The Cat and The Dog
YuGiOh! – The Pet of Horror
by Kaede Sakuragi
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Nota Principal – CAMPAÑA :No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. Kaede Sakuragi adherida a esta propuesta. Gracias, Katrinna Le Fay, por prestar tus palabras, y que seamos varios en gritarlas.
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Después de quedarse unos segundos mirando la puerta cerrada, decidió salir de allí rápidamente. Mokuba solo llevaba un pijama de color arena ( N.a.: sin comentarios XD), descalzo, sus ojos estaban mojados, pero aun así, él no había querido llorar. Llego hasta las escaleras, asomándose por un momento, percatándose que estaba despejado. Al fondo, al terminar la alfombra, se podía ver la puerta abierta, de par en par, siendo azotada por el viento, y el agua de lluvia casi llegando hasta el vestíbulo.
Tenia miedo, estaba realmente aterrorizado, alguien había querido matarlo, alguien lo quería desaparecer. Su corazón latía apresuradamente, las lagrimas salieron abruptamente, sin poder detenerlas, esto no le estaba pasando. Quería despertar de la pesadilla, y así encontrarse con su gato y su perro a la par de la cama, con su padre sonriéndole en el desayuno y con Farel yendo a pasear.
Pero la realidad golpe duramente su mente, y sin dudarlo, bajo rápidamente las escaleras en dirección de la cocina, debía saber si la servidumbre estaba bien, había escuchado disparos y algunos gritos, rogaba que no hubiera nadie herido. La puerta de la misma se abrió con cuidado, encontrándose todo a oscuras, agradecía que la conocía de memoria, ya que muchas veces había entrado a hurtadillas para robar una rebanada de pastel, de vez en cuando. Sus pies descalzos sintieron algo suave y pegajoso por debajo, el aroma a la lluvia llegaba a sus sentidos, viendo una de las ventanas rotas. Un gran trueno iluminó la estancia, encontrándose con algunas cosas de las estanterías desparramadas por el piso, y de allí, en un rincón, el mayordomo y las dos criadas, atadas y amordazadas. Estaba por acercárseles rápidamente, cuando alguien lo sujeto por la cintura y le tapo la boca, asustándolo.
- Valla... valla... miren que tenemos aquí...! – un sujeto le hablaba al oído, mientras una luz potente iluminaba sus ojos - Si es el blanco ... de seguro el maldito de Yami encontró algo más interesante ... – la luz que alumbraba a Mokuba se movió para iluminar los rostros de los que estaban atados - ... Tendré que terminar el trabajo yo solo ... Lastima que mi compañero esta de seguro entreteniéndose con el hermoso chofer ... jejejeje – la vos detrás le pareció molesta, por lo cual le propino un codazo en las costillas, logrando así que lo soltara y dejara caer la linterna – Maldito crió ...! – grito furioso mientras se abalanzaba contra el ojiazul.
Mokuba se resbalo intentando alejarse, sus ojos se abrieron sorprendidos cuando aquel sujeto estaba por atacarlo ... pero ni siquiera llego a acercársele.
Un gran alarido de dolor reino todo el lugar, pero los gruñidos de un animal salvaje los acoplaba perfectamente ...
La luz de la linterna ilumino sin querer al atacante, que estaba tirado en el suelo, apoyado entra una de las heladeras, sujetándose el brazo, el cual estaba desgarrado desde el codo hasta la mano, quedando inutilizado. Los ojos marrones del sujeto, se abrieron asustados cuando se percataron de la presencia de la gran bestia que lo había atacado.
Frente a él, un joven rubio, de ojos melados, mostraba sus garras manchadas de sangre, su boca estaba ligeramente abierta, mostrando sus dientes, la cola dorada estaba levantada, quieta, mientras ambas orejas estaban alertas.
- Nadie toca a mi amo ... – pronuncio fríamente. El sujeto estaba paralizado, mirando con horror aquel perro humano.
- Jonouchi ... – el pelinegro pronuncio despacio, para luego abalanzarse hacia él, y abrazarlo.
- Amo Mokuba ... – el rubio dijo sorprendido mientras su cola y orejas se relajaban inconscientemente - ... no se preocupe ... estamos aquí para protegerlo ... – con una de sus garras acaricio aquellos cabellos oscuros - ... Desate a los demás ... y escóndanse ... hay mas gente afuera ... – el perro humano lo separo.
- Seth ... esta arriba ... estaba herido ... y yo ... – el pelinegro hablaba rápido y nervioso, pero fue callado por los dedos del rubio.
- Shhhh ... ese gato pulguiento es mas fuerte que un toro ... No se preocupe Amo ... – lo despeino cariñosamente.
- Amo Mokuba ... – se escucho la vos del chofer algo agitada, que aparecía por la puerta trasera de la cocina, acercándose cojeando – Gracias al cielo ... Esta bien ... – el castaño de ojos verdes lo abrazo.
- Farel ... que sucedió? – el ojiazul pudo observar que estaba herido, y sus ropas desgarradas.
- No se preocupe ... Jonouchi me salvo ... – le dio una sonrisa leve.
- Deben salir de aquí ... – la vos del rubio fue seria y ruda.
Todos allí lo miraron sorprendidos y temerosos. El perro humano miraba con rabia, mostrando sus colmillos hacia la puerta que conducía al pasillo.
