Regresando a la vida

by Kaei Kon


Paseaba por entre las tumbas como generalmente cada caída de la tarde, por más que soplaba el viento su largo cabello negro no se movía, sus muñecas tenían un color azulado que desvanecía ,conforme raptaba por sus brazos, a un mate blanco. El color de un muerto. Sin embargo sus ojos aún conservaban el tono dorado que lo acompañó en vida. Su traje manchado de perpetuo bermellón a los costados tampoco se movía con el viento, pero, eso era normal; al menos en un cuerpo etéreo.

A pesar de que sabía esto, su esencia conservaba los diferentes instintos corpóreos, así que se sentó sobre su lápida favorita cada cinco días esperando que el cementerio en el que habitaba recibiera la visita de aquel que ya por varios años había sido más que un simple mortal.

Sintió una helada afluente recorrer su esencia, lo que significaba que alguien como él había pasado muy cerca aún y cuando no pudiera verle él lo sabía...

Distraídamente paseaba su dedo por las letras cinceladas en la grava, sin tener que ver sabía que su dedo lentamente escribía la palabra "Hiwatari"

Veía como las hojas de los árboles disfrutaban de la brisa añorando él mismo poder sentir el viento, cuando la conexión regresó su vista a la lápida. No se había dado cuenta cuando había llegado. El chico al que esperaba ya estaba ahí con una mano sobre la lápida pero... algo andaba mal... no era como siempre... él... lloraba, amarga y silenciosamente lloraba diciendo algo en un murmullo.

Le pareció tan extraño verlo llorar.

Desde el día en que lo vio por primera vez de pié junto a ambos ataúdes, el pequeño niño peliazul no había derramado una sola lágrima. La escena le pareció tan familiar, es por eso que se había acercado en primer lugar, un niño parado junto a un par de ataúdes, mucha gente alrededor mascullando frases, algunas sinceras otras no.- le recordó... un niño de cabello negro y ojos dorados ¿cómo no recordarlo? Si él era ese niño. Pero la diferencia entre su escena y la del pequeño peliazul era que él se encontraba de rodillas con la cara escondida entre sus manos llorando a todo pulmón.- en cambio el pequeño peliazul apenas si se veía la tristeza en sus ojos... y... ahora era la cosa más absurda verlo de ese modo. Los murmullos del ahora chico habían llamado la atención y gracias a la paranormal conexión podía escucharlos.

"Ya... no más... es el límite de mi resistencia. Lo siento, no puedo mantener mi promesa, sé que te prometí que seguiría adelante pero ya no, ya no puedo, jamás voy a poder hacerlo solo. Quiero que sepas que lo he meditado mucho, y no veo otra salida, no quiero poner en riesgo a los pocos que quiero. Si algo le pasa a Tala... Yo..." levantó su rostro y pudo ver el dolor inmerso en esas gemas escarlata mientras una sonrisa de derrota se formaba en sus labios "Estará bien ¿sabes? es fuerte y tiene a Bryan con él. Además quiero que sepas... que ambos sepan que no lo hago porque me rendí, muy al contrario siento que yo gano, nunca sabrán nada, ni dónde quedó el libro. ¿verdad que sí es buena idea?" pero el chico no recibió respuesta alguna, más al contrario del bolsillo de su chamarra sustrajo una navaja que abrió con lentitud mientras los pensamientos más obvios pasaban por su mente...

Brincó de la lápida viendo la escena en cámara lenta... '¡NO!' Gritó aún sabiendo que no lo escucharía, pero... ver a alguien cometer el mismo error que él era sofocante, saber que pronto su existencia sería igual de miserable y una eterna tortura era horrible, '¡No¡No¡Te condenarás para siempre¡Basta!' pero el peliazul no le podía escuchar, solo el viento comenzó a soplar con más fuerza; con terror miró como el filo de la navaja lentamente se hundía en la muñeca izquierda del chico, y sintió una terrible angustia, lo cual era absurdo, hacía décadas que no sentía nada, y aún así casi le parecía sentir un corazón, su corazón, latir rápido "¡QUE BASTA!" e inconscientemente se lanzó sobre el otro chico causando que ambos cayeran al suelo uno encima del otro.

