Hermione estaba absorta. Harry y Ginny... también parecían mayores. Todos parecían mayores en ese... sueño... o lo que fuese. Harry seguía teniendo ese cabello negro indomable y sus ojos verdes mostraban una mirada más profunda. Quizás madura. Ginny había dejado de ser la pequeña niña que recordaba, y ahora era toda una mujer.
- Hola Hermione – saludó Harry dedicándole una sonrisa. Estaba sentado junto a Ron en uno de los sillones.
- Hola – añadió Ginny, suspicaz al notar la mirada confundida de Hermione - ¿Qué sucede? – preguntó Ginny con una risita.
- Eh... nada... es que... ah... luces delgada – agregó Hermione tratando de ocultar en vano su nerviosismo. ¡A penas los recordaba con diecisiete y dieciséis años!
"¡Dios mío!... ¿Ginny y Harry?"
- Oh, claro – contestó Ginny alzando una ceja.
De repente junto con Dasha, aparecieron dos pequeños niños corriendo.
- ¿Lily? ¿James? ¿No van a saludar a la tía Hermione? – preguntó Ginny deteniendo un momento a sus dos gemelos.
"¿James y Lily? Son... son hijos de..."
- Hola tía Hermione – saludaron los pequeños al unísono. La nena era exactamente la miniatura de Ginny. Poseía una larga cabellera pelirroja, unas pequeñas pecas sobre el rostro, pero había heredado los hermosos ojos verdes de su padre. El niño era igual que Harry pero en pelirrojo. Ojos verdes, anteojos, pero con un cabello rojo hermoso. Todos unos Weasley.
"¡Dios... los hijos de Harry y Ginny!"
- Hola... Lily... James – dijo Hermione aún más asombrada que hace un rato. No solo tenía frente a ella a Harry y a Ginny... mayores, sino que... también a sus hijos.
Los dos pequeños la observaban confusos. No era normal que su tía Hermione actuara de esa manera. Le dedicaron una mirada de desconcierto a Dasha, y esta volvió su mirada hacia Ron.
- ¿Dónde están Fred y George? – preguntó el pelirrojo tratando de borrar el silencio sepulcral que había provocado el asombro inesperado de Hermione.
- No vendrán – respondió la señora Weasley encaminándose a la cocina –. Tienen una convención de bromas mágicas. Ustedes vuelvan a jugar ¿si? Que ya pronto estará el almuerzo – dijo a los pequeños que aún se encontraban estáticos frente a Hermione.
Ni lentos, ni perezosos tomaron muy en serio las palabras de su abuela y comenzaron a correr rumbo al jardín.
- ¿Hermione, podemos hablar un momento? – preguntó Ginny con una sonrisa.
- Eh... claro – contestó Hermione asintiendo.
- Vamos al jardín – añadió Ginny tomándola del brazo.
- Si – dijo Hermione observando de reojo a Ron, quien estaba con un rostro bastante preocupado hablando con Harry.
El jardín de los Weasley había mejorado mucho. Ahora que la señora Weasley ya no tenía a ninguno de sus hijos en casa, se había dedicado plenamente al cultivo de plantas y flores, sobre todo exóticas y extrañas del mundo mágico. El jardín no tenía nada que envidiarle, a los invernaderos de Hogwarts. Dasha, James y Lily se encontraban muy entretenidos jugando en un columpio que colgaba de una de las ramas de un árbol de manzanas.
- Hermione... – preguntó Ginny cruzándose de brazos y con una mirada de preocupación - ¿Te sientes bien?
Los nervios comenzaron a fallarle. Tenía unos enormes deseos de contarle a alguien que había despertado en un universo paralelo, que no sabía donde se encontraba ni de donde había sacado dos hijos y un esposo. Pero aunque quisiera, no podía. No sabía que reacción podían tener las personas que le rodeaban en esos momentos. La iban a creer loca. Además, aún no había averiguado que clase de poción era la que bebió en clase de Snape por error y no sabía a ciencia cierta si era... sueño, alucinación...
- Claro que si Ginny – contestó Hermione con una risita nerviosa -. ¿Por qué lo preguntas?
- Ron está preocupado – continuó Ginny observando a los pequeños jugar -, dice que despertaste muy extraña.
- Lo que pasa es que... me duele mucho la cabeza... es todo – respondió Hermione sintiendo sus manos sudar.
- No le has dicho ¿verdad?
Hermione no sabía de qué hablaba la pelirroja.
- ¿Decir... qué?
- Lo de ayer.
- ¿Lo... de ayer?
- Vamos Hermione...
- Yo no...