- Amo Mokuba ... debemos escondernos ... – James hablo muy despacio, luego de ser desatado por Farel. Quien sujeto el brazo del muchacho y lo arrastraba hasta la sección de servicio. El pelinegro quiso decir algo, pero la mirada del rubio era la misma que Seth le había dado cuando lo saco de la habitación, salvándole la vida.
La cocina estaba fría, y oscura, ya que la linterna había sido rota por Jonouchi, y el atacante golpeado hasta quedar inconsciente.
Estaba parado frente a la puerta, a tres metros de ella. Sus orejas se movían de un lado a otro, escuchando los pasos lentos y pesados que se acercaban hasta donde él estaba preparado para atacar. Su cola se tenso al darse cuenta que el intruso se había detenido solo a centímetros de la misma y dudaba en entrar. Jonouchi sonrió, o era demasiado inteligente o simplemente estúpido. Pero los miles de disparos que impactaron en la entrada, lo hizo tirarse al piso y pensar en la primera opción.
La puerta fue pateada bruscamente, cayendo al piso, ya que las bisagras no resistieron el maltrato de una ametralladora. Uno de los tantos truenos de la noche, ilumino a medias la cocina, lo suficiente para que los ojos caninos pudieran observar la figura que aparecía debajo del marco, apuntando con una luz especial para la oscuridad.
En su forma canina salió debajo de la mesa, donde se había refugiado, sorprendiéndolo, actuando rápidamente y atacándolo a la yugular, provocando una mordida fatal. Los gritos del hombre se escucho por todo el lugar, alertando algunos que estaba afuera. Jonouchi largo su presa, ya muerta, empezando a correr en zigzag, ya que las ráfagas de disparos eran demasiadas.
Corrió lo más rápido posible, la raza a la cual pertenecía, era característica de su agilidad y velocidad, y no se iba a dejar ganar por unos mercenarios. Los dos primeros que habían entrado por la puerta principal, intentaban en vano herirlo, ni siquiera lograron impedir que el perro se les acercara y los atacara, desgarrando el rostro de uno, y volteando al otro, mordiéndolo en uno de los brazos. Pero se alejo rápidamente, cuando más hombres provenían del ala este, donde ya había peleado con algunos, saliendo de allí hasta el jardín, encontrando a los perros de la casa muertos.
Rápidamente rodeo la mansión, llegando hasta el otro lado, por donde se suponía que estaba el gran salón de reuniones. Volviendo a su forma humana, abrió lentamente uno de los grandes ventanales, su cola y sus orejas estaban alertas captando cada movimiento y sonido en el lugar. Sus pasos eran rápidos y silenciosos, se desplazo entre las sombras de los pasillos, llegando hasta el gran estudio donde el difunto Gozaburo Kaiba pasaba el tiempo. Sospechaba que todo aquello no era solo para matar al joven Mokuba, el olor desagradable de aquel sujeto estaba impregnado en algunos de los hombres que había atacado. Tatsumi Muraki era la escoria que Seth le había dicho, al leer detenidamente los archivos que había copiado.
El sonido de un aleteo cerca del techo, tomo por sorpresa, provocando un gruñido. Un cuervo negro gritaba desesperado, mientras movía sus alas y algunas de sus plumas caían lentamente. La puerta del despacho se abrió, sorprendiendo al rubio, que ágilmente se oculto detrás de una de las armaduras que poseía aquel pasillo de adorno. El mercenario apunto a todos lados, buscando el ruido que lo había hecho salir. El chillido del animal lo hizo distraer, apuntándolo, cosa que Jonouchi aprovecho y lo ataco.
Ágilmente entro al despacho, y se oculto detrás de unos libreros, los cuales eran destrozados por las balas que le disparaban. Dentro había dos hombres mas, intentando matarlo, al verlo entrar furtivamente. El rubio estaba por transformarse nuevamente en perro cuando aquel cuervo del pasillo apareció abruptamente, gritando y chillando, atacando hacia la cara de uno de ellos. Esa distracción la aprovecho el perro humano para abalanzarse al otro y allí, con sus garras, poderlo desarmar. El cuervo fue lanzado contra la ventana, por el hombre, pero no previno que de atrás, el rubio lo golpeara con un pisa papeles.
El lugar quedo en silencio, afuera solo llovía copiosamente, y a lo lejos el sonido de los truenos.
Dio un gran suspiro, apoyándose en el escritorio con una mano, mientas la otra se sostenía el lado derecho de sus costillas. Sonrió por lo bajo, una de las tantas balas lo había herido. Camino despacio, cansado, hasta donde el cuervo había caído, pero se sorprendió al no encontrar ningún rastro del mismo. Bufo maldiciendo y agradeciendo al bicharraco, para luego girarse y ver la computadora que estaba allí. No había energía, por lo cual no estaba seguro si los documentos que Seth había sacado, aun los conservaban.
Un sonido extraño, en el vestíbulo de la gran casa llamo su atención, sus orejas caninas se movían de un lado a otro, y su olfato estaba algo cargado por la lluvia. Tomo un poco de aire, y sigilosamente salió de allí.
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El viento se había calmado, apenas los árboles se mecían, pero aun así, la lluvia caía. Como si el cielo estuviera de acuerdo, disgustado por aquel momento el cual un joven de ojos azules sufría. El cielo protesto cuando lo vio caer al suelo, con el labio partido y de seguro alguna costilla rota, el gran Zeus mando sus poderosos rayos, donde ilumino todo aquel cielo negro, mostrando unos ojos amarillos furiosos.
