Gracias por los reviews, Shadir gracias por los comentarios... ¿de verdad esta algo enredada la trama? bueno espero que este capitulo aclare tus dudas... Guido es un placer concerte y haber platicado contigo aunque fuese por unos minutos... gracias

Ahora bueno Saint Seiya no es mio y no lo será a menos que el mundo se vuelva loco... en fin este ff es sin fines de lucro solo pura y sana diversion...

Capitulo Cuarto Abismos y Presencias... los sonidos de la Soledad

"Y he aquí que ha de demostrar el corazón que ha sufrido, ser merecedor de un día más de vida, pues la bestia demostrara piedad, mas sus fauces jamás le harán justicia"

Fragmento del manuscrito de la leyenda,

Del libro de las revelaciones,

las almas del purgatorio y el tercer sello...

Sobre el juicio final y la resurrección de los muertos

La oscuridad se abalanzó sobre aquel enorme santuario, la débil luz de las antorchas colocadas en el exterior no alcanzaba a iluminar mas allá de la columnata que formaba el peristilo del templo de Acuario, podía oír claramente el eco de sus pasos, hasta que se detuvo justo en medio del salón principal sintiéndose agotado, completamente abatido, sin mas dejo caer su cuerpo apoyando la espalda en el ataúd de hielo, el único habitante del templo... su piel, su cabello, era como una imagen congelada en un espejo, como una fotografía en la que no envejecería jamás, cerro los ojos negándose a recordar pero era imposible, él hubiese jurado que aquella batalla mortal había sucedido no muy lejos de ese instante en el presente, como si el pasado fuese solo una quimera y el aire congelado pendiera aun entre los dos y hasta su propia sangre le gritara que iba a perder, cuando a pesar de su severidad, del sufrimiento, buscaba dentro de sí la verdadera esencia de su corazón.

Verlo de nuevo, constituyó una agridulce experiencia, contemplar otra vez su rostro, ese gesto tan austero e inexpresivo... ¡que tarde comprendió que todo aquello solo ocultaba un corazón amoroso! Un lobo en la nieve, un espíritu noble y cálido... su padre, su maestro...

Kamus... — aquel nombre rompió el silencio en la bastedad del templo — Kamus... maestro, si pudieras escucharme ahora... no soy tan fuerte como quería mostrarte, aun te necesito, necesito saber que hice lo correcto, ¡padre! ¡el único que la vida me permitió conocer! ¡me dejaste tan pronto! No se cuanto mas podré soportar este secreto maestro, ¡solo soy un vil asesino! — se remordió sin poder contener las lagrimas —

¡Hyoga! — el chico volteo sorprendido, mirando el ataúd al escuchar su nombre — Hyoga... — repitió la voz proveniente del hielo... el ruso sintió como el ritmo de sus palpitaciones se aceleraba de golpe... en el ataúd no había nadie, sorprendido comprobó que el cuerpo de Kamus había desaparecido —

Hyoga...

¿Kamus? Kamus despierta... estas soñando Kamus... abre los ojos amigo... — le pedía la voz amable de Milo —

Hyoga... — repitió Acuario en un susurro sumido aun en el ensueño —

Él no esta aquí Kamus... anda abre los ojos — insistió Milo refrescando con un lienzo húmedo la febril frente de su amigo —

El santo de Acuario abrió los ojos lentamente observando la imagen sonriente de Milo... el salón donde aun reposaban casi todos los caballeros dorados permanecía sumido en la semipenumbra pues mas de uno dormía ya lejos de los estragos de su resurrección, de los delirios, los temblores y las fiebres...

El... el muro... — suspiro Kamus parpadeando brevemente —

Lo derrumbamos, tu discípulo y los demás atravesaron el muro y Hades fue vencido — le explico el Escorpión pacientemente —

Hyoga... mi discípulo... ¿Dónde esta él? ¿Dónde estamos ahora Milo?

En uno de los dormitorios del Patriarca en el Santuario y no tengo idea de donde puede andar metido Hyoga...

