Y como prometi aquí esta la primera parte de la nueva historia soy una chica de palabra que le vamos ha hacer... espero que tambien os guste
Antes que nada diré que practicamente todos lo personajes no me pertenecen, sino que son propiedad de Rowling, menos uno que no tengo ni idea a quien pertenece pero que desde luego no es mio y no me apetece vovler a ponerme la peli para ver quien es la productora.
CAPÍTULO 1: Volver a ser
Era una de las noches más movidas que se recuerdan en el hospital del sagrado corazón de Nueva York. Había cambio de luna y como suele suceder todas las parturientas parecían haberse puesto de parto a la vez.
Las enfermeras corrían de arriba a abajo preparando a las mujeres y colocándoles los monitores para sus partos. Pero todo estaba bajo control, pues no habían sido partos complicados y se habían solucionado fácilmente.
- QUE ALGUIEN ME AYUDE- gritó una voz desesperada desde la entrada de urgencias de maternidad.
Un hombre que parecía haberse vestido rápidamente llevaba a una mujer inconsciente entre sus brazos.
Dana, la enfermera jefa, consciente del nerviosismo que tenían los padres en esos momentos se acercó a ellos con toda la calma del mundo para dar sensación de tranquilidad, unos celadores ya habían situado a la mujer en una de las camas y se la llevaban hacia uno de los paritorios.
- Cálmese. En seguida estamos con su esposa- le dijo Dana amablemente¿podría decirme que ha pasado?
-Se ha desmayado, estábamos en casa a punto para acostarnos cuando ha sentido un fuerte dolor y ha perdido el conocimiento- respondió el hombre con lágrimas en los ojos- Por favor, salve a mis hijos- suplicó el hombre
¿Hijos?
-Si, son gemelos
-Dana- dijo una de las enfermeras- mira- añadió enseñándole unos de los registros del monitor en los que se podía ver la frecuencia de los bebes.
-Avisad a Chris- dijo Dana con autoridad mientras una de las enfermeras salía rápidamente del cuarto- Avisad a quirófanos para que nos preparen uno inmediatamente, llamad a rayos y que nos traigan un ecógrafo. Ahora- las enfermeras empezaron a salir apresuradamente para cumplir las ordenes de su jefa.
¿Qué pasa- preguntó el padre desesperado-
-No puedo decirle nada hasta que no venga la doctora, pero parece que el parto no va bien
¿Cómo- gritó el padre- quiero al mejor médico del hospital
-Pues esta de suerte- dijo Dana mientras se abría la puerta y entraban con el ecógrafo- la doctora Hidalgo es joven, pero es la mejor que hemos tenido en años- Ah, doctora
El hombre se quedó pasmado, aquella era la chica más imponente que había visto en su vida, le sacaba mas de 4 dedos, y eso que el media 1,78 cm, y además era joven, tremendamente joven, no tendría mas de 24 años y sin embargo había gran sabiduría en aquellos ojos.
-Hola, soy la doctora Hidalgo- le dijo al hombre tendiéndole la manoél se la estrechó y en el mismo momento en que lo hizo los ojos de la doctora se clavaron en los suyos, y como por arte de magia la paz lo envolvió, se sentía tranquilo.- mire, voy a hacerle unas pruebas a su mujer, seguramente, por lo que me han contado voy a tener que practicarle una cesárea, una de las enfermeras le acompañará a quirófanos.
-No puedo quedarme con ella?
-No lo siento, pero le prometo que en cuanto sus niños hayan nacido se los llevaré de inmediato.
-Esta bien, cuídelos- dijo el hombre saliendo por la puerta acompañado por una de las enfermeras.
-Tiene mi palabra- respondió la doctora¿qué se ve en el ecógrafo- preguntó acercándose.
-Parece que una de las niñas tiene una vuelta de cordón- dijo Dana mostrándole el lugar.
-Cierto- añadió Chris palpándole la tripa– ya esta listo el quirófano?
-Lo ordene hace unos 10 minutos, así que ya podremos llevarla.
-De acuerdo, voy a lavarme. Nos vemos allí. Buen trabajo Dana
-Gracias Chris.
-Por cierto¿quién está en anestesia?