- ¿Ya le dijiste a mi hermano que estas embarazada de nuevo?
- ¡¿QUE! – Hermione gritó tan estruendosamente que los pequeños dejaron de jugar asustados. Ella... ¡¿EMBARAZADA!
- Shhh... ¡Baja la voz! – susurró Ginny sonriéndole a los niños para que continuaran jugando.
"¡¡Yo no puedo estar embarazada!"
- ¡¿De dónde sacas eso!
- Cálmate Hermione – añadió Ginny sentándose en una de las gradas que conducían a la cocina y obligando a Hermione a sentarse junto a ella – yo se que te tomo por sorpresa pero tienes que decírselo...
- ¡¡Es que yo no puedo estar embarazada, Ginny!
- Hermione, no creo que el doctor Scott te haya jugado una broma. La prueba que te hizo ayer en San Mungo salió positiva.
- Pero yo nunca he... es decir... Ron y yo nunca...
La mente de Hermione en micras de segundos le hizo recordar la imagen de cuando despertó en ese mundo paralelo. Ron... ella... cama... desnudos... y se imagino lo que había pasado antes de despertar.
Sintió como la sangre se acumulaba en su rostro, sonrojándolo completamente y solo atinó a cubrírselo con las manos.
"¡¡Por Merlín!... ¡¡No debo de pensar en eso! Yo nunca...".
- ¿Se protegen? Bueno Hermione, en una pareja es muy común que suceda, sobre todo por que Ron siempre ha dicho que quiere tener muchos hijos.
Esto sobre pasaba los límites. En un abrir y cerrar de ojos se encontraba casada... con dos niños... y ahora... ¡¡¿¿CON OTRO EN CAMINO! ¡¡¿¿CUÁNTOS MAS HIJOS QUERÍA RON! ¡¡¿¿CIEN!
- Ginny yo... yo... – Hermione tartamudeaba mucho. No sabia que decir. Sus ojos se llenaron de lágrimas y se abrazó a la pelirroja para comenzar a llorar.
- Hermione – le consolaba la chica – no llores...
Tenía miedo. Se sentía desesperada. ¡¡Nunca antes había estado embarazada! Recordó varios de los libros muggles que leyó por curiosidad de pequeña, en donde relataban los síntomas que sufrían las mujeres embarazadas. Vómitos, algunas veces mareos, antojos extraños, mucho sueño, cambios hormonales... pero sobre todo, lo que mas le aterraba era pensar en el parto. Tenía en esos momentos dos pequeños hijos pero no había sufrido esa dolorosa transición de ser madre.
- ¡Yo no quiero vomitar, ni tener mareos, ni...
- Hermione – la pelirroja dibujo una sonrisa en su rostro – si en los dos embarazos anteriores fue Ron quien sufrió todos los síntomas, no veo por que en este tengas que ser tú la que sufra todo.
La castaña levantó el rostro y observó a Ginny. "¿Ron... sentía los síntomas?".
- ¿Tú... crees? – pregunto tratando de recobrar la cordura. Eso aminoraba en cierto modo su pena. Aunque pensándolo bien, en el fondo hubiera preferido sentir mareos y vómitos, y que Ron sufriera el parto.
- ¡Claro! Recuerda que te hiciste la prueba por que hace dos días que Ron sufre de náuseas.
Hermione aún respiraba entrecortadamente. La impresión de saber que estaba embarazada, empeoraba aún la situación.
- Por lo que veo, aún no se lo dices a Ron ¿verdad? – preguntó Ginny con una sonrisa.
- No... creo que lo olvide – mintió Hermione limpiándose los rastros de lágrimas que tenía en el rostro.
- ¿Acaso no me dijiste que ibas a hacer una riquísima cena y luego se lo dirías? ¿Qué paso después de la cena, eh?
Hermione volvió a recordar como se encontraba al despertar, y sintió de nuevo sus mejías arder. Ginny al observar esto, comenzó reír.
- ¡Ya veo por que se te olvido! – dijo Ginny sin parar reír.
- ¡La comida esta lista! – anunció la señora Weasley desde la cocina, salvando a Hermione de esa penosa charla.
-.-.-.-.-.-.-.-
No recordaba haber comido tanto en toda su vida. Los guisos de la señora Weasley seguían siendo igual de ricos de como los recordaba.
- ¿No quieres más Ron?
- No mamá...
- ¿Ronald Weasley no quiere más comida? Debes de estar enfermo hermanito... – repuso Ginny terminando su pasta.
- A decir verdad desde hace un par de días me he sentido mal... he tenido náuseas – contestó Ron alejando su plato con los últimos restos de comida.
