Título: No me acuerdo de ti
Autor: Jerico Cacaw
Negativa: No soy dueña de las Tortugas Ninja.
Resumen: Cuando de la noche a la mañana la familia crece en un miembro y nadie más parece darse cuenta de que no siempre fue así, corresponde a Leo el corregir las cosas. ¿El problema? Que no está seguro de los motivos que le mueven a hacerlo. Esta es una historia con una Quinta Tortuga, y un giro inesperado. O al menos esa es la idea.
Notas del Autor: Ah, muchas gracias por el tiempo que se toman para leer esto, y por las palabras que en el capítulo anterior me dejaron quienes pudieron hacerlo. En serio, es grandioso saber que, en alguna otra parte del mundo, hay gente que lee esto que escribo. De paso, mis sinceras disculpas por el retraso; estoy tratando de escribir una historia de mi propia inspiración. Son 50k palabras en treinta días, según reglas del NaNoWriMo (National Novel Writing Month), espero lograrlo.
---
Parte Segunda
Donatello, Raphael y Miguel Ángel (3era persona)
---
En las calles, la lluvia seguía cayendo mientras las nubes escondían la luna y las estrellas. Era oscuridad, sombras, penumbras por todos lados… claro, si se hacía caso omiso del relámpago ocasional. Aunque quienes habitaban las alcantarillas no tenían conocimiento de ello, el agua fluía más clara que en días anteriores, una vez que se hubo removido casi toda la suciedad de las calles. Una ráfaga de viento fresco recorrió los túneles. Junto con los ruidos de agua goteando y corriendo, el susurro del viento era el único sonido que se oía.
Dentro de la guarida, tres tortugas observaban mientras su hermano mayor se retiraba a su habitación.
"¿Pueden creer que haya dicho eso?" dijo molesto Raphael, una vez que la puerta de Leonardo estuvo cerrada.
"De alguna forma esto no me sorprende, Raphael," añadió Donatello, defendiendo a su hermano ausente. "Es decir, desde que decidimos dejar de buscar apoyo emocional con el Maestro Splinter, hemos estado apoyándonos unos a otros más frecuentemente. Y eso te incluye a ti, Raphael, así que no intentes negarlo."
"El resto de nosotros talvez, pero Leo no lo ha hecho nunca; siempre ha sido el Maestro Splinter en su caso," expuso Mikey, sabiendo que no decía nada que sus hermanos no supieran.
"Porque se niega a mostrar debilidad alguna frente a nosotros," gruñó Raphael, mientras volvía a sentarse en su esquina del sillón.
"Esa sería una explicación simplista. Lo mismo puede decirse de ti, Raphael; aún así, no es inusual que descargues tus frustraciones en Leo o que trates de des-estresarte fastidiando a Mikey," indicó Donnie. "Lo que, por cierto, solo empeora las cosas, con Miguel Ángel planeando una u otra locura para vengarse."
Raphael sonrió, reconociendo que su hermano decía la verdad. Sin embargo, su sonrisa no fue compartida por Mikey, quien parecía estar perdido en su nube mientras levantaba las almohadas y cobijas regadas en el suelo y se las pasaba a Raph y Donnie.
"Talvez no podemos darle lo que necesita."
Raphael no podía aceptar el triste pesar que acompañaba las palabras de su hermano menor.
"Bueno, es problema suyo, no nuestro," dijo. "Además¿qué puede darle una madre que nosotros no podemos?"
"No dijo una madre," señaló Miguel Ángel. "Él dijo una mamá. Hay una diferencia."
Donnie sonrió ante el comentario de su hermano, entendiendo lo que quería decir.
Raphael, por su parte, lo consideró en silencio. Una mamá. Finalmente comprendió: ellos ya tenían una madre, su madre biológica. ¿Pero qué podían esperar de ella, aparte del hecho de que les había dado la vida? Por supuesto, ellos sabían lo que normalmente se esperaba de las madres; cualquiera al que hubieran sometido a las dosis de televisión que Mikey les recetaba tenía una idea de lo que mamá significaba para el común de la gente.
Era que él, simplemente, nunca se había preguntado si necesitaban una, de la misma forma que nunca se le había ocurrido que su verdadera madre no significaba nada para ellos. Verdadera. Raro¿es que habían acaso madres falsas? Se preguntó porqué nunca habían hablado del tema. Bien, este momento era tan bueno como cualquier otro.