La cola negra apenas se movía, sus orejas rasgadas pero aun así estaban levantadas, y sus ojos azules irradiaban furia. Jonouchi pudo observar que Seth, estaba en el medio de la escalera, a unos escalones del cuerpo golpeado de Mokuba, el cual estaba atado y herido. Frente a este, el hombre de los ojos pálidos, mostraba un rostro serio y enojado, apuntando con su arma el cuerpo del pequeño, y de allí mirando fijamente al gato humano. El rubio quiso ocultarse entre las sombras antes que se dieran cuenta de su presencia, pero fue sorprendido.
- Alguien una vez me dijo ... que mi destino estaba sellado por culpa de dos animales ... – Tatsumi Muraki hablaba despacio, pero lo suficiente para que aquellas bestias lo escucharan. Mientras se giraba y miraba al rubio - ... pero nunca me imagine que fueran ustedes ... – haciendo señas con el arma, para que se acercara a la escalera.
- Porque? – Mokuba pregunto mirándolo a los ojos.
- Porque? Trabaje duro por varios años para Gozaburo y en ninguno de ellos tomo en cuenta todo lo que había hecho por la empresa – sonrió de costado sarcásticamente - ...Y pensar que su hijo prodigio iba ser el encargado de todo ... Que desilusión al enterarse que su preferido era homosexual ... jejeje – empezó a reírse histéricamente - ... Y pensar que me costo casi nada poder llenarle la cabeza para que lo pudiera echar de la casa y de allí tener el camino libre – Mokuba abrió sus ojos un poco mas, sorprendido.
- Fuiste tu! ... – dijo despacio - ... FUISTE TÚ EL MALDITO QUE LOS DELATO! – el pelinegro se levanto del piso furioso, abalanzándose contra Tatsumi. Tirandolo al piso, y pateándolo descontroladamente, ya que aun estaba atado - ... Tu fuiste el culpable del accidente ...! TÚ LOS MATASTES ! MALDITO INFELIZ ...! ... BANG ...
Ambos animales, no tuvieron tiempo de reaccionar. El cuerpo del muchacho de los ojos azules y cabello negro, salió expulsado por el impulso de la bala.
- MOKUBA! – las dos mascotas gritaron, corriendo hasta él. Todo su pecho estaba lleno de sangre.
- Duele ... – dijo despacio, mientras que se miraba la gran herida, manchando sus ropas.
- No ... no puedes morirte ... Amo ... no ... – Jonouchi lo había abrazado, colocando su cabeza en su regazo.
- Jeje ... – el pelinegro mostró una sonrisa cálida, mientras se giraba y observaba la mirada azul del gato – desátame ... – dijo despacio, para luego extender su mano, para poder tocar su rostro - ... Si mi hermano estuviera aquí ... ... ... ... ... ... – pero la frase quedo a medio decir. La mano del muchacho callo precipitadamente al piso, inerte.
El cielo grito con un gran trueno, las lagrimas se convirtieron en una sudestada, y la impotencia en un gran relámpago, incendiando varios árboles de aquella mansión.
Tatsumi empezó a reírse, mientras se levantaba.
Gran error. Los ojos de Seth se mostraron blancos, y los de Jonouchi rojos. Una gran aura de venganza salía de sus cuerpos. El sacerdote, empezó a recitar conjuros antiguos, mientras que el otro se ponía en posición de ataque ante el castaño de ojos amarillos. Todo estaba preparado para el ataque ... Ambas bestias se abalanzaron contra el asesino, pero solo llegaron a medio camino.
- Reino de las sombras ... – se escucho detrás de ellos. Desorientándolos, distrayéndolos, para luego ser envueltos, ambos, por una gran oscuridad ... y desaparecer.
En su ultimo aliento, aquel llamado Yami, había salvado a su jefe de la muerte segura. Su pecho relucía aquel tatuaje, con la forma del ojo del milenio, invocando los poderes ancestrales.
El cuerpo inerte del muchacho rodó por las escaleras, las heridas causadas por las garras de aquel gato humano había sido fatales, pero aun así, consiguiendo ayudarlo.
Las sirenas se escuchaban de lejos. Tatsumi Muraki salió de allí como llego, por la puerta principal. Minutos mas tarde, la casa era rodeada por varios autos policías, ambulancias pero no se pudo hacer nada por los cuerpos que habían allí. Por culpa de la tormenta llegaron tarde.
Fin ...
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... del Flash Back
( N.A.: cayeron xD ... ajajjajajja pensaron que lo terminaría ahí ... XDDD ajajjaja ... culpen a Nakuru que me dio la idea en su ultimo fic de YuGiOh ... XDDDD ... seguimos con la historia XDDD matta neeeeeeeeeeee! )
El relato del Conde D, se corto de repente, cuando vio que alguien entraba por la puerta de su tienda. Con su mejor sonrisa, dejo la taza de té, y se acerco al sujeto que traía algo en sus manos.
León levanto su ceja derecha, cuando vio que aquel era un mensajero de una florería prestigiosa, y traía un gran ramo de rosas blancas, rojas y amarillas, regando un aroma a rosas por toda la tienda. Se levanto algo molesto, cuando vio que "D" se entretenía leyendo una tarjeta, que acompañaba aquellas flores. Su rostro mostraba felicidad, y algo de tristeza.