Ambos pares de ojos se conectaron, ámbar y escarlata, los primeros llenos de asombro al sentir el cuerpo bajo el suyo, el sentir la respiración de ese cuerpo chocar con su cara, y más aún sentir que él estaba respirando era aún más perturbador; los segundos estaban llenos de cuestionamiento, de la nada había salido un chico para detener su proceder, pero ¡era imposible! Estaba seguro que no había nadie en el cementerio.

El pelinegro se levantó asombrado y miró sus manos, el tono pálido había sido reemplazado por el suave canela que siempre había sido su piel. Tocó su cara y sentía sus dedos sobre su piel, sintió la calidez de la que los seres vivos gozaban ¿qué demonios estaba pasando?

"¿Quién rayos eres tú?" pero no recibió respuesta el extraño chico de rasgos felinos parecía más interesado en estudiarse a sí mismo que en prestarle atención "si me disculpas estaba haciendo algo importante"

Y ante aquellas palabras regresó a ponerle atención al peliazul delante

- ¡Kai no lo hagas! –dijo desesperado recordando lo de hacía apenas un par de instantes-.

- ¿Cómo sabes mi nombre? –dijo aún más confundido-

- Tu nombre es Kai Hiwatari, eres ruso, tus padres están enterrados aquí y si mal no recuerdo le habías prometido a tu madre soportar todo y seguir adelante.

Kai tomó al extraño chico de la ropa y lo estrelló con fuerza contra el piso. Ahora era él que estaba encima pero una fiera mirada acompañaba su antes afligido rostro. El pelinegro estaba todo conmocionado, hacía ya mucho que no sentía miedo, esa mirada roja eso causaba. Pero como él no era de los que se agazapaban colocó una pierna en el estómago del otro y lo mandó hacia atrás.

Así comenzaron o más bien Kai comenzó a arremeter contra el chico confundiéndolo con la gente que trataba de evitar quitándose la vida. Cuando Rei pudo retenerlo en una llave de kung-fu ambos estaban bastante agitados.

- ¡Nunca lo tendrás¡Mátame!

- No, no; escúchame voy a soltarte, no quiero hacerte nada, yo tampoco sé que está pasando aquí, te suelto pero me dejas explicarte ¿si?

Después de un momento que pareció una eternidad Kai asintió. El pelinegro lo soltó lentamente. Kai fue dándose la vuelta para quedar cara a cara con el chico, para observarlo bien. Era un poco más bajo que él, su cabello negro y ojos dorados le daban un aspecto exótico, y sus rasgos felinos le hacían deducir de una aldea en las montañas de china.

- ¿Quién eres? –preguntó el ruso con su fría voz-

- Mi nombre es Rei Kon.

- ¿Qué quieres?

- Yo... es que... yo... no... estaba...

- Hn –imperó con fastidio haciendo sonreír al chino-

- Conozco muy bien ese gesto Kai, pero es que no sé como decirte... ni yo mismo sé que hago... vivo.

- ¿Vivo¿qué clase de broma es esta¿Y cómo es que dices que me conoces?

- Vienes a este lugar cada cierto tiempo y desde hace un año vienes cada semana a visitar a tus padres ¿cierto? Yo te conozco desde la primera vez que estuviste aquí en el entierro de tus ellos; conozco todo lo que les platicas, Kai.

- Yo no recuerdo haberte visto nunca

- Eso es porque no podías verme. –La cara ceja alzada en el rostro del ruso denotaba perfectamente incredulidad y para Rei ese era un gesto muy cautivador-

- Sígueme

Rei comenzó a caminar sabiendo que el ruso le seguiría.- cada vez se adentraban más y más en el enorme cementerio, llegaron a una parte donde las lápidas estaban rotas y descuidadas, viejas.