-Creo que Taylor
-Oh bien- respondió satisfecha- es muy bueno
La doctora Hidalgo salió de la habitación hacia los quirófanos. Dana sonrió, le encantaba hacer guardias con ella. Solo tenía 24 años, pero era la mejor ginecóloga que había tenido el hospital, cosa que no podía entender, ya que la sanidad pública de su país no era la que tenía los mejores medios, y una doctora como ella podría estar en cualquier hospital ganando una buena suma, y en cambio allí estaba, trabajando infinidad de horas por un mísero sueldo. Aunque esto solo despertaba mas su admiración por ella.
Le parecía una chica extraña, la mayoría de las enfermeras la temían pues era exigente con todos, y mas con ella misma. Dana la apreciaba mucho, además estaba el hecho de que parecía haber sufrido mucho en su corta vida, sus ojos así lo reflejaban en las pocas veces en las que se sentaba a charlar con ellas en la sala de enfermeras. De pronto se quedaba callada y su mirada se perdía en medio del dolor, sin decir nada, se levantaba y desaparecía. Pero ya todos sabían donde buscarla, iba a la sala de neonatos, como para buscar la paz interior que no lograba encontrar.
Llegaron los celadores y se llevaron a la mujer por los pasillos interiores del hospital directamente hacía quirófanos.
La doctora Hidalgo entró en la sala de esterilización con el pijama verde ya puesto, se acercó a lavarse en la pila y al levantar la vista pudo verse reflejada en el espejo, unos ojos verde- amarillentos que recordaban a los de un gato le devolvieron la mirada. Su pelo negro azabache de rebelde rizado estaba recogido en una coleta alta, era hermosa, pero no era una chica como las demás, su aspecto no era frágil, pues era mucho más alta y atlética, en cambio sus movimientos eran delicados cuan princesa criada solo para ser contemplada, pero a diferencia de esto Chris era una mujer sumamente inteligente, termino la carrera en menos de 6 años. Su piel era blanca y tersa, herencia de su madre a la que nunca llegó a conocer pues murió dándola a luz, quizá ese fue uno de los motivos por los que decidió hacerse ginecóloga.
Empezó el ritual de lavarse sus suaves manos tranquilamente, cuando entro Taylor, era un chico alto de cabellos castaños y ojos color miel un poco más mayor que Chris:
-Hola preciosa- le dijo al entrar con su habitual sonrisa de conquistador.¿has pensado lo que te dije ayer?
-No tengo nada que pensar- respondió esta sin mirarle- ya te dije que no tengo tiempo para salir con nadie
-Oh, venga. Quizá te lo pases bien- respondió empezando a lavarse las manos a su lado.
-No tengo tiempo para tonterías. Date prisa, uno de los niños tiene una vuelta de cordón.
Chris con las manos levantadas se dio media vuelta y procurando no tocar la puerta paso al quirófano donde una de las enfermeras empezó a vestirla.
Muchos hombres del hospital la habían invitado a salir desde que empezó a trabajar hacía unos meses, no es que se hubiese negado a salir con ellos, lo hacía de vez en cuando, solo para distraerse, pues era incapaz de amar a ninguno, ya amó una vez con toda la intensidad y lo perdió. Cerró fuertemente los ojos, no podía pensar en él, no podía pensar en sus ojos verdes o se vendría abajo y no era el momento, debía traer al mundo a dos niños. Vació su mente creando un poderoso muro impenetrable, los volvió a abrir y empezó a colocarse los guantes estériles.
-Ya está dormida Chris- dijo Taylor
¿A que hora me recoges mañana- respondió esta. Una sonrisa asomó a los labios del médico.
-A las ocho?
-Perfecto.
Lo que no sabía Chris es que nunca llegaría a aquella cita, pues lo que había sido durante 16 años y había evitado ser en los últimos 8 volvería a ella aquella noche.
Chris salió una media hora más tarde del quirófano para hablar con el padre de los niños, llevaba a uno de los gemelos en los brazos. Los dos eran preciosos, los había salvado, el pequeño que tenía la vuelta de cordón estaba perfectamente, aunque decidió dejarlo en una incubadora durante 24 horas para controlarlo.
En cuanto la vio, el padre de los niños se acercó a ella rápidamente, Chris le puso al niño en sus brazos y el hombre la miró preocupado.