- Sucede algo? – el rubio se atrevió a preguntar cuando lo vio casi por llorar. Tocando su hombro, para que lo mirara, pero la reacción del otro lo sorprendió.
El detective abrió sus ojos sorprendidos, al sentir los labios cálidos del dueño de la tienda de mascota, pero su desconcierto solo duro segundos, ya que instintivamente, rodeo su cintura, atrayéndolo contra su cuerpo y cerrando sus ojos, profundizando aquel beso.
- No pasa nada ... – aquel hombre exótico chino, dijo despacio cuando rompió el beso.
- De quien son las flores? – el rubio pregunto algo molesto, por ser quien sea el que iluminara sus ojos bicolores.
- Solo un agradecimiento ... mi hermoso León ... – deposito un corto beso, y se giro dirigiéndose a la cocina. El detective parpadeo varias veces, para luego seguirlo.
- "D" ... termina de contarme la historia ... – le dijo algo molesto.
- Pero si ahí termina ... detective ... – el conde no lo miraba, solo se dedicaba a arreglar aquellas flores en un gran jarrón verde chino.
- Conde ... – reprocho el rubio, solo consiguiendo una pequeña sonrisa del otro – No soy estúpido, sé que algo mas paso. Porque si no me hubiera enterado desde hace ya dos meses de lo sucedido ... además usted dijo ... – siguió diciendo molesto, pero fue callado abruptamente por otro beso que le saco el aliento. Casi olvidando el reproche - ... Eso es trampa ... "D" ... – murmuro despacio cuando apenas se separaron, pero aun así, estaban muy cerca sus bocas.
- Toda la vida es una trampa ... León ... – lo beso nuevamente despacio, rodeando con sus brazos el cuello de aquel detective, que poseía un aroma tan atrayente. Las manos del rubio acariciaban la espalda del chino, posándose luego sobre sus nalgas y allí tocarlas atrevidamente. Un leve gemido salió de los labios de aquel exótico hombre, para luego ser atacado por unos en el cuello, dándole pequeños de espasmos excitándolo aun más - ... Quien hace trampa ahora ... mi hermoso felino rey de las bestias ... – dijo seductoramente, mientras sus ojos relucían de lujuria.
- Termine la historia, y de seguro que obtendrá una buena recompensa ... mi hermosa joya ... – mordió el labio inferior, mientras movía sus caderas, refregando ambas hombrías semi erectas debajo de la ropa.
- Tengo algo mejor en mente ... – murmuro "D" mientras despacio lo dirigía hasta el fondo del local, donde uno de los tantos pasillos llevaban a la habitación del chino.
Aquel lugar tenia una decoración sacada de las mil y una noches. La cama estaba rodeada de velos blancos, que caían hasta el suelo, el cual estaba cubierto por varios almohadones de distintos colores fríos. La gran cama estaba cubierta por una manta negra, y debajo, sabanas de seda del mismo color. Los muebles eran rústicos, y elegantes, oscuros como las paredes.
León besaba apasionadamente aquel dueño de la tienda, como si el mundo se estuviera por terminar, desprendiendo el chengosan casi desesperado, provocando una leve sonrisa del otro. Tanto su chaqueta, como su camisa quedaron en el suelo, sintiendo las filosas uñas de su joya, marcándolo como siempre de su propiedad, mientras él se ocupaba de dejar su sello en el cuello. Un gemido doloroso salió de aquellos labios rojos, mientras se dejaba caer en la cama.
Ambas miradas demostraban lujuria, y a la vez amor. Pero nunca esas palabras habían salido de sus labios.
"D" volvió a besarlo, pero esta vez haciéndolo levantar y quedar él sentado a la orilla de la cama, mientras el rubio parado frente a él. Beso su abdomen, mientras acariciaba el pecho y jugaba con sus pezones, sacando varios gemidos del detective, lentamente fue bajando hasta el abultado cierre del pantalón, donde con los dientes lo fue abriendo. Los dedos del rubio, se entrelazaban con los cabellos negros del conde, mientras trataba de no gritar o sacar su lado rudo y poseerlo bruscamente.
Con sus dedos finos, fue despojando del pantalón, dejándolo solo en bóxer, que sobre ellos el chino mordía la tela, provocando desesperación en el detective. Algo que había aprendido hacia mucho tiempo, pero nunca lo había disfrutado como con aquel hombre.
- "D" ...! – casi grito el detective al sentir la cavidad humedad de su boca, rodeando su hombría. Se aferró a los cabellos largos, y empezó a marcar un ritmo, pero al entre abrir sus ojos se dio cuenta que su amante aun estaba vestido.
Abruptamente lo separo de su cuerpo, para luego, sin dejar que le preguntara nada, lo levanto jalándolo del brazo y besarlo apasionadamente mientras que de un tirón, rompiendo los sujetadores del traje, lo desvestía desesperadamente.
- León ...! – dijo casi sorprendido, el de ojos bicolor, al no reconocer tal acción y la mirada de lujuria desenfrenada.
- Mira lo que provocas ... – el tono de vos era tan sensual y provocativo, que el chino se ruborizo totalmente y un escalofrió recorrió su espalda.
Ambos cayeron en la cama, se arrastraron hasta debajo de las sabanas, mientras sus manos recorrían cada rincón de sus cuerpos. Los gemidos eran aplacados por besos, las caricias reemplazadas por alguna lengua deseosa de buscar lugares erógenos, mientras que las palabras eran solo dichas con acciones.
