Capítulo IV

Buscando la verdad.

Se despertó temprano y entró a ducharse.
Ya estaba tranquila…

Bueno, más o menos…

No es normal que un padre te envíe una carta así diciéndote que le decepcionaste.

Sin embargo…
Se acordó de una conversación que había tenido en su primer año en el colegio…
Cuando Harry había destruido el diario de Tom Marvolo Riddle, es decir, Lord Voldemort, el mago oscuro más temido en muchos años.
Sus padres… habían hablado con ella cuando salieron del despacho del difunto director Albus Dumbledore, donde le dirigieron unas palabras que siempre, desde hacía ya casi cinco años, recordaba.

"Hija… pase lo que pase… siempre vamos a estar orgullosos de ti, siempre te vamos a querer… levanta la cara y no te preocupes por el-que-no-debe-ser-nombrado… no temas por él… ni por nadie más… el camino… el camino que tu elijas si para ti es el correcto… nosotros siempre te apoyaremos, y claro esta, te querremos…así que trata de olvidar lo que recién te pasó y recuerda por siempre mis palabras, mi nena, porque dentro de unos años, cuando sientas que nadie te comprende, quiero que te acuerdes que siempre me vas a tener… a mi y a tu madre"

Abrió los ojos que tenía cerrados por el shampoo que estaba pasándose por la cabeza…

iÉl me dijo que siempre me apoyaría… siempre cumple sus promesas para conmigo…/i

Se terminó de bañar, se secó y salió.
Y fue a la habitación de los chicos de séptimo.

Tocó la puerta pero nadie le contestó.
Optó por entrar.
Divisó cinco camas.

En tres de ellas, las ocupaban Dean, Seamus y Neville… cada uno en una cama, obviamente.

Las otras dos, estaban cerradas por la cortina.
Abrió una y vio a Harry en boxers… casi se le cae la baba…
La cerró y se dirigió a la otra.

Cuando la abrió, vio una cabellera pelirroja que claramente pertenecía a su hermano.
Le golpeó suavemente el brazo pero él ni se inmutó.
-Ron…-dijo en voz baja, pero ocurrió lo mismo que antes-Ron-dijo esta vez con voz clara, pero no pasó nada-¡Ron!-gritó y no sólo él, sino que también Harry se despertó y abrió el dosel de su cama.

-Ginny… ¿Qué haces aquí tan temprano?-dijo el chico de la cicatriz en la frente.
-Tengo que hablar con Ron… Ron, escucha, tengo que hablar contigo.
-Ya escuché cuando se lo decías a Harry… ¿qué quieres?
-Que me ayudes a averiguar quién me mandó la carta.
-¿No había sido papá?
-No creo que haya sido él… jamás me diría algo así él…
-Es verdad… Bueno, sal de la habitación y espera que me cambie.

Ella asintió y salió de la pieza.

Se sentó en el pasillo y esperó.
Finalmente salió.

-¿De quién sospechas?

¿De quién sospechaba?
De nadie.

-No se.
-¿Cómo que no sabes?
-Es que no tuve tiempo para pensar en eso…
-¿Y si fue Malfoy?

Ella le miró enojada.

-Ron… en serio, no te metas entre él y yo. Yo lo quiero y el me quiere. Con eso me basta. Si a ti no te gusta… bueno, ahí tú. Pero yo le quiero y no tienes porqué decirme lo que tengo que haces¿sabes¿Te dije algo a ti sobre Lavander?
-Lavander es pasado…
-¿Y sobre Hermione? Digo… ella te gusta, pero yo no te digo constantemente que hacer con ella.
-Hermione es diferente… ella es una buena persona…-y paró. Estaba viendo por detrás de Ginny y se puso colorado, acto seguido, bajó la cabeza.
Ella se dio vuelta y vio a Hermione.

Lo único que se le ocurrió hacer fue reírse ante el sonrojo de su hermano y mejor amiga.
Los dos la miraron frunciendo el ceño.

-Bueno, chicos… después los veo… ahora hablen.

-¡Eh, Weasley!-escuchó gritar a alguien cuando ella estaba caminando por el castillo. Se dio vuelta y la hermosa vista del colegio… se le arruinó gracias a que Pansy Parkinson se acercaba riendo hasta ella- ¿te gustó la carta que te mandó tu padre, no?-y soltó una carcajada-hay Weasley, Weasley… puedo parecer, pero no soy tarada-la pelirroja levantó una ceja-nono… mira si lo fuera, no le hubiera mandado una carta a Lucius Malfoy diciéndole lo tuyo con Draco¿no? Y además, diciéndole que le informe eso nada más y nada menos a tu padre… ¿el te mandó una carta, no? Ya se… apuesto lo que quieras a que decía lo muy decepcionado que estaba y todo eso, seguramente… típico de los Weasley… bueno, pobretona, ahora capaz aprendas que no tienes que meterte con los novios de otras personas… ¿te quedó claro o tengo que volver a explicártelo, traidora de la sangre?

Ella tomó una bocaza de aire y empezó a hablar.

-Parkinson… pobretona tu abuela… haz lo que quieras¿sabes? No vas a poder hacer que Draco, al que llamas i tu novio /i, deje de amarme¿sabes? Y si decía eso¿Qué¿Te importa? Me importa un comino lo que pienses… así que deja de arruinarme la hermosa vista que el castillo me da y lárgate de aquí sino quieres que te saque de los pelos…

Ella rió como lo había hecho antes y Ginny dirigió la mano hacia el cachete de ella, estampándola.

Y empezó la pelea.

Rasguños, tiradas de pelos, escupidas, golpes en partes privadas que resultaban bien dolorosas, piñas, patadas… de todo.

De pronto, apareció Draco en el medio y logró apartar a Pansy.

-¡Parkinson, como si te veo de vuelta pegándole a Ginny, juro que tu cara va a quedar más deforme de lo que estaba antes!

-Drakito… fue ella, ella empezó.
-Ginny es incapaz de eso, así que ten cuidado.

Parkinson se fue llorando y Draco abrasó a Ginny y le besó apasionadamente.

-No te preocupes… como si se te acerca una vez más, quiero que no tengas compasión¿si?

Ella rió y asintió. Acto seguido le besó como el había hecho antes.

-Draco… ven, tenemos que hablar.

Se sentaron en un banquillo que andaba por ahí y ella empezó a contarle lo de la carta de su padre.

-¿Estás segura que fue tu padre? Digo… tu familia se jacta justamente de ser todos bien unidos y quererse demasiado… por lo que lo conozco, pienso que sería incapaz de hacer algo así.
-Si, lo se… por eso estoy buscando las verdad sobre quien la mandó… él es imposible… jamás me diría algo así… además…-y le contó lo que le había dicho Pansy.
-¡Que perra!
-Tranquilízate… pero¿sabes? Estoy segura que tu padre me mandó esa carta… la letra la pudo haber copiado y después, fácil, se la contó a Parkinson y ella ya sabía lo que decía…

El pegó un puñetazo en la pared.

-¡Maldición! Lo tienen todo calculado…
-Igualmente, diga lo que diga mi padre, o cualquier otro, yo voy a seguir amándote.

-Deberíamos cortar.

Ella pensó que era una broma.

-Lo digo en serio… no quiero que te pase nada… cortemos y sigamos con nuestra vida…

Y se fue y la dejó pasmada.