Capítulo 10: El baile de navidad
Finalmente, los terrenos de Hogwarts se oscurecieron por completo. Y llegó el momento tan esperado por todos los alumnos: el baile de navidad.
El techo del Gran Comedor estaba precioso, los profesores se habían encargado de decorarlo todo con velas. Las mesas, redondas y de unas cuatro personas, como hacía dos años, estaban cubiertas con manteles rojos. Sobre ellas, había ramos de rosas, blancas. Todos los profesores estaban sentados ya en sus correspondientes mesas, al fondo de la sala.
La luna llena brillaba en el firmamento, imponente, derramando su blanquecina luz sobre el comedor y dándole una apariencia misteriosa.
Las puertas del Gran Comedor se abrieron, y todos los alumnos, que estaban a la puerta, entraron en la sala.
Hermione, entró, buscando a Draco con la mirada. Estaba preciosa, llevaba una túnica añil vaporosa y el pelo suelto, alisado con su poción, que le había llevado toda la tarde preparar.
Draco la vio acercarse a él, pero sin verlo aún. Recorrió con la mirada la figura de Hermione. En verdad, es preciosa-se dijo para sí mismo. Se rectificó de inmediato: ¡pero qué estoy diciendo!, es sólo un a maldita "sangre sucia".
Se acercó a ella, sumido en sus pensamientos: Hola, Hermione-dijo mientras le ofrecía una jarra de cerveza de mantequilla.
Ron trataba de hablar con Luna sin andar demasiado rápido ni parecer demasiado culpable por haberla invitado en segundo lugar. Aunque, sorprendentemente, lo estaba pasando muy bien. Y a juzgar por las apariencias, Luna también porque reía sin parar aunque quizá fuera por las cuatro jarras de cerveza de mantequilla que se había bebido y que la hacían enrojecer cada vez más.
Ron la miraba, muy divertido. ¿Nos sentamos?-preguntó, señalando una mesa lo más alejada posible de los profesores.
No muy lejos de ellos, un par de ojos castaños observaban a la pareja. Ginny estaba muy feliz porque además de estar con Harry, su amiga Luna parecía estar pasándolo francamente bien. Se dio la vuelta para observar a su acompañante. A su lado, un Harry muy nervioso por lo que iba a decirle a Ginny esa noche, trataba que no se le notara demasiado mientras pensaba la mejor forma de hablar con ella.
Eh...Ginny-empezó.
Ginny sonrió. ¿Que quieres, Harry?- preguntó tranquilamente.
Yo... esto- a Harry parecía costarle articular las palabras- ¿Podemos salir al jardín? Tengo que hablar contigo... en... privado.
Ginny se sonrojó pero respondió: sí, claro, vamos fuera. Y tomó a Harry de la mano para conducirlo a los jardines, cosa que hizo que a éste le recorriera la espalda un escalofrío, pero no dijo nada y se limitó a sonreírle a Ginny, nerviosamente.
Mientras, Hermione y Draco hablaban animadamente, bueno, más bien draco hablaba y Hermione se limitaba a asentir de vez en cuando.
¿Sabes que esta noche estás preciosa?-le insinuó Draco.
Gracias-dijo Hermione, cohibida.
Creo que estos cinco años nos hemos llevado mal sin razón-añadió Draco.
Hermione asintió, muy sorprendida por sus palabras. No podía creer lo que estaba oyendo de labios de Draco, el que odiaba a todos los que no eran como él. El mortífago... ¿Era posible que el chico hubiera cambiado?
Draco, sin darse cuenta siquiera, había estado usando legilimencia y leyó los pensamientos de Hermione. Le dolieron, aunque no se sorprendió por ellos. Supongo que es lo que cree todo el mundo-pensó.
Todo el mundo piensa que yo ataqué a Hermione, pero ella, ¿Seguro que no recuerda nada? ¿No estará simulando que no recuerda nada para que me expulsen de Hogwarts? Luego pensó con tristeza: supongo que mucha gente se alegraría si ocurriera eso.
Hermione no sabía usar legilimencia, pero algo de los pensamientos de Draco debió reflejarse en su cara porque dijo:
Yo no recuerdo nada de... bueno, ya sabes, la noche del ataque... pero estoy completamente segura de que tú no hiciste nada.
Draco esbozó una media sonrisa. Gracias-dijo-por creer eso. Pero no creo que sea lo que cree todo el mundo- terminó, mirando a su alrededor.
Hermione siguió la dirección de su mirada, muchas personas en el salón los miraban, entre sorprendidas y asustadas.
No debería importante lo que piense la gente sobre ti- dijo Hermione, muy segura. La gente puede hacerte mucho daño- agregó, al ver que Draco se había quedado pensativo.
Si supieras lo mucho que me gustas-pensaba éste- siempre me he metido contigo porque no quería admitírmelo a mí mismo. Porque si mi padre lo descubre... Pero te quiero, te quiero desde que iba a segundo curso, cuando te atacaron y creí que te había perdido para siempre... este nuevo ataque ha revivido ese sentimiento, que ya creía controlado. Claro que jamás te enteraras de esto, te conquistaré para que Samantha me deje en paz y luego te dejaré. Aunque me arrepienta durante el resto de mi vida. No puedo defraudar a mi padre... Y, después de todo, nos queda poco tiempo aquí, cuando acaben los siete años en Hogwarts, no volveremos a vernos... nunca. Será mejor así.