Las yemas de los dedos del rubio, recorrían despacio la espalda blanca, llegando hasta su final y allí adentrándose entre sus nalgas, buscando aquel punto donde le gustaba escuchar a su joya orientar gritar de placer. Un dedo, luego otro y finalmente un tercero se abrían paso, mientras que el cuerpo debajo de él, se retorcía como si fuera poseído. Los labios rojos se veían entre abiertos, que no pudo aguantar besarlos. Un beso tierno, mientras las caricias eran de más.
- Lo amo demasiado ... – las palabras salieron como brisa calidad golpeando su rostro, provocando que lo mirara detenidamente. Los movimientos cesaron, el tiempo se congelo y los ojos bicolores empezaron a cristalizarse cuando no vio alguna reacción de su amante. Cerro sus ojos, se abrazo a él, y escondió su rostro en la curva del cuello.
- Y ... yo con locura ... – las palabras salieron despacio, impactando como agujas en sus oídos. Provocando levantar su rostro mirándolo sorprendido.
Las palabras fueron de mas, en ese momento, ya que el beso apasionado, y la intromisión a su cuerpo bruscamente, le dieron como respuesta a "D" que el detective era suyo, como él mismo le pertenecía al rubio.
Los movimientos debajo de las sabanas iban y venían, mientras los gemidos eran cada vez más fuertes. La puerta fue cerrada totalmente del cuarto, para luego escuchar el murmullo entre las jaulas, dando la buena vista, al nuevo integrante de la tienda.
La tienda fue cerrada despacio, para no hacer mucho ruido. Las flores colocada en el salón para que todos vieran las hermosas rosas y el aroma se esparciera por el lugar. La bandeja de té, fue llevada a la cocina, el resto de pastel guardado.
Q-chan revoloteaba alrededor de quien se encargaría de darle de comer, ya que su amo estaba ocupado. La sonrisa de aquel muchacho se pronuncio aun más, cuando vio el rostro de la pequeña criatura lleno de crema, por culpa de uno de los trozos de pastel.
- Esta rico ... verdad ... – su vos suave era cálida, mientras acariciaba la pequeña cabeza del murciélago - ... Vamos a dormir ... ya que no podemos hacer mucho ruido ... – le guiño el ojo, mientras cerraba las puerta al pasillo de la trastienda.
El teléfono móvil de su bolsillo empezó a sonar, mientras se adentraba cada vez mas a la oscuridad de aquel lugar.
- Antul al teléfono ... quien ser tu? – dijo cómicamente, mientras despejaba uno de sus cabellos negros del rostro, y acomodaba unas plumas que estaban adheridas al mismo. Sus ojos claros relucieron divertidos al sentir casi el reniego del otro lado - ... Yo también te amo ... – su vos era divertida - ... Si ... si ... ya las recibió, pero las fotos se la entregare luego ... digamos que ahora esta ocupado ... – una sonrisa picara pinto su rostro - ... Claro ... lo mismo que quisiera hacerte a ti ... Lucio hermoso ... – una pequeña carcajada se escucho de sus labios, mientras colgaba. Aquel abogado le había cortado por decir disparates.
Suspiro cansado, pero estaba satisfecho. Con su trabajo hecho, sabia que su amo le daría una oportunidad, y si probaba el amor sincero de aquel sujeto de los ojos verdes, seria el animal más feliz del planeta.
Ya en su habitación, se desnudo y se recostó sobre aquel colchón de plumas negras. Entre sus dedos, dos fotografías lo hacían reír melancólicamente.
Flash BackLas noticias no decían nada sobre el incidente, ni la policía había dicho algo sobre el atraco de la mansión. Lucio Méndez se había encargado de que cualquier información no llegara hasta los cinco grandes, y de allí a Tatsumi Muraki. Los tres días habían pasado rápidamente, mientras que usaba cualquier conexión posible para averiguar lo que sucedió realmente en aquel lugar, la noche de la gran sudestada en Cuidad Dominio.
Estaba nervioso, las cosas previstas hace tres días atrás, se habían sido echadas a la basura cuando el pelinegro había sido baleado. Gran fue su sorpresa, hasta lloro al lado de aquel cuerpo tirado en el suelo. Parecía que los Kaiba sufrían una maldición, porque todo los integrantes habían sufrido un percance misterioso.
Miro la hora, por décima vez, apenas habían pasado dos minutos. Después del las doce del medio día, la Corporación Kaiba pasaba a manos de aquel sujeto de los ojos amarillos. Sabia que era responsable de la muerte de varios en aquella mansión, pero no tenia pruebas.
Cerro sus ojos cansados, aquella mirada azul le había quitado el sueño hacia ya dos días, prometiéndole que todo saldría bien, y que encerrarían a Muraki por asesinato de la familia Kaiba. Pero que le diera tiempo.
- Es lo que no tengo ... – murmuro en vos alta, mientras sus nervios lo traicionaban y trataba de no llorar por la impotencia y angustia que sentía en ese momento.
