Capítulo 26: Obligado a odiar

Harry está sentado en el césped de los terrenos de Hogwarts. El sol, cálido como una caricia inunda sus sentidos. A su lado, están la mayoría de las personas a las que quiere: Ginny, Ron, Hermione, Luna y Draco. Éste último se ha convertido en un miembro más de la pandilla al empezar a salir con Hermione.

Ambos están ahora abrazados. Hermione duerme sobre el regazo de Draco. Harry se siente en paz con el mundo y consigo mismo.

Ron se pone de repente muy serio, y muy colorado y dice a borbotones:

-Luna y yo estamos saliendo.

Los minutos siguientes son para dar a Ron abrazos, y felicitaciones. Él sólo sonríe. Luna también sonríe, colorada como un pimiento. Luego se miran y se echan a reír.

Entonces, Draco, para sorpresa de todos despierta a Hermione y le dice con voz grave: -Creo que he encontrado algo que te va a gustar. De su bolsillo saca algo pequeño y redondo: el anillo que ha conseguido quitarle a Samantha. Hermione sonríe agradecida y le da un beso, mientras Draco pone el anillo de nuevo en el dedo de Hermione, de donde ya no se moverá.

Ron murmura: -Draco...- parece que al pelirrojo le cuesta encontrar las palabras acertadas- yo no debería... verás... nunca confié en ti y creo que te debo un a disculpa. Si no fuera por que le llevaste la espada a Harry, él nunca...

Draco hace un gesto con la mano. -Eso ya no importa- dice- para algo están los amigos ¿no? Yo hasta ahora, siempre he vivido sólo, sintiéndome superior a los demás por la influencia de mi padre. Pero ya no. Siempre he vivido odiando. Nunca más viviré obligado... obligado a odiar.