Magical Girl Hunters Parte 3: Creado por Aaron Shattuck, escrito por Gray Brangwin ---- Había veces en que consideraba seriamente cambiar mi línea de trabajo. Una de ellas era sin duda cuando miraba fijamente la factura del hospital de Itami. Después de todo, existe ese *algo* espeluznante en una factura de hospital de 200,000 yenes. Especialmente cuando tomas en cuenta que nuestro pago más reciente parecía alejarse más y más. Sin embargo, nos es mi intención invocar al cliché, pero *alguien* tiene que hacerlo --y el encuentro con "Capitán Kawaii" (la pre-adolescente maniática esa!) sólo había conseguido cimentar la idea. De detener alguna vez nuestro "control de plagas", pronto toda la ciudad la ciudad se vería invadida por pequeños monstruos en ostentosas mini-faldas listos para destruir a la menor provocación cualquier cosa que ellas percibieran como "maldad" sin considerar en absoluto todo el daño colateral o a transeúntes inocentes. Los sobrevivientes culparían al "malo", y los pobres diablos que quedaran atrapados en el fuego cruzado obviamente ya no tendrían la oportunidad de quejarse. Era este raciocinio el que corría por mi mente cada vez que algo como, digamos, ser casi asesinado por una pequeña mocosa, me hacía dudar sobre de mi opción de trabajo. Sin embargo, aun había una factura de hospital que considerar... ---- De momento fue notablemente fácil encargarme de esa factura.... temporalmente, lo sé, pero hasta que el último de los treinta cheques que les di rebote estarán considerablemente ocupados. Solo espero que eso no sea antes de que salga Itami... ¿Mencioné cómo Itami me pone los pelos de punta? La mayoría de la gente con ambos brazos dislocados, rotos, y/o deformados de tal forma como para dejarlos casi irreconocibles como brazos, tiende o a gemir lastimosamente o a lamentar su destino. Itami es el único que conozco que solo observa el techo. Lo que quiero decir, uno pensaría que él diría por lo menos *algo*. Bueno, de hecho lo hizo, pero las contestaciones monosilábicas realmente no cuentan. Y uno pensaría que por lo menos intentaría moverse aunque fuese un poco --después de todo, no es como si todo estuviera roto, sólo sus brazos. Pero no, él solo observa el techo. No, no había nada interesante en el techo. Verifiqué personalmente. En todo caso, salí al poco rato --no es fácil pensar en maneras de extraer cobro de un cliente renuente (también conocido como 'gorrón') cuando tu compañero hospitalizado te está dando escalofríos, por lo cual mejor regresé a la oficina. A veces, uno se pregunta el grado de idiotez tanto de estas "niñas mágicas" como de sus víctimas. Para delincuentes exitosos, estos últimos realmente pasas por imbeciles a veces. En primer lugar, cuando intentas volar a alguien en pedazos, definitivamente *no* pegas la bomba frente la puerta, a plena vista. La vi. Me detuve. Consideré. Me pasé las siguientes dos horas inspeccionando cada la pulgada del área circunvecina por otras bombas. Salí, subí la pared y entré por la ventana, verifiqué la oficina entera en busca de más bombas. Regresé por la ventana y di vuelta al edificio, antes de detenerme nuevamente frente a la bomba. Saqué mi cuchillo y me acerqué hacia la bomba dispuesto, esperando encontrar alguna otra trampa diabólica que ignorase y que pudiera detonarla. Coloqué el cuchillo contra el alambre detonador (alambre azul, alambre rojo, alambre detonador... cual es la opción obvia?) anticipando la activación de un mecanismo oculto que hiciera la explotar la bomba o arrojara una aguja envenenada o algo. Respirando de forma pesada, apliqué presión, esperando a algún youma haciendo ruidos rechinantes al menos. Corté el alambre. Por un largo tiempo, hubo un largo silencio, como de catedral. Después de