Sonrió irónicamente, aquel muchacho de cabellos negros, con adornos de plumas, había aparecido de la nada mientras esperaba que la policía revisara los alrededores. Estaba tan en sí mismo que ni siquiera lo había sentido acercarse, y hasta que lo tuvo a su lado, lo vio vestido con una gabardina larga negra. Se había asustado, pensaba que era uno de los terroristas, pero cuando le dijo que estaba allí para ayudar a unos amigos que fueron desaparecidos por culpa del muchacho que estaba al pie de la escalera, muerto. No sabia como reaccionar, interiormente quiso creerle, pero con todo lo que había pasado. " Deme tiempo, y traeré respuestas". Bufo molesto y nervioso, era lo menos que tenia.
La puerta fue golpeada suavemente, mostrando a una secretaria nueva, que despacio le decía que todos estaban ya reunidos en la sala de juntas. Solo asintió con la cabeza. Al quedar solo, se dirigió al baño, mojo su rostro y se miro agotado. Debía tener una batalla dura para poder conservar la empresa.
Se encamino por los pasillos con la frente en alto, suspiro antes de poder entrar y enfrentarse a todos los socios. La puerta se abrió despacio, las miradas de nueve personas se concentraron en aquellos ojos verdes que recorría la sala de juntas.
- Señor Méndez, donde esta su protegido, el señor Kaiba ... – uno de los hombres hablo con una media sonrisa de costado - ... Sabe muy bien que si no esta presente puede perder todo derecho en esta empresa, quedando de testigo frente al juez que sigue siendo un niño irresponsable ... – Lucio solo se limito a mirarlo con desprecio, mientras se sentaba en su lugar, frente al hombre que había leído el testamento y dos escribanos.
- El señor Kaiba sabe perfectamente que tiene que estar presente ... Señor ... – respondió con molestia - ... Por eso mismo tengo un permiso de puño y letra de un medico de prestigio indicando que el Señor Mokuba Kaiba esta indispuesto para asistir a esta reunión, dejando todo a mi cargo – el silencio reino por unos momentos para luego escucharse un murmullo molesto.
- Indispuesto? – Tatsumi Muraki hablo con saña, mientras mostraba una sonrisa triunfante - ... Acaso quiere conseguir mas tiempo para poder refutar el testamento que su padre dicto? – el silencio volvió a reinar el lugar, hasta que uno de los cinco grandes hablo.
- Tiene razón ... esto es un insulta a los que estamos aquí ... – el hombre se giro, mirando detenidamente al juez - ... Como vera, esto es una locura de aquel jovencito ... No me explico como su padre pudo pensar en dejarle la compañía, con tanta irresponsabilidad la llevara a la quiebra ... – Muraki solo sonreía.
- Que clase de abogado es usted, en amparar tal locura ... – el hombre al lado del ojos amarillos, con su vos chillona, reprocho con desprecio.
- El mismo que pone no solo las leyes en sus casos si no hasta su alma ... No de los que les importa cuanto llenaran el bolsillo ... – respondió molesto.
- Esto es un insulto! – el hombre gordo de los socios, se levanto abruptamente.
- Inaudito ...! Que se piensa en poder insultar así a un abogado de prestigio! – dijo otro, mientras entre sí murmuraban con molestia.
- Señor Méndez ... – el juez hablo despacio, haciendo callar a todos en la sala – Sé que esta situación es delicada pero tiene que entender que aquí los abogados de los señores, tiene razón, si el Señor Kaiba no esta presente, debo apelar que es un irresponsable – y antes que lo interrumpiera, viendo que Lucia protestaría, continuo - ... El testamento es especifico, si ninguno de los hijos del señor Gozaburo Kaiba están presentes, debo dar la presidencia de esta compañía al tutor legal – el ojos verdes cerro sus puños furioso, pero la ley y el testamento así lo dictaba - ... Yo Juez Legal de la Corte de Domino ... – empezó a leer un documento - ... En el día de la fecha, declaro que la Corporación Kaiba, y sus Bienes quedaran a cargo de ... Tat ... – los gritos de alguien, detrás de la puerta interrumpieron abruptamente la lectura.
Se podía escuchar como alguien impedía que entrara a la sala, y que llamaban a seguridad. La puerta se abrió de repente, mostrando como una de las secretarias trataba de sacar a un hombre alto, de cabellos castaños, y esta era sujetada del brazo para sacarla del camino, detrás de ellos aparecían dos guardias de seguridad, que traba en vano de arrastrar a alguien que les gritaba que los demandaría por acoso y brutalidad.
- Que sucede aquí? – uno de los cinco grandes hablo en vos alta enojado.
- Disculpe las molestias ... – otra secretaria entraba apresuradamente, mientras era seguido por un joven de cabellos negros - ... Pero los señores dicen que deben estar presentes en esta reunión ... pero ya les he dicho que ... – la pobre muchacha fue interrumpida.
- Antul Yohanes ... – se presento el morocho - ... Abogado del Señor Kaiba ... – Lucio miro sorprendido, era el mismo sujeto vestido con un traje italiano negro con gris, al estilo gangster. Mientras este, extendía una tarjeta de presentación hacia él.
- Esto es un atropello ... – dijo el abogado de Muraki - ... Seguridad ... saque a estas personas de aquí ... – mirando al juez - ... Como le dije esto es inaudito ... – mirando al ojos verdes - ... Su cliente es un mocoso irresponsable, mandar a otro abogado para hacer tiempo es realmente una locura ... además ...
- Usted se equivoca ... Señor ... – Antul irrumpió al cara de aguilucho, que lo miro con desprecio - ... Yo vengo a representar al Señor Kaiba ... no al joven Mokuba ... – de un portafolio que llevaba, saco unos papeles entregándose al juez.