- Su mujer esta perfectamente, un unos momentos la subirán a la planta, está recuperándose de la anestesia, había perdido bastante sangre, pero en unos días se recuperará aunque estará débil por un tiempo. El otro niño también esta bien, pero voy a dejarlo esta noche en una incubadora para controlarlo. Mañana se lo llevaran a su habitación.
-Gracias doctora Hidalgo- respondió el hombre con lágrimas en los ojos y ante la sorpresa de Chris la rodeo con el brazo que no sostenía al niño y la abrazó- gracias.
-De nada- respondió esta totalmente sonrojada "Dios mío, huele muy parecido a él" pensó la chica mientras se separaba del abrazo del hombre - si me disculpa tengo que ir a arreglar unos papeles.
Chris, tomo al niño y se lo paso a una de las enfermeras para que la llevasen con su madre. Le estrechó de nuevo la mano al hombre y se dio media vuelta desapareciendo por el pasillo.
Sus piernas casi la llevaron a la sala de neonatos, unos 20 niños estaban allí en sus cunitas, había un silencio y una paz que ella necesitaba. Se fue al fondo de la habitación y acurrucándose en el suelo empezó a llorar como una niña pequeña: "Anhelo tus brazos" pensó entre sollozos, "tu olor, tu oscuro cabello, tu risa, pero no puedo olvidarte¿cómo hacerlo si todos los días te veo de nuevo?". Necesitaba a aquel muchacho y se enfadaba consigo misma por ello, cuando aquella noche de verano tomo la decisión de separarse de él prometió no mirar atrás, empezar una nueva vida, pero no podía evitar recordarlo y sentirse tremendamente sola, lejos de los suyos, de su padre, de su padrino, de sus amigos..., de lo que era ella y que no había vuelto a ser desde hacía casi 8 años. Pero se prometió a si misma que no volvería a hacerlo, que ese ya no era su mundo, cuan equivocada estaba.
Unas horas más tarde finalizado el papeleo se marcho a su casa. Era una noche oscura, sin luna, las calles estaban infestadas de drogadictos y de prostitutas, pero ella no tenía miedo, sabía que podía defenderse de todos ellos, pero solo lo haría si era necesario
Pasó por delante de una discoteca en la que había varios hombres a la puerta que la miraron con ojos lascivos, ella apresuró el paso "mejor no darles oportunidad" pensó para sus adentros, pero sentía que la seguían, miró hacia atrás pero no vio a nadie, empezó casi a correr, cuando unos brazos la empujaron dentro de un callejón oscuro. Allí habían 10 hombres vestidos todos de negro, el que la había cogido la dejo en medio del circulo, ella se puso en pie y dejando su bolso en el suelo cerró los puños mirándolos desafiante estudiando a sus adversarios. Había algo en ellos que le hizo recordar sus años de escuela: ojos azul blanquecino, piel blanca, como si nunca le hubiese dado el sol... "Dios mío, que no sean lo que me estoy imaginando".
-Vaya, vaya... – dijo el que parecía ser el líder- así que la pequeña niña no tiene miedo- tras esto sonrió confirmando las sospechas de Chris al ver sus desarrollados incisivos.
¿Y porque iba a tener miedo de un asqueroso chupasangre- respondió esta altiva. Cosa que hizo que los hombres dejasen de sonreír. Chris se dio la vuelta, le había parecido que alguien seguía riendo. Pero no era ninguno de ellos
-Yo la haré temblar de miedo- respondió uno de los vampiros más jóvenes abalanzándose sobre ella.
Chris lo vio saltar por los aires como un murciélago, los demás vampiros se reían con ganas, esta se quedó de pie en su sitio y cuando lo tenía casi encima, con la velocidad de una pantera se movió ligeramente hacia el lado, lo tomo de la camisa y lo derribó con su cuerpo dejándolo en el suelo aturdido. Los demás vampiros la miraban expectantes, ya no reían:
-Hace años me juré que no volvería a usar la violencia, tenéis dos opciones, me dejáis ir libremente o preparaos para morir- les dijo con altivez.
Esta vez los vampiros empezaron a reír: "Aquí la única que va a morir eres tu" respondió el líder de los vampiros. Poco a poco sus cuerpos fueron cambiando, se hicieron más grandes, se les ensancharon las espaldas, su piel se hizo más verdosa y sus mandíbulas crecieron para dejar paso a sus enormes colmillos. El vampiro que estaba en el suelo se levantó y se dispuso a atacarla como los demás. Chris con un suspiro se quitó la chaqueta y elevó sus puños en una posición de defensa "por favor, que pueda aturdirlos sin hacer... eso" se dijo.