"Ella es verde, y mayor que nosotros," comenzó sin mirar a sus hermanos, remedando lo que dijera en la conversación anterior.
Pasaron algunos segundos antes de que alguien dijera algo más, en esta ocasión Donatello.
"Es una tortuga, aunque no es Ninja. Oh, y nuestra madre también; no es algo que podamos olvidar."
Raph levantó la cabeza y encontró a Donnie con una sonrisa afectuosa; se volvieron a mirar a Miguel Ángel.
"Mamá es tan bella y divertida como yo," dijo éste, sonriendo ampliamente antes de que una lluvia de almohadas fuera enviada contra él. Aún así, tuvo tiempo de agregar algo. "¡Y me quiere mucho!"
"Mamá nos quiere a todos," le corrigió Donnie, deteniendo su ataque. "Ella no siempre entiende lo que digo, pero aún así me presta atención cuando hablo."
"A mamá no le importa si creo que debe cerrar la boca; es más, aún así intenta de meter algo de sentido en mi cabeza," admitió Raph mientras recogía las almohadas que estaban cerca de su lado del sillón. "Y aunque no es una peleadora de muerte, de todas formas puede darle fácilmente una tunda a Leo. Qué digo, puede dar una tunda a cualquiera de nosotros."
Se rieron de esto, admitiendo que podía ser así.
"Ella es mucho más… eh, no… ella es tan sabia como el Maestro Splinter," apuntó Mikey, finalmente sentándose junto a Raphael. "Pero lo que sí, es mucho mejor cocinera que yo."
"Y yo nunca he podido ser tan bueno como ella es cuando nos cura," Donnie levantó la última frazada y la extendió sobre sus hermanos antes de acurrucarse en su esquina.
"Y, ella me supera en eso de mantener a Miguel Ángel bajo control," Raphael empujó a la tortuga más joven en dirección de su otro hermano.
"¡Hey¡Tú no puedes mantenerme bajo control!"
"Y por eso es que la necesitamos desesperadamente."
Las últimas palabras de Raph resonaron en sus mentes por unos momentos. Donnie trataba de no actuar como Leo lo había hecho, pero no pudo evitar reconocer que todo esto no era real. Porque, si en verdad la necesitaban tan desesperadamente¿por qué no estaba ella a su lado?
"Mamá no puede estar siempre con nosotros," dijo Mikey, obviamente compartiendo los pensamientos de su hermano, "porque tiene muchos hijos que también la necesitan. No podemos ser egoístas, porque debemos compartirla con todos nuestros hermanitos."
"Y tú eres una tortuga tan noble y desprendida¿no es así?" Raph sacudió la cabeza, todavía no creyendo que Mikey había dicho lo que había dicho.
"Pero claro. Una de las mil y un razones por las que soy su favorito."
"Ella no tiene favoritos, nos quiere a todos por igual," la tortuga de morado declaró.
"Y si tuviera un favorito, ya sabemos que ese sería Leo."
"Raph, por favor, no comiences," se quejó Donnie, dirigiendo una mirada irritada a su hermano.
"¿Qué? Él realmente ES el hijo perfecto."
Mikey y Donnie pusieron los ojos en blanco.
"Mamá no cree que Leo es perfecto," dijo el primero. "O, mejor aún, ella cree que todos somos perfectos."
Donatello estuvo de acuerdo con ello, aunque reconocía que se encontraban en desventaja si se les comparaba con Leonardo. Sin embargo, se supone que las mamás deben ser justas con sus hijos¿no es así? De todas formas, la tortuga genio sabía que lo mejor era cambiar de tema Raphael era muy sensible al respecto, y ya habían tenido suficientes disputas esa noche.
"Cuando mamá viene de visita, nos cocina pizza," si eso no llamaba la atención de sus hermanos, nada más lo haría, "aunque a ella no le gusta mucho la pizza, ya que prefiere que comamos alimentos saludables."
"¿Qué tienes contra la pizza? Es una comida balanceada," señaló Mikey, obviamente divertido por el hecho de que fuera Donnie quien tocara el tema de la comida.
"No con todo lo que les echas encima, y menos en las cantidades que tragas," le contradijo Raphael. "En serio, Miguel Ángel, pesas a lo bestia… y quítate, que otra vez me estás aplastando."
El más joven de los hermanos se dejó empujar, usando el impulso que le diera Raphael para caer sobre Donatello.