- Deberías ir al médico Ronnie – repuso la señora Weasley entrando a la cocina con los platos hacia el fregadero.
Ginny observó a Hermione de reojo.
- ¿Cómo van las vacaciones, Hermione? – preguntó Harry a la chica.
Hermione no sabía que decir. No tenía ni la más mínima idea de si estaba de vacaciones o no.
- Bien... ¿verdad Ron?
Necesitaba que el pelirrojo le ayudara y urgentemente.
- Si, una larga y preciosa semana – añadió Ron sonriendo – fue una suerte que nos las dieran a ambos.
- ¿Y a que se deben tus náuseas Ron? ¿Algo que comiste? – interrumpió Ginny con un brillo en sus ojos y dedicándole una sonrisa maliciosa a Hermione. Si le costaba tanto decirle a Ron que estaba embarazada, ella con mucho gusto le ayudaría a su amiga.
- Es hora de irnos Ginny – dijo Harry observando su reloj de mano – prometiste a Thonks pasar por su casa.
- Si, pero podemos irnos más tarde ¿no Harry? – en verdad no quería perderse la cara que pondría Ron cuando se enterase.
Hermione estaba más que nerviosa. Sabía perfectamente lo que quería hacer la pelirroja.
- Le dijiste que llegaríamos a las dos treinta y son exactamente las dos y veinte – agregó Harry con mirada seria, haciéndole entender a su adorada esposa que cuando alguien promete algo, debe de cumplirlo.
- Esta bien – suspiro Ginny resignada. Estaba dispuesta a hacer todo lo posible para que Hermione le dijera de una vez por todas a Ron que estaba embarazada, pero al parecer Harry ya lo había notado, y no la apoyaba.
- ¡Lily! ¡James!
Los pequeños, que se encontraban con Dasha, jugando en la sala, corrieron al comedor.
- Es hora de irnos – les aviso Harry.
- ¡No!
- ¡Yo me quiero quedar!
- Vendremos a ver a la abuela mañana ¿si? – dijo Ginny sonriéndole a sus gemelos.
- Esta bien – contestaron al unísono los pequeños un poco decepcionados.
- Creo que también nosotros nos vamos – dijo Ron poniéndose de pie.
- Si... – le secundo Hermione agradeciendo enormemente que Ginny no siguiera con sus indirectas.
No sabía como demonios le diría a "su mejor amigo", ahora esposo, que estaba embarazada por tercera ocasión.
Ron se dispuso a cargar a Andy, quien aún se encontraba en la silla de bebe del comedor, mientras Hermione, aún confundida, caminaba hacia la sala donde se encontraba Dasha jugando con una muñeca.
- ¡Por que se van tan temprano! – exclamó la señora Weasley saliendo de la cocina con una bandeja llena de galletas de coco al escuchar de la partida de todos.
- Tengo que pasar a la casa de Thonks, mamá.
- Oh... ¡Pero preparé galletas!
- Nos las podemos llevar – contestó Ginny al observar la cara de tristeza de sus pequeños.
- ¡Siii! – gritaron emocionados los gemelos de Harry y Ginny, y la pequeña Dasha, mientras se apresuraban a tomar todas las galletas que cupieran en sus manos.
- ¿Tú no quieres Ronnie?
- No mamá, en verdad no me siento bien...
- ¿Sabes que podría estarte causando esa clase de malestares Ron? Que Hermione...
- ¡Ginny! ¡Vámonos! – Harry le dedicó una mirada reprobatoria a su esposa. Ginny le había contado el día anterior sobre el embarazo de Hermione, que Ron aún no lo sabía y que obviamente estaba tratando de que se lo dijera a como diera lugar.
- Esta bien – repuso Ginny poniendo los ojos en blancos – Te llamo mañana Hermione.
- Claro – contestó Hermione salvándose de nuevo.
-.-.-.-.-.-.-.-
La noche asomaba a lo lejos durante su viaje de regreso. En el camino luego de tomarse un biberón, Andy se había vuelto a dormir, y Dasha iba observando los crepúsculos del paisaje. Al llegar a la casa, Hermione recostó a Andy en su cuna, mientras Ron y Dasha preparaban la cena.
- ¿Mami, me vas a leer "Historia de Hogwarts"? – preguntó Dasha luego de haber terminado su vaso de leche.
- ¿Otra vez? – exclamó Ron con voz aburrida.
- Claro que si – contestó Hermione con una sonrisa. Definitivamente tenía que ser su hija – solo déjame lavar los platos...
- Yo los lavare – dijo Ron poniéndose de pie – tú ve con Dasha.
