Capítulo 4: Con ella no
Draco corrió tras ella.
¡Samantha!-gritó, ¡Samantha!, espera.
¿A qué quieres que espere? ¿A que vea como te besas con medio colegio a mis espaldas?
No estamos saliendo ni nada de eso-dijo Draco tajantemente.
¿Es necesario que te recuerde que tú no eres nada sin tu padre, y que estás prometido con migo? –preguntó Samantha, sabiendo que estaba hurgando donde más dolía.
No es verdad que yo no sea nada sin mi padre- repuso el chico, molesto por la acusación de su prima.
¿Ah no?-volvió a interrogar su prima-¿No acudes siempre a papaíto cuando tienes un problema? ¿Sabes algo?-inquirió samantha. Y se acercó hasta rozar su oído para decirle susurrando: Tu padre no podrá defenderte delante de Lord Voldemort.
Samantha, ayúdame, por favor, si Pansy se lo cuenta a Dumbledore...
Pobrecito, mírale parece un niño llamando a su mamá. Pero, está bien, te ayudaré. Y, sin decir una palabra más, salió corriendo tras Pansy Parkinson. Draco salió corriendo tras ellas y cuando Samantha le dio alcance, dirigió la varita a sus ojos y exclamó: ¡OBLIVIATE! Draco se quedó sorprendido, había que ser un mago muy poderoso para lanzar un hechizo desmemorizador que surtiera efecto. Pero, sorprendentemente, Samantha lo consiguió. De pronto, la voz de Pansy rompió el silencio.
-Hola, Draco, ¿Qué haces por aquí?-dijo.
¡Gracias, Samantha, dijo Draco, no sé lo que hubiera hecho sin ti!
Hubieras hecho lo mismo, respondió Samantha, aunque no lo creas, eres un mago más poderoso que ese idiota de Harry Potter.
Podríamos llevarnos bien, después de todo, somos familia-propuso Draco, percatándose de que era mejor no tener problemas con aquella chica.
Yo no quiero ser tu prima, dijo Samantha de mal talante. No quiero ser prima de alguien que ni siquiera es capaz de enamorar a una chica, porque te recuerdo que estamos prometidos, no somos sólo primos.
Claro que soy capaz- respondió Draco- ¿Acaso lo dudas? ¿Quieres que te lo demuestre?-preguntó con una sonrisa acercándose más a Samantha.
Hasta ahora no has conseguido nada conmigo-respondió Samantha, como si él no hubiera dicho nada. Yo no soy una de esas estúpidas chicas de aquí a las que puedes dominar con una simple mirada…y si yo no te gusto, demuéstramelo con otra chica.
¿Con qué chica?-preguntó Draco inmediatamente, herido en su orgullo.
Aún no lo sé pero te lo diré pronto.
¿Y si me niego?-preguntó Draco.
Digamos que tu "pequeño secreto" dejaría de serlo.
¿Me estás haciendo chantaje?-preguntó Draco.
Sí- respondió tranquilamente Samantha.
Esta contestación le demostró a Draco que estaba en su poder, tenía que hacer lo que ella quisiera, si no quería que su secreto fuera desvelado... Samantha pareció adivinar sus pensamientos porque dijo: mañana te diré que chica es, creo que tengo una ligera idea...
Esa noche Draco no durmió bien. Tenía continuas pesadillas en las que Samantha se levantaba sobre la mesa del gran comedor y decía: ¡atención, cuidado con el mortífago!-señalándolo a él- Al mismo tiempo, tenía miedo de lo que podía decir su padre si descubría que odiaba a Samantha.
¿Cuándo dejaré de tener sueños absurdos con ella?-se preguntó al despertarse bruscamente por la mañana. Me pregunto lo que será una vida tranquila... ¿Qué chica habrá elegido para que salga con ella? Me imagino que una con la que sea muy difícil. Espero que no sea esa pobretona de Ginny Weasley...
Draco se puso la túnica y salió de la sala común. Acababa de hacerlo cuando se encontró cara a cara con Samantha. Samantha no dijo nada, sólo hizo un gesto que indicaba claramente que la siguiera. Draco lo hizo y atravesaron las mazmorras en silencio.
Cuando subieron la gran escalera del vestíbulo, encontraron a Hermione Granger y a Ginny Weasley que bajaban en ese momento al gran comedor para desayunar. Bueno, dijo por fin Samantha, aquí la tienes. Lo sabía, dijo Draco indignado. La pobretona, te has pasado Samantha. Creo que no me has entendido bien, dijo Samantha tranquilamente, no me refería a Ginny Weasley sino a... Hermione Granger.
¿Qué?-preguntó Draco, sorprendido. ¿La sangre sucia de los dientes largos?
Sí-respondió Samantha es la única que he encontrado que te va a ser difícil conquistar. Pero... pero... balbuceó Draco ¡ella me odia!
Precisamente por eso-dijo Samantha maliciosamente.
Draco pensó en negarse, una sangre sucia... eso iba en contra de todos sus principios... pero... entonces recordó la figura de Voldemort y accedió.
Bien-dijo Samantha. Creo que empiezas a entenderlo...
Draco se dirigió hacia Hermione con decisión.
¡Buenos días Hermione!-exclamó.
Hermione lo miró de arriba a abajo y dijo: ¿Quién te ha dado permiso para llamarme por mi nombre, Malfoy?
Ginny lo miró con desprecio y dijo: ¡Esfúmate!
Sólo vengo a acompañaros al gran comedor-dijo Draco con una mueca de desprecio en los labios. Esa expresión que sólo guardaba para Hermione… esa expresión que su padre le enseñó muy temprano. ¿Quién tú?-preguntó Hermione- No gracias, tenemos mejores compañías.
Entonces aparecieron Harry y Ron y Draco tuvo que irse.
¿Qué estará tramando Malfoy?-pensó Hermione. ¿Acompañarme ÉL a desayunar?-que raro...
Así nunca conseguiré nada-pensó Draco. Si no hubiera aparecido ese... Potter. Tengo que hacerla creer que me gusta. Pero... ¿cómo? Ella sabe que la odio porque es una sangre sucia. Tengo que hacerla creer que he cambiado... que ya no quiero ser un mortífago... Pero sigo odiando a los sangre sucia, mi padre tenía razón en eso.