- Pero que locura dice! – dijo uno de los empresarios - ... Si hay solo un Kaiba!
- Legalmente somos dos los hijos de Gozaburo Kaiba ... mi padre ... – el hombre que estaba debajo del marco de la puerta, el cual una de las secretarias había impedido la entrada, hablo despacio - ... Seto Kaiba ... un gusto ... – los rostros de los que estaban allí, palidecieron de repente. Como no se dieron cuenta de que aquel muchacho de ojos azules y de cabellos castaños, era la viva imagen del difunto Gozaburo, en los años de juventud, que vestía un traje color arena.
- Imposible ... – murmuro despacio Muraki, quien fue el que más fue impactado.
- Sorprendido? ... – la vos detrás de Seto, lo hizo temblar inconscientemente - ... Si ... creo que recuerdas mis ojos ... verdad? – el muchacho de ojos mieles, brillaban con algo de rencor, contrastando con sus cabellos rubios, que estaba vestido con un traje verde oscuro.
Los hombres en aquella sala no entendían absolutamente nada, cosa que el morocho aprovecho y entrego un sobre amarillo al juez.
- Aquí esta la carta de puño y letra del señor Kaiba. Aquella que dice que las cosas son dejadas al nombre de mi cliente, y además que la tutoría y demás cosas quedan al nombre de su abogado, Lucio Méndez, como consejero legal, y socio mayoritario deja a Joey Wheeler, presidente de la compañía de telecomunicaciones más grande de los EE.UU. ... – girándose hacia los cinco grandes - ... Con este documento legal, las acciones mayoritarias, pasan al nombre del señor Wheeler, ya que según el testamento indica que si el mayor de los Kaiba esta casado, pasan a ser de su cónyuge legal ... – el silencio reino incómodamente.
- Mentira! Todo esto es una mentira, una sucia jugada del maldito mocoso ...! – el hombre gordo de los empresario grito desesperado, levantándose, golpeando la mesa.
Tatsumi Muraki, en todo ese tiempo permaneció callado, mirando atónito la escena. Todo lo que había planeado, estaba siendo destruido por una carta realizada de puño y letra por el dueño de Kaiba Corp.. Levanto su vista, observando detenidamente aquella pareja, que lo miraban con desprecio. Era imposible que estuvieran allí, pero el movimiento que realizo el castaño son su mano, cuando se acomodo su cabello detrás de la oreja, lo hizo sonreír, y carcajearse.
- Señor Muraki ...? – el abogado dijo sorprendido, mientras todos le prestaban atención a la reacción.
- Bravo ... – empezó a aplaudir, mientras se levantaba y se acercaba al la pareja - ... Excelente ... la verdad me ganaron la partida ... – hizo una inclinación, para luego empezar a caminar a la salida de la sala de juntas.
- Un momento, señor Muraki ... – Antul hablo, mientas hacia seña a unos oficiales que habían aparecido de repente - ... Tengo una orden de arresto para usted ... – de su portafolio saco un papel azul, entregándoselo a su abogado.
- Cuales son los cargos? – el ojos amarillos se giro, con una semi sonrisa.
- Asesinato ... – el abogado murmuro, lo que provoco una sorpresa para los presentes.
- Y a quien supuestamente mate ...? – se giro enfrentando al pelinegro, desafiante.
- Gozaburo Kaiba ... – Seto fue el que hablo.
- Conque pruebas? – el abogado pregunto.
- Con esto ... – Antul volvió a sacar de su portafolio, un VHS, que se lo entrego también al abogado - ... Esto es una copia del video original que posee la policía, donde el señor Tatsumi Muraki arregla todo el escenario para que el difunto Gozaburo Kaiba sufra un infarto, y además el intento de asesinato del joven Mokuba, que ahora se encuentra en una clínica privada, con custodia – el morocho se le acerco, mientras sonreía - ... El video también muestra como usted mato a un cómplice, para no dejar testigos. Por suerte, las mascotas del joven Mokuba pudieron dar tiempo suficiente para que usted no terminara con su vida ... Desgraciadamente, ambos animales murieron por los golpes que recibieron ...
- Alguien una vez me dijo ... que mi destino estaba sellado por culpa de dos animales ... – su vos era calmada, y algo sarcástica. Cuando los agentes de policía se lo llevaron arrestado, poseía una gran sonrisa.
La sala volvió a quedar en silencio.
- Bueno ... yo creo que todo esta dicho ... verdad? – Lucio, quien se había mantenido callado y expectante con todo lo sucedió, hablo algo calmado.
- Con las pruebas presentadas ... y con la presencia del señor Seto Kaiba ... la empresa quedara bajo su responsabilidad ... – el Juez sentencio, mientras que sus ayudantes terminaban de sellar y firmar los documentos legales.
- Esto no puede ser cierto! – hablo uno de los empresario furioso.
- Lo demandare a todos ustedes! – otro grito, mientras se levantaba abruptamente, y golpeaba la mesa.
- Ya saben donde esta mi oficina ... – el ojos verdes hablo burlonamente, mientras les sonreía. Los cinco grandes, salieron de allí, enojados y con palabras de venganza.
Luego de las firmas respectivas, y documentos. Solo habían quedado cuatro personas en aquella habitación. Lucio miraba detenidamente a ambos jóvenes que estaban de la mano, los ojos azules resaltaba con su piel algo tostada, y los cabellos rubios prácticamente iluminaban su presencia. Su vista se poso en el abogado de los mismos, para luego levantarse de su silla y acercársele.