un momento más largo, *seguía* el silencio de catedral. Después de un momento aun más largo, con disgusto enfundé mi cuchillo y abrí la puerta, rasgando la cinta adhesiva que sostenía la bomba. Definitivamente a veces solo debes tomar las cosas como vienen. ---- Yo estaba descansando indolentemente en una silla, mientras jugaba ociosamente con la bomba en una mano y arrojando dardos a un blanco en la pared con la otra. De vez en cuando me molestaba en levantarme para remover los dardos; no era como si se me fueran a terminar pronto (guardamos una caja de aproximadamente doscientos dardos debajo de los escritorios. Solían servir también de armamento auxiliar cuando teníamos el problema financiando munición.) Cualquier observador podría haber pensado que sólo estaba flojeando. Bien, lo estaba, pero también estaba pensando. El problema era ahora cómo conseguir que Mashihaisha Ultra nos pagara. Con Itami en el hospital, no podríamos tomar otros casos durante algún tiempo, no si queriamos guardar nuestra taza de éxito de 99% (Y, además, porque si quiero conservarme vivo). En todo caso, no podíamos dejarlo así, pondría un mal precedente y pronto ya nadie querría pagarnos. Además, *quería* desquitarme. El problema era --¿Cómo? *thunk* *thunk* *thunk* *chik* Rayos, fallé.... Supongo que bien podría escurrirme en su guarida y simplemente *tomar* el efectivo, pero no sería fácil. En todo caso, no sería satisfactorio para mi orgullo tampoco. Para no mencionar que otros *gorrones* potenciales bien podrían no captar el mensaje. Hmm... *thunk* Pero ¿Qué mas puedo hacer? Exigir el dinero frente-a-frente solo conseguirá que me mataran más rápido de lo que la deliciosa azúcar podría causar un ataque cardíaco. Y por las apariencias de los subordinados de Mashi, aun cuando lograra tomarlo como rehén ellos sólo estarían por mucho muy agradecidos de poder librarse de él. Así que ¿Qué otra opción me queda? *thunk* La diana comenzaba a adoptar una gran resemblanza a un cojín de agujas. .... ah, que demonios. Robaré el dinero, *y entonces* comenzaré a sabotear sus operaciones. Quizá después de la segunda comenzarán a captar el mensaje. *thunk* Oh, demonios, ¿Y cómo en el mundo podría introducirme en su base? Esta era una maldita organización yakuza-wannabe con grandes y babeantes (aunque generalmente ineficaces) monstruos a su disposición!. Rayos, ¡Ni siquiera se *donde* esta su base! *thunk* *clack* Los dardos empezaban a rebotar en otros dardos. La diana estaba enfrentando un problema de sobrepoblación. Por un momento, una imagen de Kyo y Mai cruzó mi mente. La primer cosa que consideré es que ésos no podían ser sus nombres reales. Era demasiado fácil suponer de *donde* habían derivado sus pseudónimos. La segunda cosa en considerar fue si yo pudiese conseguir su ayuda para vengarme de Mashi. Pero no --aun cuando pudiera contactarlos de algún modo, también esta el problema de convencerlos de ayudarme. Ellos no parecían muy amistosos. Además, después del comentario de 'Kyo', me patearía yo mismo si les llegase a pedir ayuda voluntariamente. Tengo mi orgullo después de todo. Pero... cómo podría encontraría la base de Mashi?... *clack* El montón de dardos desviados debajo de la multiplemente traspasada diana abruptamente se derrumbó al agregarle el peso de otro dardo. Suspirando con frustración, azoté ambas manos contra el escritorio e hice lo mismo con la bombaaccidentalmente. Entonces lo vi, y después de una rápida mirada de escéptica, reí fuertemente, me incorporé, y comencé a recoger los dardos. En la bomba, había una pequeña etiqueta blanca. Esta decía: "Hecho por M. Ultra Fabricantes. Mercancía de calidad a los precios más bajos. ¡Venga a visitar nuestra oficina principal y planta industrial en calle Bakemono 