Bueno, pues nada… estoy en medio de mi fic que sólo quería hacer un capítulo y al final lo estoy continuando y no sé de donde sale mi inspiración… el caso es que cerré los ojos unos segundos y recordé algo… y bueno… de la nada y de un recuerdo pasado y unos cuantos retoques y modificaciones, nació esto…
Es triste, aviso… pero cuando pierdes a la persona que más amas… ¿quién espera que sea algo alegre?
Nos vemos :D
Un año más y tú no estás. Un año más lleno de recuerdos y de vivencias que jamás descubrirás… Te quiero. Siempre te quise, siempre te querré, diga el mundo lo que quiera… ¿Qué me importa? Por culpa del mundo te perdí, por culpa de los comentarios que escuché, por culpa de… ¿a quién engaño? Fue mi culpa, no la del mundo. Ellos crearon un velo para rodearte y engañar a mis sentidos… y lo consiguieron. Creí que ya no me amabas, que me habías olvidado, que las palabras que me habías dicho eran falsas y que el amor que me juraste era mentira. ¿De quién fue la culpa sino mía? Sólo debí creerte, debí creerte cuando dijiste que me amabas, cuando dijiste que nada interferiría entre nosotros, cuando dijiste que jamás te unirías a él…
Yo debí creerte, debí estar a tu lado y apoyarte, abrazarte, besarte, amarte… dejar que recorrieras mi cuerpo con tus manos como tantas veces soñé, como tantas veces deseé… Y no pude hacerlo… Tomé el camino más fácil y me conformé con la salida que me dieron. Ahora me arrepiento de no haberte creído. De no haberte escuchado. De no haberte dejado explicar.
Aún te siento, ¿lo sabías? En noches frías, puedo sentir como vienes a mi cama y me besas, y me acaricias con el aliento tibio y con susurrantes palabras de ternura que nadie ha pensado nunca en dedicarme. Y noto como tus manos, tan desconocidas para los demás y tan familiares para mí que casi son como mis propias manos, toman las sábanas y mantas y me cubren con ellas para evitar que pase frío. Frío. Mi cuerpo está frío desde que no estás aquí y mi corazón cada vez se vuelve hielo porque necesita de tu fuego; ese fuego único para mí y que nadie más ha tenido el placer y la tortura de tener.
A veces, cuando entro por la puerta, espero verte, en el sofá, con tu habitual sonrisa, con tu tranquilidad, con tu mirada perdida en un libro o quizá sólo en las letras porque tu cabeza está muy lejos sumida en tus recuerdos…
Pero no estás. Nunca estás. Nunca más estarás.
Y tengo que decirte adiós para dejarte marchar porque sé que así únicamente logro hacerme daño, hacerte daño… Y no ve meo con la suficiente fuerza para hacerlo; no quiero dejarte, aunque tú ya me hayas dejado, no puedo dejarte, no lo haré, aún no…
Sé que no podré volver a verte y que tendré que conformarme con tus recuerdos, con imaginar tus besos, con recordar el tacto de tu piel, con pensar que, desde algún lugar, me estás mirando y estás velando por mí, como yo lo hice por ti escondido entre las sombras y el miedo.
Anhelo nuestras conversaciones, fruto de años y de un pasado común; conversaciones hasta altas horas de la noche y que nunca terminaban más que con una mirada suplicante por parte de uno de los dos indicando la falta que nos hacía dormir en aquellos momentos. ¡Dios! Te anhelo a ti.
Y extraño tus besos. Dulces como el chocolate, aterciopelados como el melocotón, suaves como pétalos de rosa sobre mis labios. Nuestro primer beso… ¿recuerdas? Bajo la lluvia, bajo tus lágrimas, bajo las mías… ambos heridos sin querer reconocer que la cura a nuestra enfermedad residía en el otro. ¿Quién lo podría imaginar? Enemigos acérrimos entregados al dolor del amor no correspondido en silencio…
Si hubiésemos hablado entonces… ¿cuántos errores más habremos cometido sin darnos cuenta de ello?
No puedo decirte adiós… me cuesta tanto… Decirte adiós es aceptar que ya no estás, aceptar que no vas a volver, que no volveré a ver tus ojos llenos de vida, tu sonrisa… amaba tu sonrisa, amo todas y cada una de tus sonrisas… cuando sonreías por compromiso… cuando sonreías por pudor y vergüenza… cuando sonreías satisfecha de ti misma… cuando lo hacías porque estabas con tus amigos… ¿quién más que yo podría decirte todos los tipos de sonrisa que has llegado a tener?
No puedo perder lo que me queda de ti, únicamente recuerdos, llenos de sentimiento, sí, pero recuerdos después de todo… Recuerdos que con el tiempo se borrarán como se borran las huellas en la arena.
Te tuve entre mis brazos… y te dejé escapar… ¿por qué no insististe en hablar un poco más? ¿por qué no me contaste qué ocurría? Podíamos haber hallado una solución… ¿de qué sirve la magia si no se puede traer de vuelta a aquellos que amamos? ¿de qué me sirve la magia si no puedo traerte de vuelta a mi lado?
Cada año, el mismo deseo… Que tú regreses. Es imposible, lo sé, pero aún así, no puedo evitar pedirlo cada año…
¿Qué me hiciste para quererte tanto? Regresa aunque sea unos minutos sólo para decirme qué hiciste… necesito recuperar mi vida… saber que estás bien, que me perdonas, que no me guardas rencor por no haberte escuchado aquella tarde de tormenta, que no me culpas por no haberte seguido para detenerte y evitar así que aquel rayo maldito y mal dirigido acabase con tu vida…
Tienes que hacerlo… tienes que regresar unos segundos…. O dame una señal, un gesto de alguien, un sonido, algo… algo que me haga entender que me perdonas, que no me culpas, que estés donde estés, aún me esperas para continuar con lo que en vida no empezamos…
¿Me amaste alguna vez? Es una pregunta estúpida, lo sé… pero dicen que el amor te hace decir cosas irracionales y pensar idioteces… jamás lo creí… hasta ahora. Mírame… Hablando con el lugar donde esparcieron tus cenizas…
Fracasé… me prometí no llorar cuando te dejara libre y mírame… Te amo… ¿es algo tan difícil de entender?
El silencio. El sonido del silencio siempre me ha fascinado. Sólo escuchas tus pensamientos, el susurro del aire que golpea contra tus mejillas, el frescor de la hierba bajo tus pies descalzos, el suave latir de tu corazón, notando cada palpitar, sintiendo cada latido…
Es hora de que te deje, lo sé. Tú debes ser libre y yo también. Arrebatando las cadenas que te unían a mí, también me libero yo, consciente de que en algún momento, en algún lugar, nos volveremos a reunir… Y entonces… entonces seremos libres…
Libres de las miradas de los demás, libres de sus comentarios y sus objeciones; libres para besarnos, para perdernos en nuestras miradas, para acariciarnos, para sentir el roce de nuestros labios, para escuchar el silencio juntos y detenernos a sentir cada latido del corazón del otro…
Porque algún día, le liberaré de estas cadenas mortales y mi alma volará libre para encontrarte… y cuando eso ocurra… cuando eso ocurra… seremos felices y estaremos preparados para enfrentarnos a una nueva vida…
Te quiero, te quise y siempre te querré, porque tú eres la luz que inundó mi vida, porque me enseñaste cosas que jamás creí que existían, porque me lo diste todo a cambio de nada…
Nos volveremos a ver, Hermione Granger, mi amor, mi luz, mi princesa… Hasta entonces, espérame…
