la familia, ya que siempre llegaba a las casas de sus sobrinos. Su caracter avinagrado no le había ganado el cariño de estos, pero de todos; sólo Sakura, con su temple abierto y lleno de candor, se mostraba alegre en su presencia, y trataba de animarla siempre; con nulos resultados. A decir verdad, la única persona que parecía complacer un poco a la tía Elizabeth, era la sobrina restante, una joven mujer, viuda de un poderoso comerciante, que no tenía hijos y si un genio de los mil demonios, y que era prima de Lady Hiiragizawa y de Mrs. Kinomoto, y se llamaba Sonomi Daidouji.

Sonomi vivía en Londres, en una inmensa residencia, donde al parecer, la tía pasaba los momentos menos molestos de su amargada existencia. Tal vez la tía veía en esta sobrina una pequeña sombra de lo ella fue en su juventud; y eso, Eriol no lo dudaba ciertamente.

Pero ahora, tendría que vestirse rápidamente para evitar sus ácidos comentarios, que seguramente no le harían bien a la digestión. Así que se encaminó a su habitación, observando como los criados prendían los candelabros de los pasillos.

Estaba por abrir la puerta de su recámara, cuando tuvo ocasión, por segunda vez en menos de una hora, de agitar la cabeza, acallando sus pensamientos inquietantes; cuando vio salir de la habitación de su prima, que quedaba en el mismo pasillo que la suya, a la encantadora joven de ojos lavandas, y que ahora vestía el traje de las doncellas de la planta alta; de hecho, y para ser más precisos, estaba usando el uniforme de la doncella personal de su querida prima.

Y la razón por la que Eriol se vio obligado a ignorar su conciencia era porque él mismo la ascendió unas horas después de haber hablado con ella en la cocina. Esto, claro, bajo la mirada atónita de su ama de llaves y mayordomo, y otra mirada no tan atónita y si más maliciosa de la cocinera mayor, Thara.

Pero, bueno, ¿No era él, el señor de la casa? ¿Acaso no tenían todos que obedecerle en lo que él deseara? ¡Si! Entonces, ¿qué le importaba a su ama de llaves, mayordomo y hasta a su estimada cocinera? Es más, ¿qué le importaba a su malhumorada tía, que había mirado a la joven con ojos recelosos cuando la vio por primera vez? ¡A nadie debía importarle! Se repitió; sin darse cuenta que se estaba excusando, lo cual lo habría asombrado mucho más de lo que ya estaba. A nadie debía importarle, se dijo por tercera vez, distraído por el rumor de la falda que se alejaba, casi imaginando el compás que debía llevar su cabello al caminar, y tan abandonado estaba a sus pensamientos que no se dio cuenta ni siquiera cuando su valet lo alcanzó para ayudarlo a prepararse por la cena, sino hasta que el muchacho, desconcertado, carraspeo no una, más bien tres veces ante él.

Eriol miró al joven con tal seriedad que lo hizo parpadear repetidamente, confuso. Al fin, después de un suspiro (que más bien pareció un bufido), le indicó la ropa que debería preparar, y cuando el joven entró en la cámara, para cumplir las ordenes, el joven lord no pudo evitar dar una ojeada al pasillo, descubriendo con ligero malestar, que estaba vacío.

Minutos después, mientras bajaba par4a unirse a sus invitados, empezó a considerar seriamente su regreso a Inglaterra.

N/A

Casi nada ¿verdad? Pero estoy haciendo un esfuerzo, aunque como podrán ver, no es la gran cosa. Espero al menos, que no se hayan aburrido. Es un capítulo cortisimo, pero sólo quería hacer la presentación de dos personajes. En fin, con todo mi cariño, (a pesar de mi poco talento) a todas las personas que me dejaron un review, pidiéndome la continuación: gracias Fuu, Lady Padme Naberrie, Tomoyo Daidouji1, Minaro, Hikari Takaishi Y, Windy Wolf, Megumi Gabbiani, Tomoyo Hiiragizawa, zauberin, Neka, Sakkura, Andrea, Anna Asakura, Angel-de-Luz, Liliana, lumarana, SaKKuRi- Lee, bla, Luin de Fanel, joan, Mayumi Camui, y especialmente por sus ánimos a Eli-chan; shiokaze-chan (gracias amiga) y a Lucia3. Gracias por leer y esperar, y prometo esta vez actualizar más pronto; pero que conste que les dije que no iban a ser capítulos tan buenos.

Gracias

Aislinn