28!" ---- Tengo que admitir, su oficina principal estaba bastante bien camuflada. Maquinaria impecable, brillantes tanques del almacenamiento, paredes blanco perla, hormigón liso. Ahora, si simplemente no hubiera notado que todas las otras plantas industriales alrededor de esta área están sucias, acabadas, y definitivamente son lugares en dónde *no* esperas comer en el piso y sobrevivir, podría haber estado mejor camuflada. Y dicho y hecho, era bastante fácil escurrirse en el lugar. Seguro, había guardias y todo, pero cuando los 243 (121 en plena vista, 122 ocultos) estaban viendo anime dentro de la casa de guardias, era sumamente fácil de subir por una pared. Había cámaras de seguridad, pero estaban todas apuntando al sitio equivocado. Dígase, la casa de guardias. Los perros guardianes dieron ligeramente más problemas. Sin embargo, a diferencia del perro guardián promedio: bultos delgados, ágiles, y letales de pelo y dientes. Estos, de hecho, eran barrigonas excusas de Rottweilers. Sus lastimosas excusas de ladridos cesaban con una agitación de pedazos cortos y gruesos de carne (243 de ellos), y simplemente me alejé mientras ellos comían. Lo que sea de cada quien, una infiltración bastante exitosa. No exactamente el material sobre que se escriben los cuentos, pero exitoso no obstante. ---- Una vez *dentro* del edificio, sin embargo, las cosas eran algo diferentes. En primer lugar, las cámaras de seguridad realmente estaban apuntando en la dirección correcta. Y sólo la mitad de los guardias estaban viendo anime. Así que fui por el recurso milenario de aquellos que desean pasar desapercibidos, el gran cliché usado por todos los espías intrépidos, asesinos, y/o saboteadores. El conducto de ventilación. No es *exactamente* como se ve en las películas sin embargo. En primer lugar, en el cine ellos siempre saben exactamente adonde van. No sucedía lo aquí. Ya había perdido el rastro después de dos giros. En la siguiente intersección me sentí desorientado y tres túneles después me di cuenta de que estaba completamente perdido. Tuve bonitas charlas con algunas de las otras personas que me encontré gateando por ahí. La asesina pareció algo sobresaltada cuando le dije que Sr. Furaka ya no era dueño del edificio, el ronin fue algo sorpresivo. La hechicera sobre-dotada, lo se lo se esto ya había sido demasiado, pero por lo menos esta Naga pudo darme instrucciones de cómo llegar a la oficina de Mashi, aun cuando era algo difícil seguir el camino torcido y tortuoso que describió. Siguiendo sus direcciones, me las ingenié para hacer algún progreso. Sin embargo, en el camino el sonido de la voz de Mashi retumbando en un parlante captó mi atención. Eche una mirada alrededor, encontré una rendija que daba a un cuarto muy pequeño de done podía oír la voz de Mashi diciendo... ¡qué?! Entrecerré mis ojos y, miré a través de la rendija --para descubir a Haikite dando un cachorro rosa fluorescente a una nueve-añera en un traje de marinero ridículamente breve, repleto de charreteras, adornos, y relumbrante joyería falsa. Dicha nueve-añera también llevaba una ominosa varita de plástico con punta de rubí. Ella estaba escuchando atentamente a las exhortaciones de Mashi: ".. Pretty Marshal Rose, ¡Es tu deber el buscar y destruir el mal y la corrupción que yace en el corazón de esta ciudad! Poppi te ayudará en tu búsqueda tanto como pueda". El cachorro rosa cabeceó, tanto como un cachorropuede cabecear. "¡Ve ahora, y acude donde sea que te necesiten-- aplasta a la oscuridad que nos amenaza todos, no escatimes en nada para lograrlo!" Cabeceando entusiastamente (tanto que pensé que un poco más y se le caería) la niña saltó fuera, sujetando fuertemente su vara agarró y sosteniendo al cachorro de forma protectora contra