Pero... — Kamus se sentó en la cama a pesar de la oposición de Milo para que descansara un poco mas —

Si, lo sé, todos estábamos muertos, mi ultimo recuerdo también es sobre el muro de las lamentaciones, cuando nos despedimos... — el gesto de incredulidad aun se reflejaba en Milo, había tantas cosas sin explicaciones, tanto dolor detrás de aquella lucha, que morir con sus amigos para defender a Athena fue el mayor honor que le pudieron conceder — todos se preguntan lo mismo que tú Kamus pero, me temo que no hay una respuesta, estamos vivos de eso no hay duda, cada uno de los caballeros dorados muertos en el Hades y antes de este fuimos devueltos a esta tierra como si hubiésemos renacido, la fiebre y los delirios han sido una constante en todos nosotros... creo que es parte del proceso, pero nadie sabe por qué sucedió, por qué estamos vivos nuevamente...

¿Y Athena? ¿tampoco lo sabe? — tras la inevitable pregunta Milo se puso de pie alejándose unos pasos del camastro, la exquisita túnica blanca que lo cubría ondeo levemente luciendo los finos bordados de oro que representaban los símbolos de Athena y de su constelación... Escorpión... — ¿qué pasa Milo? ¿Athena no sabe por que volvimos a la vida? — insistió abandonando definitivamente el lecho...

Ella esta muerta Kamus... — dijo Shaka caminando hacia ellos, Virgo mas recuperado lucía una túnica muy similar a la de Milo, con la única diferencia de los bordados que representaban la constelación de la sexta casa— su ciclo en la tierra termino hace diez años...

¿Estas bromeando? — le cuestiono a sabiendas que tratándose de Shaka era poco menos que imposible —

Créeme hermano que yo pensé lo mismo — le aseguró Milo apoyando una mano sobre su hombro —

No creo que haya alguien que se atreva a jugar con eso Kamus, lo único que sabemos ha sido por los guardianes del santuario que la misma Atenea dejó antes de iniciar su sueño milenario... — esta vez fue el turno de Saga para intervenir tras aparecer en la habitación donde aun se recuperaban los santos, entre ellos su hermano Kanon — suena increíble ¿no? — pregunto notando la expresión de Acuario, este asintió en silencio... eran demasiada información en muy poco tiempo, la sensación de estar vivo, la imagen de su discípulo, la resurrección de cada uno de sus amigos... y la muerte de su diosa... la hermosa Atenea no estaba mas en la tierra... — esto parece una broma de mal gusto — se quejo Saga cruzando los brazos sobre su pecho, el simple pensamiento de que ella no estuviera era insoportable... ella que le había perdonado todo, de la que el recuerdo de la ultima vez que pudo verla estaba empañado de dolor y sangre... — será mejor que salgamos de aquí, los demás aun duermen y necesitamos hablar de esto... ¿puedes mantenerte en pie por ti mismo Kamus? — este respondió de inmediato afirmativamente, ningún escalofrió mandaría a la cama al caballero de Acuario —

Toma entonces... — agregó Shaka entregándole una túnica como la que vestían ellos para sustituir los harapos que le cubrían— tienes que darte un baño, los dolores y el escalofrió desaparecen después una ducha tibia... créeme...

La sangre que cubría la herida estaba seca, Shaina no se detuvo ni un segundo a pesar del dolor, después de tantas horas corriendo, la herida expuesta al viento dejo de manar sangre y arder tanto... su paso ahora era incluso mas rápido, no podía permitir que el sol le descubriera aun lejos de su objetivo, no importaba cuantos enemigos mas encontrara a su paso, tenía que llegar hasta el maestro y dar la voz de alarma a los caballeros de bronce que aun estaban vivos... sus ojos divisaron la acrotera en forma de carnero que coronaba el frontón de la casa de Aries de la cual solo la separaba un precipicio, el abismo circundante al reloj de los doce fuegos... pero no pudo si quiera alzar la mirada y contemplarlo por si misma, no llego a ver que el reloj estaba completamente encendido. Su cuerpo se sacudió embestido por una poderosa descarga que la estrello contra una enorme mole de piedra...

Nadie puede atravesar el abismo ahora, vete antes de que pierdas la vida aquí... — le advirtió un hombre que fácilmente podía ser más alto que Aldebarán — ¡Vete de aquí mujer!