"¡Mikey!" gritó la tortuga apachurrada tratando de sacárselo de encima, lo que era prácticamente imposible porque Miguel Ángel no estaba colaborando y se conformaba con actuar como peso muerto.
"¿Qué? Si soy tan ligerito como una pluma."
Finalmente Raphael acudió al rescate, y entre él y Donatello inmovilizaron a su hermano menor en medio del sillón. Para ello debieron utilizar todas las mantas y almohadas, pero la cara de frustración de Mikey era recompensa suficiente.
"Ustedes no son divertidos," bufó.
Las otras tortugas hicieron caso omiso de sus quejas.
"Mamá se niega a vernos entrenar con nuestras armas," Raphael dijo, retomando la conversación. "Aún así, entiende porqué el Maestro Splinter nos entrena como Ninjas."
"Ella preferiría que no tuviéramos que pasar por esto," estuvo de acuerdo Don, "pero sabe que el Sensei hace lo mejor que puede."
"Y para evitarle disgustos no hacemos algunas cosas frente a ella. Por ejemplo, no maltratamos a nuestros hermanitos menores," apuntó Miguel Ángel mientras trataba de liberarse.
"Cállate, Mikey, tú no tienes hermanitos menores," dijo Raphael, y le guiñó un ojo antes de asegurar nuevamente los cobertores que la tortuga más joven había logrado aflojar.
"No en esta casa, al menos," tuvo que decir Donatello, recordando lo que Mikey dijera acerca de compartir a su madre. En serio, no quería ponerse a pensar todo lo que eso implicaba.
"Chicos, en serio, me estoy entumiendo," gimoteó la tortuga de naranja.
Sus hermanos se observaron, tratando de decidir si hacer caso a sus quejas. Raphael agitó la cabeza y suspiró antes de acercarse a liberar al cautivo.
"Promete que te vas a portar bien," gruñó.
"Eh…."
"Mikey!"
"¡De acuerdo, de acuerdo!" aceptó el aludido pero, volviéndose a su otro hermano, susurró cascarrabias mientras Raphael lo soltaba.
Donatello puso en blanco los ojos. Algunas tortugas nunca entienden. Pero bueno, al menos Miguel Ángel se estaba quedando en su parte del sillón.
"A mamá le encanta el color verde; tiene la piel para probar que así es… ¡Ow¿Y ahora qué te hice?"
Raphael parecía dispuesto a darle otro cocolazo.
"En serio, Miguel Ángel, sigo esperando que hagas una contribución inteligente a la plática," señaló Donatello.
"No es cierto," farfulló Mikey ofendido, "porque sería como si tuviéramos dos Donatellos."
"El chico tiene razón," estuvo de acuerdo Raphael. "Y admítelo, sería horrible."
"¡Oye!"
Los tres hermanos pasaron la siguiente hora y media platicando, añadiendo piezas a la posible historia de su madre, mientras las velas se quemaban lentamente. Finalmente se dieron las buenas noches y se retiraron a sus habitaciones. Tres puertas se cerraron, y el silencio descendió sobre su hogar. Bueno, si no se tomaba en cuenta al grillo que decidió pasar la noche en las alcantarillas.
---
Donatello (1era persona)
---
Doce minutos y uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis…
"¿Donnie?"
Sonreí. Sinceramente, esperaba que se apareciera más temprano. Como hace siete minutos, aproximadamente. Lo más probable era que Mikey estuviera esperando a que Raph se durmiera, y los ronquidos de la habitación junto a la mía probaban que nuestro hermano ya estaba paseando por la tierra de los sueños.
"Pasa, Mikey." Me moví para dejarle espacio en mi cama.
"Hay un monstruo debajo de mi cama," bromeó, pero los dos sabíamos que él nunca ha sido capaz de dormir solo si había relámpagos. Con todo y que vivimos varios metros bajo tierra.
A veces creo que es el más valiente entre nosotros, ya que para mí es muy difícil reunir el valor suficiente para mostrar mis sentimientos tan abiertamente como lo hace él. Sé de buena fuente que Leonardo y Raphael también envidian esa característica de Mikey, y que aceptan sus chiquillerías en un intento de conservarlo así.
Dios, haríamos lo que fuera por él.
"Hace varios años Leo y yo hablamos sobre mamá," susurró, sorprendiéndome.
"¿En serio?" pregunté, ya que no había nada más que pudiera decir.
"Aja. Bueno, en realidad fui yo quien habló. El solo… estuvo ahí para mí. Escuchando, asintiendo, dando las respuestas correctas. Ese tipo de cosas."