su pecho. Yo miraba, todavía sorprendido, cuando Haikite cerró la puerta detrás de ella. Después de un momento, la voz de Mashi sonó de nuevo, mucho más suave esta vez. "Prometedora ¿no?" "Lo es, mi señor". Haikite contestó. "Casi tan prometedora como lo era Capitán Kawaii". Tomé una aguda respiración ante esto, pero Haikite no dio ninguna señal de haberme oído. "Es una lástima... pero era demasiado inestable. Pero eso ya no es un problema ahora, de modo que no nos preocuparemos más al respecto". "Sí, señor". "Hmm... casi es hora de encontrarse con el resto del grupo. Encuéntreme afuera, Haikite". "Sí, señor". Contesto y salió de la habitación. Caí contra la otra pared del conducto de ventilación, mi mente estaba girando por el asombro de cuan fácilmente habíamos sido manipulados de forma tan patética. El bastardo estaba usándonos para librarse de uno de sus propios operativos!.. Solo para después asegurarse de que no nos encargaríamos de aquellos operativos que él todavía quiere... Esto... era definitivamente algo para pensar. Pero lo primero es lo primero-- el dinero... segundo la destrucción gratuita. Y *después* pienso sobre esto. ---- Después de una hora más, me las ingenié para encontrar la oficina de Mashi. La totalidad del lugar estaba impregnado con una de esas fragancias lujosas --del tipo que me recuerda el olor de incienso. No era algo que usaría personalmente, pero supongo que esta gente tiene gustos excéntricos. Cuidadosamente removí la rendija de ventilación -- y meti al conducto mis manos (y la rendija) de forma apresuradamente, justo al momento en que una gran saeta de energía chirrió justo donde mis manos estaban. De haber entrado inmediatamente... dado el tamaño de esa saeta (y su extraño parecido a ciertos tipos de energía populares entre homicidas pre-adolescentes en minifalda), yo diría que habría sido un montón de polvo en el suelo... Lo cual no era un pensamiento reconfortante. Aproximé mi cara hacía la rendija, intentando vislumbrar lo que fuese que había disparado esa descarga. A duras penas pude divisar una especie de cetro pegado a un sensor de movimiento --uno muy costoso, por cierto. Me asombró por un momento que alguien que podía permitirse estos lujo tuviera una seguridad tan patética afuera -- pero entonces mis pensamientos regresaron al problema en cuestión. Decidí realizar un pequeño experimento, así que saqué un dardo de mi cinturón y cuidadosamente lo empujé hacía a través de la rejilla, manteniendo mi mirada en el cetro/sensor de movimiento. El cetro giró, apuntó al dardo, y lo vaporizó, todo en un espacio de tres segundos. Oooookaaaayyy... Suspiré. Esto iba a ser más duro de lo que había pensado. Continué mirando fijamente el sensor de movimiento, preparado para permanecer allí un buen rato, sin ninguna razón en absoluto. Entonces algo pasó. Tuve una idea. No era una idea buena. Era, de hecho, una idea muy mala. No malo como en "no-tan-probable-que-salga-mal", sino malo como en "probablemente-te-mates- y-MUY-mal". Lo que era muy, *MUY*. malo. Pero bueno, siempre hay estas pequeñas cositas que bien parecen estar determinadas en matarme en cada ocasión. Se llaman "impulsos". Y, en esta ocasión, un "impulso" me hizo soltar un dardo, e inmediatamente empujar la verja y a *mi* en el cuarto mientras el "bastón de seguridad" se movía para destruir el dardo. De algún modo no grité ante la súbita y violenta llamarada que anunció la destrucción del primer dardo, y arrojé un segundo dardo contra sensor del movimiento al tiempo que el cetro empezó a rastrearme DEMASIADO RAPIDO --- *thunk* Azoté contra el duro escritorio de madera (teca fina), y un pisapapeles con forma extraña se me clavo en la espina. Estaba magullado, sin aliento, y a punto de tener un ataque cardíaco de la sobredosis de adrenalina, pero no hubo flash de energía llenando mi visión, ninguna luz deliciosa --agh ¡La estupida canción sigue en mi cabeza!