- No sé quienes son ustedes ... – pero antes que alguno lo interrumpiera, haciendo señas con su mano, siguió hablando - ... Pero confió en el criterio de Mokuba para tenerles confianza ... – y acercándose al rubio, bajo la mirada interrogante de los otros dos, llevo su mano hasta sus cabellos y de allí, toco una pequeña protuberancia, provocando una sensación de cosquillas - ... Deberías ocultar mas tus orejas ... – murmuro cerca de este, haciéndolo sonrojar. Para luego alejarse y dirigirse hasta la puerta del salón de juntas - ... Sabe donde esta mi oficina ... Señor Yohanes ... – y antes de desaparecer se giro con una gran sonrisa - ... Gracias ...! ...
Cuando la puerta sé cerro, los tres se miraron con interrogación, para luego empezar a reírse.
Fin Flash BackLos ojos le pesaban, y lentamente fue durmiéndose sobre aquel cómodo nido, echo especialmente para él. Sonrió semi inconsciente, quería soñar con el abogado de los ojos verdes, ya que al día siguiente tendría la primera salida con él, y esperaba conseguir mas que un beso robado, y seguir con lo que dejo pendiente unos días atrás, cuando lo acorralo en la oficina.
Las fotos cayeron al suelo, una al lado de la otra.
En la primera, se mostraba a cinco personas sonriendo, una en silla de ruedas, con sus cabellos negros sueltos, que tomaba la mano de un muchacho de cabellos castaños, detrás de este, sosteniéndolo de la cintura, un rubio sonreía alegremente. Mientras que al otro lado de la silla, estaba parado él mismo, mirando con picardía a Lucio. Todo esto en el jardín de la mansión Kaiba, días después que el menor de los hermanos había salido del hospital.
La otra foto, mostraba prácticamente la misma secuencia de fotos, solo con el detalle que, Mokuba estaba en su silla, abrazando a un gato negro, mientras que sentado, apoyando sus dos patas delanteras, en las rodillas de este, un labrador dorado, parecía feliz. Del otro lado estaba Lucio, muy cerca de un pájaro negro, un cuervo, que estaba apoyado en el respaldar de la silla ...
La quietud de la tienda fue hasta unas mas tarde, cuando la puerta de la habitación del pelinegro se abrió despacio, mostrando una figura delgada, con una gran bata roja de seda.
Levanto las fotos tiradas, y sonrió con dulzura, recordando las palabras de hace dos meses atrás.
" La tercera cláusula: Los animales serán mascotas, hasta que los mismo se cansen del destino ".
"D" sonrió, porque luego de tantos siglos de escapar, de encontrase y volver a reencarnar, por fin habían decido dejar de pensar en ellos mismo y poder ayudar a alguien que los había esperado hacia ya mucho tiempo. Mokuba Kaiba había sido la salvación para esas par de almas, y ellos habían revivido el recuerdo muerto de los que se toparon desgraciadamente con aquel hombre.
Salió silenciosamente, pensando en hacer un nuevo contrato para cierto cuervo ... pero eso ... seria otra historia.
--- FIN ---
Nota de la autora:
Uff .. .no saben lo que me costo hacer este fic ... si no pregunten a Milharu que la torture prácticamente todos los días, para saber si estaba haciendo bien el capitulo o.oU ... lo arme y desarme como quinientas veces ...
Primero agradeceré a Luna Shinigami por prestarme a su Antul nn ese niño cada vez lo quiero como pareja de Lucio ... o.o ustedes que opinan? XD ... imaginen la combinación fatal que podríamos hacer entre las dos ... muajajajjaj a ( risa desquiciada ... mientras antul y lucio se van desapareciendo por el fondo ... escapándose ... ) XD
Segundo, cada vez que escribía, me acordaba de muchas autoras, entre ellas a Katrina, Nakuru, a Dan Tsuzuki, a Di ... a Malik, y muchas otras. La verdad que a falta de inspiración XD me releí cada una de sus historias ... a Yura, y a Yume ... que estaban por ahí ... también XD ... hasta me acorde de mis autoras de Slam Dunk ...o.o ... como Genesis, Sailor Rukawa, Fadet, Itsukiai ... a Akabane ... a Mikeas ... ( si si ... esas dos personas leen bien ... me acorde de ustedes ... ) ... uff de muchas ... nn la verdad ... fue lindo recordar a cada una ... jejej ... y si no saben quienes son ... XD busquen busquen ... que son buenas escritoras ... O mas las de slam dunk
Tercero : llamado a la solaridad ... ALGUIEN SABE ALGO DE ITSUKIAI? ... o Faby-chan pa los amigos ... TT desapareció hace un buen rato y no se nada de ella .. snif snif ... si alguien habla con ella digan que aquí Kaede Sakuragi ( antes Subaru ) la extraña ... uu
Cuarto : GOMEN GOMEN GOMEN ... por tardarme tanto con los otros fics, pero estoy muy ocupada atendiendo asuntos personales y de trabajo ... uu cosa que lo único que quiero cuando llego a mi casa es dormir ... uu Céfiro es testigo ... snif snif ...
Bueno me despido ... nn se cuidaaaaaaaaan .. .matta neeeeeeeeeeeeeeeee!
