DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.
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CAPITULO 5: PRONGS (Cornamenta)
Los rayos del sol veraniego brillaban como hilos de oro, irrumpiendo en cada habitación de Hogwarts. En una, en especial, parecían disfrutar su entrada matutina. Reflejándose, como cada día, en los instrumentos plateados, formando extrañas figuras, colándose en los retratos, despertando a sus ocupantes. Las plumas de Fawkes aceptaban la calidez de los intrusos. Estirando las alas, el ave demostraba por que se decía que los fénix eran criaturas asombrosamente bellas.
Los centellantes ojos azules de Albus Dumbledore, parecían haber perdido esa cualidad. Cansado, viejo, derrotado y abatido, el jefe de La Orden del Fénix ya se había resignado a no dormir nuevamente. Desde la desaparición de Harry Potter, el sueño era un lujo para él. Ya no descansaba, pues las apenas tres o cuatro horas que lograba dormir, lo hacía intranquilamente.
El canto de su mas fiel compañero le ayudaba a encontrar armonía entre tantos pensamientos nefastos y preocupantes. Qué hacer cuando la esperanza del mundo mágico está extraviada en algún recóndito lugar, a merced del mas temible de los magos oscuros? Sus ojos se abrieron, desorbitados, al ver el titular de la Edición Matutina de El Profeta. Depositó algunas monedas en la bolsa que colgaba de la pata del animal y comenzó a leer.
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LA DESAPARICIóN DEL NIÑO QUE VIVIó"
Harry Potter, "el niño que vivió", se encuentra hoy con paradero desconocido, luego de abandonar a su familia en el mundo muggle, hace aproximadamente una semana. Nuestra fuente confirmó que se ha escapado por su propia voluntad, aunque son desconocidos los hechos que lo llevaron a tan drástica decisión.
Luego de los acontecimientos del pasado mes de junio en el Departamento de Misterios del Ministerio de la Magia, Harry Potter no ha tenido contacto alguno con el mundo mágico al que pertenece. Algunos amigos del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, nos han prestado sus testimonios.
"No me extraña su actitud –nos cuenta Blaise Zabini –Al finalizar el año escolar se lo podía ver mas extraño y silencioso que lo acostumbrado. Ni siquiera concurrió al banquete de despedida"
"En mi opinión –Pansy Parkinson es quien nos lo dice –no hay de que preocuparse. Lo único que busca es llamar la atención"
Lo único que queda por hacer, es mantener las esperanzas de que nuestro admirado Harry Potter esté a salvo de todo peligro.
(mas información: páginas 5 y 6)
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Lo que nos faltaba –dijo entre resoplidos el anciando al apoyarse en el respaldo de su silla –DOBBY!
Si Señor Director Dumbledore Señor, me llamó? –exclamó feliz el elfo doméstico al aparecer frente a él.
Si Dobby. Necesito que reúnas a todos los miembros de La Orden del Fénix en el Gran Salón lo antes posible.
A sus órdenes, Señor director, señor.
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El Caldero Chorreante estaba abarrotado de gente. Magos y Brujas de todas las edades llegaban con el periódico bajo el brazo, o en la mano, y conversaban sobre una noticia, aparentemente, importante. Mientras que Keith y Sophie, desayunaban sumergidos en su despreocupación, haciendo planes para el día que comenzaba.
Tom –lo llamó amablemente Sophie, mientras bebía su te –Qué es lo que sucede con toda esta gente?
Oh! Señorita Richards! Ustedes no han recibido El Profeta esta mañana, verdad?
De hecho –respondió Keith –Las vacaciones son mejores cuando no se leen las noticias.
Voy a prestarle mi edición, Señorita Richards –dijo Tom sin hacerle caso a Keith.
No entiendo que puede ser tan importante como para armar este alboroto.
No lo sé Keith –dijo Sophie seriamente –Y si es algo relacionado con Vo...Quien Tu Sabes?
Lo dudo. Habría aurors por todos lados.
Aquí tiene –dijo Tom entregándole el diario a la pelirroja –Le agradecería que me lo regresara luego.
