Capítulo 19: El legado de la familia Potter

Esta vez, el aterrizaje no fue brusco, Harry cayó suavemente sobre un suelo de piedra. Levantó la vista rápidamente y vio a Dumbledore, unos cuantos años más joven, hablando con... su padre que debía contar unos diecisiete o dieciocho años.

Su padre estaba sentado, en una silla situada justo frente a la mirada de Dumbledore.

Éste último, paseaba, nervioso, de un lado a otro del despacho, evitando mirara a James Potter a los ojos.

Finalmente habló:

Sé que debería haberte dicho esto hace mucho tiempo pero... no fui capaz.

Has de saber, que entre tus antepasados hay uno de especial importancia cuyo legado perdura hasta nuestros días.

Dumbledore aspiró una bocanada de aire, dejándolo escapar de sus labios lentamente, como si le fuera la vida en ello.

Eres el heredero de Godric Gryffindor.

James estudió a Dumbledore con ojos ávidos e inquisitivos, pero no pudo o bien no supo que decir así que permaneció en silencio, aguardando a que Dumbledore siguiera hablando. Porque él estaba seguro de que había algo más. Con Dumbledore siempre había algo más.

Después de un tenso e incómodo silencio, Dumbledore prosiguió: hasta ahora, todos tus antepasados han sido de sangre limpia, pero el primer mago que nazca de un muggle o hijo de muggles en tu familia, tendrá que obedecer al legado.

Es mejor que Lily no tenga ese niño- terminó Dumbledore con voz sombría.

¿Qué dice el legado?- inquirió James.

Según el legado- repuso Dumbledore- ese niño sería el destinado a acabar con el heredero de Slytherin, como sucedió hace mil años, es decir... con Lord Voldemort.

James no dijo nada, parecía haber perdido momentáneamente la facultad de hablar.

El problema- siguió diciendo Dumbledore- es que según la profecía oculta en el departamento de misterios del ministerio de magia y de la cual he tenido noticia hace sólo un par de días, podría suceder el caso contrario.

Es más, el señor tenebroso ya está enterado de ella. Uno de sus asquerosos mortífagos, nos espió, mientras la profecía era desvelada. Así que ese niño está en peligro antes de que nazca...

Voldemort os buscará y... - añadió con un deje de amargura en la voz- sabes que os encontrará...

James se levantó bruscamente de su asiento.

Entonces nos esconderemos- dijo- no voy a permitir que Lily pierda ese niño.

Debe haber alguna forma de ocultarse ante sus ojos, Dumbledore, usted debe saberla... – musitó James con aspecto abatido.

Sí la hay- empezó Dumbledore pero es tremendamente complicada... se trata del encantamiento fidelio...

Pero Harry no pudo seguir oyendo, porque la voz de Dumbledore empezó a hacerse casi inaudible, como si proviniera de una emisora de radio mal sintonizada. La voz subía y bajaba... y Harry se dio cuenta de que esto se debía a unos golpes que no sabía de donde provenían.

Una espesa niebla volvió a cubrirlo todo y Harry se encontró de nuevo en el suelo de piedra de la habitación.

En ese momento, supo de donde provenían los golpes. En la puerta, se escuchaban unos golpes sordos, insistentes y, entonces, una voz que Harry reconoció de inmediato habló:

Harry, vamos, ven deprisa.

Draco estaba al otro lado de la puerta.