Capítulo 1: Amanecer marcado
Avanzamos por un frondoso bosque. La calma reina en el ambiente, al fondo vemos una mansión digna de un rey, que, sin embargo, permanece casi en su totalidad, oculta entre sombras. Sí, he dicho "casi" en la planta superior, en la torre más alta se aprecia una danzante luz al otro lado de la ventana.
Se trata de la mansión de los Malfoy. Supongo que conoces a los Malfoy... si no, daré por sentado que eres muggle.
Lucius y Narcissa son prácticamente los dos magos de sangre limpia más orgullosos de ello. Sólo conozco a una persona más orgullosa de ser sangre limpia que los Malfoy: Bellatrix Lestrange, pero de ella hablaremos más adelante.
La verdad, querido lector, es que pretendo contarte lo que le sucedió al hijo de Lucius, Draco Malfoy cuando quiso ser libre. Sólo conozco una forma de libertad, la posibilidad de vivir la vida que tú quieres, no la que los demás deciden que has de vivir. Draco sólo tenía una opción, odiar a todo aquel cuya sangre fuera inferior. Ahora está ahí, detrás de la ventana que tiene la luz. Sólo piensa en una cosa: el dolor que le produce la marca tenebrosa. Draco Malfoy es un mortífago, si tampoco sabes lo que es esto, tal vez no te interese esta historia, pero si quieres saberlo, significa que está destinado a servir a Lord Voldemort... para siempre.
¡Draco despierta! Draco oyó a su madre llamarlo, no había dormido en toda la noche, pero no tenía fuerzas para levantarse, o se daba prisa o no cogería el expreso de Hogwarts en el andén 9 y tres cuartos. Su madre entró en la habitación hablando sin parar, que si hace muy buen día, que si esto que si lo otro... Te he dejado la maleta en la cocina-dijo Narcisa Malfoy. ¿En qué cocina?-preguntó Draco.
La mansión de los Malfoy era laberíntica, era tan grande que tenía incluso varias cocinas, de 6 plantas y con un jardín enorme, Draco la odiaba. Siempre le gustaba volver a Hogwarts, allí no tenía que pasar el día escuchando a su padre hablar de Voldemort, de los mortífagos, de Azkaban, de dementores... pero sobre todo de Snape. Snape había defraudado mucho a Lucius Malfoy cuando los traicionó, ese mismo verano, mandaron a Snape matar a un alumno de Hogwarts pero él se negó, aunque todos lo habían perseguido él había huido... en el colegio, era el ojito derecho de Lucius aunque bueno, era como una especie de elfo doméstico, hacía todo lo que le pedías.
Por supuesto, Draco jamás admitiría que le gustaba estar en Hogwarts. Bajó a la cocina, donde los elfos domésticos le habían preparado el desayuno. Su madre dijo: ¿qué pasó ayer? Draco le enseñó la marca tenebrosa y a su madre no le hizo falta ninguna explicación más. Ya eres como tu padre- dijo con desprecio, estarás orgulloso ¿no?
Mamá sabes que no ha sido culpa mía. Tienes razón dijo Narcisa, pero tu padre... En ese momento, Lucius Malfoy entró por la puerta. Su madre calló de inmediato.
Draco no comprendía porque sus padres se habían casado... eran tan diferentes... Su padre era mortífago, y su madre, en cambio... odiaba esa forma de vida, además desde que su padre había salido de Azkaban ese verano (Draco no sabía como) su madre parecía esconderse por los rincones. Draco sospechaba que su madre tenía miedo, por eso se casó con su padre, estaban prometidos, Narcisa no se atrevió a hacer frente a su familia para no casarse con Lucius. Y él, Draco, ¿se atrevería? Cuando era más pequeño, su padre le dijo que lo había prometido con Samantha Lestrange, aunque fuera su prima porque dijo su padre, quedan tan pocos magos de sangre limpia que no importa que sea tu prima. Draco odiaba a sus tíos, odiaba todo lo que tenía que ver con su familia excepto a su madre. No se imaginaba casándose con una chica como aquella, seguro que dentro de poco sería mortífaga, si no lo era ya (Draco no sabía cuantos años tenía ella). De hecho, apenas hablaba con sus tíos y a su prima ni siquiera la conocía. Seguramente iría a Durmstrang, ya que como su padre le había recordado, si hubiera ido él allí no habría tenido que pasar verano practicando hechizos... Además el director de Durmstrang, Igor Karkarov y su padre eran amigos. "Eran" había dicho hasta que Karkarov se escapó al igual que Snape, igual que todos lo que tenían la suerte de poder escapar... Pero su madre no quiso que él fuera allí, está demasiado lejos, dijo. Pero Draco sabía la verdadera razón. Cuando él entró a Hogwarts, deseaba convertirse en un mortífago. Su madre esperaba que allí lo hicieran cambiar de idea...
Pero Draco se juntó, entonces con Crabbe y Goyle y sólo cambió de idea el curso pasado cuando su tía mató a ese Sirius Black, no es que le cayera bien pero creía que estaban emparentados de alguna manera... además Black mira que ocurrírsele ir al ministerio de magia... y en realidad Draco también sentía curiosidad por conocer la profecía esa de la que le había hablado su padre.
¡Draco! Gritó su padre ya te has quedado embobado otra vez. ¿Se puede saber en qué piensas? En nada padre-dijo Draco vámonos a la estación. ¿Ya tienes todo el equipaje?-sí. Pues ponlo en el coche.
Diez minutos después llegaron a la estación King Cross y Draco se despidió de su padre que le dijo: Ándate con cuidado, no te arremangues a túnica. Draco bajó la cabeza pero no dijo nada.
Por fin subió al expreso de Hogwarts y éste se puso en marcha. Crabbe y Goyle lo alcanzaron enseguida. ¡Eh Draco! ¿Vamos a sentarnos? Sí, claro, respondió Draco con desgana. Se sentaron en un vagón bastante alejado de la puerta. A los cinco minutos, pasaron Harry, Ron y Hermione. "Eh, sangre sucia"-dijo Draco y salió fuera al pasillo. ¿Veis? Os dije que mi padre no tardaría en salir de Azkaban. Será porque no lo soportaban ni los dementores- dijo Harry. Sí, ¿cuánto ha tenido que pagar para que lo suelten?-preguntó Hermione. Más del que Weasley pueda pagar vendiendo su casa-repuso Draco. ¡No te metas con mi familia! Dijo Ron acaloradamente mientras que Harry y Hermione lo sujetaban por los brazos. Nos veremos en Hogwarts-dijo Draco con una sonrisa. Sí lárgate Malfoy- dijo Harry. Malfoy entró en un compartimento y pensó tenéis razón, ha tenido que pagar mucho para salir de la cárcel, ójala no lo hubiera hecho. En ese momento, Ginny cruzó el pasillo, vaya, ahora la estúpida hermanita del pobretón-pensó Draco pero no dijo nada. Pocas horas después, el tren llegaba a Hogsmeade.