Los vampiros caminaban a su alrededor, y a una señal de su jefe se abalanzaron los 10 sobre ella. Esta se mantuvo en la misma posición y cuando casi estaban encima saltó casi 5 metros sobre sus cabezas y dando un mortal en el aire salió del circulo que la aprisionaba. Los vampiros llegaron al suelo y se volvieron a mirarla:
-Así que la niña quiere pelea- dijo el jefe
Tres de ellos se abalanzaron sobre ella y empezó el combate. Sus movimientos eran rápidos, pero ella también lo era, esquivó perfectamente sus puñetazos y patadas y les dio otras tantas que ellos también eran capaces de esquivar. Otros tres vampiros se unieron al combate, a Chris cada vez le costaba más esquivar y evitar a las 24 extremidades que se cernían sobre ella, pero aún así se mantenía firmemente en pie, por lo que los últimos 3 vampiros se añadieron al combate. "Voy a tener que hacerlo" se dijo mientras esquivaba un puño y tres piernas con un ágil movimiento de su cuerpo "pero juré que no lo haría más, joder, joder, joder". En ese momento se oyó algo metálico surcando el aire, los vampiros se apartaron y Chris se agachó junto al tiempo que dos de las cabezas de los vampiros rodaban por el suelo salpicándola de sangre. Los miró y en ese momento se desintegraron.
Los vampiros recogieron filas y buscaron a su nuevo atacante. Entre la penumbra se veía la enorme silueta de alguien con un sombrero, y como por arte de magia un hombre muy alto apareció al lado de Chris. Llevaba un abrigo negro de piel largo hasta los pies, tenía el pelo por los hombros y de color negro y llevaba un sombrero que le ocultaba parcialmente su joven rostro.
-Toma tus cosas y márchate- le dijo con autoridad entregándole su bolso y su abrigo- yo me encargo
-No, te ayudo
-No es necesario, vete.
¿Quién eres?
-Ahora no pequeña, vete.
Chris aliviada por no tener que hacer lo que iba a hacer se dio media vuelta y volvió hacia la luz de la calle.
Pero algo le impedía irse de allí, era una sensación que no había sentido desde hacía 8 años, era la emoción de la batalla, de probarse a si misma, de volver a hacerlo..., porque ante todo ella era una bruja, y no una cualquiera, era una de las mejores, era capaz de hacer magia sin usar varita, a diferencia de los otros magos que poblaban el mundo.
Se volvió y miró hacía su salvador, estaba rodeado por los vampiros tan tranquilo como lo estaba ella unos minutos antes. Sin pensárselo dejó sus cosas de nuevo en el suelo, entró un poco en el callejón para que nadie la viera y con un suave pop desapareció para volver a reaparecer dentro del circulo de vampiros al lado del hombre.
Todos la miraron sorprendidos, incluso el hombre, que con una sonrisa añadió "una bruja, vaya, vaya, quien lo hubiera dicho"
-He decidido volver a ayudarte
-Esta bien
Los vampiros ya parecían menos tranquilos que antes, miraban aterrados a aquellos dos mortales que se atrevían a desafiarlos.
El combate empezó de nuevo, con un ágil movimiento el hombre sacó una espada de plata y atravesó el corazón de uno de los vampiros desintegrándolo, Chris por su parte esquivó a dos de ellos y tomando a uno del brazo lo hizo aterrizar en el suelo. "Toma" le gritó hombre lanzándole un puñal. Esta lo tomo y lo clavó en el corazón del vampiro dejando solo en el suelo cenizas, lo sacó y se lo lanzó al otro que lo había atacado que se desintegró también.
-Ahora estas desarmada- le dijo uno de los vampiros tomándola desde atrás
-Accio puñal- exclamó ella haciendo que el puñal surcara los aires hasta sus manos, le dio un pisotón que hizo que la soltara y tomándolo del brazo giró sobre él y volvió a repetir la acción de clavárselo en el corazón.
Los vampiros se reagruparon, solo quedaban tres, Chris corrió hacia el hombre que se sostenía con dificultad, pues lo habían herido en una pierna.
