Capítulo 15: Cambio de planes
Draco se quedó sólo en su habitación, pensando.
¿Se puede hacer algo sin ser consciente de ello?- se preguntó- ¿Es posible que haya matado a Pansy involuntariamente?
Pero no pudo pensar nada más, porque de pronto sintió arder la marca tenebrosa en su antebrazo izquierdo... Voldemort debía de estar especialmente enfadado para hacer que la marca doliera de esa forma... Draco se retorcía en su cama mientras rogaba porque el dolor terminara lo antes posible...
Y entonces... el dolor, cesó, tan de repente como había empezado.
Draco se incorporó impetuosamente y salió al pasillo. Tenía que llegar a donde estaba Voldemort...
Sabía perfectamente hacía dónde se dirigía... hacia el sauce boxeador, el escondrijo de Voldemort y sus secuaces... No vio a nadie en el pasillo, así que continúo caminando hasta que llegó a los terrenos de Hogwarts. Pronto llegó a su destino, sin embargo, no atravesó la entrada, porque al pie del sauce, encontró algo que llamó su atención poderosamente.
Era un simple casco vacío de botella. Pero Draco se preguntó que demonios estaba haciendo una botella al pie del sauce. Porque eso significaba algo: alguien había estado allí antes que él.
Cogió la botella vacía, distraídamente, pero antes de que pudiera leer la etiqueta, sintió una sacudida bajo el ombligo y sintió que su cuerpo era transportado lejos de Hogwarts. ¡Era un traslador!
Antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando, aterrizó bruscamente boca abajo sobre algo que parecía ser el suelo de un bosque. Pero, cuando se levantó con el sabor a tierra en la boca, para comprobarlo, se dio cuenta de lo equivocado que estaba. Hasta donde alcanzaba la vista, podían verse cientos de lápidas, tal vez miles, con inscripciones grabadas a fuego en la piedra.
Estaba en un cementerio.
En cuanto logró levantarse, empezaron a aparecer mortífagos de detrás de las lápidas. Tras ellos, venía Voldemort.
Draco suspiró de alivio. En su corto viaje a través de la nada, había llegado a pensar que el traslador lo habían colocado los miembros de la orden del fénix para descubrir el paradero de su señor.
Voldemort se dirigió directamente hacia Draco, con paso lento, casi podría decirse que majestuoso. La capa ondeaba tras él. Miró a Draco a los ojos y dijo con voz grave: Sabía que llegarías.
Draco intentó sonreír, pero lo único que logró transmitir a sus labios fue una mueca de espanto.
Voldemort prosiguió: ¿No esperaría que siguiéramos en el mismo sitio, verdad?- preguntó- Lord Voldemort jamás toma riesgos innecesarios. Supe que la botella te llamaría la atención y la cogerías. Eres un chico listo, Draco Malfoy.
Viniendo de Voldemort, aquello era un elogio desmesurado.
Draco se limitó a sentir. Gracias, señor- dijo- fue una gran idea transformar la botella en un traslador, señor, digna de usted.
Voldemort continuó hablando: ¿Te gusta?- preguntó señalando a su alrededor- Éstas son todas las personas que han tenido el honor de morir a mis manos. Sí, Draco éstos han sido magos o brujas lo bastante importantes para que yo, personalmente me encargara de sus muertes.
Echa un vistazo a tu alrededor- dijo Voldemort mientras conducía a Draco entre los grupos de lápidas- observa mi "pequeño museo". Soltó una carcajada escalofriante tras decir esto último.
En primer plano, claramente destacada, había una lápida con una inscripción grabada en ella en grandes caracteres negros.
Draco se agachó, para leer la inscripción con facilidad:
JAMES POTTER
1.970- 1989
Bueno- musitó Voldemort- Creo que tú sabes por qué es tan importante esta lápida.
Sí, señor- repuso Draco, indeciso. Mi padre me lo contó.
Tu padre... - dijo Voldemort, escupiendo las palabras. Pero no añadió nada más.
¿Sólo tenía 19 años?- se preguntó Draco. Pero no dijo nada.
Draco avanzó unos cuantos pasos más y logró leer otra inscripción:
LILLIAN EVANS POTTER
1.971-1.989
Draco suspiró con temor. Esta vez no pudo contenerse: ¿Evans tenía sólo 18 años, señor?- preguntó con interés.
Sí, Draco- siseó Voldemort. Parecía como si le doliera pronunciar cada palabra acerca de ella. Sólo 18 años. Pero ya sabes que esto no fue ningún obstáculo para ella. Era la mejor y seguirá siéndolo, por mucho que pase el tiempo. Su gran error fue juntarse con ese Potter... aunque tengo que admitir que Dumbledore podía estar orgulloso de que ella estuviera a su lado.
Le habría ido mejor con Snape... pero Snape siempre ha sido un imprudente- masculló Voldemort.
Es macabro-pensó Draco, sin olvidarse de usar oclumencia para ocultar sus pensamientos- un auténtico museo de los horrores.
Es impresionante- repuso en cambio.
Sí, lo es, ¿verdad?- inquirió Voldemort. Una lástima que todos estos magos y brujas estén aquí por no estar conmigo. Porque ya sabes sólo se puede estar conmigo... o contra mí.
Éstos de aquí- añadió con gesto desdeñoso- estarán conmigo para siempre... pero en fin, te preguntarás por qué te he hecho venir a horas tan intempestivas de la noche.
Ha habido un pequeño cambio de planes: en lugar de llevar a Harry hasta la casa de los gritos, lo traerás aquí... usaréis una vieja capa como traslador. Pero... el plan se ejecutará mañana, no podemos esperar más. Y has de matar a una persona...
Draco asintió. Cualquier cosa para complacerle, señor- dijo con una reverencia.
Cualquier cosa para salir cuanto antes de este lugar- pensó.
Sospechamos que esa persona puede descubrir nuestro plan con antelación, ya que la hemos descubierto merodeando por el sauce boxeador- prosiguió Voldemort- como comprenderás, no voy a correr ningún riesgo. Mañana, antes de atraer aquí a Harry, la matarás. Quiero que sea rápido y sencillo, que nadie se dé cuenta de nada, ¿lo has entendido?
Claro, señor ¿De quién se trata?- preguntó Draco con el temor reflejado en el rostro.
Voldemort sonrió imperceptiblemente parecía que estaba preparando lo que iba a decir a continuación.
El nombre salió de sus finos labios con una expresión de triunfo:
Se trata de Hermione Granger.