Hermione tomó de la mano a la pequeña y se dirigieron a su habitación. Era anaranjada y tenía varios libros y juguetes en repisas pegadas a la pared. Le ayudo a colocarse el camisón de dormir, a lavarse los dientes y luego la arropo en su cama.
- Me vas a leer ¿verdad mamy? – preguntó Dasha con una sonrisa.
Hermione asintió, y observó que el grueso libro se encontraba en la mesita de noche de la pequeña. Se apresuró a tomarlo para comenzar a leerle a... su hija. Seguía sintiendo rara esa palabra.
Se acostó con ella y mientras leía, a la pequeña la fue venciendo el sueño hasta que quedó profundamente dormida.
Hermione observó por un momento a la pequeña.
"No puedo creer que sea mi hija... por que... lo es... ¿o no?".
Volvió a sentir esa sensación de desesperación de no saber que era todo eso. La había pasado tan bien siendo la mamá de la nena que ahora dormía plácidamente que sintió un nudo en su estómago. Deseo que al salir de todo este sueño en verdad tuviera una hija como Dasha.
Se levantó con mucho cuidado, apagó la luz y cerro la puerta.
"¿Y ahora?".
No sabía hacia donde ir. Se sentía muy cansada y solo quería dormir...
"¡¡Eso es! Si me duermo... quizás cuando despierte... ¡¡volveré a mi vida normal!".
Ante este pensamiento el estómago le dio un vuelco de esperanza. Caminó rápidamente hasta la habitación donde había despertado por la mañana dispuesta acostarse inclusive con la ropa que andaba puesta, pero olvido que esa habitación la compartía con su "esposo", Ronald Weasley. Cuando entro de golpe a la habitación, Ron se encontraba solo con un bóxer a cuadros y el torso desnudo. Impactada por la vista, Hermione se detuvo de golpe. Ya había entrado a la habitación pero sus piernas estaban estancadas y la sangre comenzaba a aglomerarse en su rostro.
- Hace mucho calor – exclamó Ron dedicándole una sonrisa.
En esos momentos Hermione si comenzó a sentir muuucho calor.
- Yo... no siento calor – contesto dándole la espalda y muy interesada de repente en uno de los cuadros que adornaba la habitación.
En micras de segundos sintió como Ron se le acercó por atrás y la tomaba por la cintura, sintiendo la respiración de él en su cuello. Sus piernas parecían de gelatina y los ojos de repente comenzaron a pesarle mucho pero no de sueño. Era una sensación tan extraña y cálida a la vez.
Recordó al Ron adolescente que era su amigo y olvido por un momento al Ron adulto que en ese momento comenzaba a besarle el cuello. A su mente vino el rostro del chico, de tez blanca y lleno de pecas, sus ojos azules, el cabello pelirrojo y sintió de nuevo un nudo en el estómago.
Muchas veces, estando en Hogwarts había sentido ese nudo en el estómago al ver a Ron, pero hasta ese momento se dio cuenta de lo que en verdad significaba. No era una sensación de desesperación ni de miedo. Más bien era, una sensación... cálida. Molesta y cálida a la vez, que significaba solo una cosa: estaba enamorada de Ron.
Cuando sintió unas manos debajo de su blusa y subiendo hasta llegar a sus pechos, reaccionó dándose cuenta de que en esos momentos no estaba con Ron su amigo, sino que estaba con Ron "su esposo".
Rápidamente se separó de él, casi tropezando con la cama, y con la respiración muy agitada se recostó en la puerta del baño.
- Se-será mejor que... nos acostemos... ¿no crees?
El chico sonrió cálidamente y ella pudo observar un brillo extraño en sus ojos.
- Vamos Hermione... – caminó hasta donde ella y tomando entre sus manos las mejillas de la chica comenzó a besarle los labios.
Hermione sentía que la sangre comenzaba a hervirle de manera exagerada. Quería besar a Ron, pero no a este "Ron". Extrañaba a Ron, su compañero, su amigo... pero se dejo vencer.
Lentamente Ron, sin dejar de degustar los labios de la chica, había bajado las manos y comenzaba a desabrochar la blusa que Hermione llevaba, mientras que ella acariciaba frenéticamente la espalda del chico con sus manos.
A punto de que Ron le desabrochase el sostén, Hermione escuchó un llanto. Empujó a Ron, separándolo de ella y este la observó confundido.
- ¿Qué pasa... – pero antes de continuar hablando, Hermione le había hecho una señal para que callara. Pronto, Ron escucho el llanto que había terminado con la pasión del momento y que al parecer provenían del cuarto de Andy.