Harry tomó el periódico de las manos del cantinero. Con despreocupación, dirigió sus ojos hacia la primera plana, mientras se llevaba la taza de té a la boca. Pero en cuanto leyó el gran titular, escupió la infusión de la sorpresa.
Qué es? –preguntó Keith asustado y, al ver que la chica no respondía, le arrebató el periódico, para quedarse con la boca abierta de par en par –Potter? –dijo con asco –Escapó? El muy estúpido no va a llegar al primero de septiembre con vida.
Por qué hablas así de él? –Preguntó Harry asombrado –No lo conoces, cierto? –Draco tuvo que negar –Yo no creo que todo lo que se dijo de él sea cierto. No creo que esté loco.
Tu tampoco lo conoces!
Lo sé. Pero no creo que su vida haya sido fácil –dijo Harry, dándose cuenta de que hablar de él mismo en tercera persona lo hacía todo mas fácil –Es huérfano desde pequeño, casi no conoció a sus padres, tuvo que vivir con muggles y lo persigue Quien Tu Sabes para matarlo. No me parece que sea "un niño con problemas que sólo busca llamar la atención con sus delirios de héroe", como decía Fudge.
Puede ser, nunca lo había pensado de esa forma –concedió Draco –Siempre lo vi, quiero decir, lo imaginé como un estúpido consentido.
Yo creo que si fuera un consentido, no lo habrían dejado con esos odiosos muggles.
Y tu cómo sabes que son odiosos?
Eh...bueno...yo... –el rostro de Harry se estaba sonrojando, al no encontrar una buena excusa para responder.
DEBÍ IMAGINARLO! –exclamó Draco –Una admiradora el "Adorable niño que vivió"! –se levantó y se internó en el Callejón Diagon.
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Sólo faltaba un miembro de La Orden del Fénix, pero nadie creía posible que se presente en la reunión. Según una carta que reposaba sobre la mesa, Voldemort había requerido la presencia de Severus Snape con suma urgencia. Sólo podía significar una cosa: ya conocía la desaparición de Harry Potter y, seguramente, estaba formulando un plan para encontrarlo antes que ellos.
Debatir, cuestionar, proponer. Actividades que no estaban dando sus frutos. Para ser sinceros, TODOS habían subestimado la inteligencia del chico, pues no tenían ni la más mínima idea de dónde buscarlo. Las lechuzas que le habían enviado regresaban al día siguiente sin haberlo encontrado. Ese comportamiento en las aves se producía sólo cuando el destinatario estaba muerto, pero ellos no se dejaban abatir por esas idea.
Ni siquiera Fawkes había logrado encontrarlo. Aunque Remus Lupin y Albus Dumbledore consideraban que, si las sospechas del anciano eran correctas, el chico estaba protegido. Ambos habían intentado comunicarse con ella, pero no recibieron respuesta, por lo que supusieron, ella no estaba en "su casa", y encontrarla fuera de allí era casi imposible.
Un cuervo negro hizo su aparición, interrumpiendo las voces de los miembros e La Orden del fénix. Con su vuelo amenazante y agresivo, se posó frente a Albus Dumbledore y estiró la pata, dejando ver un pergamino rojo, tan rojo como la sangre misma. El anciano tomó el mensaje y el ave emprendió vuelo, mientras el howler hacía sonar una voz siseante, temible, tenebrosa y fría, amplificada, para que se escuche en todo el Castillo.
"Mi querido Albus Dumbledore, el chico se te está escapando de las manos, verdad? No sabes la satisfacción que me ha dado huyendo de los muggles. Lo voy a encontrar Dumbledore, y me voy a divertir a TU costa por un largo período antes de que mueras. Ah! Me olvidaba, dile al licántropo que su amigo Pettigrew le manda su mas sentido pésame por la muerte de Black"
La risa fría, cruel y cargada de ironía de Voldemort culminó el mensaje, antes de que el pergamino se prenda fuego atomaticamente. Muy pocas personas habían escuchado su voz con anterioridad y todos, salvo Albus Dumbledore, temblaban de pies a cabeza, con el temor impreso en el rostro. A excepción de Lupin, cuya expresión se asemejaba a la ira, producida, seguramente, por la mención de Sirius Black.