-Eres buena- le dijo con una sonrisa
-Tu también. Me permites- le preguntó señalando la pierna, el hombre asintió- Cerrare- dijo esta en voz baja mientras la herida dejaba de sangrar y se cerraba limpiamente.
-Ese me lo tienes que enseñar
-Cuando quieras.
En ese momento el líder de los vampiros lanzó un grito, los dos se volvieron a mirarlo:
-Me parece que van a venir más- le susurró el hombre- desaparecete.
-No me voy a ir sin ti
-Es mi misión no la tuya
-Me da igual, ahora también lo es mía
En ese momento unos 50 vampiros hicieron su aparición desde el aire, y empezaron a descender volando en círculos.
-Alguna idea- le preguntó el hombre
-Un hechizo de luz solar- respondió Chris
No creo que con un conjuro pronunciado por los dos a la vez haya suficiente para acabar con todos
-No lo has entendido
¿qué?
-He dicho que yo conjuraré a la luz solar y tu cerraras los ojos
-Mira ahora no es momento de discutir, se están acercando. ¿Qué te pasa?
Chris había cerrado los ojos, de pronto un resplandor rodeaba su cuerpo, su cabello se liberó rebelde y empezó a volar sobre sus hombros. Los vampiros cada vez estaban más cerca de ellos. La chica abrió los ojos de nuevo, y le dijo a su acompañante: "Si no quieres quedarte ciego cierra los ojos". Él la obedeció.
-Lumus Solem Máxima- dijo la chica gritando
Un resplandor como un sol al explosionar empezó a emanar de su cuerpo y fue avanzando iluminando a los vampiros desintegrándolos a su paso. De pronto todo volvió a la normalidad. El hombre volvió a abrir los ojos, Chris aún emitía un débil resplandor que se iba apagando poco a poco, y lo último que vio antes de desmayarse fueron los fuertes brazos del hombre sosteniéndola. Luego todo fue oscuridad.
Poco a poco iba volviendo a la conciencia. Había tenido un sueño muy raro, bueno no tan raro, pues eran muchas las veces en las que como bruja se veía a si misma en sueños haciendo magia, quizá para aliviar la tensión de lo que era.
"Un momento" se dijo aún con los ojos cerrados "estas sabanas huelen diferente a las mías, entonces no ha sido un sueño, he convocado un conjuro de luz solar para acabar con los vampiros que me han atacado...a mi y a ese hombre, no huele como mi casa" lentamente abrió los ojos, estaba acostada en una cómoda cama de sábanas blancas, en una habitación modesta.
-Por fin te has despertado- dijo un hombrecito saliendo de la oscuridad vestido con un hábito marrón- Van Helsing se pondrá muy contento (jajajajaja, ya os comente que se me había ido la pinza ajajajjaaj).
¿Van Helsing- preguntó Chris por lo bajo.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió, dando paso al hombre que había estado con ella en el callejón. Ahora que no llevaba el sombrero lo podía ver mejor: era alto y corpulento, sus cabellos oscuros le llegaban hasta los hombros, su piel era morena y de aspecto curtido, como si hubiese pasado horas al aire libre. Tenía unos ojos agudos y grandes de un tono miel, su nariz era grande y con personalidad, no era guapo, pero si muy atractivo (muy, muy atractivo... vaya... he vuelto a babear el escritorio).
Avanzó hacia la cama sonriente, tras él entro un hombre mayor con el pelo corto y blanquecino vestido como un gran ejecutivo de una alta empresa, que a Chris le resultó familiar.
-Por fin te despiertas Chris- le dijo el hombre sentándose en la cama- tras el conjuro quedaste agotada
-Lo se, hacía tiempo que no hacía magia tan poderosa, de hecho no hacía magia de ninguna clase- respondió con sinceridad¿Por cierto¿Tu eres Van Helsing?
-Lo soy, pero puedes llamarme Gabriel¿Chris?