Angustiada, Hermione salió apresuradamente del cuarto, sin si quiera abrocharse la blusa. Al llegar a la habitación, el pequeño se encontraba de pie en la cuna, y con sus diminutas manos aferradas a la baranda que era lo único, que ahora, lo separaba de su madre. Al verla, el pequeño paró su llanto, pero aún rodaban por sus mejillas un par de lágrimas. Enternecida hasta el último cabello, Hermione tomó a Andy en sus brazos y lo abrazo tiernamente. Nuevamente, el bebe comenzó a llorar.
Cuando Ron entró a la habitación, dos minutos después y con una camisa puesta, se encontró a Hermione, paseando al pequeño Andy tratando de calmar su llanto.
- No se... no se que le sucede – agregó Hermione preocupada.
- Deben ser los dientes.
- ¿Los dientes?
- Si, recuerda que el sanador dijo que Andy tenía encías muy sensibles y lo más probable era que le dolería la salida de sus dientes.
Se acercó hasta el pequeño, y con cuidado abrió un poco su boca. Efectivamente, un nuevo diente estaba saliendo.
- ¿Y qué haremos? – agregó Hermione, mientras el pequeño seguía afanado en su llanto.
- Le aplicaremos la poción que nos indicó el sanador.
Ron salió de la habitación y regresó cargando un pequeño frasco que contenía un líquido color café. Con un gotero, Hermione se lo dio a beber al pequeño. Tres minutos después, Andy había parado de llorar y satisfechos se dirigieron hacia la habitación del bebe. Lo colocaron en su cuna, pero al parecer Andy no tenía ni una gota de sueño.
Lo pasearon por la habitación, le ofrecieron de nuevo un biberón y hasta optaron por contarle, o mejor dicho, inventarse un cuento, pero Andy no quería dormir.
- ¿Te parece si duerme con nosotros? – dijo Ron notando el cansancio de Hermione, quien seguía paseando a Andy.
La chica asintió, y se encaminaron a su habitación. Colocaron al pequeño en el centro, y ellos se colocaron a los lados.
- ¿Te he dicho que eres muy linda? – repuso Ron con una sonrisa desde el otro lado de la cama a Hermione, mientras Andy agitaba sus manitas.
- Creo que no – contestó Hermione sonrojándose un poco.
- Te quiero – le susurró inclinándose hasta ella y depositando un tierno beso en los labios de la chica.
- Yo también... te quiero Ron – contestó sonriendo ampliamente y sintiendo como sus parpados se cerraban lentamente.
Como un efecto mágico, los tres quedaron dormidos. Antes de entrar en un sueño profundo, Hermione deseó con todas sus fuerzas que al despertar, estuviera de regreso en Hogwarts. A pesar de lo agradable que era Ron adulto, no dejaba de extrañar a su amigo Ron.
-.-.-.-.-.-.-.-
¡Hola Gente!
En primera quiero decirles que... ejem... este fic no es nuevo nn', es decir que hace como quinientos o seiscientos años más o menos XDDD publicamos el primer cap (y digo lo publicamos por que somos dos mentes siniestras, digo maestras XDDD las creadoras de esta locura) bajo el nick de LiSa WeAsLeY, pero por razones del destino (o para ser más específica la falta de Internet en casa, la Universidad y el trabajo) dejamos abandonado el fic por un bueeeen lapso de tiempo T.T, y cuando por fin vencimos las dificultades XDDD y logramos hacer el cap II, resulta que... olvidamos la contraseña de la cuenta de LiSa WeAsLeY Y.Y... si, se que nos debería de dar pena, pero así fue ¬¬... XDDDD así que nos vimos obligadas a crear una nueva cuenta bajo el nick de SaLi WeAsLeY y volverlo a subir nn
Así que, queremos agradecerles a los que leyeron el primer cap del fic con el antiguo nick, que son:
Castro Cuevas Laura
Oliveriux
Shadir
MayRa
Jessie
Camille Nathair
JaNy
C0tE BLacK
Yalimi
Mione Grint
Akanechan!
Umi-chan
Vale
Mar Malfoy
Rosy
Shagy Sirius
SaraMeliss
Vicky Potter 07
Polly Weasley
Snellie
EpHyNy
Jessi Weasley
Nelly Grint
Ophelia Dakker
¡Gracias de Nuevo! Y espero que aún se acuerden de este fic Y.Y...
Prometemos tratar de no tardarnos tanto con el siguiente cap nn''... je, je...
Cuídense mucho
Atte. Lil Granger y Ford Anglia 2000 (o mejor dicho SaLi WeAsLeY)
