Capítulo 18: En el oscuro pensadero de Lily Evans

Harry se acercó lentamente al borde del pensadero y miró hacia abajo. ¿Sería prudente entrar?- se preguntó.

Su última experiencia en un pensadero no había sido muy agradable... pero, por otro lado, aquel parecía ser el pensadero de su madre... ¿Qué podía pasar?

Finalmente, la curiosidad fue más fuerte e introdujo con decisión la punta de su varita en la sustancia plateada que daba vueltas, incesantemente.

Antes de que pudiera darse cuenta de lo que había hecho, cayó de bruces sobre el mullido césped de los terrenos de Hogwarts.

Se levantó apresuradamente y miró a su alrededor. No vio a su madre por ningún lado, así que echó a andar por los terrenos y se dio cuenta de que algunos alumnos se dirigían hacia el linde del bosque prohibido.

Se acercó hasta allí con cautela, y entonces vio a alguien que no era su madre...

Una figura avanzaba a buen paso por los amplios terrenos. Era la persona que más veces había aparecido en las pesadillas de Harry en el último año.

Aunque ahora sólo parecía contar quince o dieciséis años, su pelo era brillante, largo y sedoso hasta la cintura. Estaba distinta a la última vez que el muchacho la había visto. Lo único que no parecía haber cambiado en ella, era ese brillo mortal en sus ojos, esa mirada de odio, capaz de atravesar almas.

Se merecía una muerte lenta y dolorosa y a Harry le gustaría dársela. Pero no era el momento, así que se limitó a seguirla.

La figura entró en el bosque con decisión, sin mostrar duda ni por un instante. Harry la seguía a unos cuantos metros, aunque sabía que ella no podría verlo incluso si él hubiera estado delante de sus narices.

Al principio, Harry no vio nada, sólo una oscuridad impenetrable que desapareció en cuanto Bellatrix Black, pues no era otra la figura, inició un movimiento de varita.

¡MORSMORDRE!- exclamó con voz perfectamente audible.

La marca tenebrosa, una calavera con una serpiente que salía de su boca, se proyectó en el cielo.

Aunque invisible para aquellos que estuvieran fuera del bosque prohibido, la luz que salía de la marca, iluminó a un círculo de mortífagos que esperaban algo... o más bien a alguien...

Bellatrix tomó su lugar en el círculo y dijo: Ya está, mi señor, los Prewett están muertos.

Harry, vio entonces con horror a Voldemort acercándose a ellos, e internándose en el centro del círculo.

El Voldemort que allí se hallaba, era muy distinto al actual: en primer lugar, un aura de poder que podía sentirse con la mayor claridad, lo rodeaba. En segundo, sus ojos, completamente rojos, parecían arder de satisfacción. El Voldemort que Harry había visto en contadas ocasiones, era sólo una sombra del que ahora se erguía orgulloso en medio de sus leales siervos.

Voldemort apenas sonrió sus labios se abrieron en una mueca horrible y dijo simplemente: Bien. Bellatrix, has cumplido tu misión con maestría.

Volveremos a vernos, no lo dudéis ni por un segundo- añadió en tono aterrador dándose media vuelta para irse.

Antes de que los mortífagos se dispersaran, Harry echó un vistazo a las personas que se hallaban formando parte del siniestro círculo.

La asesina de su padrino, que aún compartía su apellido, parecía ocupar una posición preferente, junto con otros tres mortífagos: A su derecha, Snape, al lado de él, Lucius Malfoy y al lado de éste último...

No, no podía ser verdad, Harry tuvo que agarrarse aun grueso tronco para no caer al suelo.

La persona que estaba situada a la derecha de Malfoy, era Lily Evans.

Harry sintió como una niebla espesa lo cubría todo y luego, sin previo aviso, se encontró de nuevo sentado en el suelo de la habitación donde se hallaban los pensaderos.

Tardó unos segundos en darse cuenta de lo que había pasado y asegurarse de que no estaba soñando No podía creer lo que había visto.

Su madre... no podía ser, no, él la había visto el año anterior en el pensadero de Snape y era la última persona de quien habría sospechado que se pasaría al lado tenebroso.

Además... era totalmente imposible. ¿Acaso no le había mostrado Moody una foto dónde estaba claro que su madre pertenecía a la Orden del Fénix? Tal vez... sólo tal vez, ella hubiera cometido un error- se dijo Harry- en el pensadero sólo tenía 16 años. Pero... ¿Por qué tuvo que ser mortífaga? Harry notó como los ojos se le inundaban de lágrimas.

Tal vez... pensó luego, el pensadero no funciona bien o algo por el estilo... Harry, simplemente no podía aceptar que un día, su madre había siso como Bellatrix Lestrange o cualquiera de los secuaces de Voldemort.

Un momento... – se dijo luego- aquí hay algo extraño... si mi madre traicionó a Voldemort¿Por qué él se resistía a matarla cuando no tiene piedad con nadie? Harry se quedó pensativo, recordaba cuando los dementores se le acercaban en tercero:

¡Apártate, estúpida, apártate!

Eso era lo que Voldemort había dicho. ¿ Por qué no la había matado sin más preámbulos?

Entonces, Harry fijó su vista en el otro pensadero que permanecía en la habitación, sin que su aspecto se alterara lo más mínimo, se preguntó si la respuesta a sus dudas estaría en él. Porque Harry ya se había dado cuenta: aquel pensadero tenía que ser de su padre.

Harry se acercó al borde y miró hacia abajo. Era lo último que deseaba en ese momento, pero... tal vez allí estuviera la respuesta a todo...

Casi sin proponérselo, acercó su varita a la sustancia plateada, y ésta lo absorbió de inmediato.