-- consumiendo mis vulnerables carnes... estaba vivo. Mentalmente, me estaba dando de topes por hacer algo tan estúpido. A veces cambiar de oficio parece *tan* atractivo. Por fuerza de hábito, me levanté y tomé el dardo del ahora difunto sensor de movimiento, salvándome el gasto de $1 de comprar un nuevo dardo. Entonces, recordé el hecho del porque estaba aquí y empecé a buscar el dinero de Mashi. Mientras recorría los cajones de su escritorio, no pude evitar notar la elaborada seguridad en la puerta. No solamente tenía cinco capas diferentes de sistemas de comprobación de identidad, también contaba con armamento de apariencia bastante letal, para no mencionar un montón de material de apariencia arcana y mortal. Abrí el último cajón y me encontré cara a cara con una escopeta recortada de gran tamaño. Ciertamente el tenía el aspecto de seguridad cubierto. En el escritorio, había un monitor desplegando el input de una cámara de vigilancia inmediatamente afuera -- e "inmediatamente afuera", del alcance de la cámara, estaba un largo y opulento vestíbulo (aunque no tan opulento como su oficina) con tres guardias, dos en rígida atención, y uno que parecía medio dormido. Sin embargo, la cola que se asomó parcialmente a la cámara puso claro que el tercer guardia no era precisamente humano. Por un momento casi se me va, pero después de ver un movimiento ligero en las paredes, me di cuenta que había francotiradores probablemente detrás de las decoraciones y los frisos que cubrían las paredes. Finalmente, en el techo, lo que *parecían* luces eléctricas, pero que, para mí, eran claramente el mismo tipo de trampa vara/sensor de movimiento que casi me reduce en un montón de polvo. Por un momento, me pregunté por qué la seguridad aquí era tan firme cuando la seguridad externa era lo suficientemente laxa que incluso el ladrón mas tonto podría hacer su entrada. Entonces, mientras me digita a las gavetas reflexione y una doblre respuesta vino a mí. Primero, cualquiera que espere la misma seguridad casi inexistente habría encontrado aquí el mismo destino que mis primeros dos dardos, y dada la cantidad de polvo en la alfombra, eran más personas de las que habría pensado. Segundo, tenía el presentimiento que la mayoría de sus propios subordinados no saben lo que pasa en este área. Después de todos, cómo les dices a tus empleados que entrenas a las mismas niñas mágicas que hacen de sus trabajos una ocupacion de alto riesgo?... En un armario cerca de la puerta, encontré un estante lleno de pequeñas píldoras azules. Por un momento, me pregunté si Mashi era un drogadicto, pero las píldoras no parecían ninguna clase de droga que pudiera identificar --además, por qué lo tenerlas en la puerta? Abrí el siguiente armario, y Mashihaisha Ultra se desplomó a mis pies. Después de recuperarme del casi ataque cardíaco, comprendí que esto no era Mashihaisha Ultra. Era, más bien, un traje de alguien grande y azul con cuatro brazos, tres ojos, y ninguna nariz visible de que hablar. Dos de los brazos tenían algún tipo de controles mecánicos en ellos --probablemente para permitir el movimiento de los brazos falsos. Al parecer Mashi lucía muy diferente de como pensaba. Recogí el traje rápidamente y lo abulté de vuelta en el armario con un portazo. El cuarto debía de ser a prueba de ruidos, pues ningún guardia con armamento exagerado y sediento de sangre entró derribando la puerta. Aun cuando lo hubieran hecho, sin embargo, me pregunto si lo hubiera notado, porque el impacto del pesado traje abrió un tablero oculto el cual contenía grandes pilas de dinero en