Capítulo 7: El ataque
A la mañana siguiente, Draco se levantó con los músculos entumecidos pero, sin embargo, estaba de buen humor.
Hoy serás mía, Granger-se dijo. Aunque para conquistarte tenga que trabar amistad con los raros de tus amiguitos...
Y salió de la sala común, decidido a cumplir sus objetivos. A primera hora de la mañana, tenían pociones dobles con los de Gryffindor.
Perfecto para llevar a cabo mis planes-pensó Draco. Y se dirigió a la clase de pociones con decisión. Al llegar, encontró a Pansy junto a la puerta. ¿Eh, Draco, nos sentamos juntos?-preguntó ésta.
-Sí, claro, -respondió Draco sentándose con Pansy en la última fila.
-¿Por qué-preguntó Pansy-nos sentamos en la última fila? El año pasado solíamos hacerlo en la primera.
Porque... -empezó Draco-bueno, es muy largo de explicar- dijo al fin.
La verdad es que no podía enfrentarse a los ojos de Snape cuando lo miraban con aquella dureza, Draco sentía que se quedaba frío.
¡Eh, Draco!-exclamó Goyle que estaba sentado en la fila de delante de Draco. ¡Parece que tienes mucho éxito esta mañana!
Draco, sorprendido, paseó la mirada por el aula para ver a qué se refería Goyle y, lo que vio la asombró aún más.
En una de las filas situadas a la izquierda, un par de ojos lo observaban: los ojos de Hermione Granger.
Draco le dirigió una sonrisa encantadora, pero ella simplemente se dio la vuelta.
¿Qué se habrá creído?-pensaba la muchacha con enojo-sonriéndome así como si yo fuera una, una... cualquiera, una de esas chicas que él conquista para después, al día siguiente, fingir que ni siquiera la conoce. Pero es extraño, él nunca me sonríe, más bien parece que guarda todas las expresiones desagradables que es capaz de hacer para cuando se encuentra conmigo.
Pero bueno-pensó- de todas maneras, ¡Qué me importa! Que siga jugando a ser el chulo del colegio si eso es lo que quiere.
Harry, sentado al lado de Hermione, había visto la sonrisa que le había dirigido Draco y luego, había observado también la expresión de la chica. ¿Qué se trae Malfoy entre manos?-pensó. Sonriendo a Hermione de ese modo como si ella le perteneciera. Nada bueno, seguro. Debo evitar que le haga daño o yo mismo lo mataré con mis propias manos...
Draco, por su parte, estaba furioso, ¿Quién se había creído que era esa Granger? Se había dado la vuelta rápidamente, -como si le diera asco-pensó Draco. ¿Es eso Granger?- se preguntó a si mismo. ¿Te doy asco? Bueno, no importa, pronto arreglaremos eso... aunque tenga que guardar todo el odio que siento hacia ti bajo las entrañas...
Al acabar la clase, Draco se quedó en su sitio pensativo, por lo que parece-pensaba- va a ser más difícil conquistar a Granger de lo que había previsto...
Una hora y media después, Snape anunció el final de la clase. Draco suspiró, aliviado. Desde que Snape sabía que era mortífago, las clases de pociones no eran tan divertidas, de hecho, eran odiosas. Snape no le quitaba la vista de encima en toda la clase. Draco se quedó rezagado a propósito, cuando todos salieron, se dirigió a Snape:
Eh... profesor... -dijo Draco con voz algo temblorosa.
¿Sí?-respondió Snape dándose la vuelta bruscamente. Ah, eres tú-dijo con desprecio.
Vete, no deseo verte-dijo Snape.
Draco se quedó clavado en su sitio, inmóvil.
¿Es que no me has oído?-preguntó Snape en un tono aterrador.
¡SAL DE AQUÍ!
Draco bajó la cabeza y se fue, no sin antes dirigir una mirada de odio a Snape.
Severus Snape se quedó solo en su mazmorra no le importó, estaba acostumbrado a estar solo. Siempre había ayudado a Draco con sus problemas. Por lo general, cosas sin importancia, que pareja elegir para ir al baile de navidad... Cómo decirle a su padre que iba a repetir curso... Aunque esto último nunca sucedió, claro, Lucius Malfoy habló con el ministerio y Draco pasó a quinto.
Pero esta vez, Snape sentía que no podía permitir que Draco cometiera el mismo error que él. No podía servir al señor tenebroso por miedo a Lucius, como le había ocurrido a él.
Snape, este curso, no podía mirar a Draco a los ojos, aunque en clase de pociones lo miraba para incomodarlo. Los ojos de Draco, siempre habían sido fríos, pero ahora se habían vuelto gélidos. Snape, veía en sus ojos que a Draco ya no le importaba nada ni nadie.
Y que por mucho que él le aconsejara, esta vez Draco tenía sus propios planes.
Al salir de clase, la vio.
Una cascada de cabellos rizados yacía en el suelo, junto a las escaleras de acceso a las mazmorras.
Draco supo quien era sin necesidad de acercarse pues esos ojos color miel habían poblado sus sueños desde que Pansy descubrió la marca.
Y no es que ella lo atrajera ni mucho menos, sino que sabía que él la odiaba y Draco sabía que conquistarla sería todo un reto.
¿Sería capaz de dejarla allí en el suelo? –se preguntó a sí mismo.
Claro que no, por mucho que la odiara, no era capaz de dejarla allí tirada como una flor marchita.
Se acercó a ella y la cogió en brazos. Estaba inconsciente pero respiraba.
Decidió llevarla a la señora Pomfrey. Seguramente, podría hacer algo por ella.
Subió las escaleras hasta el cuarto piso, con la chica en brazos.
En cuanto abrió la puerta de la enfermería, la señora Pomfrey ahogó un grito: ¿Pero qué le ha pasado a esta criatura?
Eso quisiera yo saber-pensó Draco.
No lo sé-repuso.
Túmbala en la cama-ordenó la señora Pomfrey.
Draco obedeció y luego dijo: Bueno, tengo que irme a clase.
Espera un momento-dijo la señora Pomfrey, nerviosamente. ¿Dónde la has encontrado?-preguntó.
En las escaleras de las mazmorras- repuso Draco. ¿Por qué?
Porque esto es un ataque de la maldición cruciatus.
Draco se quedó anonadado.
¿Qué?-preguntó. La maldición...
Cruciatus, sí, repitió la señora Pomfrey muy agitada. ¿No la has estudiado en clase?
Yo... eh... sí, claro-respondió Draco. He hecho algo más que estudiarla en clase-pensó, amargamente.
Eh... creo que me voy-dijo en voz baja.
Y salió de la enfermería sin despedirse de la señora Pomfrey.
La maldición cruciatus-pensaba- sólo es posible que la haya hecho un mortífago. Pero yo creía que era el único mortífago que había en Hogwarts... ¿es posible que la haya hecho un alumno que no sea mortífago? ¿Podría haber sido un profesor?
Además, tiene que ser un mago muy poderoso para que la maldición produzca esos efectos... supongo que Granger sabrá quién la atacó cuando despierte, a no ser... que la maldición cruciatus haga con ella lo mismo que hizo con los Longbottom...