Rei se detuvo ante un par de ellas y apuntó con su dedo para que Kai se acercara a ellas "Mira" Kai se acercó con cuidado aún cuidándose de ese chico, cuando poso sus ojos pudo leer "Kon"

- ¿Y eso qué?

- Es la tumba de mis padres –Kai lo miró con compresión, pero nada mas allá- de acuerdo ahora mira esta –apuntó a la que estaba enseguida donde se leía "Kon Rei"

- No tiene nada de particular. ¿Algún pariente? –Rei negó con la cabeza y sonrió ante el escepticismo del chico-

- Es mi tumba. –se escuchó un pequeño resoplido divertido-

- Sí claro

- Es en serio ¿qué ganaría con mentirte?

- No lo sé. Tal vez estás loco

- ¿Me veo como un loco?

- Tú eres el que dice que eres un muerto viviente.

- Yo tampoco sé lo que sucede.

- Por mí ese puede ser cualquier persona, ni siquiera sé si de verdad "Rei" es tu nombre.

- Es mi nombre; observa –y retiró algunas ramas que estaban por debajo de la lápida. Una descolorida foto apenas visible mostraba la imagen de un jovencito idéntico al chico de pié junto a la tumba -¿ves? Soy yo

- Hum... –hubo un gran silencio- admito que te le pareces mucho.

- ¡Por los dioses¿Entonces cómo explicas que sepa toda tu historia? Todo lo que le has dicho a tu madre, las cosas que no cualquiera sabe...

- No lo sé.

- Al menos deberías darme el beneficio de la duda ¿no crees?

- Tal vez

- ¡Bien! Al menos ya es un comienzo

El joven pelinegro sonrió de una manera tan deslumbrante que algo en el interior de Kai se movió y le hizo apartar la mirada ligeramente nervioso.

Había un chico parado junto a él diciendo que era un muerto viviente ¡por supuesto que iba a estar nervioso! No tenía nada que ver con su sonrisa ¿verdad? Y al parecer... este chico, Rei, tenía algo que ver con él porque nadie escucha las conversaciones privadas de nadie sin motivo alguno

- ¿Porqué escuchabas lo que hablaba con mis padres?

- Bueno... verás... como vez mis padres también murieron, cuando tú llegaste por primera vez la situación se me hizo muy conocida.

- Hum

- Si quieres nos sentamos en aquel árbol y te cuento...

El ruso se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia donde el pelinegro le había sugerido. Una vez sentados Rei tomó una gran bocanada de aire como queriendo paladear el dulce aroma del pino sobre ellos, ya había olvidado los aromas, todos ellos, y había uno que le llegaba de una manera muy sutil: el aroma de Kai.

- ¿Porqué me detuviste? –rompió el silencio el ruso

- ¿eh? –estaba ensimismado disfrutando de nimiedades que había olvidado los hechos-

- ¿por qué te lanzaste sobre mí cuando iba a...?

- ¡Ah sí, es cierto! Por favor no lo hagas, por favor... –Kai miró dentro de los ojos ámbar y pudo distinguir mucho sentimiento, pero no lograba entender porqué el chico lo había detenido en primer lugar- tú no sabes lo que pasa después de que te suicidas. Estás condenado, no tienes descanso y quedas varado en este mundo como un ente, no sientes nada, no duermes, no respiras, es... no sabría explicarte, opino que el infierno sería mejor al menos ahí sientes dolor... –había un deje de sufrimiento en los ojos del chico-