efectivo. Sweeeeeet. Después de haber tomado la cuota debida (mas el doble por gastos y mas el doble *de eso* por impuesto al peligro) noté que mi mente se estaba nublando. Agité mi cabeza vacilantemente por un momento, y tropecé hacia el conducto de ventilación --pero estaba poniéndome más mareado con cada paso. Me abofeteé, pero no parecía ayudar --fue con horror creciente que comprendí el olor en el cuarto no era ninguna "fragancia". Un vapor narcótico de acción retardada, indudablemente neutralizado por algo en el cuarto --probablemente las píldoras azules. Hecho para atrapar ingenuos, y como ingenuo, entré. Estaba perdiendo fuerza rápidamente --cada paso parecía tomar una milla --y mis pensamientos estaban viniendo desarticuladamente --maldición, no puedo desmayarme ahora... --un poco más --eso es --no, NO te duermas, rayos, --toma la rendija, bobo --la hendidura --muévete --MUEVETE!.. --... -- ---- Regresé en mi después a algún tiempo. Por suerte, desperté dentro del conducto de ventilación, no en alguna cámara de tortura. Había logrado llegar hasta ahí y jalar la rendija detrás de mi antes de sucumbir finalmente. ¿Intervención divina? Nahh... Además, recordé, alguien todavía tiene que hacer algo sobre esas "niñas mágicas". De repente, el sonido de una explosión grande hizo eco a lo largo del túnel. De igual forma que lo hizo el sonido de una alarma y voces exaltadas. Rayos. Supongo que puedo olvidarme del sabotaje por hoy. Pero... ¿ahora cómo salgo?... ---- La suerte estaba conmigo hoy. Coincidentemente encontré la salida. Aunque fue después de aproximadamente dos horas de arrastrarse a través de los túneles y escondiéndome de las aperturas dónde los guardias podrían verme. Sin embargo, uno toma lo que puede. Estaba a punto de resbalar del conducto de salida cuando me helé. Estaba oyendo dos voces que realmente *NO* quería escuchar. "Bien, esto será suficiente por algún tiempo. Mientras el reemplazo de Capitán Kawaii aparece, Mashihaisha estará fuera de combate". "Justo como esos cazadores de niñas mágicas ¿eh?" Me ericé al oír esto, pero no me moví. "Ha ha ha. Muy cómico. No viste la manera en que el tonto me coqueteaba. Debí de haberlo castrado en ese mismo lugar". "¿Y tu de que te preocupas? Digo, eres un *hombre* después de todo 'Mai'. "¡Es el principio del hecho! Además, yo dudo que tu hubieras sido tan comprensivo si te hubiera estado coqueteando a *tí*. "Pero yo soy mujer, de modo que está bien. Además, él pensó obviamente que yo era hombre. Si él hubiera estado coqueteándome, créeme que no hubiera intentado aplastarlo, sólo me estaría yendo más y más lejos". "Perra prejuiciada". "¡Hey! Simplemente me siento.... incómoda... con ese tipo de personas. Eso no significa que ellos sean menos personas". "Entonces actúa como si fuera así, ' Kyo'". " ¿... por qué seguimos usando pseudónimos aquí? No hay nadie cerca". *thwap* "Porque podría haber alguien a quien no podemos ver, ¡idiota!" "...pensé que sería la mujer la violenta". Una pausa. "Espera un minuto. ...si puede haber alguien que no podemos ver...¿Por qué es que decimos todo esto aquí?" Silencio sepulcral. "Vamonos". "De acuerdo". Después de que los dos habían salido, resbalé silenciosamente fuera del conducto. Y estuve parado allí durante algún tiempo, mirando fijamente el suelo. Podría jurar que si escuchaba con el suficiente cuidado, habría logrado oír a Wierd Al el Yankovic cantar "Everything you know is wrong..." ... no importa. Primero lo primero. Dinero, hecho. Sabotaje, ya lo hicieron por mí. Ahora era tiempo para resolver esta disputa. Así como de hacer algo sobre el programa de niñas mágicas de Mashi. Me encaminé silenciosamente de vuelta a la oficina, mis pies haciendo ondas silenciosas a través de los charcos en la calle.