-Si, así me llamo
-Pues es curioso- respondió el otro hombre- porque en nuestro registro de magos no existe nadie llamado Christine Hidalgo
-Oh, quizá sea porque no estoy registrada
-O porque Chris Hidalgo no es tu auténtico nombre
¿Cómo se atreve- respondió esta ofendida levantándose de un salto de la cama
-Me atrevo porque si vas a unirte a nosotros queremos saber quien eres realmente
¿Unirme a ustedes, y ¿Quiénes son ustedes¿A que se supone que voy a unir, es mas que les hace pensar que me voy a unir a ustedes- respondió esta altiva poniendo las manos en las caderas
-Tus ojos durante la batalla- respondió Van Helsing poniéndose también en pie
¿Mis ojos?
-Eran los de una guerrera, los de alguien a quien le gustan los desafíos... aunque me parece que puedo decir sin temor a equivocarme que no los has tenido desde hace mucho tiempo
-Me prometí a mí misma que no habrían más desafíos en mi vida- respondió esta mirándolo enfurruñada
-Pero los echas de menos- respondió Van Helsing con una sonrisa- por eso sueñas con la magia
-Bueno, yo...
-Venga pequeña, has hecho temblar el edificio en sueños- le sonrió Van Helsing
-Mira, danos tu auténtico nombre y te lo contaremos todo, y entonces tu decides lo que quieres hacer.
-Es que me cambie de nombre para evitar que me encontrasen
¿Quiénes?
-Mi padre, mis amigos, mis profesores... todos. Huí de ellos hace muchos años y decidí cambiar de vida
¿Por qué?
-Motivos personales Van Helsing
-Bueno- se adelantó el hombre- si vas a unirte a los Iluminati deberás darnos tu nombre. Te prometo que nadie sabrá que estas aquí- añadió al ver la cara de la chica
¿Los Iluminati- todos asintieron- no puede ser la última fecha en que se recogen sus actividades es en 1785, junto con la caída de los demonios, pero hasta incluso entonces los Iluminati eran una leyenda
-Vaya, entonces si que es verdad que eres bruja, pues para saber eso tienes que haber estudiado en un colegio de magia- respondió el hombre de cabellos blancos
-Mira Chris, vamos a hacer un trato- dijo Van Helsing- tu nos das tu nombre y yo te cuento lo que hacemos aquí.
-Cat
-Como...- empezó van Helsing pero el grito del otro ombre lo hizo callarse
-Cat!. Tu eres Catherine Black Addams
¿Cómo lo sabe?
-Dios mío, no puede ser
¿Cómo lo sabe?
-Porque Hannibal Lecter era mi hermano menor- Cat se dejó caer en la cama
¿Su hermano menor?
-Si, mi nombre es Alexander Lecter.
-No puede ser
-Lo es¿el nunca te dijo porque te estaba educando?
-Me contó algunas cosas- no quería decirles la verdad, pues no sabía si ellos conocían la verdadera historia.
-El entrenaba a descendientes de clanes de magos para unirlos a nosotros, pero contigo hizo una excepción al unirte a la orden del fénix para que ayudaras al joven Potter
-No quiero oír ese nombre- respondió con ojos peligrosos
-Bueno, entonces te vuelves a Italia con nosotros, Van Helsing te entrenara de nuevo.
-Pero, soy médico. Me gusta mi trabajo
-Puedes trabajar de médico en nuestro hospital de Florencia. Pero solo cuando no tengas ninguna misión.
-Pero aún tengo un pequeño problema...
DOS AÑOS DESPUÉS +
Una chica de ojos verdes abrió los ojos aturdida, le dolía todo el cuerpo. "Sigo estando aquí, porque no me muero de una vez, cuanto te hecho de menos, tengo que aguantar, pero estoy tan cansada", miró a su alrededor, estaba en su conocida, húmeda y oscura mazmorra llevaba casi dos meses encerrada allí y nadie había conseguido dar con ella.
-Aun sigues viva, estupendo- le dijo una voz que arrastraba las palabras
-Hola Lucius¿qué tal tu hijo?
"Crucio"
Un grito inundo la mazmorra, la chica volvía a estar revolcándose de dolor en el suelo, Malfoy estaba sorprendido, llevaban dos meses torturándola con la maldición cruciatus todos los días varias veces y seguía siendo tan altiva como siempre. Levantó la varita. La chica se llevó la mano al costado. Se le había vuelto a abrir la herida del abdomen, con tanto dolor no había manera de cerrarla. "¿Por qué no me matan?", saben que no se nada de la orden"
-No vuelvas a nombrarme al traidor de mi hijo
-Ohhhhh, pobre papito que vio como su hijo se casaba con la pobretona Weasley y se unía al loco amante de los muggles.