- ¿Quieres decir que tú...? –Rei asintió-

- Mis padres murieron de una extraña enfermedad de azotó mi aldea cuando yo era muy pequeño, fue horrible, sí caías enfermo no había ya la posibilidad de salvarte, solo ibas perdiendo fuerza en una lenta agonía, mientras todo tu cuerpo comienza a... a... –Rei cubrió su rostro con sus manos esos recuerdos le causaban dolor por primera vez en mucho tiempo- yo era el único hijo que tenían, era muy pequeño, pero como toda la aldea estaba ocupada con sus enfermos yo tuve que cuidar a mis padres, verlos deteriorase día con día, limpiar las yagas... dioses... al final ya no me reconocían... –hubo un largo silencio entonces, Rei tomó aire y un poco de valor para continuar su historia, no quería ver a Kai cometer la misma tontería -... los cuerpos eran llevados a diferentes ciudades para evitar la infección y mis padres fueron traídos aquí... tan lejos de casa... la epidemia pasó y yo tuve que vivir solo desde ese momento, en realidad no fue tan duro, había gente que se preocupó de mi en un principio –sonrió ante el recuerdo de sus amigos- hasta que un día comencé a sentirme mal, tenía fiebres y periodos de debilidad, el médico del pueblo mandó una muestra de sangre al laboratorio más cercano y cuando tuve la prueba en mis manos todo se vino a bajo.- al parecer tenía el mismo virus, había sido un portador pero no se había desarrollado hasta que mis defensas bajaron, supongo que fue a causa de algún resfriando que no le puse atención... en fin, yo... no quería que nadie de mis amigos ni los que quería fueran a contagiarse, así que al poco tiempo de que me dieron los resultados tomé la decisión de que lo mejor para todos sería que yo muriera antes de que fuera un foco de infección, además no quería terminar como mis padres, no quería sufrir lo mismo; tomé una navaja y... –Rei se miró las muñecas y comenzó a llorar- lo último que recuerdo es estar en mi habitación esperando a que todo pasara, aún estaba conciente cuando mis amigos entraron gritando horrorizados... y luego... estaba en este cementerio. Si hubiera sido un poco más valiente me hubiera aislado y hubiera esperado que la enfermedad me consumiera, pero no lo fui y ahora no puedo dejar este lugar es... como estar confinado a un círculo del que jamás podrás salir...

Kai estaba totalmente sin habla, sentía en tremendo impulso de abrazar al chico, en verdad había sufrido mucho, él todavía podía vivir pero en cambio el pobre chico al final hubiera muerto de una u otra manera. Lo extraño era que ahora no tenía duda en lo que decía, la forma en que su voz denotaba dolor, nadie podía ser tan bueno fingiendo tanto dolor...

Rei limpió sus lagrimas y recupero su temple y puso una sonrisa en sus labios.

- En fin eso ya pasó, ahora te digo que tú no lo hagas, por favor Kai, es horrible estar maldecido de esta forma.

- Hum... ¿y cómo es que ahora estás vivo?

- No lo sé, solo quería evitar que tú hicieras lo mismo y ahora mírame.

- ¿Crees que regresaste a la vida?

- No lo sé. No sé si sea temporal o qué, tal vez solo sea cuestión de tiempo y empiece a... –el terror asomó por su mirada- de-desarrollar la, la, la.

- Hum... ¿porqué no vienes conmigo? Puedes quedarte en mi casa hoy, y mañana veremos que pasa, incluso si deseas podemos ir al médico

Rei estaba realmente sorprendido ante la amabilidad que denotaba, después de muchos años de conocerlo sabía que Kai no era así, tal vez su historia de verdad le había llegado.

- C-claro gracias no, no quiero ser una molestia

- No lo serás

- Gracias –sonrió dulcemente provocando que Kai desviara nuevamente su mirada- Pero... aún no me has dicho porqué querías cometer esta estupidez –Kai giró su mirada-

- Vamos Kai, puedes contarme, he estado escuchando todos estos años.

- Mi abuelo. Lo mataron esta mañana.

- OH cielos, lo siento mucho Kai¿las mismas personas que mataron a tus padres?

De algún modo Kai ya no se sorprendió por que Rei tuviera esa información, así que solo asintió, luego sintió un par de cálidos brazos rodearle con comprensión, en realidad sería lindo llevar a alguien a casa... alguien a quienes "ellos" no conocieran y no pudieran lastimar...


Que onda! Aquí con una historia que sorprendentemente he escrito hoy! La pensé Hoy! Yo se que tengo otros fics que actualizar pero denme chanse, les prometo que en clase me pondré a trabajar XD y estaría muy agradecida de que me digan que opinan de esta cosa ¿da?

Dosvidanyie!