Las puertas del Gran Salón se abrieron, haciendo que los miembros de La Orden empuñaran sus varitas inmediatamente. Varitas que fueron bajadas al ver los temblorosos cuerpos de Hermione Granger, Luna Lovegood, Neville Longbottom y Ron Weasley, cargando en sus brazos a su hermana Ginny, que se había desmayado al reconocer la voz de Tom Riddle.
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Por qué había reaccionado de ese modo? Eso estaba mas que claro. Él odiaba a Harry Potter. Lo que no podía entender era por qué. Keith no lo conocía, no tenía motivos para odiarlo. Por qué se había enojado así con él...o ella? Demasiadas preguntas sin respuestas, para un Harry Potter que se encontraba en un cuerpo prestado, sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared de la Heladería de Florean Fortescue.
Las lágrimas caían libremente por su rostro, mientras fumaba un cigarrillo que acababa de adquirir. Ni siquiera sabía por qué estaba fumando, pero el humo que entraba y salía de sus pulmones le daba una necesaria sensación de calidez. Aunque no era como lo que sentía cuando Keith lo calmaba en sus noches de pesadillas. El chico se había convertido en alguien sumamente importante y necesario para Harry. Era su amigo, su apoyo, su hermano mayor.
Se sentía una basura. Le estaba mintiendo. Keith creía que él era una mujer de 20 años, no un chico de 16. Cuando se enterara de la verdad lo iba a odiar y rechazar, aún mas de lo que lo aborrecía sin saber que Harry Potter y Sophie Richards eran una misma persona.
Draco Malfoy había regresado al Caldero Chorreante después de una hora, en la que aceptó que estaba celoso. Sophie adoraba al maldito Harry Potter, y él no era nada a comparación del "héroe del mundo mágico". Él era sólo un chico de quince años, que aún iba al colegio. No era Keith Magnus, no tenían la misma edad, no podían ser amigos basados en una mentira que pronto iba a terminar. Por primera vez había encontrado alguien que se interesaba en él sin importar su apellido, una amiga de verdad, una especie de hermana mayor, que lo cuide, pero también a quien cuidar.
Y ahora la había cagado. Había dejado que le gane un ataque de celos, le gritó y la abandonó, frente a toda esa gente que lo miraba de mala manera. Tom le había dicho que Sophie había pagado el desayuno y se había internado en el Callejón. Llevaba media hora buscándola, hasta que la vio, abrazándose las piernas flexionadas y la frente apoyada en las rodillas. No podía ver su rostro, pero esa cabellera la reconocería entre mil pelirrojos juntos. Se acercó con cuidado, decidido a guardarse su "orgullo Malfoy" y se arrodilló frente ella.
Sophie –la llamó tiernamente.
Vete. Busca a alguna otra idiota para agredir.
No Sophie. Yo...lo siento. Estaba...celoso.
Celoso? –preguntó Harry levantando el rostro.
No...no llores –Draco se maldijo a sí mismo mientras secaba sus lágrimas con el dorso de su mano derecha –perdóname por favor. No quise gritarte.
Si quisiste –dijo Harry mirando fijamente los ojos azules de Keith.
Ven –pidió Draco poniéndose de pie y ofreciéndole su mano para ayudarla.
Puedo sola, gracias.
Sophie, de verdad lo siento. No quise hacerte daño. No puedes comprender que fue un ataque de celos?
No tienes por qué ponerte celoso de alguien que no conocemos –respondió Harry intentando sonar duro, pero feliz, si Keith estaba celoso, significaba que su amistad era tan importante como para él, y podía haber una posibilidad de que no lo odie cuando le dijera la verdad –Ya te dije que eres mi único amigo aquí.
Ya lo se –Draco se pasó una mano por el cabello, reflejando sus nervios, nunca había hablado a corazón abierto y ahora iba a hacerlo –Mira...yo...no tengo hermanos ni muchos amigos. Y me gusta mucho nuestra relación, como si nos conocieramos de toda la vida, podemos contarnos todo, nos cuidamos mutuamente...