-HE DICHO QUE CALLES CRUC...
-MALFOY BASTA...- dijo una voz desde la puerta- el señor oscuro te busca
-Volveré
Malfoy salió de la mazmorra, el otro hombre se quedó en la puerta unos momentos hasta que Lucius se alejó de allí. El hombre se acercó y levantándola de suelo le puso un poco de poción en la herida, luego la abrazó como si de un padre se tratase.
-Cat, por el amor de dios. No puedes seguir así. Déjame avisar a los de la orden
-No Severus, los mortífagos sabrían que has sido tu
-No quiero verte sufrir pequeña
-Pues no vengas a verme
-No puedo evitarlo- la abrazó aún mas fuerte- ese estúpido Potter. Si no te hubiera hecho lo que te hizo ahora estarías junto a la orden, sabrían de ti y haría semanas que estarías libre
-No pienses en eso. Sirius no me hubiese dejado unirme a la orden. Ya te conté lo que me dijo
-Lo se, pero al final hubiese acabado cediendo
-Alguien se acerca- le empujó con fuerza- vete
-Pero
-QUE TE VAYAS
Snape se dio la vuelta y salió de la mazmorra. No quería dejarla sola, sabía quien venía a por ella, lo sabía desde que el frío inundó la habitación, "no puedo dejarla", después de dos meses de torturas por parte de mortífagos para sacarle información ahora venía el señor de todos ellos.
Cuando de pronto una explosión hizo temblar al estructura de la casa. Empezaron a oírse voces y gritos por todas partes
-QUE PASA- bramó Lord Voldemort desde el pasillo de la mazmorra
-MI SEÑOR- llegó uno de los mortífagos corriendo por el pasillo- los de la orden de fénix están aquí con Potter y Dumbledore a la cabeza
Algo en el frío corazón de Snape comenzó a arder, una llama de la esperanza, quería mucho a aquella niña y por fin la iba a poder liberar.
El señor oscuro y sus fieles mortífagos salieron de allí y con las prisas del ataque por sorpresa dejaron las mazmorras sin protección. Snape salió corriendo hacia la jaula de Cat. Entró y la vio inconsciente en el suelo. La tomó en brazos, cosa que le costo bastante porque era muy alta y pesaba bastante. La dejo de nuevo en el suelo. Rebuscó entre sus túnicas, sacó una poción roja y se la puso en los labios
-Vamos, no puedo cargarte. Despierta
¿Qué pasa- dijo esta abriendo los ojos- aun no me he muerto, pero no pierdo la esperanza de ver...- dijo a punto de volverse a desmayar.
-Levántate- gritó Snape tomándola con fuerza de los brazos- tienes que salir de aquí, los de la orden están arriba.
-Una fuerte explosión hizo retumbar las paredes, y Cat abrió los ojos de nuevo:
-Esto son las mazmorras- dijo una voz desde el pasillo- no hay nadie. Vamos
-Esperad- gritó Snape- estamos aquí
-Oyó pasos corriendo por el pasillo, dos personas entraron en la habitación:
-Dios mío- dijo una de ellas¿Quién es Severus?
-Tu ahijada, Remus- respondió Snape, empujándola hacia él, ya que ella no se sostenía en pie.
-Cat- exclamó Remus envolviéndola en un abrazo, antes de que se desplomara sobre él
¿Qué le han hecho- preguntó el otro chico que estaba allí
-La capturaron hace dos meses y desde entonces la han estado torturando. Vamos Weasley, Lupin lleváosla de aquí. Por favor
-Ron- dijo Lupin con autoridad pasándole a Cat- ayúdala. Yo os cubro. Gracias Severus.
Snape corrió en dirección a las escaleras, mientras que Lupin, Ron y una medio inconsciente Cat salían por el boquete que habían hecho en la pared.
La casa era un caos, había un montón de miembros de la orden agrupados de dos en dos por la casa luchando contra los mortífagos.
-Lupin, Ron- gritó una voz- Voldemort se ha escapado. ¿qué lleváis ahí?
-Sirius, ahora no hay tiempo- respondió Lupin lanzando un conjuro bloqueador sobre uno de los mortífagos
-Cat- grito una voz de chica desde atrás corriendo veloz hacia ella.