Sí, definitivamente lo que Leo haría.
"¿Fue como esta noche?" tenía que saber.
"¿Te refieres a si tuve que sacarle las palabras a la fuerza?"
Me reí y él conmigo, aunque en realidad no era tan gracioso.
"No, no esa parte. Lo que quisiera saber es si hablaron acerca de cómo ella…" me detuve. ¿De qué forma puede terminarse esa pregunta¿Cómo ella era, es, sería, podría ser? No había una alternativa correcta, pero Mikey pareció entender.
"Bien, yo me preguntaba si ella nos extrañaba tanto como nosotros la extrañábamos a ella," admitió.
Oh. ¿Cómo le digo a Mikey que su 'nosotros' no me incluye a mí? Nunca la he extrañado. Al principio fue porque lo que teníamos en casa era suficiente para mí. Tal como Leo dijo esta misma noche, siempre he creído que nuestra familia es perfecta. Y después, cuando crecimos, racionalicé que nuestra madre era… bueno, una tortuga. Eso fue un golpe brutal, pero Leo ya lo sabía, así que me ayudó a aceptar el hecho.
"Yo no me di cuenta entonces," continuaba Mikey, "pero creo que Leo entendía que la mamá de la que estaba hablando no era real. Aún así, no dijo nada, y me permitió seguir viviendo mi pequeña fantasía."
Esta es una de esas ocasiones cuando nada de lo que digas sale bien. Las odio, en serio las odio. Reconozco que no sirvo para esto.
"¿Qué edad teníamos, Mikey?"
"N-no me acuerdo. Lo siento," se disculpó. "Pero éramos bastante jóvenes. Yo todavía tenía algunos problemas de lenguaje."
Sí, eso califica como bastante jóvenes. ¿Qué edad tenía Leo cuando descubrió que, en realidad, nunca habíamos tenido una mamá¿Le pasaba lo mismo que a mí, que soy incapaz de decir a Mikey que nunca he extrañado a un fantasma? Pero él ya había respondido esas preguntas. Una mamá estaría bien. Él la quería en su vida, aún si no estaba dispuesto a admitirlo.
También yo la necesitaba.
No importaba que la mayor parte de mi vida no había pensado en ella, porque varias veces durante esta noche me había encontrado deseando que ella fuera real, aún cuando entendía que talvez ya somos demasiado mayores para necesitar una mamá. Y ahora, escuchando a Mikey aceptar que ella nunca existió, no puedo creer que fuimos tan crueles como para jugamos ese juego con él. Talvez leo estaba en lo cierto al negarse a participar.
Dios, si es que hay un dios en algún lugar que escucha a criaturas como nosotros, ruego por tu perdón.
Porque, antes de que el sueño nos venciera, hice que Mikey repitiera toda la información que los tres inventamos sobre ella. Y esta vez creí cada palabra de ello.
---
NA: Ah, vaya. Acabo de terminar de traducir esa última parte y… em…. Como que estaba algo melodramática cuando la escribí, me parece. Acababa de ver una obra de teatro para niños, donde una niñita está triste porque su mamá no está con ella y no puede darle su beso de buenas noches. Lo juro, la mayoría de los adultos de la sala estaban llorando :P. Mi idea original para el final de este capítulo era escribir lo que Raph piensa, pero él se niega a aparecerse cuando estoy en estas condiciones. Bueno, estoy mejor ahora.
Bien, para los que me escribieron algo: KsKaBeLL (ya leí el preview del fic al que te refieres. He, he, pura coincidencia; fue solo un comentario de pasada, pero creo que tu historia va a ser muy interesante. Eso de que Donnie se esté escondiendo… Ah, sí, soy hispana; el problema es que cuando uso el idioma inglés pienso en inglés, y ya me había acostumbrado a que no tenía que pensar en las TMNT en español. Lo sé, suena loco), Samara Snape (¡Gracias! Haces que me ruborice…he, he… pienso pasar mis historias al español poco a poco, a ver qué te parecen. ¿Y acerca de cómo hacerle para aparecer una mami tortuga? Bien, por eso la puse en la categoría de misterio. Espero logre sorprenderlos), y Martin Rottweiler (la verdad ya no recuerdo de donde vino esta idea, pero estoy tratando de aclarar qué piensa cada uno de ellos. ¡Gracias por las flores!).
Ah, y espero que no les parezca muy lacrimoso este capítulo. Normalmente no soy así.