Los mejores amigos que pueden existir –dijo Harry con una sonrisa. –Mas cercanos a ser hermanos que amigos, verdad?
Me alegra que pensemos igual –dijo Draco abrazando a Sophie.
A mi también Keith.
Por qué hueles a tabaco? –preguntó Draco rompiendo el abrazo.
Me fumé un cigarrillo –fue la obvia respuesta de Harry.
Tu no fumas.
Necesitaba calmarme y fue lo primero que se me ocurrió.
Siento haberte hecho llorar –le dijo Draco al oído –Pero para recompensarte...hoy hacemos lo que tu desees y TODO corre por mi cuenta. Claro, no te propases.
Me ves cara de aprovechadora? Crees que voy a gastar todo tu dinero?
No! –dijo Draco inmediatamente.
Pues te equivocas entonces. Mis lágrimas son caras, Señor Magnus.
Entonces vamos a tener que ir a Gringott´s nuevamente –dijo Draco entre risas.
Era una broma.
Pero yo lo decía en serio. Ven, voy a hacerte un regalo.
Draco arrastró a Sophie hasta una tienda de túnicas que muy poca gente conocía. Sólo los magos acaudalados podían comprar las prendas que allí se encontraban, pues eran de materiales exquisitos, diseños exclusivos y altos precios.
Harry nunca fue una persona amante de las compras de vestimenta, pero a Keith parecía agradarle, por lo que se probó cada una de las túnicas que le alcanzaba la muchacha que atendía. Y se miraba al espejo, intentando encontrar la que más le gustaba, aunque no fuera a usarla después del primero de septiembre.
Después de una hora, aproximadamente, Draco pagó por la túnica y salieron de la tienda. Los dos amigos caminaron juntos hasta un restaurante y se sentaron a almorzar. Ambos habían decidido dejar de pensar en el futuro y dedicarse a sacar el mayor provecho posible a su tiempo juntos. Pero nada es para siempre, sobre todo tratándose de Harry Potter.
Una explosión en las afueras del restaurante llamó su atención. Horrorizados, vislumbraron, a través de los cristales del local, magos y brujas corriendo de un lado al otro, al grito de "mortífagos" y "dementores". Sin dudarlo, Harry empuñó su varita y corrió a su encuentro, con Draco Malfoy detrás suyo gritándole que regrese.
Al salir, Harry notó que el panorama era desastroso. Los dementores se estaban dando un verdadero "banquete" de alegría ajena, mientras los mortífagos que habían concurrido, los observaban divertidos a través de sus máscaras.
Su cuerpo se enfrió, helándose por dentro, haciéndolo caer de rodillas, mientras comenzaba a escuchar los gritos y súplicas de su madre dentro de su mente. Entonces decidió que era hora de ponerle fin a ese martirio y, recordando su reciente experiencia, apuntó a los tres dementores que se le acercaban, junto aire y fuerzas y conjuró su Patrono.
En el momento en que un precioso ciervo se formaba a partir de la luz plateada que emitía su varita, hizo su aparición La Orden del Fénix, a prestar apoyo a los aurors del Ministerio de la Magia. El ciervo plateado ahuyentó a los dementores de su alrededor y Harry le ordenó que aleje a otros dos que se acercaban a una niña de rizos dorados que lloraba encogida cerca de un cesto de basura.
Harry pensó que lo mejor era salir de allí, cuando vio a Remus Lupin y Albus Dumbledore buscándolo entre la gente, sin dejar de dar órdenes a sus propios Patronos. Demasiado tarde había reparado en que iban a reconocer su ciervo. Pero ellos no fueron los únicos, pues uno de los mortífagos se quitó la máscara, dejando ver un rostro nauseabundo, ojos rojos, dos orificios en lugar de nariz y labios inexistentes, en un cuerpo esquelético, pálido y frío como la muerte.
Dónde estás pequeño Harry? –preguntó Lord Voldemort audiblemente, provocando mas caos en el Callejón.
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VOLVÍ A SUBIRLO PORQUE SE VEÍA MUY MAL.
ESPERO QUE SE HAYAN SOLUCIONADO LOS PROBLEMAS.
BESOS
BARBY
