MAREA ALTA
Hoy volvió a sentarse en una roca para mirar el mar...a hecho lo mismo desde hace tres meses y la gente ya a comenzado a murmurar (si es que no lo hacía desde antes). Nadie sabe que es lo que mira tan atento, pero suele pasar noches enteras contemplando "el no se qué" y suspirando, como si se tratara de un enamorado al que acaban de romper o re armar el corazón...aunque es difícil, pues desde hace tres meses que no habla con nadie.
Cuando llego al pueblo parecía tan esperanzado pero ahora sus ojos se ven tan vacíos, parece no tener alma, pero aun así brillan llenos de una felicidad extraña cuando se oculta el sol. Es como si la vida le volviera en un suspiro, o se durmiera su "yo" de día, para dar paso al vampiro nocturno.
La gente lo apodó como el "Domina mareas", decían que con su vista podía controlar el mar, pues desde que llegó la marea se adentraba aun más en la playa por las noches. Por eso nunca le hablaron, se decía que si lo hacían interrumpirían su "concentración"… a nadie le importó descubrir el por qué o desde cuando tenía este extraño comportamiento.
Un día cuando el sol se apagó y las estrellas sobrevolaron el cielo toda la ciudad se fue a descansar, menos el. El aire estaba frío, y la luna se abrigó con las nubes. La arena desaparecía bajo los pasos del mar y su espuma gris dejaba los rastros de su llegada.
El se emocionaba por razones inexplicables a ojos ajenos y sentía pequeños golpecitos eléctricos en su espalda, era la desesperación que lo llamaba a tocar las aguas bravas en busca de algo talvez inexistente pero que brilla en el fondo de esa negrura liquida son dos puntos pequeños que se agrandan poco a poco (parecieran acercarse … como si quisieran salir del agua) hasta verse similares a la pupila del ojo.
El joven sonríe, dos pequeñas lagrimas brotan de sus ojos y una mano delicada las limpia. Era ella, un ser que solo sale de noche por el peligro de ser encontrado, una joven que pasaría como humana si no fuera por que tiene cola de pez amarillo …
Se tomaron de las manos y ella lo adentró a paso lento en aquellas aguas turbias hasta que ya lo único que se veía era una roca solitaria en medio del mar que lloró sus penas desangrándose en arena.
Nunca más se volvió a ver al joven de mirada soñadora, tampoco quisieron buscarlo, el mundo prefirió crear sus propias versiones y nunca preguntar nada. Lo único que se sabe es que desde que se fue es que nunca volvió a haber marea alta en la playa.
FIN