¿Mujer? ¡Soy un guerrero de Athena! ¡y mi deber es llegar hasta el patriarca! — contesto Shaina con su acostumbrada fiereza mientras se levantaba lentamente de entre los escombros — no importa lo que pase... mataré a cualquier intruso que perturbe el sagrado Santuario

¿Intruso? ¡Ja! ¡Estas loca mujer! Si hay un intruso aquí ese eres tú... — afirmo el guerrero con actitud pretenciosa, Shaina lo estudio detenidamente, no vestía armadura alguna, sus pies eran calzados por sencillas sandalias de correas de cuero, una túnica de color ocre le cubría el cuerpo y un par de brazaletes adornaban parte de sus brazos — pero no tengo por que explicarte nada... será mejor que de fin a tus días antes de que causes mucho revuelo — alardeo el desconocido adoptando una postura de ataque que a la guerrera le resultó sorprendentemente familiar —

No puedo dejar que me mate, no puedo morir sin cumplir mi misión — musito para si dispuesta a defenderse — ¡el que va a morir aquí eres tú! ¡El ataque de la cobraaaaaa! — grito descargando toda su energía en un solo golpe —

No me hagas reír mujer, ni la hijas de Hipólita podrán vencerme no importa cuanto lo intenten... ve a reunirte con tu reina... — le reitero mientras el golpe de Shaina trataba de darle alcance, estaba segura de que podría hacerle un daño mortal — ¡Explosión...!

La mascara de la chica salió volando como si fuese papel... el espacio a su alrededor crujió entonces estruendosamente, sus ojos se abrieron con sorpresa ¡ESE ATAQUE!

¡DE GALAXIAAAA! — rugió el desconocido liberando su ataque, Shaina cruzo los brazos frente a su cuerpo tratando de defenderse, el ataque de la cobra se había diluido frente a la potencia de aquel contraataque, sin poder creer que aquello fuese cierto, hasta que el resplandor dorado cubrió la totalidad de su cuerpo sin que lo pudiese evitar —

Atrás habían quedado los hermosos viñedos, su llegada a Trikala se hacia inminente, con lo que Gabrielle abandono el viejo vagón comedor segura de que su acompañante por fin había despertado, pero para su sorpresa Hyoga seguía profundamente dormido... la chica se sentó frente a él mirándolo dormir, agradeciendo el espectáculo que su presencia le daba... no importaba que no estuviese despierto (aunque le preocupaba que aun no hubiese comido), sencillamente estaba demasiado agradecida, había depositado en él toda su confianza... y nunca le había fallado, con ese pensamiento y un tanto embelesada por el físico del chico, Gabrielle extendió su mano acariciándole rostro... sintiendo por fin las lagrimas que hasta ese momento permanecieran ocultas... el reflejo fugaz que se coló del exterior hizo que por fin fuera capaz de verlas... ¡Hyoga estaba llorando dormido!...

¿Hyoga? — pronunció con una voz dulce acariciando su nombre — Hyoga...

Kamus... maestro... perdóname... — fue la única respuesta, mientras un par de lagrimas volvían a escaparse de sus ojos —

Hyoga estas soñando... es una pesadilla — "si lo sabré yo" pensó irónica, la joven trato de sacudirle un poco pero la ensoñación de Hyoga parecía mantenerlo atrapado o él se negaba a despertar... hasta que por fin de súbito Hyoga abrió los ojos buscando desesperadamente la ventana — ¿estas bien? ¿qué pasa Hyoga?

Pero él no respondió, su mirada estaba fija en la ventana, Gabrielle fue testigo de cómo un fuerte temblor sacudía el cuerpo de su acompañante, volteo entonces en dirección de donde él tenía puesta toda su atención y energía, sus labios se abrieron incapaces de articular palabra... aunque "imposible" era la palabra que pronuncio mentalmente, se levantó de inmediato abriendo la ventanilla, la mujer de ciencia que había en ella necesitaba comprobar lo que creían ver sus ojos; su piel sintió así, el frió que empañaba a una noche perfecta llena de estrellas... su mano se abrió capturando unas finas partículas que se derritieron casi al instante...

— ¡Hyoga! ¡No puede ser cierto! ¡están cayendo copos de nieve!

Próximo capitulo...

— ¡¿Usted es Cygnus Hyoga?! — la expresión de Hyoga cambio por unos segundos, lo que hizo que el acompañante de Mamoru reaccionara en que aun no se habían hecho las presentaciones entre ellos y que sin quererlo acababa de cometer una gran imprudencia dejándose llevar por el asombro y la fascinación que Hyoga despertó en él, escucho hablar sobre ellos muchas veces, alguna vez se detuvo a ver cintas del torneo galáctico, pero tener frente a él a uno de los hombres que custodiaban a Saori Kido, aquel del cual decía su expediente era el mejor guerrero de los hielos eternos, el alma mas férrea nacida y entrenada en medio del frío perpetuo... el silencio que se levanto en aquel instante lo apresuró a enmendar el error agregando