-Hermione- respondió esta soltándose desesperada de los brazos de Ron, cogiendo a su amiga de los hombros¿Cómo esta¿Dónde esta,Dime algo Hermione
-Esta bien, tranquila.- Cat pareció perder las fuerzas de nuevo y fue sostenida por Hermione, cayendo las dos al suelo de rodillas. Hermione miraba a los demás preocupada, y rápidamente cambio de tema- Dos meses sin saber nada de ti
-Ya ves- respondió Cat recuperando la compostura- me dejé el espejo en el otro vestido de noche- respondió esta con una débil sonrisa señalando la túnica sucia y rota que llevaba puesta.
¿Qué te han hecho- preguntó Sirius
-SE PUEDE SABER QUE HACEÍS TODOS AHÍ PARADOS- exclamó una voz demasiado conocida para Cat, al menos en la entonación, porque se había vuelto mucho más grave- los mortífagos se han escapado- Alguien ha resultado herido- preguntó Harry al acercarse quedándose estático al ver quien estaba en el suelo.
Cat se estremeció cuando los ojos de Harry pasaron de sus pies descalzos y sucios, a sus rodillas llenas de arañazos y sus muslos llenos de moretones que ella intentó ocultar inútilmente tirando de su corta y raída túnica. Cosa que fue peor, porque había restos de sangre de la herida que tenía en el abdomen.
Harry se arrodillo delante de ella y la miro a los ojos. Tenía un labio hinchado y partido con sangre reseca, uno de sus ojos estaba amoratado y la marca de una mano surcaba su mejilla. El pelo de Cat estaba enredado, sucio, lleno de paja y sangre reseca de los golpes que le habían dado en la cabeza.
¿Quién te ha hecho esto?
-QUE HACEIS TODOS EN EL SUELO. LOS MORTÍFAGOS SE HAN ESCAPADO.
Albus Dumbledore llegaba seguido de Tonks, Kingsley, Mundungus, Bill, Charly, los gemelos y varios alumnos mas de sus años en Hogwarts, entre ellos Cho Chang. Todos se quedaron estáticos al ver a la persona que estaba en el suelo apoyada en Hermione.
-Oh, genial- replicó Cat con fastidio- Una reunión familiar. Que bonito
-Por favor deja el sarcasmo Cat- la reprendió Sirius
-Bueno. Os agradezco que hayáis irrumpido en la casa. Pero tengo trabajo y debo irme- empezó esta levantándose del suelo, cosa que no consiguió porque las piernas le fallaron y Harry tuvo que sostenerla.
-No puedes irte así- Harry le había puesto la mano sobre la herida del abdomen, por lo que Cat saltó empujándolo hacía atrás y volvió a desplomarse tomándose el lugar de la herida- tampoco es para que te pongas así, solo quería ayudarte
-Ya me has ayudado bastante, gracias.
-Si quiere quedarse aquí, que se quede- empezó Harry molesto- Vámonos. -Avanzó hasta Cho y tomándola de la cintura desaparecieron.
-Marchaos todos, yo hablaré con ella.- Con suaves Pops todos fueron desapareciendo- Vosotros también chicos- añadió dirigiéndose a Remus, Sirius, Ron y Hermione.
-Espera Hermione, habrá que avisarlos- Los presentes se las quedaron mirando
-Avisar a quien- preguntó Sirius
-No es de tu incumbencia- respondió Cat
-Soy tu padre
-Ja, eso es discutible
-Bueno- interrumpió Dumbledore- marchaos. -Los magos desaparecieron- Esta bien. Déjame ver eso- Dumbledore se arrodillo ante ella
-No es nada
-Una herida provocada por una maldición cruciatus no es poca cosa. Ven con nosotros al cuartel general y si quieres cuando estés curada te vuelves a marchar. Además necesito que me cuentes lo que ha pasado.
-Esta bien
Dumbledore atrajo con un movimiento de varita un viejo zapato que alguien había dejado olvidado allí. Conjuró un traslador "Ya sabes como funciona" le dijo a Cat.
Esta asintió y puso un dedo encima sintiendo el ya conocido tirón en el estomago. Cerró los ojos, estaba muy agotada
¿ Y Bien, se me ha ido la pinza, os ha gustado, espero muchos reviews muchos besos a todos.