A veces las apariencias engañan- dijo Hermione, tajante.
Draco no supo a que venía aquello, dicho con tanta seguridad. Pero respondió, simplemente, como si eso explicara toda la actitud que había mantenido hasta ese momento: La vida es un juego, y hay que aprender a jugar con las apariencias.
Hermione no dijo nada, se quedó mirando a Draco fijamente a los ojos. Entonces, los cerró y al instante, notó los labios de Draco en los suyos.
¿Pero que estoy haciendo?-pensó- ¿Cómo puedo dejar que sea mi peor enemigo el que me bese por primera vez? Un chico que hasta ahora se burlaba de mí cada vez que me veía...
Draco notó la incomodidad de Hermione y se apartó bruscamente de ella. Lo siento- se disculpó- creo que he ido demasiado rápido.
Hermione, seguía sin decir nada, estaba muy sonrojada. Finalmente, logró decir: ¿Vamos a alguna otra parte? Podríamos seguir hablando...
Claro-dijo Draco, sonriendo-así nos conoceremos mejor. Creo que eres una chica muy especial, Hermione, aunque tú no te des cuenta.
Casi sin notarlo, Ron y Luna habían acabado hablando de lo sucedido el año anterior, en el ministerio.
Mira que ponerme a jugar con los cerebros... -se lamentaba Ron
No te preocupes-lo consolaba Luna- seguro que tenían gas de la risa o algo parecido...
¿Gas de la risa?-preguntó Ron, incrédulo-¿Eso es lo que te has tomado esta noche?-añadió con intención.
Los dos estallaron en risitas escandalosas.
En ese momento, Harry y Ginny paseaban por el jardín, observando la blanca luna, que parecía morder el cielo, tan grande como era.
Bueno... -Ginny dudó- ¿Qué era eso que tenías que decirme?
Harry empezó a ponerse nervioso y dijo: vamos a sentarnos en este banco de aquí ¿vale?
Sí-dijo Ginny, sentándose.
Pues... -empezó Harry, tomando las manos de Ginny-verás... la verdad es que tú...
Tú... -a Harry parecía costarle encontrar las palabras- lo que quiero decirte es que me gustas mucho... aunque antes no me había dado cuenta, me gustas desde hace mucho tiempo y me gustaría que salieras conmigo... es decir... si tú quieres... pues... -Harry se puso tan colorado que parecía un rábano con insolación-. Bajó la cabeza y esperó la respuesta de Ginny.
Harry... -dijo Ginny- tú... pues también me gustas y… Pero Harry no la dejó terminar y la calló con un beso.
Mientras, Hermione y Draco paseaban por la primera planta del castillo, mientras intentaban conocerse un poco mejor:
¿Cómo te hiciste amiga de Potter y Weasley?-preguntó Draco.
Pues... la verdad es que me salvó de un troll en primer curso-respondió ella.
¿Ah, sí? ¡Que forma más original de trabar amistad con alguien!-exclamó Draco, divertido.
Hermione no respondió, miraba al suelo con la cabeza baja, pensando en algo.
¿Qué té pasa?-le preguntó Draco con cara de preocupación.
Ella, se atrevió a exteriorizar sus pensamientos:
Draco-dijo- ¿Por qué odias a los hijos nacidos de muggles?
Draco no contestó inmediatamente, sino que le lanzó a Hermione una mirada larga y penetrante, como sopesando si debía responder a eso y cuanto le estaba permitido decir.
Verás... -empezó finalmente- los Malfoy son una familia con una gran tradición en la magia oscura... antes de que el señor tenebroso surgiera, antes incluso de que Hogwarts fuera fundado, el apellido Malfoy ya infundía temor y respeto allí donde era pronunciado.
Un antepasado mío alcanzó el poder... llegó a ser más poderoso incluso que el mismísimo Salazar Slytherin... pero su gran error fue casarse con una mujer muggle... una mujer que le traicionó y que hizo que perdiera todo su poder... mi familia jamás ha olvidado que, desde entonces, si queremos estar e contacto con las artes oscuras, debemos servir al señor tenebroso...
Y tu padre te prohíbe que te relaciones con cualquiera que descienda de muggles o que tenga relación con ellos ¿no es así?- inquirió Hermione, sin reparar en el "debemos" pronunciado por Draco y que, obviamente, también lo implicaba a él.
Draco asintió- así ha sido siempre, yo tengo que hacer lo que quiera mi padre y sería una locura desobedecerlo... Claro que- prosiguió Draco- él no tiene por que enterarse de ciertas cosas...
Y, diciendo esto, empujó a una sorprendida Hermione acorralándola contra la pared y besándola apasionadamente... una Hermione que aún seguía estupefacta por lo que había oído de labios del famoso Malfoy... una Hermione, que esta vez no se resistió a lo inevitable...
