Capítulo 11: Un nuevo ataque

Las semanas siguientes al baile, pasaron como si alguien hubiese manipulado los relojes para que fueran más deprisa.

Harry y Ginny iban a todas partes cogidos de la mano. Harry habría dado cualquier cosa por esa chica de pelo rojo como el fuego a la que quería tanto... y Ginny era completamente feliz.

Hermione y Draco estaban juntos a escondidas de todos. Si tengo que ponerme en contra del mundo para estar contigo lo haré-decía Draco.

En tan poco tiempo, Draco se había enamorado de Hermione, de esa chica a la que había odiado toda su vida... de esa chica que fue lo bastante valiente para darle una bofetada en tercer curso... de una chica de Gryffindor... una "sangre sucia"... pero una chica que seguro, lo haría cambiar a mejor.

Por su parte, Harry y Draco habían dejado de lanzarse miradas de odio. Parecían haber hecho una tregua en beneficio de Hermione...

Y una noche, cuando Draco iba a escondidas a reunirse con Hermione, la encontró.

Samantha estaba tendida en el suelo con los ojos cerrados y parecía haber sido atacada del mismo modo que Hermione.

Draco se dirigió hacia ella, con el corazón golpeándole el pecho. ¡Sammy!-gritó-¿Samantha estás bien?

Pero no obtuvo respuesta. Entonces se puso a dar gritos hasta que acertó a pasar por allí... Severus Snape.

¡Draco!-exclamó-¿Se puede saber que has hecho?

Pero... yo... no he hecho nada-dijo éste muy alterado. Y si usted cree que he sido yo es que no me conoce en absoluto-añadió. Y salió corriendo hacia el otro extremo del pasillo.

Snape se quedó pensativo. Él había conocido a Draco cuando tenía cinco o seis años y no era malo en absoluto, era un niño muy bueno, pero el tiempo y su padre habían hecho su efecto... sobretodo su padre. Snape lo lamentaba sinceramente. Draco era un buen mago podría hacer lo que quisiera con su vida. Era más poderoso que su padre, y ambos lo sabían, sólo que su padre no estaba dispuesto a admitirlo... Pero servir al señor tenebroso... Snape no iba a permitir que Draco cometiera el mismo error que él. Tengo que hablar con él-se dijo. No permitiré que el último descendiente de los Black se pase al lado tenebroso... no permitiré que le suceda lo mismo que a... ella. Snape suspiró. Parece, que por mucho que pasen los años, sigo recordándola...

Snape tomó a Samantha en brazos y la llevó a la enfermería.

Minutos después, Draco hablaba con Harry, Hermione y Ron-quien lo miraba de manera suspicaz- y les contaba lo ocurrido.

Hermione se tapó la boca con ambas manos, asustada.

Bueno, no me podéis negar que ha recibido su misma medicina, ahora sabrá lo que sintieron los Longbottom cuando su madre... -empezó Harry, con aspecto muy tranquilo- pero se calló al ver la expresión de Draco.

Es realmente, una buena chica, ¿sabéis? Bueno, aunque a veces sea un poco... -dijo Draco.

¿Diabólica?-apuntó Ron.

Mira- la defendió Draco- ella no es su madre y no es mala chica, del todo, no es lo que alguien podría esperar de la hija de Bellatrix Lestrange...

Los tres amigos lo miraron, desconcertados. Draco... -empezó Harry- ¿Bellatrix... bueno, esa mujer, como demonios quiera que se llame, no es tu tía?

Draco lo miró, más asombrado aún si cabe que Harry y Ron. ¿Cómo sabes eso?-preguntó.

Harry se puso colorado. Yo... -balbuceó- bueno, verás el año pasado Sirius... -pero se detuvo de inmediato, le dolía hablar de Sirius.

Draco se dio cuenta de ello y dijo: ¿Has ido a la antigua casa de mi madre, donde vivía Sirius Black?

Harry respondió afirmativamente.

Ah... –dijo Draco- Bueno, entonces también sabrás que Samantha es mi prima ¿no?

Harry asintió. Pero Sirius-dijo. De pronto había sentido la imperiosa necesidad de defender a su padrino-no es... era-rectificó- como ellos, él se escapó de allí a los dieciséis años y...

Ya lo sé-interrumpió Draco con desgana- mi padre me lo contó. No podéis contarme nada acerca de los Black que ya no sepa. De todos modos- añadió- Harry, ¿Tú quieres a tu tía?

No, respondió Harry muy seguro.

Bueno, pues yo tampoco-resolvió Draco.

Esta sorprendente declaración, los dejó tan atónitos que nadie supo que responder.

Al día siguiente, lo primero que hizo Draco al levantarse, fue ir a la enfermería para ver a Samantha.

La encontró tendida en una cama, con una expresión asustada.

¿Es posible que viera a su atacante?-pensó Draco.

Tomó la mano de Samantha y se quedó observándola, impasible.

Gracias a ti puedo estar con Hermione-susurró-si no fuera por ti, yo jamás me habría acercado a ella... Y sé que no me vas a hacer dejarla-prosiguió-te conozco.

Samantha, di algo, por favor.

Draco se derrumbó en una silla, ocultó su rostro con las manos y prorrumpió en un llanto amargo.

No lloraba por Samantha, aunque había empezado a tomarle cariño, lloraba por todo lo que quería tener y sabía que no tendría jamás... lloraba porque por mucho que jugara a estar con Hermione sabía que no era posible, que si su padre los descubría, podía darse por muerto, y ella... ella también. Pero él no podía permitirlo, lloraba porque sabía que tarde o temprano tendría que terminar con ella y le dolería... porque sabía que si no podía estar con ella no quería estar con nadie... lloraba porque sabía que su destino era servir al señor tenebroso... hasta su muerte...

De pronto, su llanto se vio interrumpido por el toque frío de una mano en su hombro.

Draco, los Malfoy no lloran-dijo alguien con frialdad.

Draco levantó la cabeza y delante de él vio a su padre que lo miraba con dureza.

Aunque se trate de tu prometida-prosiguió Lucius Malfoy- un mortífago no llora jamás.

Draco cesó su llanto, se limpió las lágrimas con la manga y se quedó mirando a su padre.

Ahora levántate-ordenó Lucius.-tengo que darte una cosa muy importante.

Draco se levantó y su padre puso en su mano un pequeño paquete, adornado con un lazo.

¿Qué es, padre?-preguntó con curiosidad.

Es un anillo-repuso Lucius- Y al ver la cara de perplejidad de su hijo, añadió: un anillo de compromiso, es para que se lo des a Samantha cuando despierte.

Padre... -empezó Draco atreviéndose a preguntar algo que le había estado rondando por la cabeza- ¿Sabía que Samantha iba a empezar este año en Hogwarts?

Por supuesto que lo sabía, Draco-dijo su padre.

Draco miró el anillo, aterrado. Aquello significaba que ya no había vuelta atrás, que tenían que estar unidos para siempre... una vez que Samantha tuviera el anillo, todo el colegio lo sabría, y no habría manera de estar con Hermione...

Lucius miró a su hijo despectivamente y se marchó de allí sin decir nada más.